Edición original: Marvel Comics – septiembre 1990
Edición España: Comics Forum – noviembre 1991
Guión: Roy Thomas, Evan Skolnick, Carrie Barre, Rob Tokar, Dwayne McDuffy
Dibujo: Tom Morgan, Richard Howell, Garvin Curtis, Steve Ditko, Rob Tokar
Entintado: Randy Emberlin, David Day, Steve Ditko, Harry Candelario, Chris Ivy
Color: Nelson Yomtov, David Day, Evan Skolnick, Renee Witterstaetter, Joe Rosas
Portada: Tom Morgan
Precio: 300 pesetas (especial extra de invierno, de 64 páginas)
El segundo capítulo de la saga anual vengadora de 1990 tuvo como protagonista principal al invitado de la primera entrega. El
El cambio de década pilló al vengador enlatado en un período especialmente dulce. Después de la marcha de David Michelinie y Bob Layton –para muchas personas, el equipo definitivo del personaje- John Romita JR –para otras tantas, el tercer mosquetero de ese grupo creativo- y un John Byrne que todavía tenía algo que decir en el sector se hicieron con las riendas de la colección. El primero volvía a la serie que le había dado la oportunidad de salir de la sombra de su ilustre progenitor, en tanto que el segundo tenía ocasión de contar algo sobre otro de los pilares marvelianos por antonomasia. Juntos firmaron un período breve, pero memorable, en el que Antoñito Stark las pasaría tan canutas como las había pasado con Michelinie y Layton. Si estos últimos le habían dejado paralítico, aquellos aprovecharían la solución a esta situación para convertirle en una marioneta de un misterioso enemigo. Entre tanto, aún estaba vigente un efecto de la Guerra de las Armaduras, que era el hecho de que, a ojos del mundo, el Hombre de Hierro de estos tiempos no era el original. Stark había creado una identidad falsa para su presunto guardaespaldas, con el fin de desviar la atención en su cruzada contra quienes habían rapiñado sus inventos. Cuando fue vencido, decidió que se le diera por muerto e intentó convencer a sus camaradas de que tras la máscara dorada había otra persona distinta de él mismo. Las relaciones con los Vengadores de ambas costas eran tensas, especialmente con un Capitán América al que había tenido que enfrentarse durante sus misiones de neutralización de tecnología hurtada. Este es el panorama para el personaje y su mundo, en el momento en el que este anual ve la luz.
Conscientes de que no eran el equipo titular de la serie regular, Thomas y Morgan optan por no meterse en corral ajeno, centrándose en narrar el capítulo correspondiente de la historia a la que el tebeo pertenece. Fiel a su condición de guardián de la continuidad, don Roy –que aquí firma como escritor en solitario- aprovecha un encuentro del pasado con el enlatado para incorporar a la misma una historia narrada pocos años antes y dedicada al
La historia principal continúa siguiendo la premisa de ir de menos a más. Así, si en el capítulo precedente la simiente de Terminus operaba a un nivel microscópico, aquí ya se ven los resultados del contagio operado sobre varios seres vivos, a los que el Hombre de Hierro y el Hombre Máquina se enfrentan, aunque no en el capítulo principal del cómic.
El resto del tebeo se completa con una serie de historias de complemento, en las que hay espacio para lo curioso, lo olvidable y lo entrañable. Así, la primera de las mismas narra desde la perspectiva de un equipo televisivo el combate entre la pareja metálica y los llamados «termini». Esta será la primera entrega de cuatro capítulos que, bajo la etiqueta genérica de
Tras la aventura, el Hombre de Hierro volvería a sus asuntos en su serie regular, para enfrentarse a Jason DeWitt y, posteriormente, a un Mandarín en el apogeo de su gloria. Roy Thomas volvería al personaje en las páginas de la serie dedicada a los Vengadores Costa Oeste, revelando a su debido tiempo que el equipo había contado siempre con el «latas original». Por su parte, Tom Morgan desarrollaría una prolífica carrera durante la primera mitad de la década de los noventa, llegando a convertirse en el dibujante regular de las aventuras del vengador dorado. Sin embargo, esa es ya otra historia y para otro momento quedará.
No es la mejor historia pero si muy entretenida. Con la cuarta parte de esta saga empecé a coleccionar Marvel. Que buenos recuerdos.