INTRODUCCIÓN
Seguimos con nuestras entregas especiales alrededor dela figura de Wonder Woman en su 80 aniversario. Para la ocasión contamos con una firma invitada, que hace foco en la otra gran mujer de la serie, Etta Candy. Pero nadie mejor que Fernando Guillen para presentarla.
PRESENTACIÓN
A estas alturas han pasado ya 80 años desde que se publicó la etapa de William Moulton Marston (y compañía) escribiendo a Wonder Woman, y como es lógico en una obra tan antigua, hay algunas cosas que no han envejecido bien. Pero… sorprendentemente sigue habiendo otras que hasta siguen un poco adelantadas a su tiempo porque tratan ideas que a la cultura actual les cuesta mucho aún aceptar.
Una de ellas es Etta Candy.
Etta Candy, por si no lo sabéis, era la líder de las Holiday Girls. Un resumen rápido: eran un grupo de universitarias que seguían a la Princesa Amazona y básicamente hacían como secundarias en todo momento.
Uno de los principales énfasis de les autores en los 40 era dejar claro que Etta no era una mujer muy agraciada físicamente. Bajita, regordeta, fea, y encima con unos bíceps de espanto. Y para más inri, su intención no era mejorar precisamente: en muchas historias dejaba claro que le encantaba tomar dulces y que no lo pensaba dejar en ningún momento ¡Su apellido no dejaba de ser “Candy”!
Fue, junto a Steve Trevor, la otra gran secundaria de la serie, ya que aparecía muchas veces como comparsa, confidente y salvadora en las aventuras de Wonder Woman. Incluso algunas veces llegó a protagonizar sus propias historias en solitario, como la de su cumpleaños, un breve relato en el que daba una paliza a varios gánsteres ella solita.
Luego, a medida que fueron avanzando los números, se nos dieron unos pocos detalles sobre su vida personal, como que su familia eran unos ricos propietarios de Texas, o algún que otro romance ocasional. Muchas historias de cowboys de por medio. Cosas sencillas y superficiales, como se acostumbraba durante los primeros años de los cómics de superhéroes.
CARRERA EDITORIAL
Cuando Marston murió, las historias de Wonder Woman pasaron a ser escritas por su alumna, Joye Hummel, que retomó las riendas dónde las dejó el profesor, bajando el tono del bondage, pero en esencia en la línea de lo que ya se había leído.
Etta siguió apareciendo, pero sus días dorados estaban a punto de terminar. Cuando se fusionó All Star American Publications con National Cómics (larga historia para otro tema) la editorial decidió prescindir de las Marston, para gran enfado de Elizabeth Marston. A finales de la década los guiones pasaron a ser escritos por Robert Kanigher, que pasaría a la historia como el autor que más tiempo escribió seguidamente a la amazona, 20 años.
Pero a Kanigher no solo le cedieron el asiento de escritor: también pasó a convertirse en su propio editor. Después del gran bajón de ventas de superhéroes, Diana había sido recluida a la serie Wonder Woman, y que se mantuviese su publicación era al parecer solo porque según el contrato que firmaron con Marston la editorial estaba obligada a publicar un cómic con la amazona al año si no quería perder los derechos.
¿El problema de todo esto? Pues básicamente que Kanigher hizo borrón y cuenta nueva con el trabajo de sus predecesores. La sección Wonder Women of History fue sustituida por consejos para amas de casa, la energía feminista original diluida por un sesgo de protección del status quo, el bondage reducido casi a cero… y de la plantilla de secundaries solo sobrevivió Steve Trevor.
Efectivamente, Etta Candy fue una víctima colateral de todos estos eventos. Kanigher sencillamente hizo que dejase de aparecer, y durante muchos años fue así.
Ya en la famosa Silver Age, Kanigher la recuperó un par de veces junto a las Holiday Girls, primero en el número 117 del año 1960, seguramente a modo de experimento. Como se haría la distinción entre las dos tierras o universos paralelos, podríamos decir que esta fue la primera aparición de la Etta Candy de Tierra 1.
Luego, durante los años 70 se haría una especie de “back to the past” como se cantaba en la apertura de Samurái Jack durante el cual se volvieron a contar historias de Tierra 2, solo que esta vez Etta estaba un poco cambiada.
Se conservaba su afición por el dulce (muy ocasionalmente de todas maneras) pero ahora era más mayor de edad, trabajaba para el ejército como secretaria, y desde luego que le habían hecho una liposucción bastante radical. El personaje había dejado de desafiar el canon normativo para adaptarse a él, y salvo por el nombre, el parecido con la líder de las Holiday Girls era nulo.
De hecho, el interés por el personaje era tan pobre que apenas figuraba en estas historias, y pasaban veces como en el número 236 que al colorista se le olvidaba el color del pelo de la mujer y la retrataba como pelirroja. Y no sería la primera vez…
Una vez terminado este arco de la Segunda Guerra Mundial, Etta volvería como secundaria ocasional justo a tiempo para darle la bienvenida a los años 80. Era una figurante más que otra cosa, y por supuesto, por si cabía alguna duda, su cuerpo ahora era totalmente normativo y por no llevar ya no llevaba ni el pelo rizado ni rubio.
Compartía piso con Diana (sin saber su identidad secreta) y era insegura, y su peso (que tampoco es que fuese para tanto) era una constante fuente de preocupación. Hasta tenía un interés romántico, un tal Howard Huckaby del que la verdad es que no recuerdo nada de la gran impresión que me dejó. Vamos, que el cómic te insiste en que es Etta, pero bien podría ser la teniente Eustaquia Sánchez.
Más interesante sería sin embargo la segunda vida que recibió el personaje de las manos de George Pérez durante el renacimiento de toda la franquicia de Wonder Woman en la post-crisis. Con los juguetes en sus manos para hacer lo que quisiera, Pérez mantuvo a Etta como teniente, sí, pero la dio un rol más activo en las historias, por lo menos al principio.
En esta versión se vuelve a abordar el tema de la obesidad, claro. El problema es que se hizo mediante las mecánicas narrativas de la época y, bueno, digamos que dichas mecánicas no han envejecido muy bien.
En esta nueva iteración Etta se enamoraría de Steve Trevor y viceversa, y durante la segunda mitad de la etapa se mantuvieron ocasionalmente hasta que al final se casaron durante el término de la etapa de Pérez en el evento de La Guerra de los Dioses.
Después el personaje vuelve a pasar al limbo, pero al menos esta vez se había vuelto a convertir en un personaje interesante a la que los guionistas de la era post-crisis podían recurrir de vez en cuando, como pasó hasta que dicho universo terminó (que por cierto, empezó con un cuerpo no normativo pero acabó adelgazando gracias al ejercicio).
En la era del nuevo universo de DC o new52 Etta no estaba ni se la esperaba, aunque esta vez les autores tienen un poco de descargo ya que Azzarello y Cliff Chiang estaban en mitad de una saga mitológica al estilo de la Ilíada. Sería a través de la Liga de la Justicia de Geoff Johns que haría su primera aparición.
La nueva versión esta vez por lo menos conserva el peso de Etta (dependiendo del dibujante, eso sí) pero ahora es una mujer negra. Fue durante la segunda etapa de Greg Rucka que ella, junto al resto de la plantilla clásica del personaje, volvió a ser una secundaria en los cómics.
No olvidemos también su aparición estelar en los cómics de Tierra Uno de Grant Morrison (quien debe ser une gran fan del personaje teniendo en cuenta que la recuperó en Siete Soldados) y en La Leyenda de Wonder Woman. En ambas versiones Etta es recuperada como una dicharacha y juvenil sidekick que ayuda a Wonder Woman en sus aventuras, recuperando en esencia muchos aspectos clave del personaje de la Golden Age. Cosa no banal, ya que ambos cómics son una actualización de las tiras de Marston.
Ah ¿Y en las películas? Esta parte es más sencilla de explicar: en la serie de los 70 de la afamada Lynda Carter el personaje fue interpretado durante la primera temporada por Beatrice Colen. En la película animada de 2009 escrita por Gail Simone aparecía, doblada por Julianne Grossman y en la serie no emitida de 2011 la actriz elegida fue Tracie Thoms.
Como ya sabréis, en la película de 2017 de Patty Jenkins aparecía como secretaria de Steve Trevor, con Lucy Davis encarnando el papel, de nuevo en una versión bastante diferente respecto a la original, ya que esta vez no conservaba ni siquiera el color del pelo. Curiosamente la versión más fiel a los cómics fue la que salía en la película animada Bloodlines, doblada por Adrienne C. Moore, una versión que bebía directamente del post-new52, con la señora siendo abiertamente lesbiana.
Pero sí que se nos queda un pasado editorial bastante negro, con autores que la ignoraban, o peor, la cambiaban física y psicológicamente hasta borrar el recuerdo del personaje original. Teniendo en cuenta que muchos de estos retellings fueron escritos por hombres, es muy fácil recurrir a la explicación de que detrás de estas elecciones tan arbitrarias ha estado la misoginia más profunda, sumada a una obvia obesofobia ante autores que curiosamente a pesar de no ser delgados precisamente se veían incapaces de escribir bien a una mujer con un cuerpo no normativo.
Luego ya sus apariciones han dependido de cada guionista, pero en definitiva podría decirse que ahora por lo menos se encuentra en un estado mucho mejor que hace 40 años.
LA ANTI WONDER WOMAN
A la hora de leer a Etta una cosa que nos queda clara es que, como ya hemos dicho, DC Cómics no le tiene mucho cariño al personaje. Cosa para la que desde luego no ayuda que después, como pasa en el resto de los tebeos de superhéroes, cada nueva etapa haga borrón y cuenta nueva con las plantillas de secundaries.
Esta manía también obedece a la costumbre entre las grandes empresas editoriales de vilipendiar siempre a este tipo de personajes. Las pocas veces que aparece una mujer que se aleja del canon estético de señoras voluptuosas con cintura de avispa nos encontramos con desapariciones muy largas, o transformaciones bochornosas ¿Quién puede olvidar sino lo que le pasó a Amanda Waller durante el new52? Lamentablemente Etta Candy es solo una víctima más.
Pero, una vez acotado ya el período editorial que nos interesa analizar, nos encontramos con una figura bastante interesante para el estudio. Con una mujer a la que en estos años sí es imposible ignorar, ya que aparece en casi todas las historias posibles, con lo que podemos rascar que desde luego William Moulton Marston insistía en tenerla dentro del reparto y en contar historias con ella.
Pero, hablando de la representación ¿Cómo funcionaba?
Es importante recordar esto: en ningún momento de los años 40, al menos con Marston y Hummel, Etta dice que va a empezar a adelgazar. Lógicamente puede interpretarse que la serie nos deja claro que el ideal a aspirar son el resto de las Holiday Girls y Diana en sí, mujeres fuertes, bellas, pero Etta no es presentada como un ideal a evitar.
Lejos de ello, muchas veces son las Holiday Girls, lideradas por Etta, las que tienen que rescatar a Wonder Woman de las garras del villano de turno. Al contrario de la imagen que luego se ha tratado de reflejar, no era un apuesto y rubio Steve Trevor el que acudía a salvar a la princesa amazona ¡Sino una señora bajita y rubia!
Estamos hablando de una idea que incluso hoy en día con todos los avances sociales que hemos hecho es difícil de asimilar y encontrar en el mundo del cómic, y eso que han llovido la friolera de 80 años.
Imagínate ser una niña de 11 años con problemas de peso en 1942. Sufres el acoso tanto de amigas, como de tu familia, como del patriarcado, para que cambies y adelgaces. Constantemente, una y otra vez, el mensaje socio-cultural es “Las mujeres gordas no conseguirán casarse nunca”. Entonces compras el nuevo número de Wonder Woman en el quiosco y te encuentras con que…
…¡Hay una mujer gorda salvando el día! Una señora que con la fuerza de sus puños ayuda a la heroína del momento sin que nadie la desprecie, rodeada de amigas que la quieren y ayudan en todo momento. Y ni siquiera piensa en casarse o en tener pareja: los dulces son todo lo que necesita. Y así, de repente el mundo deja de ser tan gris por unos miserables minutos.
Tal vez este sea un escenario ficticio basado en la pura especulación, pero desde luego es una buena muestra teórica de por qué la representación importa.
Y sí, habéis leído bien: casi nunca se aborda la obesidad de Etta Candy. Lógicamente, los dulces son un tema de conversación recurrente, y hay alguna que otra broma comparativa, pero por lo general Wonder Woman y las Holiday Girl aceptan sin reparos a su amiga.
La única vez que se abordó directamente esta cuestión fue en un número (*******) Wonder Woman, seguramente cansada de ver a su amiga comiendo tanta chuche, la pregunta directamente si ha pensado en adelgazar para atrapar a un marido. ¿Su respuesta? “¿Para qué? Cuando tienes a un hombre, no hay nada que puedas hacer con él– ¡Pero las chuches las puedo comer!”
Comparada con la protagonista de la cabecera, Etta podría decirse que era una especie de “Anti-Wonder Woman”, a veces un personaje extraño dentro de la serie. Y aunque Marston no se pronunció al respecto, no es difícil dilucidar que la señora fuese concebida precisamente para ello.
Etta ofrece un modelo a seguir más fácil que la mismísima Diana. Tanto que de hecho no es difícil asumir que probablemente esa fuese la intención inicial de Marston y sus amigas, ya que al fin y al cabo confesaron en muchas entrevistas que su intención era utilizar la serie de Wonder Woman para plantear algo que no se había visto hasta entonces en el mercado editorial, e ir un paso más allá en un frente educativo para la chavalada con mucho potencial.
¿EL FUTURO?
No vamos a decir tampoco que la Etta Candy de la Golden Age fuese la muestra definitiva y atemporal de lo que puede hacer un personaje así. Afortunadamente, el tiempo ha refinado algunas muestras culturales más.
Sin ir más lejos, la actualización de Etta en la ya mencionada Leyenda de Wonder Woman conserva toda la energía del personaje y la da un par de vueltas para que tenga más sentido y lógica dentro de una narrativa de formato continuado.
Así, sobra decir que traer de vuelta a la vieja Etta es increíblemente fácil, tanto que, de hecho, solo habría que pulirla en una o dos cosas, todo lo contrario de otros cómics de la época como el Capitán Marvel (hoy en día Shazam) que a pesar de lo divertidas que eran sus series sí ha necesitado más labor de renovación.
Hoy en día de hecho la utilización de personajes femeninos con cuerpo no normativo sigue siendo un tabú, y más en los cómics de superhéroes. Al fin y al cabo, hace unos meses la pobre Tamaki tuvo que soportar una campaña de insultos machistas y descalificaciones de engendros de la extrema derecha que no estaban de acuerdo con el cuerpo de la protagonista de I am Starfire. Es evidente que todavía queda mucho por hacer.
De hecho, no sería realmente muy difícil utilizar a Etta como un revulsivo, ya que la Etta actual es una encarnación que también da juego para ello perfectamente. Pero al final, entre dioses y mitologías, a les autores les cuesta centrarse en anteriores plantillas de secundaries que ha tenido la serie.
Sin embargo, a un servidor le gusta ver el vaso medio lleno, y pienso que tarde o temprano, ya sea en las series regulares, en Black Label, Etta volverá. Y lo hará, como siempre, con mucha fuerza y muchas chuches.
Fernando Guillén