Dado que hoy solo tenemos un debut y una reseña que ofreceros, para sazonar un poco el análisis (de forma parecida a como ya hiciésemos en su día con Deadly Hands of Kung Fu) vamos a añadir un somero repaso por los cuarenta años de historia del personaje protagonista de la nueva cabecera. ¿Preparados? Allá vamos
Un soldado norteamericano de élite muere para ser resucitado unos años después, siendo transformado en una monstruosa arma viviente. Cuando consigue romper el yugo de quien está detrás de su resurrección – el cual busca emplearle para sus siniestros fines – no deberá solo afrontar su horrible apariencia y nueva naturaleza: además su esposa ha encontrado el amor en brazos de su mejor amigo, y monstruosos secuaces dirigidos por el villano que le devolvió la vida le darán caza. Su otra némesis será su antiguo superior en las fuerzas armadas. No, no estamos hablando del Spawn de Todd McFarlane a pesar de lo que pueda parecer, sino de la encarnación original de Deathlok, aparecida casi veinte años antes.
Creado por Doug Moench y Rich Buckler, el personaje iba a ser llamado originalmente Cyborg, pero probablemente el nombre fuese cambiado para evitar posibles problemas legales, ya que ése precisamente era el título de la novela en la que estaba basada la entonces exitosa serie de televisión El Hombre de Seis Millones de Dolares. Las aventuras de Luther Manning (el susodicho soldado) fueron publicadas en la colección Astonishing Tales de Marvel, en los números 25 al 36, desde 1974 hasta 1976.
Las historias de Deathlok el Demoledor transcurrían en la entonces futura década de los noventa, en un Nueva York desolado y hostil tras una guerra civil que ha dejado en el poder al más extremo exponente del complejo industrial-militar. Eran historias muy crudas, violentas, crueles y sanguinarias para un comic Marvel de la época, con hordas de caníbales urbanos y una atmósfera opresiva que nos indicaba que todo había ido mal y que difícilmente se solucionaría. Deathlok era un antihéroe puro, que buscaba recuperar su humanidad desesperadamente (con más virulencia que la que podíamos ver en Ben Grimm), la letalidad era alta y el suicidio era una opción muy a considerar ante la falta de expectativas. La narración se componía a base de un diálogo en los textos de apoyo entre Manning y la computadora que había sido instalada cibernéticamente su cerebro.
Una vez concluida su andadura en Astonishing tales, merced al viaje en el tiempo, el Demoledor se convirtió en un secundario mas o menos habitual en el universo Marvel, encontrándose con Spiderman o La Cosa en las colecciones que ambos compartían con otro personaje en cada número. En la famosa Saga del Proyecto Pegaso, pudimos ser testigos de su aparente final, habiendo sido extirpada cruelmente su humanidad por la malévola corporación Roxxon. Transformado en una peligrosa máquina de matar que conseguía herir a Ben Grimm (¡y hacerle sangrar! Aquello era inaudito en esos tiempos) Quasar debía destruirle para evitar que el imparable asesino se cobrase más víctimas.
Unos años después, ya en la década de los 80, JM DeMatteis y Mike Zeck recuperaron al personaje para la colección del Capitán América. Roxxon reconstruía al cyborg para enfrentarse con el vengador de las barras y estrellas, pero conseguía rebelarse contra ellos. Aliado con el Capitán, viajó de vuelta a su era, venció a los enemigos que allí había dejado y dio las claves a Steve Rogers para evitar que su futuro llegase a materializarse. De ese modo el lanzaescudos pudo abortar el golpe de Estado que Roxxon tenía planeado evitándose los funestos hechos que llevaron a la creación de Deathlok. La continuidad Marvel 616 se veía libre de ese porvenir y la era postapocalíptica de la que provenía el Demoledor pasaba a ser una realidad alternativa.
Con el transcurso del tiempo, llegó la década de los noventa, la fecha en la que Deathlok supuestamente sería creado. Aprovechando que había una cierta tendencia en la Marvel de aquellos años para recuperar viejos personajes de los 70 (El Motorista Fantasma, Los Guardianes de la Galaxia, el Caballero Luna…), se decidió ofrecernos una nueva encarnación del cyborg asesino.
Primero, el mismo Doug Moench presentó un proyecto con su colaborador habitual Paul Gulacy. Pero por alguna razón en Marvel no convenció, aunque el material fue reciclado y publicado en Marvel comics presents en 1989, cambiando el nombre al protagonista por Coldblood.
Un año después, vería por fin la luz la nueva encarnación del personaje. Esta vez, Dwayne McDuffy, Gregory Wright y Butch Guice, nos contaron con buen hacer la historia de un científico pacifista cuyo cerebro era insertado el cuerpo de un nuevo Deathlok creado por Roxxon para tener un sicario superpoderoso que les hiciese el trabajo sucio. Por supuesto, Michael Collins, el hombre atrapado en la máquina de matar, conseguía hacerse con el control de la misma y huir de sus captores, convirtiéndose en el clásico superhéroe atormentado. Esta nueva versión de Deathlok debutó en una miniserie de 4 episodios, dedicándosele después una cabecera propia regular que alcanzó las 34 entregas. Collins pululó por el universo Marvel transformándose por derecho propio en el Deathlok que la mayoría de los aficionados conocen hasta que consiguió recobrar su forma humana.
Posteriormente, ya en este siglo, se hicieron algunos intentos de recuperar al personaje con diversos huéspedes humanos ( Larry Young, Jack Truman), pero no acabaron de calar. Incluso se intentó volver a contar la historia de Luther Manning desde otra perspectiva, pero de nuevo, la cosa no tuvo mayor continuidad.
En los últimos años, Rick Remender y Jason Aaron, nos han presentado en las colecciones de Lobezno, Imposibles X-Force y Lobezno y los X-Men una encarnación de Deathok venida de un futuro alternativo gobernado por replicas suyas que acabó siendo profesor en las Escuela Jean Grey dirigida por el canadiense de garras de Adamantium. También podemos recordar a Death Loket, una versión femenina adolescente del cyborg presentada en los Avengers Arena de Dennis Hopeless y Kevin Walker que jugaría un interesante papel en la nunca suficientemente añorada continuación de la serie, Avengers Undercover. Y en los últimos episodios de los Invasores de James Robinson, también hemos podido volver al Luther Manning original.
Pero es fuera de las páginas de los cómics donde el gran público ha conocido a Deathlok. En concreto en la serie televisiva Agentes de SHIELD. Los motivos de reciclar de mala manera a un personaje ya aparecido y ponerle la etiqueta de Deathlok como se ha hecho pueden ser variados: Quizás ofrecer una mayor conexión con el Universo Marvel para captar la atención de los fans de las viñetas y revigorizar la audiencia que a pasos agigantados iba perdiendo la primera temporada. O tal vez la idea era contraprogramar, y ofrecer un personaje afroamericano cibernético antes de que DC pueda ofrecer la proyectada versión fílmica de su Cyborg (ellos no tuvieron miedo de usar el nombre de aquella novela), ya sea en la película de la Liga de la Justicia o en la protagonizada por el propio Victor Stone recientemente anunciada.
En cualquier caso, y como suele darse en estas ocasiones, si hay versión en cine o televisión, hay que capitalizar y lanzar un cómic con el personaje que toque. Excepto si hablamos del cuarteto que lo empezó todo, parece. Este nuevo Deathlok, de aspecto entre el tradicional y el de Agentes de SHIELD, fue presentado en el primer número de la miniserie Original Sins, la que complementaba el evento de nombre prácticamente idéntico. El equipo artístico encargado, de entrada parece competente a pesar del hastío que pueda suscitar este intento. Y es que el Deathlok televisivo, de cutre parece una parodia de aquel que hemos venido viendo en las páginas de los comics durante cuarenta años. ¿Sacaremos algo bueno de esto, aparte de la reedición de los clásicos de Buckler y Moench que ha aparecido en USA? Vamos a ver.
Edición original: Marvel comics
Guión: Nathan Edmonson
Dibujo: Mike Perkins
Color: Andy Troy
Formato: Grapa,32 páginas.
Precio: 3,99$
Henry Hayes es un médico afromericano que tiene una prótesis cibernética sustituyendo una pierna que perdió en Irak. Como miembro de Médicos sin fronteras viaja regularmente a diversas partes del mundo afectadas por crisis humanitarias y conflictos bélicos. Lo que no sabe es que cuando los misteriosos Control necesitan de sus servicios, se activa una señal que le convierte en su sicario personal, dejando de ser él mismo y manejando todo tipo de armas de fuego para conseguir cumplir las misiones que sus amos le encargan. Cueste lo que cueste y de forma inmisericorde, sin remordimientos. Cuando los encargos finalizan, los atroces actos que realiza se borran de su memoria y vuelve a relativamente normal vida, cuidando a su hija adolescente en New Jersey. Pero últimamente sospecha que algo raro sucede ¿De dónde ha salido esa mancha de sangre de su camisa? No lo recuerda.
En SHIELD, Maria Hill también es consciente de que algo está pasando. Un agente ha sido asesinado (como pudimos ver en la presentación del protagonista en Original Sins #1), y encarga que el asunto se investigue con la corazonada de que el anterior Deathlok, Michael Collins, puede estar involucrado.
Mientras tanto Hayes lleva a cabo una sangrienta operación en Venezuela, donde cruzará su camino con Carlos LaMuerto, el viejo conocido de Spiderman y Daredevil también llamado Tarántula Negra.
Nathan Edmonson está a su nivel habitual, con un guion muy correcto más deudor del cine de gran presupuesto de espías que del comic de superhéroes, como evidencia la espectacular misión en el tren. Aunque claro, también ayuda el intachable trabajo de un Mike Perkins que hace tiempo que dejó de ser el que dibujaba los episodios del Capitán América de Ed Brubaker que a Steve Epting no le daba tiempo a hacer. Perkins, embellecido con el color que Andy Troy le aporta, luce de forma magnífica y es un artista que ha pasado bastante desapercibido y demuestra aquí que es alguien muy a tener en cuenta.
Review Overview
Guion - 6
Dibujo - 7
Interés - 5
6
Valoración global
Una historia correcta sin grandes sorpresas con un apartado gráfico muy agradable
Que buen repaso Sergio!!
Reconozco que esta serie no me llama la atención ( aunque da igual, me juego lo que sea a que no se publica en España). Las reviews americanas le ponían buena nota, veo que tú te quedas en un término medio.
El personaje de Deathlok funciona bien en determinados contextos, pero llevando una serie él solo? Sus aparicones en el los X force de Remender molaron y la deathloket de Avengers Arena es una pasada. Pero son eso, apariciones puntuales. La serie de Houston no estuvo mal y lo de Agentes de SHIELD es para hacerselo mirar, porque eso no es un Deathlok ni por asomo.
Saludos
Muy flojita. Y es extraño, es el tipo de series que se le dan bien a Edmonson.
El Deathlock que debería sacra marvel es el Detour, la miniserie aquella dibujada por Darick Robertson que estaba muy avanzada antes de que la cancelaran.
Se han visto por ahí portadas y páginas completas y tenía una pinta brutal.
http://comics.imakinarium.net/kjon/censura/marvelcancel/marvelabortos.htm
Gran repaso Sergio.
Pues a mí, sin ser gran cosa, me ha gustado.
Desde luego, es un Edmoson más interesante que en la Viuda, en la que lleva ya un montón de números y la serie no termina de arrancar. Por lo menos aquí ha planteado una premisa bastante interresante, aunque en un solo número no es que de tiempo a desarrollar nada. Además, Perkins hace un trabajo estupendo, ya suplió a Epting en el Capi muy dignamente y sigue siendo muy bueno, ignoro porque no está en una serie con más visibilidad.
El caso es que le doy poco futuro, no es tan buena como para destacar por premios y cosas de esas y no tiene autores y personajes Hot. Quedará sepultada entre otro montón de series, algunas mucho peores.
Otro personaje destruido por la continuidad de Agents of Shield
Deathlok 90210, Sensación de Nariz.
Lo primero, pedir perdon a los comentaristas: tratando de editar un pequeño detalle con la entrada ya publicada, deshabilité sin darme cuenta los comentarios, y no solo no se permitió hacer mas, sino que los que ya había desaparecieron.
Como digo, el numero sí me ha gustado, me parece correcto, aunque nada rompedor. Me gusta que el protagonista no se llame Deathlok, sino que le vayan a confundir con él, dadas las similitudes.
El Demoledor me fascinaba y aterrorizaba a partes iguales de pequeño, y aunque éste ni se le acerca, no me parece un mal trabajo. Tal vez sea cosa de las bajísimas expectativas que tenía, no sé…