Una visita guiada al jardín de Edén con Terry Moore
«El que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia,
porque el número es el de un hombre (mujer), y su número es 666».
—Apocalipsis 13:18
Terry Moore es uno de esos escasos autores que ha sabido sobrellevar la vorágine comercial que acostumbra a arrastrar el éxito y la popularidad. El creador de Strangers in Paradise ha mantenido su perfil intacto a lo largo de los años y ha preservado -por encima de todo- la calidad de sus historias y propuestas. Y para ello no ha tenido necesidad de vender su alma al mejor postor. Echo, Rachel Rising y Motor Girl son buena muestra de ello, cómics excelentes, cada uno con sus particularidades y matices, pero todos ellos tremendamente divertidos, entrañables y cálidos. Las características de un autor que no es un superventas, pero que tiene un público fiel y entregado que más que leer sus cómics, los sienten.
Este apego que nos genera Moore tiene mucho que ver con el reflejo honesto y sincero que de él mismo nos ofrecen indirectamente sus trabajos. En ellos acostumbramos a encontrar relatos ligeros, protagonizados por personajes femeninos capaces de romper con los roles preestablecidos, al mando de historias que suelen sortear con inteligencia los bordes de los géneros en los que se enmarcan y, finalmente, pero no menos importante, un recurrente componente de slice of life que nos muestra como lo extraordinario no está ni mucho menos reñido con lo cotidiano. Haya brujas, superhéroes o aliens, siempre están presentes en estas historias el humor, la acción, el romance y todas las cosas buenas de la vida.
En los últimos años, Moore se ha mostrado fiel a su fórmula, incluso cuando ha jugado a replicar las «prácticas de marketing clásicas» de las grandes empresas. Es así como nuestro protagonista concibió Cinco Años, un crossover entre todas sus anteriores creaciones que funciona como un fin de etapa a sus primeros veinticinco años en el medio. Fue un 1 de enero de 1993 cuando vio la luz el primer número de Strangers in Paradise en Antarctic Press, primer paso de una andadura que tuvo un pequeño peaje en Image Comics, para finalmente, y hasta su conclusión en 2007, echar raíces en la propia compañía de Moore, Abstract Studio. Para más detalles podéis leer el artículo GO INDIE! 30 años de Strangers in Paradise de los compañeros Igor Álvarez Muñiz y Luis Javier Capote Pérez.
Por nuestra parte, apuntar que Moore ha recuperado su obra más reconocida en los últimos años en la secuela Strangers in Paradise XXV y también en un spin-off de la misma en el que actualmente está trabajando llamado Parker Girls, centrado en la organización de superespías a la que perteneció Katchoo. También cabe mencionar Serial, otro spin-off del «terryverso» relacionado con Rachel Rising y protagonizado por la carismática y tierna -a la par que macabra- Zoe. Tanto Serial como Parker Girls permanecen inéditas en nuestro país a fecha de hoy, pero seguro que tarde o temprano llegarán por estos lares. De la que sí podemos disfrutar desde hace un tiempo es de la presente Ever. La salida, una historia fantástica y mística relacionada espiritualmente con Rachel Rising ya que nos cuenta los orígenes de Lilith, la villana de esta serie. Lo hace a través de un relato corto de carácter autoconclusivo -como si de un episodio extra de la serie original se tratase- algo atípico dentro de la producción de Moore, aunque contenga sus habituales -e inconfundibles- señas de identidad.
Ever nos cuenta la historia -valga la redundancia- de Everly, una joven aparentemente normal y corriente que al cumplir los dieciocho años empieza a sentir que alguien la observa y persigue de forma obstinada. Finalmente, Ever descubre que se trata de Timothy, un ángel que le revela a la joven su verdadera identidad y la transporta hasta el mítico jardín del Edén para que pueda cumplir con una antigua profecía. Nos encontramos pues ante una historia imbuida por toda una parafernalia simbólica y esotérica de origen judeocristiano -tanto canónica como atribuida y/o apócrifa- que busca darle la vuelta de tuerca al mismo mito de la creación y al papel de algunas figuras bíblicas como Adán y Eva, Lilith y Lucifer.
Es una propuesta muy acotada en la que su creador mantiene nuestro interés mediante una galería de personajes limitada y con el diálogo como principal arma. No tenemos en este cómic una aventura de largo alcance, es más bien un relato dentro de un relato que funciona metafóricamente -incluso dentro de la propia historia- como una de esas bolas de cristal de nieve que se ponen en movimiento al agitarlas. Y haremos bien en no tomárnosla a la ligera, porque Ever es un relato más inteligente y con más recovecos de lo que puede parecer en una primeriza lectura. El trasfondo ligado a la mitología bíblica no debe impedirnos ver los temas y la sutileza con las que los aborda Moore.
En ese sentido, no es una oferta especialmente original, basta mencionar un relato de Neil Gaiman como Misterios de un asesinato que P. Craig Russell adaptó al cómic y que discurre por similares y angélicos caminos. Incluso nos podemos retrotraer a Predicador y la visión que nos ofrecen de la religión en ella Garth Ennis y Steve Dillon. Los ejemplos que se podrían poner serían muchísimos, pero lejos de los títulos citados la subversión que plantea Moore en Ever tiene un tomo mucho más conciliador y no pretende actuar como una mera bola de demolición. Lo hace además jugando a las falsas identidades y los relatos fragmentados, un poco en la línea de esa pequeña joya cinematográfica llamada The Man from Earth de Richard Schenkman y Jerome Bixby, aunque con unas reflexiones que no se sustentan en la ciencia, sino en las divagaciones en torno a la misma filosofía y la religión.
Puede que en este punto valga la pena hacer un apunte biográfico. Terry Moore es originario de Texas y nació en el seno de una familia realmente conservadora ligada a la Iglesia de Cristo, un tipo de congregación religiosa surgida en Estados Unidos a finales del siglo XVIII con la intención de restaurar la llamada Iglesia del Nuevo Testamento. Esta congregación expulsó a Moore de su disciplina cuando el autor empezó a publicar Strangers in Paradise y se hizo patente su contenido LGTBI. Por ello, Ever es un trabajo mucho más personal de lo que se puede entrever al primer contacto, más si establecemos cierta relación con la prohibición y cancelación reciente en Estados Unidos de cómics por este mismo tema y que han podido despertar en su autor ciertos fantasmas del pasado.
Moore está familiarizado con la creencia pero también con el arte y con la discriminación que se desprende de la interpretación de la fe. De esta manera, en Ever trata la problemática intrínseca a la misma interpretación de los textos religiosos, la manera en la que se pueden retorcer y distorsionar los conceptos y planteamientos cuando están adscritos a parábolas y retóricas premeditadamente ambiguas y en manos de unos pocos. Pero también sobre la misoginia que encontramos en sus páginas y sobre la que -con la excusa de su carácter espiritual- muchos creyentes evitan reflexionar. Esto si lo hace Everly, teniendo sus más y sus menos con algunas figuras patriarcales asociadas a la religión judeocristiana y cayendo así en un juego de revelaciones, medias verdades y mentiras.
El pecado original se pone a prueba y cuestiona poniendo sobre la mesa temas como la esperanza, el sacrificio, el destino y la ausencia de sororidad. No deja de ser curioso que la historia comience retratando un miedo casi antropológico en la mujer como es el de ser acosada en la vía pública, para posteriormente ir escalando teológicamente hasta el origen de la misma misoginia que podría explicar este y otros fenómenos en nuestras sociedades modernas y supuestamente avanzadas. Todo en Ever gira en torno a la culpa atribuida a la mujer y, en este caso, a los personajes femeninos. Podemos llegar a la conclusión a lo largo de obra que para desligarnos de estas ideas tenemos que afrontarlas y reconocerlas en su manera más invasiva: la que apela a nuestras creencias y normas preestablecidas, heredadas generación tras generación. Es esa la única manera de romper el círculo al que también alude la narrativa de la historia.
Ya habíamos mencionado Misterios de un asesinato de Neil Gaiman, pero este proceso de deconstrucción que plantea Ever también nos recuerda a una obra tan alejada en fondo y forma -pero no en sus referentes- como es Diosa de Aude Picault. Moore no llega a las cuotas de transgresión y mala baba de la misma, pero sí se acoge «espiritualmente» a gran parte de su discurso y mensaje que pivota sobre la emancipación femenina. Lo hace Moore sin traicionar su estilo, siempre apelando a ese sentido del humor tan cínico que contrasta maravillosamente con un apartado gráfico siempre claro y luminoso más allá de su ausencia de color. Habrá para quién el experimento no acabe de rematar ni explotar el potencial de la idea que pone sobre la mesa y que pueda entender el final como precipitado y excesivamente abierto. En ese caso, vale la pena volver a leer la historia y poner el foco en esa narrativa cíclica que propone.
Pero si hay un aspecto en el que Moore no nos pilla con el pie cambiado son sus lápices que discurren por los caminos y excelencias habituales. Ese trazo que nos lleva entre algodones por la historia y que a nivel narrativo sorprende por su tremenda fluidez en cualquiera de las circunstancias. No obstante, si es cierto que debido al carácter onírico que presenta la obra en algunos de sus pasajes, el creador de Strangers in Paradise nos regala algunos juegos visuales y composiciones de página no tan habituales en su producción que tienden normalmente a un prisma más clásico. En definitiva, podríamos decir que estamos ante obra menor, pero una obra menor de Terry Moore es -por encima de todo- una obra de Terry Moore.
Lo mejor
• El reencuentro con un narrador de la talla de Terry Moore.
• Los temas que subyacen en la obra.
• El manejo de los diálogos y el humor que Moore imprime en la propuesta.
Lo peor
• Su categoría de obra menor en la carrera de Terry Moore.
• No acaba de explotar el potencial de la idea que pone sobre la mesa.
• El no saber cuando podremos leer algo nuevo de Moore en España.
Guión - 6.5
Dibujo - 8
Interés - 7
7.2
Espiritual
Terry Moore regala a sus conversos una pequeña historia autoconclusiva que pone patas arriba algunas convenciones ligadas a las creencias y dogmas judeocristianos focalizados en la mujer. Un cómic con las señas de identidad de Terry Moore que se disfruta pese a su categoría de obra menor en sus carrera. ¿Qué nos has leído aún a Terry Moore...? ¡Punto negativo!