Esto es Zombieland. Bienvenidos

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Bienvenidos a los Estados Unidos de Zombieland. Continuamos con esta sección semanal de crítica cinematográfica departiendo sobre el debut del director Ruben Fleischer: una de zombis donde los no-muertos se convierten en una excusa argumental, más que en una verdadera amenaza.


Según escribo este texto me viene a la mente un concepto: mezcla de géneros. Bienvenidos a Zombieland es una road-movie, una buddy-movie, un thriller apocalíptico, un shot’em up, una comedia con tintes de gore y un romance. Todo en uno, señores, todo en uno…

Que el subgénero zombi (quizá deberíamos empezar a considerarlo género) está muy de moda, no lo puede negar nadie. Quizá incluso en mejor forma que las películas de vampiros, hombres lobo o demás monstruos. En esta ocasión no hay demasiada crítica social, como sí había de fondo en las películas clásicas de George A. Romero (incluso en la última y peor de todas ellas El diario de los muertos), aunque tampoco lo pretende.


Fleischer consigue prestar atención al desarrollo de todos los personajes (tampoco es complicado, son sólo cuatro), aunque en mayor medida a los dos personajes masculinos: Tallahasee (un genial Woody Harrelson que se nota que disfrutó con cada día de rodaje y hace que los espectadores disfrutemos con cada uno de sus planos) y Columbus (el entrañable freak Jesse Eisenberg que parece encasillado en este tipo de personajes, aunque hay que reconocer que lo hace bien). Su relación pasa de desconocidos a “colegas”, aunque en el fondo hay más una subtrama de aprendiz-maestro.


Lo que más llama la atención en este filme es el papel de los zombis, aparecen en contadas ocasiones y en ningún momento ponen en aprietos reales a los protagonistas. La lógica ha desaparecido, todo el mundo está en caos y cualquier cosa que encuentran en el camino puede ser utilizada como un arma contra sus atacantes caníbales. Son los villanos de la película, una plaga que no resulta nada más que eso, una molestia argumental a la que los héroes deben enfrentarse durante su periplo. Las formas de matarlos pasan de las más simples a las más creativas. Tallahasee es un verdadero especialista en acabar con muertos vivientes, es el mejor en su trabajo (aunque no consiga hacerse con el título de “matazombies” de la semana, ni encontrar su deseado bollito twinky).


Ahora que mencionamos a los zombis, debemos hacer hincapié en los créditos, algo espectacular. Desde la música utilizada a las imágenes, todo ello aderezado con las normas para la supervivencia (insertadas mezclando rótulos, tipografía e imagen) que cumple a rajatabla Columbus y que comienzan con mantenerse en forma (Regla 1: Cardio), mata y remata, ponerse siempre el cinturón de seguridad, viajar ligero, pegarse siempre a un tipo duro… y vigilar, especialmente, en el momento más vulnerable de todos: estando en el servicio… Son demenciales, divertidos y rodados con un ritmo muy acertado.


Lo mejor de la película, a parte de este momento inicial del que os hablo, es su impagable cameo. Muchas críticas en revistas, en webs especializadas y en programas de cine lo han cacareado hasta la saciedad. Supongo que la mayoría sabréis de qué actor se trata, aunque no seré yo el que desvele la sorpresa a los que aún no conozcan de qué hablo. Sí mencionaré, en cambio, el momentazo, el cuarteto protagonista (que completan Emma Stone como Wichita y Abigail Breslin como Little Rock) llega a Hollywood y se instalan en casa de este conocido actor, sin esperar, ni en sueños, que fueran a encontrárselo allí… Toda la secuencia es de risa. En este momento, en el cine, la gente reía a carcajadas y lo acompañaba con estupendos aplausos.


En definitiva, nos encontramos con una grata película de género fantástico con forma de comedia, más en el estilo de Supersalidos o Lío Embarazoso que en la línea de la genial Zombies Party (el humor paródico de ésta no se encuentra aquí). Una vuelta de tuerca que se agradece, no es más de lo mismo, aunque lo parezca. Un digno debut cinematográfico de su director y un digno ejemplo de cine de entretenimiento; una película que pide a gritos cerebros y una segunda parte. Los no-muertos se han levantado y caminan entre nosotros. Esperemos que sigan haciéndolo con tan “buena salud” como en esta ocasión. Sólo me queda daros de nuevo la bienvenida: “Bienvenidos a Zombieland”. Qué disfrutéis del viaje.


Nos leemos.

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Armin Tamzarian
Autor
24 enero, 2010 12:08

Posiblemente la película más divertida del año pasado, ese inicio con Form Whom the Bell Tolls de Metallica, Woody Harrelson pletórico, el cameo… todo es genial en esta cinta que puede gustar tanto a los fans de los zombies como a los que no lo son.

I´´m with a Skrull!
I´´m with a Skrull!
Lector
24 enero, 2010 12:43

Alguien ha jugado al Dead Rising? fue en lo que pense al ver el trailer de la pelicula.
La pelicula es entretenida, que ya es mucho decir, no se toma demasiado en serio, no es demasiado larga… no se, estuvo bien.

ricardo
ricardo
Lector
24 enero, 2010 13:08

A MI SE ME PASO VOLANDO,CUANDO QUISE DARME CUENTA YA HABIA ACABADO,MUY DIVERTIDA,Y LE DA 10 VUELTAS AL TOSTON DE SOLOMON KANE,Q SE ME HIZO ETERNA,YA SE Q SON TEMAS DIFERENTES,PERO UNA PELI DEBE ENTRETENER,NO HAY Q DARLE 1000 VUELTAS A LAS COSAS

Maesemediarock
Maesemediarock
24 enero, 2010 13:28

Es una mezcla del Dead rising y del left for dead 2, especialmente la fase del parque de atraccion y los payasos zombies.

La peli es muy divertida y el personaje de Harrelson es muy grande, el cameo tambien esta muy bien.

Me gusta que los creadores de esta peli los hayan fichado para una peli como Deadpool en la que los dialogos chorras y las frases lapidarias deben salir con rapidez, y la creacion de un personaje como Tallahasse da una idea de que lo haran bien tambien con Masacre.

Deadpool
Deadpool
Lector
24 enero, 2010 13:28

Muchos momentos bastantes divertidos…entre ellos

Aviso de Spoiler

 el cameo de Bill Murray 

Dicen que los guionistas de esta serán también los de la próxima película de Deadpool, esperemos que no nos defrauden

José Torralba
24 enero, 2010 13:31

La película es estupenda… muy fresca y divertida; genial para pasar un buen rato. Le sobra algún que otro momento moña, pero para pasarlo bien, desconectar, reírse bastante y no pensar mucho está muy lograda. Consigue su objetivo, vaya.

Por cierto, una pregunta: yo la película la vi en inglés… ¿algún alma caritativa puede decirme cómo se ha traducido la frase hecha «time to nut up or shut up» en la versión doblada al castellano?

rorschach
rorschach
24 enero, 2010 13:37

Pequeña decepción. Y mira que lo tenía todo. El empiece es lo mejor, luego ni Woody Harrelson termina de soltarse, ni los chavales transpiran una gota de carisma, ni los diálogos llegan a hacer esbozar una sonrisa, si no más de un bostezo. Y el cameo es soso a más no poder.

Para reírse con una de zombies: Doghouse. (no girls allowed)

José Torralba
24 enero, 2010 13:38

Hombre, para reírse con una de zombies, Shaun of the Dead (Diego usa la traducción española, Zombies Party) xD

Alberto benavente
24 enero, 2010 13:40

Es un humor diferente, Jose. Ambas están bien en lo suyo, si.

I´´m with a Skrull!
I´´m with a Skrull!
Lector
24 enero, 2010 13:42

Pues fijate que a Shaun of the Dead solo llegue a cogerle algun puntillo.

LoganConnor
24 enero, 2010 13:50
rorschach
rorschach
24 enero, 2010 14:06

Por cierto, en esa línea, pero sustituyendo los zombies por Aliens, del mismo director, para los que no la conozcan, Evil Aliens es una de las frikadas más divertidas que existen.

D. M
D. M
24 enero, 2010 16:06

Hombre, que gran pelicula, fresca, divertida, … ¡esto si es cine de entretenimiento! Y sin infulas de nada, no como otras repletas de colorines… Aunque si se le podria extrapolar un mensaje: en una sociedad donde se anula al individuo, solo aquellos que han persistido indivuales frente a lo que se le exigia son capaces de sobrevivir

Iván Martínez Hulin
24 enero, 2010 16:25

Divertida, sin más.

Como dijo la protagonista de cierto film: «Zombies, los odio».

Y yo odio amarlos. 😉

Saludos.

John Space
John Space
24 enero, 2010 16:40

«mensaje: en una sociedad donde se anula al individuo, solo aquellos que han persistido indivuales frente a lo que se le exigia son capaces de sobrevivir»
La irracional paranoia individualista americana, ésa que les impide tener un sistema de salud como corresponde a un país (al menos en teoría) civilizado. Otro punto negativo para la película, si es ése el mensaje.

menglo
menglo
Lector
24 enero, 2010 17:01

A mi lo que no me gusta es como acaba el cameo,pero la pelicula es muy divertida.
Eso si,mientras la veia pensaba,con esto se haria un videojuego estupendo¿No se ha hecho?

jorgenexo
jorgenexo
24 enero, 2010 17:35

Reconozco que con muy bajas expectativas pero cierta esperanza de que no se cumplieran… la peli me encantó: sus escenas de acción zombie, algunos de sus diálogos, los diferentes ritmos a los que se desarrolla, su desinterés por mantener premisa lógica alguna, sus personajes y su impagable cameo… Rara vez voy al cine con la intención de reirme dado que mi humor no suele coincidir con el del respetable, pero con esta peli, me reí me divertí y me quedé con las ganas de más.
Cine sin pretensiones pero con clase, un tipo de clase especial, pero con clase.

jorgenexo
jorgenexo
24 enero, 2010 17:40

Y, sin que venga a cuento, recominedo de todas todas «Up in the air»: para todos aquellos que justifican la ausencia total de originalidad de alguna peliculilla record de taquilla que hay por ahí afirmando que total ya está todo contado, una historia verdaderamente original en su planteamiento, con una perspectiva tan cínica de las relaciones humanas que da lugar a frases que deberían de ser ya antoloógicas. Up in the air, clásico instanténeo.
Cualquier usuario frecuente de aeropuertos se va a ver en esta peli, pero cualquiera que viva en nuestra sociedad con un mínimo de espíritu crítico respecto a las relaciones humanas, la va a gozar.
Menos mal que desde Hollywood nos llegan estos dulces de vez en cuando…

juan-man
juan-man
Lector
24 enero, 2010 21:02

Y yo te digo, jorgenexo, sin haberla visto aún (y le tengo muchas ganas) que seguro que la historia tampoco es nueva.

Tachuela
Tachuela
24 enero, 2010 21:17

«Up in the air» apunta maneras de ser una película bastante original, pero se acaba quedando en el típico conservadurismo americano del «cásate y sé feliz» de toda la vida. La idea en general es buena, tiene bastantes momentos, pero se deshincha.

Pero en cualquier caso, no soy de alabar argumentos de películas que realmente son adaptaciones. No le veo méritos a la película en ese aspecto, bien por el director por adaptar un libro tan original e ingenioso.

jorgenexo
jorgenexo
24 enero, 2010 22:37

Cierto que puede interpretarse en que la peli se queda en lo que comentas, Tachuela (si bien no estoy de acuerdo con tu interpretación, creo que el tema, como en Juno, va un tanto más allá), pero eso no evita la veracidad y genialidad de lo previamente comentado.
Y si alguien, juan-man me pone un ejemplo de una historia cuyo protagonista sea un profesional itinerante de poner personalmente a trabajadores de patitas en la calle o me convenza de que hay un precedente fílmico en el que se «inspira» la historia de «Up in the air» de forma clara, le doy gustoso uno de mis NO PREMIOs. Y tiene que ser verdaderamente similar, no algo meramente evocativo como El gran salto de los Coen. Aquçi hablamos de historia original, buen guión, buenas interpretaciones, buena narrativa, buena cámara… Una peli cojonuda si te gusta el cine tal y como lo entiendo yo, al menos.
POr cierto, ¿alguien ha visto La Cinta Blanca? Ya sé que se supone que es una de las pelis del año y tal y cual, pero esta tarde he estado viendo Funny Games con mi compañera para convencerla de ir a ver La Cinta Blanca y he obtenido el resultado opuesto. ¿Algún buen argumento para verla?

Andy
Andy
24 enero, 2010 22:37

La ultima pelicula de Romero es survival of the dead…y esa hace que la de Diary parezca una maravilla… -_-

juan-man
juan-man
Lector
24 enero, 2010 22:57

Hombre, jorgenexo, si defines así lo «verdaderamente similar», te podría retar a que me digas una película donde un ex-marine es reclutado por científicos para meterse en un cuerpo alienígena diseñado para su hermano gemelo fallecido, para así poderse integrar en un planeta extraño.

JPinto
JPinto
24 enero, 2010 22:58

esto es de las peores basuras que he visto, no resisti verla toda, no da risa, solo produce desprecio por ser tan mala mala mala

rorschach
rorschach
24 enero, 2010 23:10

A mí La Cinta Blanca me ha parecido un peliculón. Sólo en lo tocante a buena cámara ya merece la pena. Una peli que emociona más por el cómo que por el qué. Al menos a mí me ha tocado muy hondo la particular mirada de Haneke con un blanco y negro exquisito, de una belleza malsana y sobriedad a lo Bergman, pero (al menos para mí) mucho más interesante por lo directa. Gran cine.

Luego la peli es mucho más, claro.

José Torralba
25 enero, 2010 0:05

A mí La cinta blanca me parece una gran película a nivel formal… muy Bergman, como dice rorschach. Pero me ha parecido también muy tramposa a nivel ideológico. No comparto la opinión de que el mal del nazismo pueda ser explicado en términos tan sencillos, tan «causafectistas». Por supuesto en todo el asunto habría monstruos creados desde la cuna, ideales pervertidos por un fanatismo de corte conductual en la infancia. Pero lo cierto es que no deja de ser una explicación fácil que lleva a una típica y autojustificativa visión sobre los hechos históricos. La triste realidad es que la mayor parte de los implicados en el nazismo llevaron una vida perfectamente normal; no sufrieron abusos, no eran iletrados como sugiere El Lector. Eran personas normales y corrientes que, poco a poco, decidieron cruzar la línea y alejarse de ella cada vez más. Sin coartadas ni taras. El ser humano puede ser malo, puede mentir, robar, matar y exterminar… y no necesita haber sufrido penalidades para volverse así. Simplemente necesita poder hacerlo.

Respecto a Up in the air… a mí, sinceramente, me parece la prototípica película con mensaje crítico, centrada en la cotidianeidad de una persona relativamente alienada que poco a poco emprende un camino de autodescubrimiento. Y he visto decenas con el mismo esquema y siempre por estas fechas… todas pugnando por acaparar el premio al mejor guión original/adaptado, todas con un protagonista variando su registro «en estado de gracia» –las críticas siempre usan la misma frase hecha– que carga con el peso de la película y todas con los formalismos indies bien aprendidos (de Entre copas a A propósito de Schmidt, pasando por Flores rotas o Lost in translation). Luego, claro está, tenemos el tema de que el vehículo argumental escogido sea más o menos original (original no es, adapta una novela, pero seguimos), de que tenga buenas actuaciones y de que esté bien rodada.

En este caso, además, he de decir que para mí la película adolece de un claro bajón de ritmo hacia la mitad de su metraje. Tras la escena en la que Anna Kendrick despide a los trabajadores por videoconferencia estando en la sala de al lado, la película cae en picado que es cosa mala en cuanto a ritmo, y su subtexto calmo pero ciertamente subversivo se convierte en una historia propia de épocas navideñas: descubrir el valor de la amistad, la familia y el amor (aunque se trunque) como anclas que te sujetan a la vida y al mundo. Sinceramente no entiendo, jorgenexo, cómo un mensaje conservador tan bien travestido –sólo roto por su gatopardiano final– no te está haciendo echar espumarajos por la boca.

zape
Lector
25 enero, 2010 1:07

Michael Haneke, la mayor mentira del cine moderno de autor. Un director que utiliza como denuncia exactamente los mismos metodo morbosos y repugnates que pretende denunciar. Funny Games es un insulto que culpabiliza miserablemente al espectador mientras la direción pone en juego todos y cada uno de los trucos navajeros que tiena a mano para poner en liza nada menos que un torture porno con coartada arty. Cache es todavía peor. Personalmente y si habeís tenido el interés de ver/leer alguna entrevista suya es un personaje de un simplismo y un engreimiento parejos. Paradójicamente y para que se vean bien claros mis nulos principios, aún lo considero un director interesante y La cinta blanca un título muy apetecible.

zape
Lector
25 enero, 2010 1:09

Y si, lo del mal por las circunstancias, en fin…lo escalofriante del mal es su propia arbitrariedad, su gratuidad.

John Space
John Space
25 enero, 2010 1:17

?Y _La pianista_?

zape
Lector
25 enero, 2010 1:22

No la he visto (aún), así que ..me la imagino. Lo cual es siempre mucho peor. No creo que su directrices varién mucho, Haneke ha sido así de siempre. Se le puede aplicar aquella estrofa de Los Planetas, «lo que odio y lo que somos casi es igual».

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 11:57

Torralba: ummm, reconozco que mi apreciacio por «Up in the air» puede venir en buena medida por lo perfectamente que describe un tipo profesional que conozco muy bien: yo también he vivido bastante tiempo muy pegado a los aeropuertos y su descripción es clavada. Incluso conozco a fans de las tarjetas de fidelización, las zonas VIP, etc.

Aviso de Spoiler

Para mí el mensaje de la película no es tanto la exaltación de las formas relacionales tradicionales como una fuerte crítica a una forma de entender la vida en la que lo profesional prima totalmente sobre lo personal, donde profesión y vida privada son uno solo, una forma de vida volcada a la empresa  que además se entiende como un valor aspiracional. La vida queda tan constreñida que los objetivos vitales son tan absurdos como los que persigue el portagonista.

Y es que, por alternativo que pueda parecer, la soledad no es una buena compañera de viaje. Salvando las distancias, me ha recordado al final de «Into the wild», cuado el prota reconoce que conseguir un objetivo carece de sentido si no puedes compartir tu éxtio con alguien que te importe.

En fin, que entiendo que la peli pueda interpretarse como que la vida carece de sentido sin pareja e hijos, pero yo lo interpreto más como que el sinsentido se da cuando lo profesional fagocita tu vida, cuando se hace propio ese valor tan en boga de que una persona vale lo que vale su trabajo, cuando ser «una persona muy trabajadora» se convierte en el VALOR con mayúsculas (aunque sea un auténtico cabrón, la dsiculpa universal «parece mentira, con lo trabajador que era este hombre»). Porque el prota no es que no tenga familia y haya roto lazos con la suya: carece de relación alguna fuera de su entorno laboral. Su trabajo es su vida, y le encanta.

Y el personaje más tragicómico de la película, la jovencita inicialmente segura de sí mismo, para quien su objetivo profesional es clave pese a que sueña con ser la perfecta madre y esposa, refleja en mi opinión la verdadera crítica a las convenciones que a vosotros os parece que la película defiende: no sólo es vícitima de la miseria de la realidad de su trabajo, sino de su personal proyecto vital ideal, que se queda en nada por un simple SMS.

Vamos que la peli, de una forma bastante ligera, incluso simpática, no deja títere con cabeza. Pero ya te comento que quizás, por el contexto que refleja y mi familiarización con el mismo, me he dejado llevar.

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 12:00

Y lo de «Michael Haneke, la mayor mentira del cine moderno de autor», después de mi reciente revisión de Funny Games, no puede parecerme una frase más desacertada. En la entrevista adjunta al DVD, el mismo Haneke más claro no lo puede decir: si no te gusta, no te quedes a verla hasta el final (que es lo que hizo mi compañera).

Dicker
Dicker
Lector
25 enero, 2010 12:03

Zombieland es divertida.

Prueben a darle un tiento a Carriers (Infectados), no es de Zombis propiamente dicha, pero me gustó mucho, te deja un regusto raro en la boca….

John Space
John Space
25 enero, 2010 12:10

Zape, sobre La pianista, a lo mejor te interesa más leer el libro de Elfriede Jelinek, aunque por lo que me han contado igual te produce la misma sensación que su versión fílmica.

frankie frank
frankie frank
25 enero, 2010 12:38

El libro de Jelinek es mil veces mejor que la película. Es increible lo bien que escribe esta mujer, lo desasosegante, lo íntimo, lo contradictorio en todos y cada unos de los personajes etc Desde luego, de los últimos premios nobel, me parece el más merecido. Y que conste que la peli me gusta

José Torralba
25 enero, 2010 13:11

Jorgenexo, efectivamente es una crítica a eso pero…

Aviso de Spoiler

Igualmente te digo que la alternativa que parecen dar al asunto es el retorno a lo valores familiares más conservadores. Yo lo veo claro… Kendrick se vuelve infeliz porque su relación perfecta se quiebra y a partir de ahí (y sólo a partir de ahí) empieza a cuestionarse y a humanizarse porque ha visto el «lado duro de la vida» (la pérdida de su novio). Clooney tiene su catarsis tipo «estaba equivocado» cuando le da el sermón a su futuro cuñado y ve a su radiante hermana en el altar… cuando le despeja las dudas y, en lugar de decirle «el matrimonio es una mierda que te quitará tu libertad y te convertirá en un burgués anulado y con críos», le viene a decir que mejor vivir la vida en compañía (como si los amigos no fuesen compañía). Clooney se desengaña de su no-novia cuando se da cuenta de que ella ya tiene la vida perfecta y que él es solo un divertimento… que lo que quería construir con la Farmiga ella ya lo tiene y está radiante en su hogar.

Y al final, como no tiene qué demonios hacer, sigue con su vida –tampoco era tan infeliz, debió de pensar– pero se vuelve mejor persona y va repartiendo paz, amor y felicidad (que si las millas para la hermana, que si la carta de recomendación para la chavala). Como un jodido Papá Noel vaya… lo que yo te diga: es una película navideña intelectualmente digerible que, bajo una coartada crítica, pretende grabar a fuego que la solución a la deshumanización laboral es el modelo familiar de toda la vida. No estaría de más que a Clooney le pusieran en uno de sus vuelos un programa doble con American Beauty y Revolutionary Road xD

En definitiva, que para mí la sátira perfecta sobre la deshumanización laboral sigue siendo la Arcadia de Costa-Gavras; el thriller más atípico y más bien rodado que he visto en años.

José Torralba
25 enero, 2010 13:35

Respecto a Haneke y Funny Games… si para criticar algo te tienes que convertir en su máximo exponente algo está fallando en el proceso artístico que te lleva a hacer la película. Pretender a base de violencia insoportable provocar vergüenza en un espectador al que le atrae la violencia a dosis más digeribles es, antes que nada, una inyección de moralina que no le aguanto ni a mi padre; además, supone un ejercicio considerable de superioridad moral por parte de un cineasta que abandona la siempre reconfortante ambigüedad moral para intentar darme una lección maniquea; por otra parte, redunda en un filme patético y paupérrimo como producto conceptual (si explicitar la violencia ficcional es lo único que se le ocurre a un autor para criticarla debería reconsiderar su capacidad como creador); y, finalmente, supone todo un ejercicio contradictorio de cine como vehículo crítico. Porque, pensémoslo… si Haneke hace la película para avergonzar al espectador o para causarle una determinada reacción, sólo puede tener éxito si éste abandona la proyección; pero si efectivamente la abandona, su mensaje (y su obra) sólo le llegan parcialmente. Sólo el espectador que se quede –bien porque disfrute, bien porque quiera tragársela entera por intelectualismo mal entendido– tendrá acceso al mensaje… y el primero, como digo, la habrá disfrutado; el segundo habrá admitido que a veces la violencia extrema en el cine puede tener coartadas. Ya digo… moralmente impertinente, autoralmente ensoberbecida, creativamente tosca y conceptualmente contradictoria. Un primor este Haneke de Funny Games…

Tan o más simplón que en La cinta blanca, cuyo subtexto es aproximadamente el que sigue: entendamos y comprendamos a TODOS los pobrecitos nazis, que de niños sufrieron la estricta moral protestante y los abusos del caciquismo local y así salieron. Sintámonos aliviados, porque el mal tiene explicación y Haneke la ha expuesto estupendamente copiando –maravillosamente bien– a Bergman. Relajémonos, porque ahora todo tiene sentido. Tranquilicémonos, porque el hombre en verdad es bueno por naturaleza y sólo son las estructuras humanas las que lo pervierten.

Y mientras, Un profeta de Audiard, comiéndose por ahí los mocos. Con el PEDAZO de peliculón que es. Pero claro, los nazis y el holocausto en las academias de cine deben de ser como los monos en las portadas de los cómics. Si no, no le encuentro explicación, la verdad.

John Space
John Space
25 enero, 2010 13:57

Aquí tuvimos un caso similar, Ignacio F. Iquino, que en los 70 hacía películas con escenas de sexo lésbico para, en teoría, denunciar el sexo lésbico XDDD

Rolo
25 enero, 2010 14:04

Buenisima pelicula, hasta mi novia la disfruto y eso solo lo ha logrado Avatar

zape
Lector
25 enero, 2010 14:37

Vaya, Jose, te me has adelantado punto por punto. Incrible transmisión de pensamiento. Básicamente Funny Games solo es una película qeu triunfa en sus planteamientos si no la ves, ¿pero si no la ves de qué sirve?. Pero curiosaemnte es un film que si funciona bien como pieza de género, agobiante, angustiosa, emocionante, con escenas de suspense estupendamente dosificado y medido…pero claro, Haneke desprecia eso como cine menor para espectadores aborregados a los que encima pregunta directamente si quiere que siga y afirma que si lo hace es solo por culpa suya, para darles el gusto. Que el mismo sea un morboso impenitente y vocacional no tienen nada que ver. Este hombre es Lars Von Trier sin sentido del humor.
¡Iquino. madre mía! y su mítico «Aborto criminal». Director y peliculas ejemplo perfecto de facturador de engendros repugnantes, amarillistas y burdamente aleccionadores, con coartada moral.

John Space
John Space
25 enero, 2010 15:01

«Cuando irrumpió con Aborto criminal (1973) empezó a acuñar publicitariamente que hacía cine de autor. Iquino hizo de este slogan uno de sus ejes de marketing.» (Ángel Comas, «I.F.I. Sociedad Anónima, empresa cinematográfica y escuela de cineastas, y su artífice Ignacio F. Iquino»)

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 15:23

Lo siento, pero discrepo totalmente de vuestra percepción respecto a Funny Games: entiendo que a alguien le moleste que le llamen tonto a la cara (ojo, ojo que no quiero descalificar a nadie), que es lo que Haneke, pero alguien tiene que hacerlo. Vuestra postura me evoca a la de las amas de casa que odian a las feministas cuando éstas afirman que renunciando a su autonomía económica han renunciado a su libertad.
Y

Aviso de Spoiler

 Clooney no termina la peli anhelando el matrimonio perfecto, sino una compañera en la vida, que es algo muy diferente: de hecho, su hermana mayor está en una separación «de prueba» y que su hermana haya accedido a casarse con un pavo que a punto está de dejarla colcada en el altar poco bueno dice de tan sacrosanta institución. Clooney anhela tener algo más aparte de su aerotransportada via, relaciones humanas más allá del trabajao. Y Kendrik se deploma realmente cuando ve  la verdadera cara de su día a día laboral, cuando es consicente de que tiene que vender su alma para lograr el puesto de trabajo al que aspira: cuando le deja su novio vía SMS, se mama, echa un polvo y ya está. Es  una película que cuestiona, principalmente, el valor del trabajo en nuestra sociedad y lo que éste resta a aspecto más importantes y vitales para, si no llegar a la felicidad, al menos aparentarla un poco.
Los mejores momentos de la película (incluido el maravilloso y poerfectoi culo de la prota o de sus doble, da igual) y las mejores frases se dan, ciertamente, antes de la caída de Kendrik, pero no creo que el resto sea una loa ni al matrimonio, ni a la familia, simplemente a las pequeñas cosas de la vida.
Y lo de Revolutiobary Road lo puedo pasar, pero American Beauty, Lost in Traslation, Entre copas o Magnolia (esa no las citado, pero por si acaso) ni se tocan, tío. 

zape
Lector
25 enero, 2010 15:30

¿Eingg? No veo el paralelismo por ninguna parte. Lo que Haneke hace es un uso espúreo del género. Lo que da es exáctamente igual y usa armas todavía más rastreras que lo que pretende denunciar. Es un film absolutamente autocomplaciente y convencido hasta el hartazgo de su propía trascendencia. Le falta modestía y asumir sin prejucios su verdadera naturaleza de espectáculo morboso del horro, porqeu ahí funciona con una potencia espelúznante.

José Torralba
25 enero, 2010 15:43

No sigo el razonamiento de las feministas… tampoco entiendo la necesidad de lo que hace Haneke. O mejor dicho: podría entender la necesidad de que alguien denuncie la malsana atracción que la violencia descarnada ejerce sobre los espectadores; lo que no entiendo es que el vehículo para hacer eso sea la propia violencia descarnada rodada con ínfulas autorales y con el ego del que tiene excesiva conciencia de su importancia. De forma simplista además, porque ¿qué tipo de violencia denuncia Haneke? ¿La de las snuff movies (delictiva)? ¿la del torture porn (malsana)? ¿la del Telediario (a veces descriptiva, a veces gratuita)? ¿la de las películas de acción (catártica y palomitera)?

Lo digo porque la violencia, como el sexo, puede adoptar muchas formas… está el erotismo como concepto, el erotismo como entretenimiento, la pornografía suave, la pornografía dura, las películas que asemejan violaciones o las películas que ruedan violaciones reales. No es lo mismo El imperio de los sentidos, El último tango en París, 2046, Demonlover, Pornochachas 4 (ignoro si existe) o Violaciones reales online (ignoro si existe). Y tampoco entendería el acierto –sólo entendería la ceguera maniquea– de alguien que rodara Irrevesible para criticar a los que disfrutan con Instinto básico. O alguien que rodara una violación en toda regla, recreándose en ella y arrojándosela a los espectadores a la cara como si a la mayor parte de los espectadores les gustase eso. Más que nada porque, si alguien efectivamente se recrea con ella, probablemente la considerará suave para lo que está acostumbrado a ver.

José Torralba
25 enero, 2010 15:54

En definitiva… la postura de Haneke parece ser la de aquel iluminado que me dice a la cara que por gustarme determinado tipo de violencia cinéfila soy un psicópata en el peor de los casos o un voyeur malsano encubierto en el mejor de ellos. Y que para hacerme tomar conciencia del tema (alucino con la «voluntad didáctica» de algunos) me va a dar violencia pura, destilada y sin coartadas para después decirme «¿te gusta esto, eh, eh, maldito voyeur? Sopórtalo como penitencia por tus pecados». Y que para rematar me va a decir «¿ves, deleznable burgués? mi película es una POM porque te he hecho recapacitar con mis mil y una salvajadas rodadas como sólo las puede rodar un Autor, y sacarte de tu mundo perfecto es algo que sólo lo puede hacer un Autor como yo». Y eso, simplemente, me parece tosco, simple y con una moralina encubierta de lo más soberbia. Si no soporto las recomendaciones de cierto tipo de católicos que parecen querer salvar mi alma cuando me hablan de Dios y del pecado, tampoco soporto las recomendaciones de aquéllos que se creen que van a hacerme tragar el catecismo de lo políticamente correcto por la vía rápida y sin espacio para los grises morales. Cine con mensaje, sí; cine como adoctrinamiento, no.

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 16:17

Pues qué quieres que te diga, un Funny Games con temática porno estaría bien: llega un fontanero a casa, le recibe una señorita, mientras la señorita ve la tele o lee un libro, el fontanero arregla el grifo y se pira. O cuatro pandilleros asaltan a una chica en un callejón y tras apalearla e intentar violarla, la matan accidentalmente. O un señor calvo y barrigón se acuesta con una señora bajita y rolliza y eyacula a los dos segundos. ¿Por que no? Haneke presenta la violencia fílmica con total sinceridad, asemejándola a la realidad: ¿que los perros son sagrados? Fuera perro. ¿Que los niños ni se tocan? Fuera niño ¿Que al final siempre hay una salida para las víctimas? Pues parece que sí (aplausos…) pero va a ser que no. ¿Que siempre hay un recurso mediante el que el bueno sale del paso y los malos pagan? Pues… no.
Yo soy el primero que ha visto decenas de veces La jungal de cristal y la gozo como un enano, pero soy consciente de que este tipo de películas trivializa la violencia hasta el punto de que resulta irreal. Pero la violencia, el mal, es real, está tras la próxima esquina y la violencia que nos muestra habitualmente el cine es una violencia desnaturalizada, falsa, cómica. Para mí Haneke nos está diciendo eso: os sobreexponen a violencia ficticia para que consideréis que la real es también ficción, para que olvidéis lo terrible que es la violencia real, en estado puro (es decir, majetes, sois más tontos que pichote, lo habéis sido toda la puta vida y más clarito que a través de mi Funny Games no lo puedo decir). Como reacción a tal expresión por parte de Haneke, nos rebelamos y cuestionamos su peli por pretenciosa, obvia, incluso violenta (¿cómo podría no serlo?). Antes que reconocer que participáis en el juego que denuncia magistralmente Haneke, le criticáis (y estáis en vuestro derecho, lo entiendo perfectamente).
Las mujeres que detestan a las feministas lo hacen básicamente por lo mismo: a nadie le gusta que le llamen tonto a la puta cara y menos cuando te lo llaman con toda la razón del mundo. No sé, me ha parecido un paralelismo de lo más acertado.

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 16:20

En fin Torralba, que yo veo en Funny Games exactamente lo contrario que tú, una vacuna contra el adoctrinamiento, aquél que aleja al indivuo de la crueldad de la ivda restando credibilidad a la misma, invalidándola con imágenes y situaciones que de puro espectaculares no son tomadas en serio. Y ya te digo que yo soy el primero en reconocer que me encantan dichas escenas, pero no tengo más remedio que darle la razón a Haneke y a su mando a distancia.

John Space
John Space
25 enero, 2010 16:20

?Y un _Funny games_ sin escenas violentas? ?Se podría hacer?

I´m with a Skrull!
Lector
25 enero, 2010 16:27

Hablando de peliculas de sexo explicito y violaciones, alguno habeis visto «Follame»(Baise-Moi)? y no, ni va con segundas ni todo eso.

zape
Lector
25 enero, 2010 16:34

Pero jogenexo, fíjate en la sutileza de la manipulación (más allá de que lo que dices de la transgresión es puramente falso), la violencia que ejercen los dos muchachos torturadores se mantiene púdicamente en off visual (lo que también es un recurso muy inteligente para potenciar la angustia, por cierto), pero la escena del

Aviso de Spoiler

escopetazo por parte de la mujer

se muestra con todo detalle y frontalmente porque supone una liberación para el espectador. Luego está qeu esta violencia sea real, en fin… es una pelícual, es decir es tan ficción como cualquier otra y mucho menos verista que otras formas.
Títulos como El justiciero de la ciudad con ese Bronson dirigido por Winner me parecen mucho más honesto dentro de su viscosa ambigüedad ideológica. Haneke se inscriben en esa corriente autoral que desprecia el género por que no entiende sus complejidades y únicamente pretende colocarse por encima del material que tiene entre manos. E insisto en que es una lástima su falta total de modestia porque sabe planificar y transmitir perversidad, pero claro…dentro de unos parámetros absolutamente envanecidos.
Lo que he podidi ver/intuir de La cinta blanca, me ha dado la impresión de ejercicio formalistra puramente manieriesta (en su sentido literal de «a la maniera de»), un Wolf Rilla meets Dreyer cargado de ínfulas simbólico-metafóricas.

zape
Lector
25 enero, 2010 16:40

Fóllame es un tontería como un piano. Una especie de regreso pacato/moralista (que no moral) al cine-escándalo de los 70 con su manera de revolcarse vilmente en la sordidez. En el mejor de los caso, parece una película amateur.
Si alguién está interesado en un porno distinto, solo puedo recomendar El diablo en la señorita Jones del pionero Gerard Damiano, un film escalofriante, pesimista y doloroso (casi aprece un Schrader goes porno) que recuerda un tiempo en el qeu la pornografía era algo más que bombeo gimnástico.

José Torralba
25 enero, 2010 16:41

Ya… y Haneke me cuenta esa fruslería evidente a ritmo arty como si Perros de paja o Taxi Driver –por ejemplo– jamás hubieran existido. Y lo hace en tono aleccionador además. Y constituyendo la máxima expresión de lo que critica además. ¿Que cierto tipo de cine de evasión trivializa la violencia? Pues sí… al igual que trivializa el sexo, el amor, el terror, la ciencia, la guerra y mil y un cosas más. No me imagino a Coppola rodando Apocalypse now sólo para decirme que Los cañones de Navarone no expone la crudeza real de la guerra, y que corro el riesgo de trivializar los conflictos bélicos y de que mi corta mente piense que todos los soldados que fueron a la II Guerra Mundial o a Vietnam eran como el jodido Gregory Peck.

El problema de Haneke es que se cree todo un genio necesario por decirme que La jungla de cristal trivializa la violencia y que la violencia es otra cosa, que la violencia real es la suya (aunque también la exagere para que la «comprenda mejor»; sencillo, sencillito y en papillita para el nene). Su problema, en definitiva, es que me toma por un tonto cuando no lo soy… que cree que todo burgués acomodado de clase media e intereses culturales desarrollados (porque ése es el público objetivo de su película) necesita un revulsivo que le haga darse cuenta de «la realidad». Y el problema de su película es que está rodada como si ella solita cargara con la responsabilidad de «quitarme la gran venda que tengo puesta». Si en tu frase «majetes, sois más tontos que pichote, lo habéis sido toda la puta vida y más clarito que a través de mi Funny Games no os lo puedo decir» sustituyes «tontos» por «pecadores» te darás cuenta de que estás reaccionando positivamente ante un producto burdamente aleccionador que si proviniera de otras instancias estarías vomitando.

Y respecto a la analogía con el discurso feminista, que ahora he entendido… pues bien, pues vale, pues de acuerdo… pero una aproximación que diga «oh, amas de casa, sois tontas porque habéis renunciado a la autonomía» sin tener en cuenta que puede haber amas de casa que digan «oh gilipollas feminista, yo estoy divinamente a mis cosas y no necesito el espejismo de la autorrealización laboral» me parece burda, sesgada y muy tosca. Como toda aproximación que pretenda decir, en definitiva eso de «yo tengo la verdad, pobre incauto… déjate iluminar por mí». Y más, si cabe, si intenta darme la medicina de forma tan pueril, incoherente y autoconsciente como Funny Games.

José Torralba
25 enero, 2010 16:52

En otro orden de cosas, jorgenexo, no entiendo que no mantengas esas posturas cuando hablamos de diálogos Occidente-Resto del mundo (te he oído mil veces que no somos nadie para darle lecciones de progreso a nadie) y que sí la mantengas cuando, dentro de Occidente, alguien pretende dar pueriles lecciones morales a los demás. Es decir; decirle a un indio del Amazonas que nuestra sociedad es mejor porque tenemos agua corriente es un radical ejercicio de etnocentrismo que niega la posibilidad de que el indio sea de lo más feliz con sus costumbres –postura que defiendo, por cierto– pero decirle a un ama de casa que puede ser perfectamente feliz que es una tonta dependiente o al consumidor de productos de acción que es un inconsciente de lo que es la verdadera violencia… eso no. Y si lo cuestionamos es que no reconocemos que participamos de tan magistrales postulados.

zape
Lector
25 enero, 2010 16:59

Como no tengo verguenza ni la conozco: Death Wish

John Space
John Space
25 enero, 2010 17:02

«decirme que Los cañones de Navarone no expone la crudeza real de la guerra, y que corro el riesgo de trivializar los conflictos bélicos»
Bueno, José, a lo mejor es que un mensaje así está en realidad dirigido a los jóvenes, no a los adultos, que ya sabemos eso. Aunque ignoro si un chaval aficionado a las películas violentas que decidiera ver Funny games entendería el mensaje de Haneke

John Space
John Space
25 enero, 2010 17:06

Zape, tiro (no pun intended) otra vez de biblioteca, esta vez de _Yo soy la Ley: videoguía de justicieros urbanos_:
«Basada en la novela Death Wish de Brian Garfield, El justiciero de la ciudad supuso una manipulación del original, ya que, según apuntan todas las referencias consultadas, de la lectura del texto de Garfield se desprende que la existencia de un justiciero no sería la solución del problema, sino una extensión del propio problema.»

José Torralba
25 enero, 2010 17:10

Si Haneke pensaba que el público potencial de su cinta eran los chavales aficionados a las películas violentas me reiría de él aún más, porque yo lo que ignoro –más bien lo dudo– es si algún chaval aficionado a las películas violentas habrá visto Funny Games. Probablemente, si la alquiló por error, la paró en cuanto vio a Ulrich Mühe jugar con su hijo a identificar piezas clásicas y se puso Ong Bak 2, para no dormirse antes de tomarse la pizza.

zape
Lector
25 enero, 2010 17:17

Cierto, John, el cambio es muy similar al operadro en Acorralado con respecto a Primera sangre. Básicamente el protagonista termina muerto. Ambas adaptaciones manipulan sibilinamente el original, y en el caso de Death Wish creo que ese cambio vuelve todo mucho más turbio y sugerente, pero también más resbaladizo y afilado. Es definitivamente un film con más cosas dentro de las que se le suelen conceder, hasta que punto estas son logros originales, involuntarios o lecturas qeu da la perspective histórica. En todo caso es una película que retrata en bruto un tiempo y un momento social determinado y lo hace con la misma ambiguedad que se vivia.
espero que esta película sea revisada por qeu sus secuelas y exploits la han perjudicado mucho.
Salvando todas las distancias podría ser un caso similar al de Harry el Sucio, tachada alegremente de fascistoide en su día y con algún corto de vista que todavía hoy mantiene estos planteamientos (los hay que los sostiene incluso con respecto a Centauros del desierto, confundiendo lamentablemente a su personaje central con su discurso general).

zape
Lector
25 enero, 2010 17:20

Por cierto, otra cosa que me toca la moral de Funny Games. Haneke tiene la caradura de enfrentar el (buen) gusto clásico con el (mal) gusto moderno y para ello tiene los santos cojones de utilizar a un genio como John Zorn.

John Space
John Space
25 enero, 2010 17:23

En cualquier caso, el cine gore sigue siendo un asco y carece de mérito.

John Space
John Space
25 enero, 2010 17:27

«Harry el Sucio, tachada alegremente de fascistoide en su día y con algún corto de vista que todavía hoy mantiene estos planteamientos»
Hombre, socialdemócrata tampoco es; ni precisamente una adaptación de Mankell 😀
Y sobre la productora de las de Bronson, Cannon… bueno, cuando eres chaval, te hacen gracia las de Chuck Norris, pero después difícilmente lamentas que terminara devorada por la era de los blockbusters. Por cierto, adivina por qué uno de los Globus se cambió el apellido a Golan…

José Torralba
25 enero, 2010 17:34

John, pues precisamente en la segunda parte –Harry, el fuerte– oponen al personaje a un colectivo de policías que sí es fascistoide para que se vea bien la diferencia: mientras que uno actúa en base a un código moral o de honor, si me apuras, siendo plenamente consciente de estar saltándose las normas –lo hace por una determinada coyuntura y no tendría reparos en someterse al juicio del sistema por haberlo hecho– los otros creen firmemente en la necesidad de crear normas nuevas.

Ésa es la diferencia entre el vigilantismo y el fascismo: el primero valora la justicia del sistema pero cree que a veces se impone traspasar la línea por un bien mayor o por pura catarsis vengativa (dilema que es, por otra parte, necesario para desarrollar el conflicto moral del personaje y para establecer empatía con el espectador); el segundo cree que el sistema es incompetente y que una mano dura institucionalizada y sin garantías podría y debería sustituirlo (si erigiéramos a fascistas como protagonistas, no habría tales dilemas ni tampoco los espectadores empatizarían con alguien a quien percibirían como villano).

José Torralba
25 enero, 2010 17:45

De hecho, y excepto pinceladas, la adscripción de los productos actuales de corte «vigilantista» a una determinada visión política de las cosas es algo espurio; creado desde fuera por una clase política que capitaliza aquello que cree que da la razón a sus postulados. Así, por ejemplo, la Jodie Foster de La extraña que hay en ti o el Michael Caine de Harry Brown son seres apolíticos, y los metrajes de los que son protagonistas pueden tener contenido social, pero no político. Si fueran emblemas fascistas sí que serían personajes netamente políticos.

zape
Lector
25 enero, 2010 17:47

Pues eso, la justicia y al ley no tienen porque ir en la misma dirección. En ese sentido Impacto súbito, que es la única dirigida por Eastwood, resulta muy interesante con harry debatiendose entre capturar a una joven que está en plena venganza contra los violadores y asesinos de su hermana, o dejarla actura hasta el fianl aceptando el peso moral de semejante decisión.
El Harry de Siegel/Eastwood, es como siempre en su cine un individualista y como siempre en la mitopoética americana, aquel que refuerza la comunidad teniendo obligatoriamente que estar fuera de ella. Esto es algo que cuesta entender bastante desde la óptica europea y la razón de que por  ejemplo, el western siempre haya estado tan malinterpretado o se despachhe sin más ni más.

John Space
John Space
25 enero, 2010 17:48

Torralba, sin embargo Harry el fuerte fue escrita por Milius y Cimino, dos ultracons; lo que resulta curioso.

John Space
John Space
25 enero, 2010 17:51

Tranquilo, zape; algún día Europa se convertirá en una copia de EEUU, tal y como van las cosas…

zape
Lector
25 enero, 2010 17:58

Las cosas nunca son tan simples con Estados Unidos, John, nunca…
Y desde luego que Cimino y Milius sean neocons (¿admiten transexuales ahí?) sería cosa de discutirlo. En cualquier caso esos títulos deben verse en su contexto setentero y no al calor de la política y la coyuntura actual que es otra muy diferente.
Cimino hizo La puerta del cielo que es cualquier cosa menos acomodaticia y conservadora, y Milius cuenta con cosas como El viento y el león o Adios al Rey, amén de ser el guionista de algo tan poco sospechoso com Apocalipsis Now (y si, también Amanecer rojo, que no hay por donde cogerla).
Y desde luego en materia sociocultural pocos paises habrán refelxionado con tal profundida, complejidad y crudeza sobre su propía esencia y construcción (a todos los niveles) como Estados Unidos. No seamos catetos.

John Space
John Space
25 enero, 2010 18:05

Catetos no somos; pero sí desconfiamos un poco de EEUU, como ex-ciudadanos del siglo XX. Y me quedo con Susan Sontag a la hora de oír a americanos hablando de su país.

zape
Lector
25 enero, 2010 18:06

En fin, yo siempre preferiré a John Ford.

John Space
John Space
25 enero, 2010 19:01

Que era irlandés 😉

Irlanudio
Irlanudio
25 enero, 2010 19:19

Irlandés… nacido y criado en Estados Unidos -de dónde era nacional-.

De padres irlandeses que transmitirían importante -e influyente- parte de la cultura de la Isla, pero… Los padres de Sontang eran judíos, de los pocos más celosos con su cultura y tradición que los irlandeses.

Además, en el siglo XIX -cuando nació Ford- ser americano era, en genuinamente, ser hijo o nieto de inmigrandes.

Armin Tamzarian
Autor
25 enero, 2010 19:22

Quién iba a decir que en un tema sonre Zombieland se iba a desgranar la obra de Haneke.

Señor muy incoformista, harto inteligente y muy crítico que lanza necesarios escopetazos al rostro de la falsa moral, pero no siempre anda acertado.

Me gustan mucho Funny Games, La Pianista y Caché pero en todas ellas siempre hay algo que me fascina (su valentía, su visión géilida y analítica) y otros detalles que me producen rechazo (su distanciamiento, sus ínfulas superioridad intelectual)

Sputnik
Sputnik
Lector
25 enero, 2010 19:33

«Milius cuenta con cosas como El viento y el león o Adios al Rey, amén de ser el guionista de algo tan poco sospechoso com Apocalipsis Now (y si, también Amanecer rojo, que no hay por donde cogerla).»

Apocalypse Now, que fue reescrita por Coppola porque el guión original era una oda a «ser más macho que un personaje de Frank Miller comiendo testículos de tiburón». De Cimino ni idea, pero Millius es, COMO MÍNIMO, neocon.
Lo cual da una idea de por qué le salió como le salió Conan: a la épica heroica siempre le viene bien algo de «fascismo bien entendido», como dicen los de Vicisitud y Sordidez.

Claro que, si la épica se identifica con el fascismo, yo diría que es porque en su momento éstos fueron tan listos (y a la vez tan ingenuos) de adoptar las normas de los relatos épicos a su propio ideario (lo cual sería como si una sociación de maltratadores de lobos tomasen «Caperucita Roja» como emblema y basasen su programa en ese relato), y la izquierda tan estúpida o tan poco espabilada de dejarles apropiarse del relato épico, asimilando así que épica=fascismo (lo cual es como decir que caperucita roja=apología del maltrato animal, porque una asociación de colgados la ha tomado como emblema). Y parece que si la acción de la épica transcurre en un marco distinto al de nuestra era se libra más fácilmente del sanbenito de ultraderechista más fácilmente que aquéllas que transcurren en el democrático siglo XX-XXI.

John Space
John Space
25 enero, 2010 19:45

Esa jodida Ilustración… Qué ganas de que vuelvan los godos y devuelvan las cosas a su estado natural.

Sputnik
Sputnik
Lector
25 enero, 2010 20:00

Yo soy más de suevos.

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 21:41

Pues yo de valones.
Dita sea: definitvamente voy a hacer que me despidan para poder estar todo el día conectado a Zona Negativa. No hay forma de seguir el interesante (e insospechable en su itinerario) hilo de los debates si no puedes conectarte al menos cada 60-90 minutos. Cuando un post x empieza a derivar y derivar y las intervenciones se mantienen dentro de un tono plenamente respetuoso, pese a la disparidad de opiniones y pese a vuestrsas habitualmente tan erradas observaciones y valoraciones (jamás uso emoticones), disfruto tanto…
Zape: Haneke en Funny Games no sólo saca de cuadro las escenas físicamente más violentas (no así las emocionales) con lo que pone de manifiesto su innecesariedad para comunicar brutalidad, sino que tiene los huevos de no reflejar en cámara la desnudez a la que se ve obligada la protagonista, con lo que no conforme con darnos un bofetón por recrearnos en la violencia gratuita, nos calienta la otra mejilla por el morboso pajillero miraculos que todos llevamos dentro (y si no que se lo digan al 99% de las producciones patrias y no sólo de los tiempos del destape).
Y, Torralba, que tú no necesites el mensaje que compone Haneke no quiere decir que dicho mensaje no sea menos necesario. Dicho lo cual, tampoco creo que su mensaje influyera especialmente en la forma de hacer cine: dos años después se hizo Matrix, donde la violencia extrema y preciosista se desarrolla en un entorno, además, virtual. Y a mí me mola Matrix como al que más, te lo garantizo.
Y, por último, sé que hay muchas amas de casa que dicen “oh gilipollas feminista, yo estoy divinamente a mis cosas y no necesito el espejismo de la autorrealización laboral», y no te voy a decir que cuenten con mi más hondo desprecio, pero no me merecen excesivo respeto, ni siquiera cuando el fiera con el que vive les demuestra a las claras la nulidad de seres humanos en los que se han convertido. Comparar la desidia manifestada por las mujeres de nuestro entorno que se aferran a la seguridad que les confiere su situación de dependencia con el postcolonialismo me parece, cuanto menos, inapropiado. Y, ojo, que tampoco te creas que soy un firme defensor del no intervencionismo, no tengo una postura tan definida al respecto como pareces haber deducido de alguna de mis entradas. Que una cosa es integrar a una cultura ajena en nuestra vorágine capitalista y otra muy diferente hacer negocios como si nada con países cuyas culturas justifican la tortura, el racismo, la homofobia, el más acendrado machismo… Aunque tampoco soy partidario de la imposición forzosa de pautas sociales (que, realmente, rara vez tiene éxito). Quizás sí de financiar y apoyar indirectamente grupos disidentes con probabilidades de llegar al poder y cambiar las cosas… Ummm, estoy hecho un pequeño Nixon, y yo sin saberlo… No, en serio, Torralba, no tengo una postura clara respecto a ese tema, no sé de dónde has deducido un posicionamiento tan claro por mi parte al respecto, tengo serias dudas. Todo depende de cómo se haga y con qué fines se haga. A veces hay que obligar al pueblo a que sea libre, pese a que la libertad no sea plato del gusto de todos, ¿no?

zape
Lector
25 enero, 2010 21:48

Desde luego la deriva de Milius es como poco sospechosa, aunque últimamente ha estado metido nada menos que en Roma, que oye, no estaba nada mal.
Coppola cambió mucho, ciertamente, especialmente un final que acababa en una orgía de tiros con el personaje de Sheen (que a aquellas alturas sería el de Keitel, supongo) disparando enloquecido contra su propio ejercito que bombardeaba la guarida de Kurtz. Ese fogoso final y principio corresponde a lo que quedó de lo que hubiese sido la escena.
Por lo demás, guión, guión… tampoco se puede decir que existiesa, en todo caso armazón argumental y demencia pura. ¿Qué hubiese salido si el director original, esto es George Lucas, la hubiese filmado?, hay que tener en cuenta que Lucas era otra clase de cineasta en aquel tiempo pre-Star Wars. Admitido por todos sus compañeros de promoción como el más experimental del grupo.
En fin…sobre Milius digo lo mismo: la América de los 70 y sus ideologias no son las de ahora y no se pueden comparar. En todo caso este hombre deja para los restos una obra maestra como Dillinger, que no es poco dejar.

John Space
John Space
25 enero, 2010 21:49

Jorgenexo, usa Opera, o RSSOwl, y suscríbete a los feeds si eso ayuda.

Y ahora, una pregunta sobre la épica: ?Philip Marlowe es un héroe épico? Los samurais y nobles de las películas de Kurosawa, ?cuentan como tales, aunque sus historias sean tragedias?

zape
Lector
25 enero, 2010 21:54

Pero jogenexo, es el propio Haneke el que se recrea en la violencia gratuita y arbitraria con la coartada moralista y repulsiva de culpabilizar al espectador (al que no tiene inconveniente en dar un escape emocional haciendole partícipe de la violencia cata´rquica y vengadora qeu si se visualiza), proponiendo encima un juego de falsa interactividad ficcional. Un juego que solo funciona correctamente si la película no se ve.

zape
Lector
25 enero, 2010 22:01

Marlow no puede ser un héroe épico porque es un cínico. En todo caso es un héroe sobrepuesto a su propio desencanto, un anti-épico. La épica, para ser pura debe de ser ingenua.
Además hay cierto error de concepto sobre la épica. La épica es un género codificado, pero la aventura y más la aventura grandiosa ha terminado por ser tomada por épica, aunque obligatoriamente no lo sea.
Los samurai de Kurosawa son épicos por que son ejemplares, representan una altura moral deseable, una nobleza de espíritu que será el espejo donde mirarse. Son por tanto héroes épicos, y la tragedia es por otra parte connatural al héroe (y más desde la visión japonesa de la tensión entre deber y voluntad), de hecho apra qeu este obtenga la categoría de mito o de leyenda debe obligatoriamente de morir tragicamente (y mejor si lo hace joven).

zape
Lector
25 enero, 2010 22:03

Perdón por la paliza: algo de mi Marlowe preferido

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 22:08

Nah, gracias por el consejo, Sapce, pero o estoy o no estoy. Y Marlow en sí mismo no es épico, pese a que puedan estar a la altura de la épica, por su trascendencia e intensidad, algunas de sus frase, observaciones, actitudes, resoluciones y conclusiones, pero el cinismo y la épica, en mi opinión, no son muy buenos compañeros: la épica para ser tal necesita de cierta «inocencia», de ausencia de prejuicios, de un objetivo presuntamente mayor que los individuos que lo persiguen.
Ran, sin embargó, es épica pura: minutos de ejércitos desfilando frente a la cámara enarbolando sus coloristas estandartes, gloriosa estupidez. John Wayne es épico en casi todos sus personajes (Homérico, que decía el bueno de Michaleen Flynn… ay, hace tiempo que no la veo, hay que corregir esto), tan arquetípicos. Pero la forma con la que Marlow ve el mundo se aleja mucho de la épica. La escena de Elliot y la pandilla elevándose por los aires en sus bicis es épica. Pero Bogart jamás hizo perosnajes épicos (Robert Michum, «el otro Marlowe» sin embargo, sí) pese a que logra hazañas que sí lo son en, por ejemplo, La reina de África.
Y toda gran tragedia no está exenta de épica, tal y como yo lo veo.

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 22:09

Mitchum, perdón.

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 22:10

Hostia, Zape, qué fuerte. Interpretas de pena a Haneke, pero con Raymond Chandler lo clavas… Qué bueno.

John Space
John Space
25 enero, 2010 22:11

«La épica, para ser pura debe de ser ingenua.»
Eso explicaría por qué vale más ambientarla en el pasado, cuando las cosas eran más simples (?o debería decir simplificadas?) y se era más ingenuo en algunos aspectos. Pero en la actualidad, cuando aún no tenemos muy claro si hay algo por lo que luchar (que lo hay, aunque a veces no nos damos cuenta), no hay sitio para la épica.

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 22:15

Coincidimos respecto a la falta de épica de Marlowe y a su presencia en Kurosawa, con muy similares términos. Tendré que reaprenderme mi frase favorita:  «Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar» (auqneu ahblar aquí de mayoría quizás sea mucho decir… ¿no?

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 22:17

O, Space, claro que tenemos muy calro por lo que luchar, pero tenemos demasiado que perder como para ponernos «en plan épico», tío…

zape
Lector
25 enero, 2010 22:19

Ya ves, encima tenemos una perfecta sintonía chandleriana.
Lo de Haneke…confieso que también estoy un punto mediatizado por mi aversión personal hacia el. Mas arriba lo comparaba con Von Trier diciendo que es su versión sin sentido del humor. Y algo (o mucho de eso hay), al austriaco no lo trago personalmente con todas sus ínfulas, pero el otro me cae estupendamente con su bufonesca autoconsciencia.
Pero más allá si que le reconozo méritos a Haneke, lo considero un director apreciable (al qeu no creo interpretar mal, pero en fin…esa carretera está asfaltada en dos direcciones, parafraseando el clásicio de Monte Hellman) pero demasiado cargante y «auteur» en el peor sentido del término.

zape
Lector
25 enero, 2010 22:21

Bueno jorgenexo, es que oponerse por sistema es tan fatigoso, necio y cegato como decir que si a todo. A veces la mayoría dice una cosa sencillamente….porque es cierto.

jorgenexo
jorgenexo
25 enero, 2010 22:23

Buf, yo es que con Von Trier paso tan extremadamente del intenso amor (Dogville) al odio más visceral(Anticristo) que ya no sé con qué quedarme. Eso sí, no sé dónde hostias le veis el sentido del humor, pero bueno, será que soy un soso…

zape
Lector
25 enero, 2010 22:48

En que su cine es artificio consciente, una charada que se burla a conciencia de lo arty, del transcentalismo y de todos en general (incluido de si mismo, que en su primera etapa era un pretencioso de tres pares). Co Von Trier todo es una gran broma, pero como diría el Comediante, no siempre tiene gracia.
Cuanto más en serio se lo toma la crítica y el público más se descojona él, es el impostor definitivo, el gran bufón, un mago en un circo de tres pistas. Te recomiendo mucho su serie televisiva El Reino. Las despedidas y explicaciónes a lo «Alfred Hitchcock presenta» resultan impagables.

José Torralba
25 enero, 2010 22:58

Donde más se nota al Von Trier cachondón es en El jefe de todo esto (genial!! xD) y en el magnífico ¿documental? Cinco condiciones, donde clava el rol de Moriarty cinéfilo demiúrgico.

PD. Jorgenexo, error mío el haberme extralimitado en mis conclusiones respecto a tu postura frente al intervencionismo occidental.

zape
Lector
25 enero, 2010 23:10

Si, hace de la imagen mefistofélica y endiosada que se tiene de él. Las ruedas de prensa y las entrevistas qeu suelen aparecer en sus DVDs lo retratan como un one-man show de primer orden y un provocador afilado y malicioso. Es un tipo que encuentr siempre muy interesante aunquer ninguna de sus películas llegue a las alturas que proclaman sus exégetas (que en muchos casos las alaban por exáctamente lo contrario de lo pretendido). El jefe de todo esto es la garn broma final, con el propio Von Trier choteandose desde la voz en off y el uso de la automavisión (o algo así), pero por ejemplo Manderlay casi parece la versión cruelmente paródica de su anterior Dogville.

Sputnik
Sputnik
Lector
25 enero, 2010 23:37

Y yo que no soporto Dogville y me gustó bastante Anticristo…
Y lo corroboro: El Reino es, como mínimo, interesante. 

John Space
John Space
26 enero, 2010 0:08

Dogville es toda una lección de cine en el sentido que para hacer una peli sólo necesitas el guión, los actores y la cámara. Y el usar a actores famosos de Hollywood le da aún más fuerza al mensaje.

«tenemos muy calro por lo que luchar, pero tenemos demasiado que perder como para ponernos “en plan épico”»
Pues eso, que hoy, de épica, nada. Ni siquiera el personaje principal de La caja 507 (que acabo de revisitar en la tele) es épico.

zape
Lector
26 enero, 2010 0:18

Bueno, lo de Dogville no es exáctamente así, John. Esa película no es cinema veritté ni mucho menos, ni una producción de baratillo tampoco y no por los actores. Técnicamnte es sofisticadísima y está repleta de trucajes digitales y juegos de cámara muy, muy difíciles de planificar y ejecutar, en muchos aspectos es todo un alarde de virtuosismo técnico. El mejor ejemplo son las complejísimas tomas cenitales logradas mediante una artesanal enjambre de cámaras que encuadraban cada una su parte del suelo y que al unirse estos planos como un mosaico daban esa impresionante visión cenital en panorámico de todo el decorado.

John Space
John Space
26 enero, 2010 0:25

Tendré que echarle un vistazo de nuevo, que hace tiempo que fui al cine a verla.

Sputnik
Sputnik
Lector
26 enero, 2010 1:06

«Técnicamnte es sofisticadísima y está repleta de trucajes digitales y juegos de cámara muy, muy difíciles de planificar y ejecutar, en muchos aspectos es todo un alarde de virtuosismo técnico.»

Muy cierto. Aunque lo que me larga inmediatamente de esa peli es que, pese a todo el alarde técnico, la narrativa es… es…es… ¿es? 

zape
Lector
26 enero, 2010 1:39

gradecido por la parte qeu me toque Diego, eso es lo que me encata de esta página se sabe por donde empiezas peor ninca donde vas a acabar. Que dejeis fluir la conversació sin procuparos ni obsesionaros con que no se aleje del tema principal, eso resulta enriquecedor para todos.
Ahora…más Dogville. La narrativa, Sputnik, pues tampoco la veo tan complicada, es una especie de morality play modernizado y pasado por Brecht,no solo el célebre «distanciamiento» empleado en la memorable voz en off, literaria e irónica (fabuloso John Hurt), muy Barry Lyndon, también, reconocido esto por el propio Trier sino y sobre todo, una cierta noción de aquel teatro de la épica (por tanto moral y aleccionador nuevamente). Solo que con mucho formalismo autoconsciente y mucho de artificio/juego. Un cuento cruel con menos chicha de la pretendida.

José Torralba
26 enero, 2010 1:58

Totalmente de acuerdo… no en vano parece que Trier la gesta sólo para ciscarse en (su) movimiento Dogma. De hecho rompe casi todos los preceptos y se las ingenia, con esa puesta en escena sólo aparentemente verista, para hacerlo con estilo. Como si quisiera decir que podría haberlo hecho cumpliendo las reglas y rodando «teatro fotografiado» pero que no le ha dado la gana; que lo ha llenado todo de artificio conscientemente y que encima lo ha integrado de forma que al espectador no le cabe duda de que ha visto algo muy parecido a la Celebración de Vinterberg.

zape
Lector
26 enero, 2010 2:19

Bueno, si. yo creo que ya creo el Dogma para echarse unas risa viendo cunto tonto le seguía el juego. Luego el hizo el único film pura y genuinamente Dogma, Los idiotas. El resto son psicodráms y telefilms rodados con espíritu amateur y cierto descaro en el mejor de los casos. Pero todos ellos trabajos dramáticamente (literal y metafóricamente) convencioonales.
Luego Von Trier va y hace Bailar en la oscurida y despliega toda una panoplia de recursos formales y cincuentamil cámaras digitales para hacer ese melodramón navajero, que saquea por igual el universo de Dennis Potter en versión simplista la estética camp del I’ts al so quiet, que le hizo a Bjork Sipke Jonze y amplía sus retratos de mujeres dolientes/sufridoras con recursos de drama hollywoodiense de los 30/40.

Sputnik
Sputnik
Lector
26 enero, 2010 18:43

No he dicho que la de Dogville fuese una narrativa complicada. De hecho, me aprece más bien me parece lo contrario.
Pero tampoco me refería a los recursos narrativos, como pueda ser la voz en off, sino más bien a su utilización. En ciertos casos, cuando veo una película de Trier, me ocurre que me saca y me mete abruptamente en la historia que está contando porque alarga unas escenas, acorta otras, se salta ejes, combina planos inconexos… Todo eso va, lo tengo claro, con su rollo de «enfant terrible». Porque desde luego no es porque no sepa dirigir el muy cabr…
En ese sentido… ¿alguien ha visto «Inland Empire»? Me pasa algo similar con Lynch en esta peli, aunque esa «zafiedad narrativa», por llamarlo de alguna manera, está bastante más justificada, desde mi punto de vista, en esa meta-película dentro de otra meta-película de Lynch.