Explorando Marvel NOW! Thor: God of Thunder

 

Edición original: Noviembre 2012.
Guión: Jason Aaron.
Dibujo: Esad Ribic.
Color: Dean White.
Formato: comic-book.
Precio: $3,99.

 

El Dios del Trueno, hijo de Odin y vengador asgardiano debuta en el relanzamiento Marvel NOW! a las órdenes de Jason Aaron y Esad Ribic en una historia contada a través de los años (milenios, incluso) en los que el poderoso Thor deberá hacer frente en distintas etapas de su vida a una misteriosa amenaza: Gorr the God Butcher.

El número de debut es un número solido que nos permite ver cuál será el tratamiento que tiene pensado darle Jason Aaron (Punisher, Ghost Rider, Wolverine) durante su etapa. Todos aquellos que esperasen ver al reparto de dioses Asgardianos (los clásicos Balder, Sif, Fandral, Volstagg y Hogun…) así como los escenarios clásicos en Asgard o Midgard (además de algún otro cameo vengador) deberían ir quitándose la idea de la cabeza, ya que todo hace pensar que el acercamiento de Jason va a estar centrado exclusivamente en Thor (y, por las pistas dejadas, en el concepto de las deidades y lo que han supuesto/suponen/supondrán en nuestra realidad). No en vano, en su recientemente concluida estancia en la serie de El Increíble Hulk siguió una estrategia similar, alejando al Coloso Esmeralda de su círculo habitual de amistades/enemigos sin muchas explicaciones. No en vano, para compensar esta carencia, tendremos triple ración de Thor. Un jovenzuelo extra-confiado entre mortales nórdicos allá por el siglo nueve, el Thor actual dándose una vuelta por el espacio exterior en misión humanitaria y, como contrapunto, un malhumorado Thor de vuelta de todo con un aspecto que recuerda, sin mucho esfuerzo, al de su padre Odin, aguardando (ansiando) la última batalla en pleno ocaso de los dioses.

Libro de estilo made in Aaron:

Jason Aaron alterna las tres secuencias temporales de forma suave en este número introductorio, sin presionar con excesiva información al lector y dejándole, en los tres casos (quizá un poco más forzada la secuencia del futuro), con ganas de mas. La primera saga durará cinco números (concluirá en Febrero), por lo que hay tiempo de sobra para ver el desenlace. Cualquier otro guionista hubiera acabado las tres secuencias con su propio cliffhanger, poderoso y dramático (y a ser posible a toda página). Jason Aaron no lo considera necesario y se las apaña para que las tres tramas interesen por igual. El recurso narrativo de narrar una historia a tres bandas (con su inevitable giro de tuerca final que unirá magistralmente las tres líneas temporales) no es el culmen de la originalidad, pero aquí funciona a la perfección. Por poner un ejemplo cercano de la misma maniobra podemos recuperar el reciente número de Batman 700 donde Grant Morrison presentaba en el especial de aniversario una historia de tintes similares, pero mucho más condensada, haciendo explotar la cabeza del lector y obligandole a releer (y disfrutar) del número varias veces.

Cabe mencionar que otro de los aspectos que llaman poderosamente la atención son los diálogos y cuadros de textos de esta entrega. Todos los que esperábamos ver a la versión Shakesperiana de Thor cada vez que abriera la boca estábamos muy confundidos. Aaron opta por apoyarse en los cuadros narrativos para guiar la historia, algo completamente funcional dado que el arte de Esad Ribic es expresivo por sí solo y fluye con total naturalidad. Y cuanto menos se tapen sus dibujos muchísimo mejor.

Esad Ribic, de profesión: dibujante artista.

Y es que, precisamente, la labor que Esad Ribic desempeña en todas y cada una de las veinte páginas (ninguna de ellas doble-página, ni falta que hace) de esta pequeña obra maestra es extraordinariamente sobresaliente. Apoyado en la ya clásica paleta de colores de Dean White, realiza un proverbial trabajo tanto en composición, narrativa como escenariografía. Se le resisten algunas expresiones faciales aquí y allí y, siendo un poco atrevidos, podríamos asegurar que no llega al producto final que exhibió en los primeros números de Ultimate Comics: Ultimates, pero sin duda firma un atractivo resultado. Disfrutemos del presente y olvidémosnos de qué ocurrirá cuando Esad Ribic necesite tomarse un ligero descanso y qué dibujante será (pobre de él) el sustituto temporal. Grande, Ribic.

Ayer vs NOW!:

Resulta interesante realizar una comparativa con los distintos números uno protagonizados por el Hijo de Odin durante el presente siglo. De todos es sabido que, con motivo del verdadero Ragnarok en las páginas finales de su segundo volumen, el fin del ciclo de la vida que los Dioses tanto temían (y con el que, uno por uno, todos los guionistas que habían pasado por la serie desde sus tiempos remotos habían jugado pero nunca alcanzado) tuvo lugar en la saga de Michael Avon Oeming y Andrea Divito en pleno Dissasembled (una saga que es una pequeña joya que pasó excesivamente desaparecida). Precisamente, desaparecido estuvo durante varios años el Dios del Trueno del Universo Marvel hasta que, en plena resaca de la Civil War, Joe Michael Straczynski y Oliver Coipel rescataron del olvido y actualizaron al nuevo siglo al Poderoso Thor de una manera magistral, en uno de los mejores números uno de la cosecha Marvel en toda su historia (extensible a toda su etapa y, sobre todo, los seis primeros números). Su mezcla de misticismo terrenal, humor y grandilocuencia resultó ser una fórmula mágica en la que, hasta el propio uniforme de Thor se ve como un acierto sin parangón. Comparativamente, podríamos decir que este número aquí analizado no supera en calidad al del tandem JMS/Coipel (insisto, aquel son palabras mayores). Si que supera, y con creces, al otro número uno que ha gozado Thor, también dibujado por Coipel y con los guiones de Matt Fraction en las vísperas de su película (2011). Si bien aquel no tenía un caracter rompedor, ya que era continuista con el volumen anterior. No en vano, se trataba en el fondo de una renumeración puramente comercial. Por ello, ese número no pasará a la historia y cualquier comparativa con el presente sería injusta.

En definitiva, un comienzo interesante, potente y prometedor, donde Jason Aaron va al grano y, sin grandes estridencias (no las necesita) construye las bases sobre las que se va a cimentar su etapa al frente del Dios del Trueno. Todo ello magníficamente dibujado por Esad Ribic que, por lo que hemos podido ver hasta ahora, se perfila como el mejor estreno de todos los títulos Marvel NOW! publicados hasta el momento.

Daniel Gavilán: Cerrar la presentación de una nueva serie con un buen cliffhanger es algo fundamental para asegurarse de que los lectores vuelvan al mes próximo a por más. El Thor de Aaron no lo tiene. ¿Por qué? Básicamente porque no le hace falta. Con un embriagador aroma a gran epopeya nórdica, el cómic del guionista de Scalped y Esaad Ribic no necesita de artificios ni anzuelos envenenados para ganarse la devoción del lector. Desde las penumbras de un mundo primitivo y salvaje, en el que la luz de una hoguera era el único refugio del hombre, hasta los confines del tiempo y el espacio (donde el último rey aguarda en silencio ante la llegada de la aniquilación), Aaron traza su historia sobre el ocaso de los dioses y esta luce tan impresionantemente bien, que habría que ser un succubo sin alma para resistirse a ella. Siendo inevitable que me acordase del Scourge of the Gods de Mangin y Gajic o el Siegfried de Alex Alice (algo en lo que sin duda el dibujo ayuda), el nuevo volumen de las aventuras del dios del trueno debuta con un cómic como Odín manda, que pide a gritos ser disfrutado con la música de Basil Poledouris de fondo.