Explorando Marvel NOW! Fearless Defenders

 

Guión: Cullen Bunn
Dibujo: Will Sliney
Color: Andrea Sorrentino
Portada: Mark Brooks
Editorial: Marvel Comics
Contiene: Fearless Defenders, vol. I #1
Formato: Grapa, 32 páginas
Precio: 2,99 $
Valoración:

 

Las chicas son guerreras. Un lema generacional que fue popularizado no por las sacerdotisas que rendían culto a Artemis, las trabajadoras que levantaron América mientras sus maridos luchaban en el frente, ni de la convención de Seneca Falls, sino por un grupo rockero español de los ochenta.

El caso es que el popular estribillo de la canción podría definir bastante bien una tendencia bastante prolífica dentro de la ficción del último medio siglo en la que podríamos encuadrar obras tan dispares como Thelma y Louis o Mujeres Desesperadas. En los cómis, el relanzamiento de la Patrulla-X fue especialmente relevante a través de la figura de las claremontzonas: Mujeres fuertes, independientes y seguras en contraposición con los roles clásicos que habían ocupado durante los tiempos de Stan Lee, Roy Thomas y compañía.

Durante los ochenta y noventa, esta aproximación a la figura de la mujer dentro del cómic continuaría mutando dando como resultado creaciones como la nueva Mariposa Mental, la Hulka de Byrne, Tomb Rider, Gen13 o Witchblade y el resto del universo Top Cow. Empezaba a costar detereminar donde estaba el límite entre el feminismo y un fanservice poco saludable: Las mujeres que nos ponían no solo eran jamonas que lo mostraban todo por la gracia de un vestuario imposibles, sino que además ocupaban el rol protector de nuestras madres mientras lucían físicos improbables a medio camino entre la vigorexia de Arnold Schwarzeneger y dos globos aerostáticos con melena. Por favor, quémenlo todo…

Por suerte para nuestra salud mental, el siglo XXI nos devolvió la mesura por medio de La Elegida (vulgarmente conocida como Buffy Cazavampiros) permitiendo incluso que DC creara una exitosa franquicia protagonizada por un equipo formado integramente por superheroínas de corte urbano, las Aves de Presa. Actualmente podemos encontrar series en las que los personajes femeninos tienen un fuerte protagonismo en casi todas las editoriales. Y sin embargo, la que fue pionera en este aspecto lleva viéndose obligada a recurrir las series grupales o veladas maniobras como el X-Men Legacy protagonizado por Pícara para mantener este tipo de series en el mercado desde hace un lustro.

Entre estas últimas podríamos destacar la maxiserie secuela de Miedo Encarnado que embarcaría a la Valquiria Brunhilda en la búsqueda de los martillos del dios del miedo Asgardiano, bajo la batuta del guionista Cullen Bunn. Con el respaldo de la plataforma Marvel NOW!, el equipo dirigido por Axel Alonso ha decidido apostar fuerte por las colecciones con protagonismo femenino, pudiendo encontrar hasta siete títulos en el que el papel de las superheroínas destaca ostensiblemente sobre sus colegas masculinos de entre las cuarenta que publican actualmente (sin incluir las diez series de equipo en las que la balanza esta más o menos equilibrada).

Dentro estas colecciones se encuentra Fearless Defenders, una continuación velada de la citada maxiserie de Bunn en la que el guionista pretende explorar aquella idea de que la protagonista creara un nuevo Valquiryor reuniendo a varias guerreras de Midgard. Pese a compartir algunos elementos con la anterior (como unos antagonistas que pueden llegar a recoradar a Calavera y Pecado), se trata de una obra completamente independiente que se puede seguir sin necesidad de haber leído la citada maxiserie.

De hecho, el tono varia moderamente. Y si en la secuela de Miedo Encarnado Bunn convertía a la protagonista en una suerte de Indiana Jones superheroico con trenzas, Fearless Defenders parece decantarse más hacia las buddy movies de los noventa con cierto deje a lo producción de Sam Raimi.

Aunque la abundancia de estas colecciones parezca indicar lo contrario, escribir una serie de superhéroes con protagonismo integramente femenino no es nada fácil. De conseguir ganarse tanto a público como crítica ya ni hablamos, algo de lo que podrían hablar largo y tendido gente como Jimmy Palmiotti, Duane Swierczynski, Roberto Aguirre Sacasa, Marjorie Liu y un nada breve etcétera de guionistas.

Para salir airoso es fundamental tener un leit motive con gancho más allá de «Mirad, ¡chicas!», superar el reparo -o indefensión- que pueda provocar guionizar un elenco del género opuesto (si puedes guionizar a un alienígena llegado de la quinta dimensión no es tan difícil, basta con interiorizar el siguiente mantra: aunque la mayoría de los dibujantes parezcan apuntar a lo contrario, las mujeres no necen de un patrón producido en serie), saber dotarlas de interés y que su diferencia de género tenga relevancia como una característica más, sin que canibalice el la trama de la serie ni caer en el cliché. Todo esto, y brindar alguna que otra concesión al lector sin caer en el mal gusto no sea que acabes aburriendo a las almejas o te tachen de feminazi.

Bajo estos esquemas han sabido encontrar su público series como las Aves de Presa de Gail Simone, las Sirenas de Gotham de Paul Dini y Guillem March o los X-Men y Ultimate X-Men de Brian Wood. Teniendo en cuenta que todo mi posible entusiasmo con Bunn se ha ido diluyendo con cada una de sus series para Marvel en la que no contaba con un dibujante que disimulara sus carencias como guionista, no estaba muy seguro de que su nueva serie fuera a seguir la línea de estas últimas a pesar de contar con varios de los puntos del anterior párrafo.

De hecho, nunca he sido muy participe del entusiasmo que despertó la secuela de Miedo Encarnado entre muchos lectores cuando -más allá del dibujo de Pelletier y las portadas de Arthur Adams- estaba bien y poco más. Considerando la tendencia del guionista a perderse entre diálogos superfluos, así como las deficiencias en cuanto a ritmo e inspiración, no era una serie que contase con demasiados alicientesmás allá del planteamiento base y que -de alguna manera- consiguió que Brunhilda se ganase mi simpatía.

Con un arranque que casi me hace pensar que esta vez sí, Bunn nos iba a ofrecer su mejor cara, Fearless Defenders cuenta con el importante problema de parecerse a demasiadas cosas demasiado poco relevantes. Por un lado tenemos a unas protagonistas tan ideales de la muerte como guerreras. Da igual si eres una superdetective ninja -subrayad el concepto- o una arqueóloga que trabaja en un yacimiento vikingo en el noreste de los Estados Unidos -subrayad el concepto-: Los escotes, la ropa ceñida sobre tu escultural cuerpo, los labios carnosos en un reluciente tono carmesí, el peinado impecable y los tramos de piel al descubierto son los elementos indispensables de tu día a día.

Por otro, tenemos a unos malos muy malos. Tan malos como serios. Villanos tan malos y serios que parecen haberse escapado de una de las secuelas de Misión Imposible, y que además son tan cicateros a la hora de contratar esbirros que son tan feos y sucios como el pecado. Pero ya sabéis, nada mejor que una supermujer pegándole a un grupo de tíos feos y sucios.

También hay zombies. Zombies vikingos (por si los esbirros no son suficientemente feos y sucios), así como gente que habla mucho a pesar de que que no siempre sea con sustancia, y que son capaces de actuar con frivolidad aunque su campamento este siendo invadido por muertos vivientes medievales. Total, esas cosas se ven todos los días en los cómics, ¿por qué habría que asustarse?

Si no fuera por la mención al título, los tres últimos párrafos podrían estar describiendo a toda esa pléyade de colecciones a las que de mayores les gustaría formar parte del catálogo de Top Cow, llámela Executive Assistant, War Goddess, Freelancers, Shinku, la Jennifer Blood post Ennis o cualquiera de estos títulos que pululan por IDW, Avatar Press o la peor cara de Image Comics y BOOM! Studios actual. Es cierto que con estas bases no tiene porque salir una serie necesariamente mala e incluso podría tratarse de un entretenimiento divertido. Sin embargo, hay un elemento que juega de forma catastrófica en su contra: El dibujo.

Basta abrir la primera página y encontrarse con una perspectiva que haría que Jim Lee se echara las manos a la cabeza para darse cuenta que con todos los Mike Choi, Andrea Divito, Emmanuela Lupacchino o Sami Basri que andan sin trabajo o relegados a proyectos en el mercado independiente, la elección de Will Sliney ha sido un completo error. Sliney es uno de esos dibujantes que parecen tener varias cosas buenas pero que cuando lo ves en conjunto no resulta demasiado agradable. Puede que sean la poses de unos personajes que hacen que te recorra un dolor por la espina dorsal a cada página que pasas, puede que los colores chillones o una fluidez narrativa y unos rostros tirando a toscos… Si la intuición no me falla, diría que es un artista que se encuentra en pleno proceso de definición de su estilo gráfico y cuyan incorporación a esta serie le puede hacer más daño que beneficio.

Pero bueno, no pasa nada, otras series han sobrevivido a un dibujo poco agraciado: Piensa en X-Factor y en la etapa que sufrió los lápices de Dennis Calero. Sí, pero es que la serie de David contaba además con los ingeniosos diálogos marca de la casa y un enfoque endiabladamente atractivo. Con Fearless Defenders lo más que se puede decir es que… es una serie simpática. Simpática y muy normal. Simpática en plan de sonrisa a medio camino entre la complicidad condescendiente y el sonrojo que puede provocar una licencia al fanservice tan bonica como inocente que podría aparecer en un cómic de Mi Pequeño Pony.

Y es que a ciencia cierta no se puede negar que su levedad intrascendente tiene cierto encanto, con detalles tan bien traidos como el uso del brazo biónico de Misty Knigth, la nueva adición a la mitología que está construyendo la editorial en torno a las valquirias, esa arqueóloga metomentodo que parece una mezcla entre Lara Croft y el rol de Kat Dennings en Thor o esa despreocupada dejadez pulp que puede llegar a recordar a una producción televisiva casposilla al medio camino entre la Xena y el Equipo A. Si Sliney dejara de lado las poses imposibles para potenciar su lado cartoon y recibieran un coloreado al estilo de Laura Allred probablemente sería más dificil ser duro con este primer número. Si se tratase de un proyecto en una editorial pequeña sin demasiadas ambiciones, también.

Pero encontrarse una serie así en el catálogo actual de Marvel NOW! canta tanto como ver Algo Pasa con Mary en un ciclo dedicado a Stanley Kubrick: El olor a serie B de bajo presupuesto es tanto que parece un cómic digital de los que podían adquirirse en Marvel.Com, quedando en evidencia por simple comparación con el resto de colecciones de la iniciativa. En resumidas cuentas, Fearless Defenders es una producción discreta que tiene sus principales bazas en el encanto de su propia modestia o en el apego que puedas sentir por los personajes implicados.

Si te gustó la secuela de Miedo Encarnado o los Héroes de Alquiler de Palmiotti puede que te interese echarle un ojo. Si te gustan las series protagonizadas por superhéroinas con un tono ligero repleto de elementos pulp seguramente también. A priori parece una serie que ni mata ni engorda, y que aunque si te la pierdes no la vas a echar en falta y si le dejas hacer lo mismo se le coge hasta cariño.

Se echa en falta bastante más carga de mordiente, de inspiración y de ganas de hacer algo nuevo y sosprendente en general. Algo tan sencillo como podría haber sido aprovechar de verdad la distancia entre la detective de Harlem y la guerrera teutona en lugar de hacerlas congeniar como si no fueran más que dos muñecas puestas en la misma cesta. Menos Bon Jovi y más Ramones, que si hay algo que sobra son las series con protagonistas femeninas sin más objetivo que ser simpáticas y amables. Pero en fin, habrá que buscar esas aproximaciones más incómodas y estimulantes en otro tipo de colecciones. Sin nada más que añadir, nada mejor para acabar nuestra reseña de las aventuras de estas guerrilleras valquirias con el popular himno generacional de los ochenta que citábamos al empezar el post.