Ex Machina vol. 7: Ex Cátedra

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Edición original: Ex Machina #30 a 34; Wildstorm Comics.
Edición España: marzo de 2009; Norma Editorial.
Guión: Brian K. Vaughan.
Dibujo: Tony Harris.
Entintado: Jim Clark.
Color: JD Mettler.
Formato: tomo recopilatorio de 104 págs. encuadernado en rústica.
Precio: 12,00 €.

Durante los últimos meses, el guionista norteamericano Brian K. Vaughan ha ido finalizando los diferentes proyectos relacionados con el mundo del cómic en los que estaba involucrado. En primer lugar le llegó el turno a Runaways, donde el escritor natural de Cleveland cedió el testigo a Joss Whedon, Terry Moore y, tal y como se ha confirmado esta misma semana, Kathlyn Immonen. En segundo lugar, con el arco argumental No tienes futuro, aportó su pequeño granito de arena a la octava temporada de Buffy, Cazavampiros. Y en tercer y último lugar, puso punto y final a la odisea de Yorick Brown en las páginas de Y: El último hombre: Cómos y porqués, tomo recopilatorio recientemente publicado por Planeta DeAgostini Cómics.

Partiendo de las peculiaridades de una industria tan exigente y absorbente como la televisiva, bien podríamos extraer la conclusión de que sus funciones como productor y guionista ocasional de Lost (Perdidos) le impiden dedicar más tiempo al mundo del cómic. Y ante esta posibilidad, a los lectores españoles tan sólo nos queda esperar la inminente publicación de la miniserie Logan –proyecto ilustrado por Eduardo Risso, todavía inédito por estos lares– y continuar disfrutando con el buen hacer demostrado en la colección que hoy centra nuestra atención: Ex Machina. Con el tomo recopilatorio que lleva por título Ex Cátedra, Brian K. Vaughan y Tony Harris rebasan el ecuador de su personalísimo cóctel de política y género superheroico. Y lo hacen planteando un arco argumental que parece ejercer funciones de transición, puesto que durante el mismo, la trama central de la serie apenas se desarrolla, exceptuando un par de apuntes finales aparentemente reveladores de los derroteros por los que a partir de ahora discurrirá la colección.

Sinopsis


Ex Cátedra tiene como uno de sus protagonistas al mismísimo Juan Pablo II, quien en los últimos días de su mandato convoca al alcalde más peculiar en la Historia de Nueva York a una audiencia privada. Una oferta irrechazable por parte de quien debe ganarse el favor del importante sector católico presente en el electorado de la Gran Manzana. De forma previa a la sorprendente cita, y mediando las explicaciones del Astrónomo Jefe del Vaticano, Mitchell Hundred comprenderá que esta inesperada visita está relacionada con los poderes adquiridos en las inmediaciones del Puente de Brooklyn, que terminarían convirtiéndole en La Gran Máquina. Pero los partícipes del encuentro no cuentan con los truculentos planes de un misterioso activista soviético…

Cuatro objeciones a Ex Cátedra


Si en la anterior reseña dedicada a esta colección comentaba que el trabajo del equipo creativo solventó cualquiera de las dudas que podía albergar acerca de un desarrollo satisfactorio de la trama, en esta ocasión no estoy tan convencido, siendo varias las razones sobre las que argumento mi opinión:

En primer lugar, como viene siendo habitual, Vaughan continúa haciendo uso flashbacks con los que plantea una estructura cronológica que presta atención a dos vertientes temporales claramente diferenciadas: una relativa a su particular cruzada superheroica y otra desarrollada desde el momento en el que Hundred alcanza la alcaldía de Nueva York. El problema reside en que, si bien es cierto que en anteriores entregas los flashbacks enriquecían sobremanera la trama principal, dotando la caracterización de los personajes de interesantes matices, en este arco argumental su utilización es poco menos que anecdótica, aludiendo a una accidentada actuación como La Gran Máquina, un nuevo encontronazo con Pherson –personaje utilizado de forma demasiado errática, en mi opinión–, la persecución a un tipo acusado de seducir a una menor o el rescate a un suicida. Situaciones empleadas como punto de conexión con la trama desarrollada en cada entrega, pero de un modo un tanto decepcionante, por artificioso y forzado, sirviendo apenas como mero contrapunto frente a la tónica general de tranquilidad.

En segundo lugar, nos topamos con un villano que presenta una caracterización demasiado cercana a los tópicos más manidos del género, convertido en cliché andante que urde un plan un tanto inconsistente y descabellado. Desgraciadamente, Vaughan demuestra una vez más que –al menos en Ex Machina– entre sus virtudes no se encuentra la creación de antagonistas especialmente interesantes.

Comentario

En tercer lugar, se repite una de las señas distintivas de la colección: el tratamiento de temas polémicos y de candente actualidad usualmente vetados u omitidos en el cómic mainstream americano. Hasta la fecha, Hundred se ha enfrentado a la gestión política de polémicas asociadas a la pluralidad religiosa, el racismo, el sensacionalismo de los medios de comunicación, el consumo de drogas, la pena de muerte, el matrimonio entre homosexuales, las consecuencias del 11-S en la sociedad norteamericana o la Guerra de Irak. Temas cuyo mero tratamiento y exposición, insisto, son realmente meritorios en una industria como la yanqui. Pero una vez más, Vaughan afronta dicho tratamiento de forma excesivamente liviana, renunciando a un análisis en profundidad que probablemente dificultaría el mantenimiento del equilibrio necesario para lidiar con los dos géneros que aborda. Pero no es menos cierto que en determinadas ocasiones se agradecería una aproximación menos superficial. El caso que hoy nos ocupa es mucho más sangrante, pues el mero hecho de albergar un encuentro entre el Sumo Pontífice y Mitchell Hundred bien daría para reflexionar acerca de sus posturas ideológicas, en la mayoría de los casos, sumamente enfrentadas. En su lugar, una vez más se tratan estos temas, en el mejor de los casos, de refilón, privándonos de lo que podría haber sido un encuentro realmente interesante.

Y en cuarto y último lugar, la más subjetiva de las apreciaciones expuestas en este apartado: no puedo evitar la sensación de que tanto la presencia y ausencia de determinados personajes –Kremlin, la madre de Mitchell, Pherson–, como el ritmo de exposición y desarrollo de la trama y la alternancia de líneas temporales, está resultando un tanto caótica, cuando no ineficaz. En las primeras entregas de la serie, ésta destacaba exactamente por lo contrario –intriga dosificada adecuadamente, flashbacks significativos, ritmo acertado, presentación paulatina de personajes–, pero el orden o la inspiración iniciales parecen haberse diluido… Aunque insisto en que ésta es una apreciación muy subjetiva, sumamente condicionada por futuros arcos argumentales, pues por la numeración, bien podemos encontrarnos ante un arco argumental de transición.

No todo es negativo…


… ni mucho menos. Sigo considerando a Ex Machina una colección sumamente recomendable, pero de la que, teniendo en cuenta la talla de sus autores, cabría esperar un desarrollo más consistente, menos altibajos en una historia realmente prometedora e interesante. A la espera de comprobar si estamos ante el típico bache de “mitad de temporada” tan característico de algunas series televisivas, se nos presentan en este mismo tomo diferentes elementos que, tomados en consideración, pueden invitar al optimismo:

La habilidad de Brian K. Vaughan: en las diferentes colecciones por las que ha pasado, el guionista de Cleveland ha sorprendido con la construcción de personajes interesantes, diálogos tan fluidos como divertidos y más de un giro argumental. Y en Ex Cátedra se dan dos de estas tres virtudes. En cuanto al desarrollo global de la trama, tal vez los árboles hasta ahora plantados nos impidan apreciar la totalidad del bosque… Personalmente, tengo fe en que Vaughan termine esta historia de un modo razonablemente satisfactorio. Así lo ha hecho hasta ahora –siempre en mi opinión– en su etapa al frente de Runaways y en su proyecto más ambicioso: Y, El último hombre.


Portadas de Ex Machina #30 a 34, por Tony Harris
(haced click sobre las imágenes para ampliarlas)

El indudable potencial de los personajes secundarios: en este tomo recopilatorio brillan con luz propia Rick Bradbury, guardaespaldas y confidente de Hundred, y la Comisaria Amy Angotti, quien en Ex Machina #34 se erige como la protagonista casi absoluta de lo narrado. Tampoco podemos olvidarnos de Kremlin, Dave Wylie o January Moore, hermana de Journal que a buen seguro deparará alguna que otra sorpresa. Incluso Pherson, si de una vez por todas se postula como el archienemigo de La Gran Máquina, puede deparar interesantes páginas.

El talento de Tony Harris: pese a no haber alcanzado el nivel puesto de manifiesto en Starman, y aunque en determinadas ocasiones su narración se ve un tanto lastrada por la estaticidad de su estilo fotorreferencial, el nivel medio evidenciado en las páginas de Ex Machina es realmente notable. Además de poner de manifiesto una compenetración reseñable con el entintador y el colorista de la colección –Jim Clark y JD Mettler, respectivamente–, plantea composiciones de página efectivas y atractivas, además de realizar unas portadas espectaculares. Es el dibujante perfecto para esta historia.

Así, antes de emitir un juicio contundente, tal vez sea más prudente espera al siguiente tomo recopilatorio, donde ojala podamos apreciar la atenuación de las razones que han hecho de éste un tebeo entretenido, pero un tanto decepcionante. Aunque, al menos por el momento, no empaña el buen hacer de Vaughan y Harris al frente de una colección que suele garantizar entretenimiento de calidad.

Enlaces de interés


Página web oficial de Brian K. Vaughan.
Página web de Jolly Roger Studio, estudio de Tony Harris.
Entrevista a Tony Harris, publicada en Zona Negativa.
Reseña de Ex Machina vol. 1: Estado de emergencia.
Reseña de Ex Machina vol. 2: La Marca.
Reseña de Ex Machina vol. 3: Realidad contra ficción.
Reseña de Ex Machina vol. 4: En pie de guerra.
Reseña de Ex machina vol. 5: Malos humos.
Reseña de Ex Machina vol. 6: Apagón.
Reseña de Buffy, Cazavampiros t. 8, vol. 2: No tienes futuro.
Reseña de Y, El último hombre, vol. 10: Cómos y porqués.

Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)

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Gaeta
Gaeta
28 marzo, 2009 12:45

Para mí, a pesar de que la serie es buena, y mejor que la media de cosas que se publican, ha ido perdiendo fuelle. Mucho me temo que Vaughan sea uno de esos guionistas que tienen un principio y un final, pero que no saben desarrollar muy bien lo intermedio.
Pasó en Y, el último hombre y está pasando aquí.

Raúl Martin
Lector
28 marzo, 2009 16:09

Muy buena tu reseña, David. Estoy contigo conque Ex Catedra no es la mejor saga de la colección. Personalmente, creo que Vaugham ha dejado de tomarse la colección en serio y por eso tiene ese aspecto dejado y errático. Su publicación también es todo menos regular.
Pero si esperas que la serie mejore en la siguiente saga, no te emociones mucho. Para mí, lo que viene es todavía peor. Eso sí, el nº 40 es una pasada. Está a la altura de los mejores momentos de YTLM. Muy muy bueno. Ya me comentarás si lo has leído.
Y estoy también con Gaeta, la serie va pidiendo o un cambio o un final.

x-ternon
x-ternon
28 marzo, 2009 16:56

La serie más floja de Vaughan a pesar de ser la más ambiciosa tras Y, en cada tomo digo que dejo la serie pero luego me sabe mal,  este tomo no lo he leído pero ya no espero gran cosa. Una pena

Ricardo
Ricardo
Lector
28 marzo, 2009 17:43

Hola, ¿es cierto eso que la serie finalizará en el nº 50?.
Un saludo.
Ricardo.