Edición original: Marvel Comics.
Guión: Brian Wood.
Dibujo: Oliver Coipel.
Entintado: Mark Morales.
Color: Laura Martin.
Formato: Grapa de 24 páginas.
Precio: $3,99.
Concluimos nuestra sección de reseñas dedicada a la Primera Fase de Marvel Now! con la última colección en incorporarse a la iniciativa editorial de Axel Alonso. Habiéndose retrasado ostensiblemente respecto a su fecha de publicación prevista originalmente, el cuarto volumen de X-Men es un reflejo de la fuerte apuesta que está realizando Marvel Comics por los personajes femeninos.
Con un elenco compuesto exclusivamente por Mujeres-X que provienen de distintas cabeceras de la franquicia mutante, X-Men pretende mostrarnos el universo de la Patrulla-X desde el prisma de sus mujeres en un día a día que incluye vertiginosas aventuras contra cataclísmicas amenazas de ciencia ficción. Lo que nosotros llamamos extraordinario, para ella es un simple miércoles. A cargo del guionista de Ultimate X-Men Brian Wood y el dibujante de Vengadores Vs Patrulla-X Olivier Coipel, la última adición a la parcela de los discípulos de Xavier sigue la línea de los anteriores intentos de crear un grupo integramente femenino y mantenerlo en el mercado.
Por alguna razón, los títulos con protagonizados por mujeres son una de las materias pendientes de la editorial, encontrando serios problemas a la hora de mantener títulos como X-23, Capitán Marvel, Journey Into Mystery, Viuda Negra o Red She Hulk a pesar de que más de una contase con un nivel de calidad bastante considerable. Combinar colecciones individuales con títulos grupales formados integramente por feminas parece ser la última apuesta de la editorial, dando como resultado cabeceras como como Divas, Heraldos o Intrepidas Defensoras para no sacrificar su diversidad.
En el caso de la Patrulla-X, las Mujeres-X han tenido tradicionalmente un fuerte peso en sus historias y -sin embargo- muy pocas veces han dado pie a iniciativas similares más allá de rarezas como X-Men: Mujeres En Peligro. La habilidad del guionista Brian Wood para crear elencos femeninos interesantes más la irresistible voluptuosidad del trazo de Olivier Coipel brindaron los ingredientes para servir de cimientos para esta nueva colección nacida para dar voz a las más decididas superhperoínas de la Patrulla-X.
La primera entrega de los X-Men de Brian Wood y Olivier Coipel marcan el inicio de Primer, el arco de tres números con el que la dupla formada por guionista y dibujante dejaran clara su declaración de intenciones respecto a las mujeres de la Patrulla-X mediante un intenso relato de ciencia ficción. A continuación, os contaremos que nos ha parecido el debut de la serie, pero antes, pongamos un poco de perspectiva:
Mujeres-X
Ya desde sus comienzos dentro de las limitaciones de los años 60, los X-Men se mostraron bastante decididos a la hora de abordar a los personajes femeninos. En contraste con la servil ama de casa encarnada por Susan Storm, la coqueta chica de revista Janet Van Dyme o toda la legión de plañideras que lloraban las penas por el protagonista, Jean Grey irrumpió como un vendaval en el Instituto Xavier, haciendo que personajes y lectores perdiésemos la cabeza por ella mientras la pelirroja arrojaba por los aires a cualquiera dispuesto a propasarse con ella.
La actitud de aquella Jean Grey siempre activa en las misiones de equipo y que prefería dejarle el rol de doncella en apuros a Warren destacaba más si cabe en comparación con la una Burja Escarlata perennemente escondida tras la sombra de su hermano. ¿Quién habría dicho que aquella brujita gitana de centroeuropa también estaba destinada a convertirse en una de las mujeres más poderosas del universo Marvel?
Tras un breve periodo de retraimiento en el que intentaron castrarnos a Jean relegándola al papel de novia formal de Cíclope y costurera forma de la Patrulla-X, la Chica Maravillosa volvería a brillar con todo su esplendor tras arrancarse el pijama Kirby y calzarse un coqueto vestido verde con una atrevida mini-falda. La Jean Grey de los últimos años de la psicodelia era capaz de enfrentarse sola al enemigo mientras sus compañeros la miraban ensimismados, o de decirle nones a Magneto cuando le ofrecía el oro y el moro si se convertía en su concubina. Algo estaba cambiando en el enfoque de los personajes femeninos de la editorial cuando hasta una recien llegada como Lorna Dane renunciaba a ser la novia de alguien solo porque le hubiera salvado de una multitud de mutantes diabólicos. La mutante del pelo verde era nueña de su propia vida y reclamaba su derecho a elegir al macho que a ella le gustase.
El lapso de los setenta no consiguió apagar este espíritu, ofreciendo un landscape adecuado para que Chris Claremont pudiera hacer su magia con la incorporación de aquella diosa de ébano que respondía al nombre de Tormenta, más un elenco de secundarias que incluía a la científico Moira MacTaggart, la emperatrix alienígena Lilandra Neremani, Mariko Yashida o las Hijas del Dragón. Tanto estaban brillando las claremontzonas, que los sectores más inmovilistas de la editorial decidieron matar a Jean Grey cuando esta se convirtió en una diosa de vida y fuego a través de su transformación en Fénix, y los mandamases de Marvel decidieron que no era bueno que una sola mujer tuviera tanto poder.
Sin embargo, el daño ya estaba hecho y su muerte solo sirvió para engrandecer su leyenda mientras debutaban las primeras villanas mutantes de roles activos con los rostros de Emma Frost, Mística y Destino. Dazzler se convertía en el personaje femenino de la editorial que durante más tiempo mantuvo serie propia en el mercado sin ser derivada de una contrapartida masculina, y Claremont y Byrne comenzaron a darse cuenta de que su superhembra de cabellos de fuego era demasiado para aquella época. Sin desistir en su empeño por reivindicar el rol de la mujer dentro del cómic de superhéroes, los forjadores de la mítica Días del Futuro Pasado crearían una nueva punta de lanza con la forma de esa eterna sobrina hiperactiva y sabelotodo que siempre estaba metiéndose en líos.
Con una cabeza bien amueblada, una soltura que sorprendía a todos sus mayores y unas inquietudes que nada tenían que ver con las muchachas que pasaban sus horas leyendo revistas de moda en los 60, Kitty Pryde marcó un antes y un después en el medio, al que seguirían la imposible My Fair ‘Evil Mutant’ Lady Pícara y el paso al lesbianismo punk de una Tormenta que desbancaba a Cíclope como nueva líder de la Patrulla-X. Los Nuevos Mutantes se convertían en el primer supergrupo con mayor proporción de personajes femeninos que masculinos, dejando ya solo que llegasen Rachel Grey y Madeleine Pryor entrasen en escena para anunciar el regreso de ELLA.
Con Jean Grey de nuevo entre los vivos, Inferno propiciaría su redención por medio de la derrota de aquel lado oscuro que había aceptado la sumisión de convertirse en la madre de los hijos del falócrata de Cíclope. Firmada la tregua, Jean incluso nos convencería e que la loca y peligrosa era la otra, enviando a su hijo al futuro como una suerte de Moises bíblico, mientras la pelirroja reafirmaba su rol como gran matriarca del universo mutante al lado del plasta de Scott Summers.
Desgraciadamente, se aproximaban tiempos difíciles gobernados por la testosterona y los biceps imposibles, en los que las diosas de los setenta y ochenta se vieron obligadas a bajar de sus altares y someterse a la condena de unos ceñidos hábitos que revelevan hasta la última curva de sus cuerpos sin permitirles dar rienda suelta a su carnalidad. Comenzaban los noventa.
El juguete fetichista personal de Claremont, Mariposa Mental se convertió en la imagen de la mujer mutante de la recién estrenada década gracias a su reinvención como una exótica ninja psíquica asiática con cuerpo de portada de Playboy y las tetas de silicona. Los Nuevos Mutantes desaparecían para dejarle su espacio a los rudos X-Force mientras Tormenta inciaba ese peregrinaje a la intrascendencia que parece no terminar nunca. Hasta la arisca Pícara acababa pasando por el aro del primer macarra que aparcó la moto en el Instituto Xavier, dándonos un buen puñado de dolores de cabeza entre alguna que otra alegría.
Rachel y Kitty se fueron a buscar pastos más verdes en la Inglaterra indie, dejando a Jean Grey como la única que todavía mantenía parte del fuego de la juventud pese a verse forzada a pasar por la vicaría, renunciando a la vida de desmelene sexual que le tenía preparada Claremont. Así que nada de Fénix, nada de Reinas Duende, nada de diosas de la fertilidad desatadas en una década en la que primarían los señores de la guerra con forma de Cable, Éxodo u Onslaught, o villanas estériles capaces de convertir en veneno cualquier ápice de feminidad como fue el caso Selene.
Afortunadamente aquello solo fue una fase frente a la que surgieron timoratos intentos como la doctora Cecilia Reyes o la reina morlock Médula mientras en un instituto de Massachusetts se preparaba a la nueva generación de supermujeres mutantes. Mamando de la carismática teta de Emma Frost, Júbilo, Monet, Vaina y Destello comenzaron a dar sus primeros pasos para convertirse en los personajes revindicables que son hoy, mientras que sus compañeros masculinos se quedaban por el camino convirtiéndose en meras víctimas propiciatorias.
Sin embargo, el verdadero sacrificio llegaría con la entrada del nuevo, suponiendo la despedida final de Jean Grey para que una nueva era pudiera vivir. Dejando a Emma Frost como nueva cabeza del matriarcado, el abandono del mundo terrenal de Jean daría comienzo a una nueva etapa en la que las superheroínas de la franquicia mutante recobrarían su trascendencia con ejemplos como el de Kitty Pryde de Astonishing X-Men, Mística en la serie de Vaughan, Pícara en X-Men Legado, la Mariposa Mental de Imposibles X-Force, Danielle Moonstar o Magik en Nuevos Mutantes, Banshee y Monet en X-Factor o la Bruja Escarlata de la Dinastía de M. Volviendo a brillar como antaño, junto a ellas llegarían nuevas incorporaciones como Layla Miller, la Agente Abigail Brand, X-23, Hada, Armadura, Tensión o la joven mesías mutante Hope Summers, constatando que las mujeres continúan teniendo un lugar de suma relevancia dentro de las historias de las cabeceras mutantes.
Actualmente, la práctica totalidad de colecciónes de la franquicia X tienen una fuerte representación de personajes femeninos, ocupando roles que van desde co-directora del Instituto Jean Grey, sucesora de Charles Xavier al frente de la Patrulla-X original o asesora de SHIELD en los conflictos humano mutantes. Con un elenco central compuesto integramente por personajes femeninos, los X-Men pueden interpretarse como un homenaje a todas las mujeres que -sin ser estandartes capaces de atraer a las masas a su alrededor como Cíclope o Lobezno- son las que le dan vida a la franquicia.
Los Autores
Paralelamente a una larga carrera como ilustrador y diseñador gráfico que incluye trabajos para Rockstar Games en sagas tan prestigiosas como Grand Thief Auto o Max Payne, Brian Wood siempre tuvo un gran interés por el mundo del cómic. Nacido en Vermont, Wood culminó sus estudios en diseño con un proyecto en forma de cómic bajo el título de Channel Zero. Publicado por Image, aquella historia centrada en un futuro distópico basado en los ideales de seguridad de Rudolph Giuliani llamó la atención de Warren Ellis, quien recurrió a su talento para co-guionizar Generación-X y dibujar las portadas de Global Frequency.
Durante esta época realizó infinidad de portadas y algún que otro pinito mientras producia un buen puñado de cómics. Sin embargo, Brian Wood no se metió de lleno en el medio hasta que firmó Demo junto a Becky Clonan en 2003. Granjeándole un buen puñado de premios y nominaciones, aquel trabajo marcaría el inicio de la etapa que le consagraría como uno de los talentos más prometedores del cómic americano con obras como Local, El Turista o Supermarket. DC Comics le echó el lazo con un contrato en exclusiva de dos años del que surgirían trabajos como DMZ, Northlanders y The New York Four.
Sin embargo, sus relaciones con la editorial se agriaron en cuanto varios de sus proyectos comenzaron a caer en saco roto durante el periodo de transición a los Nuevos 52. Rima The Jungle Girl, Superman Beyond, Catwoman Año 100, su etapa en Supergirl y Green Arrow, la re-imaginación completa del Universo Wildstorm (de la que únicamente pudimos ver su DV8: Dioses y Monstruos, las series Vertigo QC y Starve así como su (The Original) Athem junto a Jamie McKelvie fueron algunas de sus proyectos que terminaron viéndose frustrados a causa de los continuos choques que le llevaron a rescindir su contrato con DC.
Libre de ataduras, Brian Wood comenzó a trabajar para cualquier editorial que recibiera con brazos abiertos sus incontinencia creativa tocando géneros tan diversos como el activismo ecológico en un mundo postapocalíptico (The Massive) o las historias de deporte centradas en el mundo del boleibol femenino (Mara), dejando en sus manos el relanzamiento de franquicias tan prestigiosas como Conan o Star Wars. Fue en aquel momento en el que Marvel comenzó a tantearle para su regreso a la editorial, y tras una miniserie que le permitía dar rienda suelta a su espíritu mod con un enfrentamiento entre Quentin Quire y Lobezno, se sumergería de lleno en el universo mutante en el que ha permanecido hasta esta nueva colección. A continuación os ofrecemos una breve guía de lectura con sus aportaciones a la línea de los X-Men.
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Artista de origen francés, Olivier Coipel comenzó su carrera en el mercado americano a finales de los noventa como dibujante de la mano de DC Comics, durante la etapa de Dan Abnett y Andy Lanning en La Legión de Superhéroes. Coipel ilustraría la saga de la Legion de los Condenados que pondría fin al segundo volumen de la colección centrada en el grupo de superhéroes del siglo XXXI y su spin off Legionarios, encargándose posteriormente de la maxiserie de la Legión Perdida y los 14 primeros números del relanzamiento del grupo como La Legión.
Durante este época Olivier Coipel recibió fuertes criticas a causa de su estilo excesivamente «tosco y poco definido», hasta que Marvel se intereso por su trabajo y lo fichó para acompañar a Geoff Johns y Chuck Austen durante su etapa en Vengadores. Dibujando las sagas Zona Roja y Corazones de Avalon, Coipel contempló como el cerco de la Marvel de Joe Quesada se estrechaba sobre él, hasta que finalmente decidieron ofrecerle un contrato en exclusiva. Tras un puñado de fill ins en varias cabeceras y realizar un one shot junto al mismísimo Stan Lee, Coipel fue incluido en la lista de los Young Guns de la editorial como dibujante con mayor proyección de futuro junto a nombres como Jim Cheung, Adi Granov, David Finch y Trevor Hairshine.
Coipel consagraría su rol como superestrella del cómic gracias a su trabajo en la maxiserie Dinastía de M junto a Brian Michael Bendis y -posteriormente- el Thor de Joseph Michael Straczynski y Asedio. Sin haberse prodigado mucho desde entonces más allá de un puñado de portadas, el nombre de Coipel ha terminado convirtiéndose en sinónimo de los grandes momentos del universo Marvel. Y a pesar de que sus colaboraciones con la franquicia de los X-Men podrían contarse con los dedos de la mano, la relevancia de estas ha conseguido que los seguidores de la franquicia dirigida por Nick Lowe vinculen su nombre a episodios clave de la parcela mutante.
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Veterano entintador capaz de sacar oro de los lápices de gente como Jim Cheung, Steve McNiven o Adam Kubert cuando no se ve atrapado en las marañas de rayas de Leinil Francis Yu o Whilce Portaccio, Mark Morales acompaña a Coipel con las tintas como ya hiciera durante su etapa en Thor. El apartado gráfico lo completa la no menos curtida Laura Martin DePuy, quien ya trabajó junto a ellos en Thor y que con sus colores ha llenado de vida series como Planetary, Astonishing X-Men, Ruse o la práctica totalidad de los eventos Marvel de lo que va de siglo.
Los cuatro trabajan bajo la batuta de la editora Jeanine Schaefer quien desde su llegada a Marvel se ha encargado de proyectos como el Lobezno de Jason Aaron, X-23, Daken, los Astonishing X-Men de Marjorie Liu o la anterior etapa de Brian Wood al frente de X-Men
Una de las polémicas más extendidas alrededor de la serie de Brian Wood ha sido respecto al hecho de que se titule X-Men (Hombres-X) cuando todos los componentes del grupo son mujeres. Según el propio guionista el 20% de los Tweets e eMails que ha recibido desde el momento del anuncio de la serie es para que incluyese a algún personaje masculino en el grupo o exigiendo que cambie el título de la serie a X-Women.
Wood ha defendido arduamente su postura cada vez que le han increpado con ello, afirmando que tanto Tormenta, como Pícara, Kitty y las demás han sido X-Men toda su vida y llamarlas de otra forma como si no fueran dignas de llevar el título solo porque no están acompañadas por un miembro varón sería ridículo. El guionista recalcaría además como en su anterior etapa en X-Men Coloso era el único hombre de un equipo formado integramente por mujeres y nadie pedia que se llemase ‘X-Women‘. ¿Tan por encima ponemos al sexo masculino del femenino como para que la presencia o ausencia de un hombre se convierta en un handicap para que un grupo de mujeres no pueda continuar siendo lo que ha sido toda su vida? Cuando Jean Grey fue introducida en los X-Men en 1963, nunca se hizo como «Y ahora, los X-Men tienen su propia X-Lady» ni en la portada ponía «LOS X-MEN: Y también hay una chica!». Ella era considerada tan parte del grupo como el resto de sus compañeros y todos eran considerados de la misma manera.
En otra de sus entrevistas acerca de la serie, Brian Wood respondió a la pregunta de como escribir buenos personajes femeninos afirmando esta reside en enfocarlos a nivel humano primero, y después considerarlos de acuerdo al género y las circunstancias particulares de cada uno. «Cuando me aproximo a una página de guión lo hago desde la creencia de que como personas todos tenemos una serie de reacciones universales en lo que respecta a las emociones primarias. Partiendo de esto como base puedes ir añadiendo los rasgos correspondientes a cada personaje de acuerdo a sus circunstancias personales». Wood continuaría afirmando que si empiezas escribiendo desde la perspectiva de «Vale, ¿qué hará esta mujer ahora?» los estarás haciendo incorrectamente desde el estereotipo que -como escritor- hay que desechar.
A pesar de que todo el mundo en la editorial está encantado con la idea de un equipo de X-Men formado integramente por chicas, la intención siempre ha sido mirar más allá de su género y que no sea todo sobre las X que tengan en sus cromosomas.
X-Men, Vol IV #1, por Daniel Gavilán
Valoración:
Pese a la imagen que se tiene tradicionalmente del lector de cómics como un varón ávido de carnes magras con las que engordarse los ojos, escribir una colección integramente protagonizada por mujeres no es nada fácil. Muchos han sido los que lo han intentado pero realmente pocos los que han conseguido alcanzar las tres decenas de números, dado que -te pases por el lado que te pases- lo más probable es que al final las chicas del barrio acabarán señalándote con el dedo.
Que tu cómic funcione depende exclusivamente de encontrar un detonante sólido que justifique que un grupo de mujeres y sólamente mujeres se reuna y mantenga de forma prolongada. ¿Gritaron «Avengers Assemble» en el lavabo de señoras excluyendo a los superhéroes másculinos? ¿Han sido elegidas por un poder mayor que disfruta viendo como contonean sus curvas mientras luchan contra el crimen? ¿La amenaza es una niebla tóxica que hace que los testículos de los varones germinen y les salgan dos gladiolos a través de la uretra?
Posibilidades hay muchas, pero, ¿qué pasa si la mejor razón es precisamente que no haya ninguna razón? En lugar de buscar una justificación descabellada con la que pretender que este grupo de ‘X-Men’ es distinto de cualquier otro solo por el hecho de que todas sus integrantes sean mujeres, Brian Wood se limita a construir su historia apuntando a las mujeres de la Patrulla-X. Son ellas las que protagonizan el plano no porque haya una razón especial que las haya reunido a todas o las haga diferentes, sino que porque dentro del Instituto Jean Grey hay un buen puñado de mujeres y todas ellas están haciendo algo, ya sea vivir su día a día o enfrentarse a la crisis que nos ocupa.
Lejos de desaparecer, los componentes de sexo masculino de los X-Men están ahí pero en los márgenes del relato, enzarzados en sus propias historias. Historias que desconocemos porque son irrelevantes para la trama que trata el relato, con los focos mirando de cerca a los habitantes de sexo femenino. Así que si tienes que sacar a un grupo de alumnos haciendo algo, enfocas a las chicas. Si un grupo de X-Men responden a una emergencia, vamos a centrarnos en ellas. Y si hemos de elegir algún tipo de amenaza, será algo que esté ligado con alguno de ellas (y vaya si la elige).
Teniendo en cuenta que el 50% de la población del Instituto Jean Grey son mujeres y que aun así a los que vemos en la mayoría de las ocasiones es a Lobezno, Bestia, Lobezno, el Hombre de Hielo, Lobezno, Lobezno y Quentin Quire, no nos vamos a quejar porque en esta trama ellas ostenten el protagonismo.
Habiendo mostrado un gusto impecable a la hora de dar forma a personajes femeninos fuertes, Wood desplaza el ojo del lector a través de la historia, tocando los puntos que le interesan sin que por ello resulte forzado ni pensemos que nos estamos perdiendo algo. El desencadenante de la misma es la reaparición de Júbilo con un bebé bajo el brazo mientras un misterioso sujeto sigue sus pasos en su huída hacia el Instituto Jean Grey.
A partir de ahí, el relato no deja momento para el descanso, brindándonos una narración ágil con una espectacularidad puramente cinematográfica, en la que Wood y Coipel encajan como uña y carne. Teniendo muy en cuenta las reglas de la economía narrativa, Brian Wood congenia a la perfección el ritmo de la trama central con la caracterización. Los personajes tienen voz propia, pero sin caer en la parrafada ni perjudicar el tempo de la intriga.
Pero si por algo destaca en este aspecto es por no enfocar a sus personajes como mujeres primero e individuos después. Los personajes de su historia son Júbilo, Kitty, Tormenta, Pícara, Rachel Grey y Mariposa Mental, quienes son las mujeres de los X-Men. Pero nunca las aborda como «Un grupo de mujeres que se llaman Júbilo, Kitty, Tormenta, Pícara, Rachel Grey y Mariposa Mental». Lo que define a la imagen de la facción femenina de los X-Men es la personalidad completamente diferenciable de cada una, no el hecho de ser hombres, mujeres, altas, bajas o de piel azul celeste.
En definitiva, lo que nos ofrece el primer número de X-Men es el inicio de una historia de la Patrulla-X con todos los elementos que caracterizan sus aventuras: Hay elementos de ciencia ficción bizarra, intriga, interacción entre personajes, buena caracterización y mucha, mucha acción. Da la casualidad además de que se centra en las mujeres que cohabitan en el entorno del grupo, pero por lo demás no deja de ser un arranque de etapa como los de toda la vida. Y de los buenos.
X-Men, Vol IV #1, por Pedro Monje
Valoración:
Siete meses y treinta títulos después, con la publicación del primer número del nuevo volumen de X-Men se da por concluida la primera generación de títulos Marvel Now!. Esta nueva serie, a cargo de Brian Wood (Ultimate X-Men, DMZ, The Massive, Norhtlanders), Oliver Coipel (Thor, AvX, Dinastia de M), Mark Morales (Thor, Dinastia de M) y Laura Martin (Planetary, Astonishing X-Men, Thor), está protagonizada por un reparto de las mujeres-X más conocidas de la mitología mutante: Tormenta, Pícara, Kitty Pryde, Júbilo, Mariposa Mental y Rachel Grey. Con todas las miradas puestas en esta serie, ¿qué podíamos esperar de ella? Todos aquellos que se imaginaban que las seis mutantes elegidas iban a sentarse alrededor de la cocina para intercambiar anécdotas, chismorrear sobre sus compañeros de escuela y descubrirnos ligues pasados mediante retrocontinuidad no podían estar más equivocados. O al menos os habéis equivocado de Brian, señores. Este Brian no es el otro. Este es Brian Wood. Y eso va a quedar patente desde la primera hasta la última página de este primer número.
Tras una escena inicial que bien podría ser la escena anterior a los créditos de cualquier película de James Bond, el guión ofrece un relato vertiginoso que dura hasta la última página. Homenajes y referencias en continente y contenido a los New X-Men de Grant Morrison y en espíritu a los X-Men de Claremont, Wood aún tiene tiempo de plantar alguna subtrama relacionada con las estudiantes de la Escuela Jean Grey que se desarrollará durante los próximos números. Además de establecer los personajes principales, hay tiempo suficiente para presentar a los villanos del primer arco argumental. John Sublime, en su versión más playboy que nunca, fue el villano en la sombra de toda la estancia de Morrison en los New X-Men hace diez años (aunque haya gente que todavía siga sin entender el concepto detrás del personaje). En esta ocasión, además de él, su «hermana» hace su primera aparición de una forma completamente original. El cliffhanger, aunque predecible a medida que avanzan las páginas, sirve para recuperar un personaje (precisamente también creado por Claremont, aunque en su «segunda venida») que había quedado olvidado estos dos últimos años, desde que Mike Carey abandonase la franquicia. Una segunda «posesión» por parte del villano de turno para la pobre quizá sea más de lo que su cuerpo robótico pueda soportar…
A la hora de abordar el reparto y la caracterización de los personajes, Brian Wood logra un equilibrio perfecto entre la cuota de pantalla de la que disponen las chicas-x para brillar por sí solas. El guionista es consciente que la mayoría de estas mutantes ya tienen una presencia significativa en otros títulos de la editorial como el caso de Tormenta (Uncanny X-Force, Wolverine & X-Men), Picara (Uncanny Avengers), Kitty Pryde (Wolverine & X-Men) o Mariposa Mental (Uncanny X-Force), por lo cual hábilmente decide situar el hilo conductor del primer número sobre los hombros de Jubilation Lee. El personaje creado por Chris Claremont y Marc Silvestri durante el añorado periplo australiano del grupo a finales de los años ochenta regresa a la primera plana de actividad en esta serie tras haber vagado por varios títulos de segunda fila durante los últimos lustros sin haber encontrado su hueco. Desde que perdiera sus poderes pirotécnicos como consecuencia del Día-M, ha participado en la refundación de los Nuevos Guerreros (en la peor encarnación de la serie juvenil en sus tres décadas de existencia), ha sido convertida en un vampiro (si, como lo oyes) en el anterior volumen de X-Men y se ha dejado caer como personaje secundario en la serie de X-23. Sin embargo, la base de aficionados de la que goza este personaje, en parte gracias a/por culpa de la serie de animación de los noventa, es una minoría ruidosa que ha exigido a los cuatro vientos la restauración inmediata del honor y el valor del personaje, como si eso fuera algo fácil (si, la convirtieron en un vampiro, no lo decía antes en broma). Así pues, esta tarea es una más de las que habrá que evaluar a Brian Wood, quien por ironías del destino ya tuvo su pequeña oportunidad de escribir a Júbilo cuando era un autor novel y se encargó de las aventuras mensuales de Generación-X en su primer trabajo remunerado. De momento, le ha dado un bebe huérfano (como ella) que como el propio guionista se asegura de dejar bien claro, “tenéis que acostumbraros a él, no es un mero recurso narrativo”. Haga lo que haga, no será tan malo como convertirla en un vampiro…
En el trabajo de documentación realizado por Wood durante la preparación de esta serie, el guionista de Norhtlanders y DMZ tuvo la oportunidad de leerse de un tirón la etapa de Chris Claremont. Por todos es conocido que el patriarca mutante realizó un excelente tratamiento de los personajes femeninos más allá de sus cualidades super-heroicas. No en vano, era habitual por aquella época que personajes secundarios sin-poderes como Moira MacTaggert, Madelyne Pryor, Mariko, Yukio, la añorada Stevie Hunter y demás aparecieran de forma regular por las páginas de Uncanny X-Men para dar apoyo moral, un buen consejo (o clases de gimnasia) y dejar claro que también las chicas tienen voz propia en los cómics. Si bien la premisa “cualquier tiempo pasado fue mejor” y puede condicionar la valoración de aquellos cómics, podríamos asegurar que el espíritu que intenta transmitirnos Brian Wood en estas primeras páginas se asemeja bastante al que emanaban aquellos cómics de los ochenta previos a la masificación de colecciones mutantes.
El apartado gráfico corre por cuenta del francés Oliver Coipel, lo cual es siempre una garantía de calidad. Si bien en sus últimos trabajos no ha alcanzado el nivel que exhibió en el Thor de JMS, sus láminas nunca pueden ser descritas como algo menos que sobresalientes. Tras haber humillado a sus compañeros de aventura en las páginas de Avengers vs X-Men hace no mucho y tras un breve fill-in en Uncanny Avengers, su nuevo destino por petición propia es esta serie, en la que se alternará con David López y Terry Dodson. Fan declarado de Tormenta, las interpretaciones que de ella y de Picara realiza Coipel en estas páginas rozan el nivel del apellido del villano de la historia. La economía de espacios, la escenografía (con una composición más imax de lo que nos tiene acostumbrados), el amplio reparto, un menor abuso de las splash-pages, una narrativa siempre eficiente y, sobre todo, la secuencia en la que Picara detiene el tren a su inimitable estilo son puntos altos del tándem Coipel/Morales/Martin. Es una lástima que la cadencia del artista francés no sea la misma que la de Stuart Immonen o Ivan Reis, pero en cuanto a calidad estamos ante uno de los mejores dibujantes del medio (y ya son muchos años…).
En definitiva, una primera entrega cumplidora que disipa los miedos de un sector minoritario del fandom que preveían una sucesión inevitable de clichés y topicos, con una caracterización de personajes acertada, dos villanos diferentes a lo que se está viendo en el resto de la franquicia-X en este momento y un dibujo a la altura de las circustancias. Tras este primer número, uno de los mejores del relanzamiento Marvel Now!, queda claro que el potencial de la serie es enorme y que está en buenas manos.
El Origen del Sexo
Grant Morrison introdujo a Sublime como una protoforma orgánica sintiente que había colonizado todos los nichos ecológicos de nuestro mundo desde el principio de los tiempos hasta nuestra era. Recordando en más de un detalle a Lo que Perdura de los Vengadores de la Costa Oeste de John Byrne, Sublime fue amenaza a la que se enfrentaban los X-Men al final de la etapa del escocés, como una suerte de motor biológico que promovía el inmovilismo evolutivo para asegurar su propia supervivencia.
Tras la marcha del escocés, Sublime aparecería en Arma X de Frank Tieri y posteriormente en forma de grabación en Canción de Guerra del Fénix y la Patrulla-X de Matt Fraction. Brian Wood lo recupera para su historia trazando una suerte de ciclo similar al Ying y el Yang con otro organismo prehistórico al que denomina Arkea Prime.
Esto es interesante dado que dentro de los organismos vivos de nuestro mundo también existe un reino unicelular denominado Archaea similar pero a la vez completamente distinto a las bacterias «habituales». Tiene gracia además que en su versión ficcional Wood haga que que Sublime esté conectado con las formas de vida orgánicas mientras que Arkea Prime está ligada a otro tipo de «vida» no basada en el carbono.
Ahora bien, el guionista tropieza con su propia premisa al referirse a Sublime como ‘Él’ y a Arkea como ‘Ella’. Aun suponiendo que lo haya para incluir una amenaza de género femenino al igual que sus protagonistas, no tiene mucho sentido hablar de géneros sexuales dentro de bacterias dado que la diferenciación sexual dentro de especies no comenzó a desarrollarse hasta que que los organismos eucariotas estuvieron bien avanzados, por lo que es un poco como hablar del sexo de una proteína o de una piedra. Todo esto para acabar la reseña con la curiosidad del día.
En españa nos adelantamos a la polemica hace miles de años y lo arreglamos al momento,no llamando a la serie «hombres X» sino «patrulla X»,a nadie les extraña que unas mujeres puedan patrullar.
Solo lo he leído por encima (lo repasaré)y no me pareciò que fuera un tebeo con nada de especial.
Eso sí, me hace mucha gracia la chinita. Apuesto a que dentro de un par de dibujantes ya tendrá sus propias tetas bola.
¿Otra vez han poseído a Karima? Esta mujer no gana para disgustos.
«Apuesto a que dentro de un par de dibujantes ya tendrá sus propias tetas bola.»
Después de Coipel viene David López y después Terry Dodson. Con este último no queda duda de que ganarás la apuesta.
Encantado de la vida estoy con lo que he leído. El tal Sublime y su, ejem, «hermana», son personajes que me interesan bastante. ¡Y es la primera vez que veo al primero in situ, y no en una pantalla! Y las protas molan todas, of course. Incluso Júbilo a mí siempre me ha gustado. Así que Wood, como esperaba, de notable.
Pero lo muchísisimo que me gusta Coipel me parece casi hasta obsceno. Ha sido un poco como al ver a Bachalo en Uncanny, decir «coño, me encanta este pavo y casi ni me acordaba», y eso que de Coipel contando este solo he leído diez tristes números(el tie-in con Civil War de New Avengers, los cuatro de Asedio, los tres de VvX, el quinto de Uncanny Avengers y este). En mi podio de dibujantes de Marvel, tras Ribic y Alan Davis. Y nivelazo en los sustitutos, por supueto.
De los mejores números 1 (así de memoria casi diría el mejor). Espero que siga así, o mejor aún haga como la mayoría de sus compis marvelnoweras y vaya siempre a mejor.
Felicidades por la reseña a Pedro y Daniel. Muy completa tanto la parte centrada en el primer número como el recorrido histórico de la feminidad en los mutantes.
Leeré en breve este inicio de serie, a ver como se desarrolla la trama.
A ver que tal, a priori me parece un poco forzada la premisa de solo mujeres, pero veremos que tal,.
P.D: Destello no tuvo mucha participación en Generación-X…
«a priori me parece un poco forzada la premisa de solo mujeres, pero veremos que tal,.»
¿Por? No te preocupes por ello, como viene a decir Daniel, simplemente surge solo.
MIERDA. Se me ha comido un tochaco de los gordos. Ahora estaré toda la mañana de mala hostia. Como odio a mi puto ordenador.
Resumiendo: si bien esta serie me tenía ganado desde su mismo anuncio, hay otra que ha tardado un poquito más.
Y es que tras sufrir seis números, por fin le he cogido el punto al Capi de Remender. Como mi concienzudo análisis de la serie se ha perdido para siempre y estoy cabreado por ello, simplemente dire que, aunque ya había habido algún que otro destello, por fin he visto durante todo el número a mi Steven, y lo he visto DESATADO. Si bien no me está gustando que se le de tanta trascendencia a su padre(cuando su madre le marcó cien mil veces más), si que me gusta mucho la relación del Capi con la hija de Zola. De hecho, empiezo a pensar que cambiando algunas(muchas) cosas por aquí y por allá(no siendo las menos importantes la estructura y duración de este primer arco) casi nos quedaría una etapa medio decente del Capi.
JRJR en su línea, lejísimos de lo que fue realmente no hace tanto, pero parece escalar tras tocar fondo en Vengadores, sobre todo cuando le entinta Scott Hannah. Dean White es un colorista que me encanta y que en esta serie le hace mucho bien al dibujo.
Ahora solo faltan otros 7 números para que le vea donde está lo cronenbergiano 😉
Joder, no me acordaba que que Wood era el guionista que había perpetrado la etapa de Generación X post Faerber (que era muy buena), que me pareció horrible. Le echaré toda la culpa a los argumentos de Ellis, porque esta serie me llama la atención. Lo de la polémica sobre el título me parece tan absurda y ridícula en los tiempos que corren… Como yo empecé a leer cómics a finales de los 80, con X-Men o Excalibur, grupos en los que había más mujeres que hombres, me parece normal que en los cómics de superhéroes haya mayoría femenina. Supongo que todos los que empezaron en los 90, época que definís muy acertadamente en el artículo, estarán acostumbrados a lo contrario. De hecho, excepto entre los mutis y los FF de Fraction, me sorprende la escasa presencia de chicas en algunos supergrupos, como esa formación de los Vengadores que tiene 20 miembros y solamente 3 mujeres. Guionistas, en Marvel hay personajes femeninos interesantes a punta pala. Sacadles un poco de partido.
«Yo es que a este le tengo manía por Northlanders: entre lo que leí sobre ese tebeo y lo que me encontré cuando lo compré cabrían 200 Tara Lynns.»
Hombre, eso exactamente provocó que no entrara en esta página (una de las principales creadoras del hype) durante cerca de dos años.
Jo, que rencoroso.
Jope, no he leído Northlanders, pero me estáis creando tanto anti-hype que voy a buscarla sólo por ver si es de verdad tan horrible 😉
¿Wood ha dejado de guionizar Ultimate X-men?¿Y si es así quien lo ha sustituido?La verdad es que su etapa en la serie,que estoy leyendo vía Ultimate Marvel,me está gustando mucho…
Por si sirve de consuelo, he de decir que yo he leído Local y los dos tomos de Demo… y son buenísimos, hoygan. De hecho, estoy por decir que Local es el mejor cómic que he leído en lo que llevamos de año.
En esta página le hacen una entrevista a Wood. http://cnnespanol.cnn.com/2013/05/31/quienes-son-los-nuevos-x-men-todos-son-mujeres/
Pues la idea de que no es solo juntar por juntar a un grupo de féminas sino buscar las coincidencias para presentarlo de la forma mas normal posible me parece bien, pero espero que en números futuros recuperen a algunas otras chicas X que faltan como Dazzler, Sage o incluso recuperen a la Betsy británica que ya no es Betsy pero si Kwannon, es una de mis fantasias tener en el mismo grupo a las dos Betsys. Fractión tuvo la oportunidad en su momento pero la desaprovecho estrepitosamente.
Al menos picaré con el primer número, porque Coipel es casi garantía de disfrute. Además las series mutis están en un momento de forma tremendo (¿les devolverá Bendis el protagonismo que le quitó con los Vengadores?)
«Y es que tras sufrir seis números, por fin le he cogido el punto al Capi de Remender»
Kravinoff, a mí me tiene enganchado desde el principio, de hecho, diría que junto a Nueva Patrulla-X es lo mejor de lo que llevo leído de Marvel Now (de momento solo llevo lo que se ha publicado en España) y me parece que es la única forma de hacer frente al recuerdo de la etapa de Brubaker. Este giro de 180º me parece acertadísimo y yo lo estoy disfrutando un montón, incluido el últimamente denostado JRJR que aquí yo lo veo como en sus mejores momentos (quizá también por el colorista, que hace un trabajo simplemente precioso)