Eternal Warrior volumen 2: Emperador Eterno

 

Edición original: Eternal Warrior #’s 5-8 USA (Valiant).
Edición nacional/ España: Aleta Ediciones.
Guión: Greg Pak .
Dibujo: Robert Gill.
Entintado: Mark Pennington, Victor Olazaba.
Color: Guy Major, John Rauch.
Formato: Rústica, 112 páginas.
Precio: 12 €.

 

Estamos en el año 4001. Con el paso de tanto tiempo hasta Gilad Anni-Pada, el inmortal Guerrero Eterno, parece haber envejecido, luciendo una barba que la igual que el cabello está cubierta de canas . En un futuro post apocalíptico con una tecnología que no parece superior a la de la edad de bronce, Gilad dirige un pacífico asentamiento. Pero esa paz llega a su fin cuando la comunidad es atacada, y el hermano de Ivar y Aram debe viajar a la ciudad que lanzó la agresión acompañado de su pequeña nieta Caroline en busca de la salvación de los suyos.

Esta búsqueda les llevará de un punto a otro de ése enloquecido mundo encontrándose con restos de avanzadísima tecnología en manos de sus habitantes, unos más razonables…otros dementes bárbaros sedientos de sangre. Todos seres humanos, con lo bueno y lo malo que eso implica.

Resulta curioso que hace poco nos hiciésemos eco precisamente de que la editorial Valiant está preparando un proyecto titulado 4001, como la fecha en que transcurre este tomo, que es también en la que el personaje Rai vive sus aventuras. ¿Será retomado este arco argumental siendo relacionado con las andanzas del héroe nipón que Matt Kindt escribe? Creíamos que la información se ampliaría en la reciente New York Comic Con, pero de momento seguimos sin saber mas.

Greg Pak aprovecha las posibilidades de tener a un protagonista tan extremadamente longevo para ofrecernos este relato crepuscular en el que, a pesar de la edad de Gilad, no es a su ocaso a lo que asistimos, sino al de la esperanza de una humanidad inocente. La relación entre el personaje y su nieta, con todas esas escenas en las que él le expone las opciones que tienen y ella toma las decisiones, resultan un hallazgo. Las consideraciones humanistas del Guerrero Eterno antes de la batalla final son realmente refrescantes. Y el triste y conmovedor final tampoco es precisamente desdeñable.

Robert Gill, por su parte, ofrece todo lo que sus posibilidades dan de sí: es esforzado y su estilo muy limpio, atractivo, pero tan efectivo como mediocre, me temo. Cumple y poco más, pero claro, la estrella de la función no es él, sino la bella historia que Pak nos ha dejado y que en otras manos, con esa sinopsis podría haberse quedado (muy dignamente por otra parte) en Mad Max mezclado con Conan Rey.