Ex Machina vol. 8: Juego sucio

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Edición original: Ex Machina Special #4 (marzo de 2009) y Ex Machina #35-39 (mayo de 2008 / enero de 2009); Wildstorm Comics (DC Comics).
Edición España: abril de 2010; Norma Editorial.
Guión: Brian K. Vaughan.
Dibujo: Tony Harris y John Paul Leon.
Entintado: Jim Clark.
Color: JD Mettler.
Formato: tomo recopilatorio de 152 págs. encuadernado en rústica.
Precio: 13,00 €.

Cuando una serie regular alcanza la nada desdeñable cifra de 39 entregas, parece un momento perfecto para hacer balance de situación en relación al cumplimiento de los objetivos planteados por sus autores. Más aún si tenemos en cuenta que la colección creada por Brian K. Vaughan y Tony Harris finalizará el próximo 28 de julio, fecha de publicación de Ex Machina #50, en su edición americana. Una andadura de seis años durante la cual un sólido equipo creativo ha ofrecido a los lectores una propuesta original, aunque demasiado irregular en su desarrollo.

Para los olvidadizos y recién llegados, decir que Ex Machina se centra en las peripecias de Mitchell Hundred, joven ingeniero que tras sufrir un accidente en las inmediaciones del Puente de Brooklyn, adquirió extraños poderes cuyo origen centra buena parte del misterio de la trama. Las nuevas habilidades de Mitchell, que le dotan de la capacidad de comunicarse con todo tipo de máquinas, le llevan a protagonizar una fugaz carrera superheroica bajo la identidad de La Gran Máquina. Pero finalmente, opta por embarcarse en el mundo de la política, alcanzando la alcaldía de Nueva York. Asesorado por sus hombres de confianza, y como máximo responsable de La Gran Manzana, se enfrentará a amenazas completamente diferentes –aunque no menos temibles– que las propias de un superhéroe.

Este punto de partida permitía al guionista natural de Cleveland plantear un curioso cruce de géneros para articular una historia alejada de tópicos y convencionalismos. Una trama en la que el elemento superheroico casi se convierte en pretexto argumental, confiriendo mayor relevancia a los pasajes centrados en el mundo de la política. En palabras de Vaughan: “siempre quise hacer un libro de superhéroes que no tratara necesariamente acerca de superhéroes. Hay suficientes cómics postmodernos, auto-reflexivos y deconstructivos ahí fuera. Preferí utilizar los superhéroes como una parábola para explorar nuestro mundo, especialmente la política local contemporánea, que es mucho más sexy, acelerada y peligrosa que la mierda aburrida que sucede en Washington.”. Efectivamente, eso es lo que Ex Machina ha venido ofreciendo al lector durante los últimos años, articulando la narración en forma de arcos argumentales que siguen una estructura clara y definida: alternancia de dos líneas temporales diferentes, una tendente a analizar la breve carrera superheroica del protagonista, la otra centrada en su incursión política; ambas hilvadas mediante el establecimiento de paralalismos que en última instancia pretenden arrojar algo de luz acerca de los misterios que rodean Mithchell Hundred. A su vez, la segunda de las líneas temporales remite directamente al tratamiento político de polémicas asociadas a temas de candente actualidad, como la pluralidad religiosa, el racismo, el sensacionalismo de los medios de comunicación, el consumo de drogas, la pena de muerte, el matrimonio entre homosexuales, las consecuencias del 11-S en la sociedad norteamericana o la Guerra de Irak. Y para redondear la propuesta, Vaughan cuenta con la ayuda de Tony Harris, quien acreditado como co-creador, empleó un estilo fotorreferencial justificado en base a la necesidad de pegar la obra a la realidad y a su reconocida admiración por el pintor norteamericano Norman Rockwell.


Leyendo el párrafo precedente, resulta más sencillo rememorar lo atractiva que resultaba esta colección para el lector que escribe estas líneas, especialmente en sus primeras entregas, cuando Vaughan se las apañaba para mantener un sorprendente equilibrio entre los elementos a los que hemos hecho referencia, gestionando con acierto la intriga. Sin embargo, la trabajada estructura, clave en la solidez de los primeros arcos argumentales, ha terminado por convertirse en una de las mayores rémoras de la colección. Es en este punto en el que hacemos referencia al arco argumental que hoy centra nuestra atención, que bajo el título Juego SucioDirty tricks, en la edición original–, ejemplifica a la perfección algunos de los males apreciables en la serie publicada por Wildstorm Comics. En esta ocasión, la historia versa sobre la irrupción en la ciudad de una nueva aventurera, que además de estar empeñada en recordar los más vergonzosos episodios protagonizados por George W. Bush durante su administración, parece de algún modo relacionada –y obsesionada– con La Gran Máquina. Para complicar más la situación, el problema se plantea justo cuando Nueva York opta a convertirse en sede del inminente Congreso del Partido Republicano, en un momento crítico para las aspiraciones políticas de Mitchell Hundred. El tomo se completa con la recopilación de un one-shot que se remonta a los tiempos en que el Ayuntamiento fue construído por esclavos afroamericanos; y un especial de Halloween en el que Harris cede el testigo en el apartado gráfico a John Paul Leon, quien ilustra un guión centrado en el nacimiento de la vocación superheroica de nuestro protagonista, y la gestión de una crisis política relacionada con las aspiraciones del Ku Klux Klan de realizar una manifestación en Central Park.


Decía que la estructura utilizada por Vaughan ha terminado por convertirse en un lastre para la colección. Y para sostener dicha afirmación me amparo en la sensación, cada vez más intensa, de que lo que otrora resultaba fresco, ahora destila rigidez; lo que antes parecía fruto de una concienzuda planificación, ahora parece consecuencia de la improvisación; lo trepidante se ha convertido en anticlimático; y el misterio, en apatía. La interrelación entre las líneas temporales enriquecía la historia y propiciaba un desarrollo parejo de las tramas, pero la sobreutilización de este recurso ha terminado por convertir Ex Machina en un tebeo demasiado predecible, en cuyas páginas se siembran con una frecuencia preocupante líneas argumentales tremendamente prometedoras en su planteamiento, que no tardan en desinflándose conforme avanzan las páginas. Si a eso le sumamos la molesta y repetitiva tendencia de tratar de refilón y con demasiada ligereza el “tema político polémico de cada arco argumental”, y una extrañísima utilización de los secundarios –en un momento da la impresión de que jugarán un papel determinante, y al siguiente reducen su presencia a la mínima expresión–, la situación amenza con socavar los ánimos del lector más voluntarioso.

Sin embargo, el viaje ha sido demasiado largo, durante el camino ha habido bastantes momentos disfrutables -conviene recordar que, pese a todo, BKV demuestra oficio y reivindicables detellos de inspiración-, y lo cierto es que en el horizonte ya se atisba la meta: con tan solo dos arcos argumentales pendientes de publicación, creo que merece la pena realizar un acto de fe y confiar en que Brian K. Vaughan y Tony Harris se guarden algún que otro as en la manga, sorprendiéndonos con un final a la altura de las expectativas generadas en un primer momento. Dice el guionista que “la historia continúa siendo la misma, y la tragedia de Mitchell terminará del modo en que siempre pretendimos (…) pero hemos hecho pequeñas adaptaciones a medida que hemos ido avanzando.”. Esperemos que las prisas y la improvisación no pese demasiado, de forma que el desenlace sea mínimamente satisfactorio, a la altura de lo que merece una premisa inicial tan interesante. En caso contrario, siempre nos quedará la posbilidad de releer Y, El último hombre, o la menos ambiciosa, aunque más divertida Runaways; hasta la fecha, las mejores obras firmadas por Vaughan.

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Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)

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luisfernandogcruz
luisfernandogcruz
19 junio, 2010 9:06

Mu buena serie muy recomendable. y que buen articulo saludos.

R
R
19 junio, 2010 12:00

Pues coincido bastante con lo expuesto en el artículo.
Pese a lo disfrutable de la lectura al principio de la colección, cada vez parece que lo que te cuentan sea más intrascendente. Los flashback, que al principio eran una gran idea tanto para explicar el origen de La Gran Máquina como para tener tus momentos superheroicos de rigor, han acabado casi siendo una excusa para entender mejor por qué Hundred hará esto o lo otro a lo largo del comic, una especie de justificación.
Los secundarios, que efectivamente son como el Guadiana, no llegan nunca a ser demasiado importantes y lo peor es que las tramas políticas han ido diluyéndose cada vez más y ahora en este último arco, por ejemplo, el mismo problema «político» que afronta es más un problema «superheroico» que otra cosa. En vez de ver al alcalde Hundred dándolo todo para solucionarlo, tenemos a La Gran Máquina dándolo todo para solucionarlo.
Yo sigo leyendo la colección porque el concepto me gusta y los primeros tomos me convencieron, pero ha tirado cada vez más a lo convencional. Y encima las resoluciones de las tramas suelen ser para mí poco satisfactorias y a veces hasta poco convincentes.
Es una pena pero de una serie que podría que haber sido un auténtico referente por lo que cuenta y cómo lo cuenta, acabamos teniendo una colección correcta, con una gran idea detrás y unos pocos números que le hacen justicia y otro montón que no.
Aun así, son «sólo» 50 números, estamos muy avanzados, y no seré yo quien deje en la estacada al alcalde Mitchell Hundred.

Raúl Martin
Lector
19 junio, 2010 12:12

Yo también creo que la colección ha perdido mucha fuerza e ingenio. Es más, la tediosa periodicidad USA que en los últimos tiempos el guionista le concede a la serie tal vez sea demostrativo de su interés por la misma.
Estaré atento a ver como termina la colección, pero raro será que deje de pensar que BKV ha quemado ya sus mejores cartuchos en esta colección… y puede que en la totalidad de su carrera como guionista de cómics.

John Space
John Space
19 junio, 2010 12:41

La serie es buena, pero a algunos no nos gusta. A mí, al menos, se me hace algo pesada de leer, y el dibujo no es lo suficientemente dinámico cuando debe serlo, ni expresivo cuando la ocasión lo exige.

Mazikeen
Mazikeen
Lector
19 junio, 2010 13:38

Lo peor es la espera, ya se me ha olvidado de qué iba la historia, lo mejor será esperar a tenerlo todo y releerlo…pero parecía que podía sacarse algo muy bueno, ya lo veremos.

allavengers
allavengers
Lector
19 junio, 2010 15:00

Muy buena serie y buen artículo David. Creo que la serie ganará enteros cuando una vez concluida le metamos un repaso a la serie al completo, porque creo que es un flaco favor editarla en tomos -las tramas se siguen mejor, pero es cierto que como apuntaba alguien a veces se te ha olvidado en qué punto de la historia estabamos…-
Michael Hundred me parece un personajazo, creo que dejando de lado la estructura -gran punto fuerte de todas las obras de Vaughan- es en la construcción de protagonistas carismáticos donde este señor destaca, acabas encandilado con Yorick, con Michael, con Gertrude en Runnaways…

zape
zape
Lector
19 junio, 2010 15:19

Plena coincidencia. Se ha desinflado por completo aunque todavía se deja leer y guarda cierto interés, pero queda muy lejos de lo que prometieron los primeros arcos y efectivamene su misma estructura se ha vuelto en su contra.

Héctor
19 junio, 2010 17:46

Runaways debería haber sido la serie juvenil de Marvel para ésta década, los primeros arcos eran increíbles, y el cocktail estaba muy bien preparado: hijos de supervillanos, verdaderamente adolescentes de ahora con sus mismas referencias y su forma de vestir, de comportarse, de hablar XDD y una serie de verdad trepidante, en continua persecución para salvar la vida

lástima que Josh Weddon y y Terry Moore no supieran recoger el testigo, y la serie haya perdido el fuelle totalmente… porque podría haber marcado época

sobre Y The Last Man, no caben más palabras de admiración –entre las cinco o seis grandes series de Vertigo, y eso ya es decir muchoç

gracias por la reseña, David… me obligas a leer éste comic también XD a ver si me los agencio un día de éstos

Visperas
20 junio, 2010 0:16

Es cierto que Ex-Machina ha perdido un poco de fuelle pero en el fondo, lamento un poco que sólo queden 2 tomos más. Además del gran misterio sobre el origen de sus poderes, está el asunto de su Némesis, el plan de Kremlin… Habrá tiempo para todo?

Gaeta
Gaeta
20 junio, 2010 1:01

Habrá tiempo para todo?

Sabiendo que Vaughan fue uno de los guionistas de Lost, no te esperes que te contesten todas las dudas. Lo importante es el viaje, y todas esas patochadas que se dijeron.