”Le llaman el Jeta… Lo buscan por crímenes en Yugoslavia. Se cargó a un poli… Cree que su vida empezará lejos, en Europa. Su contacto, al que llaman Ladrillo, le espera en Italia para llevarle hasta Alemania. Pero Europa es también un coche lleno de heroína, es violencia, muerte y desencanto… La vida es igual en todas partes. Una vida que corre al ritmo de una road movie implacable.”
Evropa es un cómic que puede llegar a doler. Tal vez no sea esa la pretensión de Tomaz Lavric, su autor, pero las lágrimas que asoman repetidamente en el rostro de Sladjana parecen atestiguarlo así.
Evropa es la historia de un hombre, El Jeta, que quiere sentirse persona. Haciéndose el sordo ante las voces que le niegan ese derecho pero sabiendo, en su fuero interno, que llevan razón. El Jeta, aquel que huye de las heridas de una guerra, la yugoslava, para acabar descubriendo que a los de su clase no les está permitido dejar de luchar.
Evropa es también la historia de dos Europas, quizás tres.
La una, la de las gentes del Este. Hecha de violencia y humillaciones. De desafíos y abusos. De perdedores que pretenden haber ganado y que, en el fondo, podrían estar en lo cierto.
La otra, la nuestra. La de las gentes que viven bien y viven en Babia. Simulando pasión y hombría a fuerza de los gritos que se nos permite proferir en los campos de fútbol. Una Europa falaz, la de aquellos que nos esforzamos por vivir engañados, cerrando los ojos ante esa otra Europa que se cuela y se escurre por entre nuestras calles. Recordándonos que, también aquí, la ley no alcanza a llegar a todas partes.
La tercera, si en verdad existe, la civilizada. La socialdemócrata. Donde no hay hambre ni dolor. Donde impera la razón. Allá donde el hombre es persona. Esa Europa escandinava que, si en verdad existe, siempre nos queda un paso más allá.
Y Evropa es, por encima de todo, un cómic de serie negra realizado por un autor de alto nivel. Sus dibujos, cargados de fuerza. La caracterización de sus personajes, soberbia. La secuenciación, efectiva, sin dejar por ello de ser arriesgada.
Y su argumento, como el de toda obra de género negro que se precie, potente y dinámico. Frenético en su resolución. Entretenido y de sencilla estructura.
Pero, por supuesto, ofreciendo mucho más de lo que es aparente a primera vista.
