Edición España: Astiberri Ediciones – 2003
Guión: Víctor Santos
Dibujo: Víctor Santos
Entintado: Víctor Santos
Color: Víctor Santos
Portada: Víctor Santos
Precio: 7,5 euros (tomo en tapa blanda de 48 páginas)
Faeric Gangs constituye, dentro de la prolífica carrera del valenciano Víctor Santos, un hito importante, pues en ella introdujo por primera vez el color en sus ilustraciones. Publicada en el año 2003, supone la exploración de sus gustos habituales (mitología europea, artes de la guerra japonesa…) y la adición de otros que habían llamado su atención en los tiempos inmediatamente anteriores a los que esta obra vio la luz. Faeric Gangs es tributaria indudable de Gangs of New York, con unos toques de Matrix. Esta línea de trabajo, consistente en el cocido de varios ingredientes que, en principio, nadie pondría en la misma marmita, ha sido jocosamente definido por algunos críticos como “historia proveniente de película / libro / cómic que haya llamado la atención, aderezada con elfos y katanas”. Esos últimos aditivos, que en otras ocasiones podrían resultar hasta cargantes, resultan en esta ocasión una premisa interesante (las bandas del crimen organizado de Nueva York se corresponden con seres mitológicos que pasaron a las sombras con el advenimiento del cristianismo) y en un paisaje de fondo que no molesta (las espadas japonesas y otros cacharros de matarile forman parte del arsenal de no pocos personajes de acción, por lo que no hay que echar mano de explicaciones ulteriores).
El tebeo cuenta la historia de Tiffanny Connelly, última representante de una familia irlandesa que ha acabado en un manicomio al haberse cargado a cinco personas, alegando que en realidad eran monstruos. Para la sociedad y los medios está chiflada, pero una organización sabe que no lo está y que por el contrario, tiene la capacidad de ver la auténtica naturaleza de ciertos seres infiltrados entre la población neoyorquina. El clan Ronin (no podía faltar esa referencia) viene a ser una suerte de equipo que presta sus servicios a las distintas bandas faéricas, por lo que se han ganado la confianza de unos y otros, operando como agentes a sueldo que contribuyen a mantener el precario equilibrio y la inestable paz de la ciudad. Su composición, su papel y la forma en la que explican a Tiffanny (y a los lectores) cómo funcionan las cosas evoca inevitablemente la primera parte de Matrix (sobre todo cuando tenemos escenita de artes marciales en el menú). La joven irlandesa decide unirse, al menos temporalmente, al clan, en parte porque la han rescatado y en parte porque han cubierto sus huellas, pero también porque no tiene a dónde ir y bien podrían ayudarla en su misión de venganza familiar (habida cuenta de que los exterminadores de los suyos eran los jefes de una de las ramas del crimen organizado).
Faeric Gangs tiene todos los elementos de una película de acción que combina elementos de los filmes citados: violencia, artes marciales, venganza, espadas japonesas, emboscadas, tiros, explosiones… revueltos en una mixtura que puede resultar hasta sabrosa si se asume la base de que, por separado, ninguna de las piezas es mínimamente original. Si es usted fan de las balaceras y le gustan las historias de gánsteres; si se pirra por las películas de artes marciales, puedo asegurarle que disfrutará como un señor bajito.
En la parte de la ilustración nos encontramos con las influencias habituales del autor en la parte gráfica (Miller, Mignola, Timm…) aplicadas a la recreación de escenas de películas bien conocidas. La adición del color al proceso de dibujo realza notablemente el resultado final del producto, al tiempo que permite enmascarar mejor ciertos defectos que en el blanco y negro quedaban demasiado a la vista. Un producto cien por cien Víctor Santos que sin duda hay que recomendar para quienes sigan al dedillo la carrera de este autor.