No todos los días se estrena un nuevo número uno de la colección que inició en 1961 la llamada era Marvel de los cómics. Los Cuatro Fantásticos, estandarte de la revolución del género superheroico que llevó a cabo la editorial en aquellos años comienza el quinto volumen de sus aventuras con el aliciente de unos atractivos autores.
Una ocasión tan especial merecía no una, sino cuatro reseñas de ese cuaderno recién aparecido en Estados Unidos, a cargo de cuatro redactores de Zona Negativa. Pasemos ya a esos cuatro informes, o como Stan Lee diría en este caso…’Nuff said!
Guion: James Robinson
Lápices: Leonard Kirk
Tinta: Karl Kesel
Color: Jesus Aburtov
Portada: Leonard Kirk
Portadas alternativas: Jerome Opeña, Alex Ross, Skottie Young, Katie Cook
Editorial: Marvel Comics
Contiene: Fantastic Four vol. 5, #1
Formato: Grapa, 32 páginas
Precio: 2,99 $
Valoración:
La verdad es que cuando se informó que James Robinson iba a encargarse de la nueva colección de los Cuatro Fantásticos dentro de la segunda fase del relanzamiento de su editorial, All-New Marvel Now!, las expectativas fueron altas. No en vano, Robinson es un escritor que ha sabido sacarle casi siempre que no ha recibido interferencias editoriales el jugo a franquicias superheroicas que antes de su paso parecían creativamente agotadas. Prueba de ello son su interesantísimos Starman, The Golden Age o incluso su breve paso (eclipsado siempre por haber precedido al de Alan Moore) por el WildCATS de Jim Lee.
En todos ellos, Robinson aplicaba otra vuelta de tuerca a sus personajes, casi siempre arrojando nueva luz sobre su caracterización, mirando a sus interiores desde otra perspectiva y renovando su interés. Y todo ello desde un enorme respeto al pasado, a lo contado anteriormente por otros autores con sus protagonistas y sin olvidar que escribe cómics de superhéroes. Como resultado, sus tebeos, además de todo lo adultos que pueden ser dentro de este género sin romper sus convenciones, suelen ser muy entretenidos. Un reto que parece sencillo, pero que casi nadie consigue llevar a cabo.
Por todo esto, la elección del editor Mark Paniccia del nombre de Robinson para títulos como All New Invaders y estos Fantastic Four parece la idónea. La primera familia de Marvel languidece desde hace años a pesar de las interesantes etapas firmadas por Mark Waid, Jonathan Hickman o la reciente de Matt Fraction, y todos los requisitos anteriormente enumerados parecen imprescindibles para escribir con propiedad este título. El reto una vez mas es tratar con respeto a la eras doradas de Stan Lee, Jack Kirby y John Byrne, pero sin dejar que sus alargadas sombras se interpongan en la búsqueda de nuevas cotas de grandeza.
¿Lo ha conseguido Robinson? Pues como en la nueva cabecera de Los Invasores, con solo un primer número para juzgar es complicado decirlo. Sobre todo siendo uno de esos autores que, al igual que Peter David, dan lo mejor de sí a la larga. Pero de momento, podemos decir que pinta bien.
La historia es narrada como parte de una misiva que Susan Storm-Richards escribe para sus hijos Franklin y Valeria, explicándoles cómo han llegado las cosas a una deprimente tesitura para cada uno de los miembros del cuarteto. Tal estado es descrito de forma breve, para situarnos inmediatamente después en el que para La Mujer Invisible fue el último día de esperanza, de felicidad, de familia. Y así asistimos a un combate en plena Nueva York contra el gigantesco dragón Fing Fang Foom, y presenciamos el rotundo titulo de la saga: La caída de los Cuatro Fantásticos.
Llama la atención cómo, para ser el primer número de una colección, Robinson prescinde de poner en situación al lector explicando el origen e idiosincrasia de los protagonistas. No, da por conocidos a los personajes y demuestra haber hecho los deberes caracterizándolos perfectamente, exhibiendo que se ha documentado respecto a Fing Fang Foom, y no cayendo en el recurso fácil del punto y aparte con respecto a los anteriores volúmenes de la serie. Así, varios de los estudiantes y profesores de la Fundación Futuro están presentes, y la dolorosa ausencia y auto impuesto exilio en Latveria de Valeria es explicada por el distanciamiento con su padres ya vislumbrado en el último episodio de la etapa de Fraction.
El apartado grafico, merced a Leonard Kirk a los lápices (que en ocasiones recuerda al añorado Mike Wieringo), Karl Kesel a las tintas y la paleta de Jesus Aburtov al color resulta plenamente satisfactorio y lleno de luz.
Tal luminosidad, al igual que el conmovedor reencuentro entre Ben Grimm y Alicia Masters, contrasta con los nuevos (y no explicados, por cierto) uniformes de los Cuatro Fantásticos, de color rojo y negro. Unos tonos que tal vez sean adecuados para los argumentalmente oscuros tiempos que se avecinan para Johnny, Reed, Sue y Ben.
Unos tiempos que, sin embargo, creativamente parecen pronosticarse brillantes.
Tras una gran etapa (Hickman) y una gran etapa a medias (Fraction -y los Allred pero no el Bagley-), James Robinson llega a los Cuatro Fantásticos con la misión de sacar lustre a una franquicia tan quemada, que hasta en su adaptación fílmica se montan circos raciales para evitar el olor a naftalina. Reduciendo la franquicia a una única cabecera para devolver al grupo a lo básico, el guionista de Starman no se anda con remilgos y enciende los reactores con un arranque que -sin necesidad de artificios- se lanza directamente al gaznate del cordero.
El tiempo no pasa en balde. Los que antaño fueron los mejores del mundo, hoy se enfrentan al ocaso de unos días, en los que cada mirada a la gloria del pasado es una puñalada contra el corazón envejecido. ¿Qué nos ha pasado? ¿Cuando dejamos de brillar como soles en el firmamento? ¿Por qué nuestra lavadora ha tenido la peor menstruación de la Historia?
Tres páginas son lo que le basta para fragmentar a la primera familia a merced de la deriva, mientras la fatalidad de las palabras de Susan Storm nos arrastra hasta la caída de los Cuatro Fantásticos. No por una misteriosa enfermedad, no por una profecía entrópica sobre el final de todas las cosas ni por un enemigo que busca su desgracia, sino por el simple e inevitable paso del tiempo.
El mero hecho de usar a la Mujer Invisible como voz conductora del relato ya es todo un acierto. No ya porque Reed empezase a estar muy visto y su señora necesitara una reivindicación (que también), sino porque cuando el patriarca habla de peligro incipiente o adversidad cercana, a uno no le cabe duda de que en el último minuto se sacará un gadget de la manga y lo solucionará todo. Pero cuando es la verdadera alma del grupo la que proclama que algo va mal, ya puedes tener la certeza de que los Cuatro Fantásticos están en apuros.
En el resto del número los Cuatro Fantásticos se dedican a hacer cosas de los Cuatro Fantásticos, con un Robinson que demuestra tenerle cogida la medida al grupo, y saber reflejar esa voz clásica de forma natural y cercana, sin que suene impostada o arcaica. Valiéndose de la continuidad cercana para recuperar elementos recientes que pudieran haber caído en el olvido demasiado pronto o dar nuevas vueltas de tuerca a otros, el guionista se encuentra cómodo entre las paredes del Baxter, centrando los focos en el cuarteto titular sin necesidad de desechar el trabajo de sus predecesor ni hacernos empollar el árbol genealógico familiar al pasar por el recibidor.
Pero si en estas páginas hay alguien que destaca es el dibujante Leonard Kirk, que con los acabados de Karl Kessel parece haber nacido para dibujar esta serie. Ya no es que dibuje a los personajes mejor o peor, es que Reed, Susan, Johnny y Ben están tan bien definidos a través de físico, lenguaje corporal y expresiones, que ni siquiera necesitas leer sus cuadros de texto para reconocerlos.
Albergaba serias dudas hacia el inicio de esta nueva etapa por el trabajo a medio gas de Robinson en All-New Invaders (y que demonios, porque nunca he sido un gran fan de su obra). Sin embargo, el primer número de sus Cuatro Fantásticos me ha resultado un cómic notablemente sólido, con ese punch que tanto se estaba echando en falta en la mayoría de debuts de All-New Marvel Now!.
Se puede achacar que el segundo final sea más rutinario que efectivo, con una invasión de cucarachas que tampoco dice demasiado. Pero el verdadero anzuelo del cómic está en sus tres primeras páginas, y su eco continúa reverberando hasta la última página del primer acto de El Crepúsculo de los Imaginautas.
Los 4 Fantásticos es un hueso duro de roer. Un encargo por el que muchos autores de prestigio pasan, pero del que no todos logran salir triunfantes. Si bien es verdad que John Byrne, Mark Waid y Jonathan Hickman han dejado etapas memorables, no hay colección a la que más le pese la etapa original de Stan Lee y Jack Kirby que a la de la primera familia. El dúo se las apañó, no en vano, para lanzar en 102 números –y dos anuales- una plétora de conceptos extravagantes que quedaron escritos en fuego en la historia Marvel (Pantera Negra, Inhumanos, Galactus, la Zona Negativa, Estela Plateado…). Dice la leyenda que incluso el escritor, ‘The Man’, pidió a su dibujante, ‘The King’, que aminorase el ritmo y dejara de presentar conceptos mes a mes.
James Robinson se presenta ahora como el nuevo guionista para revitalizar y dar un vuelco a la serie, cosa que, de momento, en el primer número no consigue. La introducción, aun con el salto temporal y la promesa de que veremos al equipo caer su punto más bajo y separarse, no podría ser más clasicista, mucho menos rompedora que la propuesta de los dos últimos autores encargados de la primera familia. Los trajes ahora son rojos y las consecuencias de la etapa de Fraction traen algún cambio de status quo, pero, por lo demás, no hay nada que demuestre, todavía, que las nuevas amenazas y descubrimientos por presentar nos vayan a hacer seguir querer leyendo mes a mes. Regresa Fing-Fang Foom, como lo hace una Alicia Master tan plana como la vista por muchos guionistas y a la que posiblemente no tardará en unirse su padrastro (¡sorpresa, sorpresa!) en cuestión de un par de meses.
Ni siquiera el siempre divertido y jovial dibujo de Leonard Kirk parece nada novedoso, solo una versión del fallecido Mike Wieringo que ya hemos visto antes, en tiempos fértiles.
Menos se entiende este inmobilismo, si, a la calidad de la calidad de sus responsables, sumamos que Los 4 Fantásticos es uno de esos títulos con los que Marvel, por una vez, podría soltarse la melena y dejar hacer. Desde los tiempos de la Guerra Civil -que puso a Tormenta y T’Challa como miembros del cuarteto- la familia de los Richard/Storm ha contado con la libertad de estar lejos de los grandes eventos y de no tener que ser el buque insignia que dicte el devenir del universo. Esta cualidad había hecho brillar algunas de las ideas más alocadas de Hickman o Fraction. Los 4F podrían haberse convertido ahora en un cajón de sastre donde primara la creatividad y la originalidad, exprimiendo al máximo el género de superhéroes. Como hicieron Stan y Jack, pero con nuevos conceptos e ideas que hicieran expandirse el universo por el que los imaginautas viajan desde hace más de 50 años. Lo que los 4F siempre deberían ser.
Con estas cartas sobre la mesa, sin embargo, Robinson se merece el pase y dejarle hacer durante, al menos, un arco argumental. Quizás sorpresa y pueda regalarnos todo estas cualidades que se echan de menos en el primer arco. La clave podría estar en el desarrollo, pero, de momento, no hay ningún elemento que nos haga estar suficientemente emocionados por lo que sigue. Esperemos que el responsable de Starman no sea uno de esos autores que acaban saliendo del título sin haber pillado el toque que hace a Los Cuatro Fantásticos un cómic -y un equipo- tan especial y singular.
El resultado del comienzo de este quinto volumen de los Cuatro Fantásticos ofrece sentimientos encontrados. Si no fuera ciertos detalles para la esperanzana, un sobresaliente dibujo de Leonard Kirk (a quien me gusta denominar como el nuevo Stuart Immonen de Marvel) o la confianza siempre eterna en James Robinson, podríamos encontrarnos ante un debut poco gratificante, repleto de clichés del cuarteto fantástico y sin ni siquiera de un final elaborado y emocionante. Y encima, una tipografía de lo más horrenda para el título (¡que alguien lo cambie ya, por Kirby!).
La cabecera que hoy nos ocupa ha demostrado en su más de medio siglo de vida que se adapta a la perfección a cualquier enfoque habido y por haber, dejándose contagiar por la impronta que el autor de turno elija para la serie. Desde los tiempos de los imaginautas Stan Lee y Jack Kirby hasta la etapa más explonauta de Matt Fraction, pasando por los dramas domésticos (aborto incluido) de John Byrne, la galería de némesis mutantes que supuso la estancia de Chris Claremont, la descacharrante y revitalizadora permanencia de Mark Waid en el título o la sci-fi tamaño XXGalactus de Jonathan Hickman. En esta ocasión, James Robinson ha optado por un acercamiento próximo al grim & gritty. Si bien algunas subtramas recuerdan a ciertos pasajes de la etapa de Tom DeFalco (¿un miembro de los 4F a la cárcel? Eso ya está visto, James…), es posible que las sorpresas que nos tenga guardadas el autor Diesel por excelencia del cómic norteamericano nos lleguen al corazón.
Sin embargo, en lo que respecta a este primer cómic introductorio (¿he dicho ya que Leonard Kirk es un artista de los pies a la cabeza y que este trabajo por fin va a servir para que se reconozca su talento?), es imposible no observar que James Robinson no tiene del todo cogida la voz a los personajes que escribe. Eso, o que dejó de leer la serie hace mucho tiempo. Descartando esta última opción, teniendo en cuenta que tanto Waid como él (adoradores practicantes de la nostalgia) han degustado exactamente todos los cómics de la cabecera que inauguró La Casa de las Ideas, no se me ocurre otra explicación que el hecho que haya sido obligado (por agentes externos o internos) a enfocar esta primera entrega bajo la premisa de “para nuevos lectores”. Sería injusto demostrar un enfado porque La Cosa y Johnny no se tiren los trastos a la cabeza (de forma literal) durante tres páginas consecutivas, pero también sería injusto no desahogarme y mostrar mi preocupación por la ausencia de gracia (y pérdida de seña de identidad) de las pocas interacciones que tienen ambos personajes. Por no hablar del eterno y ya molesto regreso al statu quo de Ben Grimm y la adorable Alicia. Nadie parece recordar ya que durante la inclasificable etapa de Mark Millar al frente del título estuvo a punto de casar a Ben con una-tipa-cuyo-nombre-no-recuerdo. Y eso fue antes de ayer…
Yo no entiendo porque hay que matar a nadie, ni cambiar trajes, ni roles, lo que hay que hacer es contar historias que interesen y que atraigan a los lectores por sí mismas, sin recurrir a artificios que lo que hacen es atraer lectores durante un número o dos, para que luego los de toda la vida «nos comamos el marrón».
Yo como leo a ritmo España me toca esperar un poquito por esta etapa asi podre volver a intentarlo, porque la de Fraction ha sido un toston insufrible.
Hay un argumento esgrimido por los compañeros contra esta nueva etapa pero con el que no estoy para nada de acuerdo: Es cierto que con Lee y Kirby la serie era un vergel de ideas.
Pero si por otra cosa se caracterizaban era por consolidar dichos conceptos por medio de la reiteración y la continuidad. Vamos, que si te colaban a un tirano centroeuropeo mitad Vlad Dracul mitad Fantasma de la Ópera, recuperaban a un Johnny Weissmuller de la Golden Age o se inventaban una ciudad fantástica en mitad del Himalaya, no era para olvidarlos y acto seguido introducir otro concepto supermolón (si no que los tipos continuaban dando la brasa durante números y números).
Desde esta perspectiva, a mi me parece genial que hayan apostado por un enfoque clásico después de dos etapas tan desmadradas como la de Hickman o la de Fraction. No en vano es la primera vez en cerca de cuatro años que los Cuatro Fantásticos tienen una única colección, y me parece importante que sea una colección que suene como «Los Cuatro Fantásticos».
p.s.: Pedro, en realidad quien volvió a reunir a Ben y Alicia tras el fiasco con la profesora de guardería fue Hickman. Robinson simplemente consolidad esa situación como lo hace con la coña a costa de la carrera musical que emprendió Johnny Storm durante el periplo de Millar (con su productor pidiéndole no haya más desapariciones en la Zona Negativa o viajes por el multiverso).
A mí me tiene impresionado la rompedora idea central del comienzo de la nueva etapa: ¡uniformes rojos!
¿Como es posible que algo así no se le haya ocurrido antes a nadie? O sea, Johnny fué de rojo una temporada pero ¿todo el grupo? A eso le llamo yo reinventar un concepto, arrinconar lo rancio del pasado y apostar por enfoques nuevos y atrevidos. Robinson es un genio visionario.
No veía algo parecido desde Lección de anatomía. A partir de ahora el cielo es el límite.
Me gusta que la franquicia se limite a solo 1 colección, pero alguien sabe si hay planes para el Relanzamiento de FF ?
Creo que deberían de llamar a STEVE ENGLEAHRT para que vuelva a escribir otra etapa. Eso sí que era un desparrame número a número.
Englehart + unos porritos = ideas suficientes para que Marvel tire otros veinte años.
Jorgenexo, compro tu idea. En serio.
Buen primer número. Brutal el acercamiento a los personajes de la mano de Sue, haciéndonos caer en picado para despertar de un mal sueño, volver a sentirnos como en casa y establecer velocidad de crucero. Por fin un tebeo de los 4F que se lee con agrado y deja con ganas de más. Bienvenido Mr. Robinson. And here’s to you…
Pues yo copypasteo/adapto las impresiones que le transmití ayer al señor Gavilán por CaraLibro:
«Pues no me ha gustado nada el número, qué queréis que os diga. El prólogo bien, porque plantea algo lejano y apocalíptico (y cojonudamente dibujado)… pero eso no sostiene un número con un Fin Fang foom (todavía con pantalones morados) en medio de la ciudad porque sí, trajes rojos, chavales de la FF puestos ahí sólo para recordarte que existen aunque no tengan serie, y un cliffhanger de mierda, porque no tiene otro nombre.
Auge y caída en un sólo número. No me interesa que Ben vuelva con su ex, no me interesa que Johnny retome su carrera musical -aunque sólo sea para mantener la serie en la Tierra- y no me interesa que Sue vuelva a ser madre cumplidora y mujer excelente para un Reed en modo automático. Me la suda la dinámica matrimonial. Y Reed volviéndose ineficiente no durará.
Será que nunca he sido fan de la familia. Con Fraction les cogí cariño, hasta que Fraction mismo se olvidó de ellos. Después me aburrí, y ahora me siguen aburriendo.»
A falta de leerlo, en esta ocasión me fío del entusiasmo de Daniel Gavilán y AlbierZot, porque se les nota que han pillado el cómic con ganas y no simplemente porque «toca hacerlo».
Ale, saludos!
Pues curiosamente, en mi caso me lo leí más por ver como estaba que por verdadero entusiasmo, Terrific 😆 Probablemente esa ha sido una de las razones por la que sorprendió para bien, al no esperar nada tras el sopor que están siendo los Invasores de Robinson (más lo poco que me mola el cambio de color de los trajes).
un Fin Fang foom (todavía con pantalones morados) en medio de la ciudad porque sí, trajes rojos, chavales de la FF puestos ahí sólo para recordarte que existen aunque no tengan serie
Independientemente de la empatía con los personajes, el ataque del Makkulano a Nueva York no creo que sea algo gratuito, puesto que Richards está dando la brasa durante todo el número sobre la naturaleza del dragón antropomorfo, sus diferentes fases a lo largo de su historia y los motivos que puedan haberle llevado a atacar Nueva York. Vamos que con todo el diálogo que se dedica a plantear incógnitas sobre el ataque de Fin Fang Foom, me da que el dragón va a traer cola (no pun intended) sí o sí
Con los criajos más o menos lo mismo: No tendrán serie propia, pero pasan a formar parte de esta, así que -como número de presentación- me parece más adecuado que el número ponga todas las piezas sobre el tablero, ya sean Reed haciendo cosas de ciencia, Susan con la familia, Ben por el barrio, Johnny con su nueva extravagancia, Franklin con el resto de los críos y Valeria «dónde ya sabemos»
p.s.: La propuesta de Jorgenexo mola, pero me siento estafado por no haber puesto a la Mujer Invisible al frente del equipo, ahora que por fin se ha desecho del Richard
Los monstruos gigantes son a Marvel lo que los gorilas a DC. Prefiero monstruos y Fin Fang Foom es el mejor de todos.
jorge,me ha parecido tan cojonudo tu tratamiento de guion para la serie de los 4-f(esta parte si la digo en serio)que quiero agradecertelo con un temazo que estoy seguro que TU sabras valorar como se merece.
http://www.machacas.org/flos-mariae-el-grupo-que-vino-para-petarlo-por-la-gracia-de-dios
«como una lonchaaa de quezo,en un zangui prezooo…».
Joer jorgenexo, me leería bien a gusto unos 4f tuyos aunque fuera con diálogos de LOEB y dibujos de ROB.
Eso sí. lo del último párrafo, yo tampoco te lo aprobrobaría.
Las razones para convertir a Ben en el líder me convencen. Lo de la Visión y el Hombre Maquina 100%. Lo de Hulka y Susan según como se lleve (que esta en la cuerda floja sobre el abismo del fanservice más chusco). Ahora bien, ha sido leer lo de convertir a la Storm en la nueva Lobezno y entrarme un sudor frío solo de recordar… http://static.andertoons.com/cartoon-blog/2011/10/invisible-woman-slutty-costume-1.png
Desde la Supergirl de David, Kirk me tiene ganado. Así que, aunque sólo sea por él, le echaré un ojo a esto a pesar de que nunca he sido un gran seguidor de los 4F.
Pero me apetece más leer la colección alternativa de Jorge.
«a sido leer lo de convertir a la Storm en la nueva Lobezno y entrarme un sudor frío solo de recordar… http://static.andertoons.com/cartoo n-blog/2011/10/invisible-woman-slut ty-costume-1.png»
un momento visionario que anunciaba la próxima elección de Jessica Alba para interpretarla. Quien iba a decir que la misma actriz podría interpretar a Nancy Callaham y a Sue Storm.
Daniel Gavilán
ha comentado el 28 febrero, 2014 a las 12:49h:
«Pues curiosamente, en mi caso me lo leí más por ver como estaba que por verdadero entusiasmo, Terrific :lol:»
Tranquilo, eso sólo confirma que la mayoría lee Marvel por compromiso 😉
Yo me lo he leído con ganas (ni esperé a pasar por la librería, directamente $3.99 en comixology, ale), y la verdad es que está bastante bien. Tiene el problema de todas las colecciones Marvel con su Síndrome Recopilatorio (lo que pasa en todo el cómic se podría contar en las primeras 6-8 páginas), pero ha sido suficiente para querer saber más. Sin duda es una de esas historias de caída y ascensión, que creo que irá genial para este cómic (sobretodo para lectores nuevos o no muy puestos al día, porque será más fácil conocer los personajes e interesarte por ellos). Ese momento final de «familia unida» que veremos en el número 5 ó 6… De momento me pillaré los siguientes.
Por cierto, esto es bastante evidente, pero ese símbolo 3D de los Fantastic Four que aparece en la página de resumen se irá rompiendo poco a poco (ya se ven unas muescas). Cuando todo eso pase y veamos cómo luchan unidos y vuelvan a sentirse «una familia», el símbolo cambiará y me juego la colección de cromos Pokemon que no tengo a que volverán los trajes azules.
Y con suerte quizás también cambien el diseño de la cabezera, porque es horrible…
Saludos!
Joerl, Jorgenexo, a mi también me mola ese planteamiento. Si se lo vendes a Marvel, al ritmo que van, ahí tienen material para sus próximos 3 a 6 años…
Eso sí, la Storm (Ororo) nunca fue una sargento chusquero, más bien todo lo contrario porque su fuerte como líder es que todos sabían (y los lectores sabíamos) que ella lo iba a dar todo por el bien de todos (y por eso molaba tanto). Ella no decía lo que tenían que hacer los otros, soltaba un «haz lo que creas que tengas que hacer» y se lanzaba en primera línea contra la amenaza de turno. Y el resto la seguíamos, digo seguían…
Aisnf, Tormenta, quien te ha visto y quien te ve…
Saludos!
Lo leí este fin de semana.
No es un tebeo directamente malo, pero tampoco ofrece ningún aliciente especial. Es un número 1 genérico del montón.
Me lo acabo de leer.
No me parece malo, pero en ningún momento pasa del bien raspadito. Robinson presenta los futuros argumentos mientras que Kirk se luce. No me ha convencido, quizás lea los siguientes números para ver que tal, pero en principio sosete.
Eso sí, unos 4F con las ideas de Jorgenexo y un tono de sci-fi la compraba fijo.
Estoy leyéndome el Fantastic Four #2 y me paso un momento por aquí para comentar esto:
Terrific Lines (un servidor)
comenté el 28 febrero, 2014 a las 16:43h:
«Por cierto, esto es bastante evidente, pero ese símbolo 3D de los Fantastic Four que aparece en la página de resumen se irá rompiendo poco a poco (ya se ven unas muescas). Cuando todo eso pase y veamos cómo luchan unidos y vuelvan a sentirse “una familia”, el símbolo cambiará y me juego la colección de cromos Pokemon que no tengo a que volverán los trajes azules.»
Pues era tan evidente que se les ha debido olvidar… El símbolo sigue igual (de rojo y de agrietado) que lo estaba en el número anterior.
Voy a seguir leyendo…
Saludos!
Y terminado de leer…
Me ha encantado, en varios aspectos. Como número suelto se desarrolla de principio a fin, dejando varias preguntas para los siguientes números y una sorpresa final. Robinson nos está preparando para una trama más grande, pero te puedes leer este número y tendrás una historia, dejándote con ganas de más. Eso sí, como en casi todos los casos, la solución es al más puro Reed Style:
¿Echáis en falta un Cytotoxin? Mr. Fantastic dice haber cogido prestado uno de Zona Negativa.
Además incluye un nuevo Fantastic Car, una invasión en Manhattan y todos los héroes en NYC.
A ver cómo sigue…
Saludos!