Fafhrd y el Ratonero Gris

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Edición original:.
Edición nacional/ España: Norma Editorial.
Guión: Howard Chaykin.
Dibujo: Mike Mignola.
Entintado: Al Williamson.
Color: Sherilyn Van Valkenburgh.
Formato: Libro rústica, 216 págs..
Precio: 18€.

 

Hacer una reseña de este cómic poniendo como referencia a Mike Mignola es difícil. En primer lugar porque es un autor de los denominados completos, capaz de dibujar y guionizar su propia obra, alcanzando unos índices de calidad magníficos. Esto hace que cuando se revisan obras suyas en las que colabora con otro autor es complicado saber en qué parte del proceso creativo ha tenido más peso cada uno, dejando aparte los clásicos roles de dibujante y guionista. En segundo lugar, la tarea de reseñar se complica cuando el guionista de este trabajo es Howard Chaykin, otro maestro del cómic y de reconocido prestigio tanto en los lápices como en los guiones (esto último más discutido).

La edición que recopila Norma Editorial es la segunda adaptación al cómic de los personajes más conocidos del ganador de los premios Hugo y Nebula, el norteamericano Fritz Leiber.

Creados en los años cincuenta a imagen y semejanza del propio autor y de su buen amigo y colega escritor Harry Otto Fischer, estos antihéroes del género de Espada y Brujería (término acuñado por el mismo Leiber) no han tenido una gran difusión en nuestros país, pero en tierras anglosajonas han conseguido por derecho propio un lugar en el panteón de la fantasía al lado de personajes tan icónicos como Elric, Kull de Atlantis o Conan el Barbaro. En sus historias Leiber nos presenta al enorme Fafhrd, un bárbaro norteño de temperamento volátil y a Ratonero gris, un antiguo aprendiz de mago reconvertido a ladrón que se busca la vida a golpe de espada.

Ambos corren sus aventuras en la oscura Lankhmar, una ciudad bella, oscura y de pasado glorioso pero presente decadente, donde la vida vale lo que el manejo de la propia espada. Asemejada por Leiber con la crepuscular Sevilla del siglo XVI, Lankhmar se ha convertido en todo un icono de la fantasía popular, haciendo referencia a una urbe corrupta y peligrosa llena de ladrones y aventuras, y de la que se han hecho varios juegos de mesa y suplementos de rol.

No es extraño que estos personajes cautivasen a Chaykin desde que, junto con Denny O’Neil se encargase de hacer una adaptación en los años 70 de estas historias en la ya clásica y recién resucitada Sword of Sorcery, acompañado de maestros como Walt Simonson, Al Milgrom o Jim Starlin. La serie no duró más de cinco números y, según cuenta Chaykin, nunca quedó convencido del trabajo que hizo en aquellos primeros cómics, considerándolo primerizo e incluso inepto para lo que merecían aquellas historias. Esto le pesó durante mucho tiempo hasta que, años después en una cena con su buen amigo Mike Mignola se enteró que a este le habían encargado dibujar de nuevo varios de los cuentos de Leiber. Chaykin enseguida entendió aquello como la segunda oportunidad de adaptar, esta vez de manera correcta, sus historias preferidas, así que se ofreció inmediatamente como guionista. Y el resto es historia.

Técnicamente nos encontramos con un cómic magnífico, con un corte y diseño muy parecido a Hellboy y, por tanto, es casi imposible reseñar esta obra sin comparar en el depurado estilo que tiene Mignola en la actualidad. Quizás sea esto el mejor y el peor acierto de la obra; si te gusta este autor disfrutarás reconociendo los rasgos característicos de su estilo y algunos toques adicionales que fue perdiendo, algo que también se pone de manifiesto, en menor medida en Ironwolf, obra de los mismos autores y que se escribió a la vez que Fafhrd y el Ratonero Gris.

De este modo, en las siete historias que adaptaron Chaykin y Mignola da la impresión de que, pese a ser también un dibujante de renombre, el primero se centra exclusivamente en los diálogos, mientras que en Mignola recae la mayoría del trabajo relativo al dibujo, ofreciendo sus típicos encuadres, diseños de viñeta horizontales y sus característicos paisajes. En el dibujo predominan los trazos lineales, los fondos monocromos y el juego de sombras tan propios del dibujante que hacen que nos fijemos en la acción de primer plano, contrastando con bellas y detalladas postales de las calles de Lankhmar.

En los personajes, el estilo de dibujo también es inconfundible y en algunas de las posturas del enorme Fafhrd es imposible que no vengan a la mente Hellboy o Roger el homúnculo, personajes tan fornidos y con un lenguaje corporal similar. Cualquier lector de Hellboy reconocerá los mismos rasgos anatómicos de la sirena de la historia de Cuando el Rey del Mar se ausenta con los trágicos personajes de la historia de El Tercer Deseo. También son reconocible las hechuras del mono gigante nazi que Hellboy derrota en sus primeras andanzas en el gólem que aparece en El Bazar de las Rarezas.

Sin embargo, también se encuentran claras diferencias respecto a la presente obra y a la de Anung Un Rama. En Fafhrd y el Ratonero Gris se aprecia una clara experimentación de los gestos faciales y expresiones que, poco a poco, se fueron perdiendo en Hellboy. Durante las casi doscientas páginas de este recopilatorio podemos ver a héroes y villanos en primeros planos mostrando sorpresa, ira o irritación y que parecen haber desaparecido, en mayor o menor medida, en la posterior obra de Mignola, sustituidas por un lenguaje corporal mas global y con planos más alejados del espectador. Especial atención merece Ratonero que, con barba de tres días y sonrisa de pícaro es capaz de mostrar un gran número de expresiones faciales muy intensas y emocionales.

El uso del color también es llamativo, predominando una paleta de colores pastel y grises que tanto gusta a Mignola y que dejan constancia del férreo control artístico que impuso el dibujante al entintador Al Williamson o a la colorista Sherlyn van Valkenburg. En todo caso, el diseño de colores de Fafhrd y el Ratonero Gris consigue crear una atmósfera sucia, opaca y peligrosa, que ayuda a que los personajes con predilección a negocios nocturnos se fundan en unas calles y paisajes apagados en los que en cualquier momento puede alcanzarles una aventura.

Debemos hacer una mención especial a la historia de El precio de Aliviar el Dolor, en el que aparece una máscara de un profundo rojo que, con su sola presencia domina toda la página, como presagiando la importancia que este color tendrá para el autor en sus próximas obras.

En resumidas cuentas, un cómic divertido, con unas historias sencillas pero intensas, con un desarrollo de personajes y de historias apasionante y quedejan con ganas de más. Como dice el propio Mignola en el epílogo del recopilatorio de Norma, este es su trabajo favorito “pre-Hellboy”y se nota. Si te gusta su estilo, disfrutarás este cómic.

Firma Invitada: Miguel Lopez.

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Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
21 noviembre, 2012 10:35

Estupenda reseña. El cómic es cojonudo ( como el de Ironwolf). La única pega que se me ocurre es que no hubiesen seguido adaptando más relatos de estos personajes.

elrulo
elrulo
Lector
21 noviembre, 2012 11:11

 ¡Ironwolf! Que razón tienes Retranqueiro, lástima que no se animaran con más historias: ciencia-ficción, vampiros, steampunk, piratas…  y con todo eso dejaba el sabor de boca de la aventura clásica.

nascitturuss
nascitturuss
Lector
21 noviembre, 2012 14:10

Me lo apunto como compra obligada. El.mismo equipo de Ironwolf. Es un tandem estupendo. Ironwolf me dejó con ganas de más. De explorar todo ese basto universo. Naves espaciales de madera. Eso es imaginación. Lo digo ya. Compra segura. Recomendable.

Alejandro Ugartondo
Autor
21 noviembre, 2012 15:27

Una gran reseña de una gran obra. El Mignola de este tomo me gusta más que el de Hellboy, ya que es más rico en detalles y menos sintético que en la serie del demonio rojo.

NobTetsujin
NobTetsujin
Lector
21 noviembre, 2012 16:55

 Y a mi que me aburre un poco este tebeo…

Stasis
Stasis
Lector
22 noviembre, 2012 1:26

Por favor. No pretende ser una crítica. Sólo es un una «sensación», un «punto de vista», pero no acabo de entenderlo, y soy analítico, y me obsesiono con estas cosas:
¿Por qué no me gusta nada Mignola como guionista?

Javié
Javié
Lector
22 noviembre, 2012 1:36

 Excelente reseña, si señor, dan ganas de ir corriendo a la tienda, ademas es de las cosas que me faltan de Mignola, caerá si o si.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
22 noviembre, 2012 8:18

Muy fácil, Stasis: cuestión de gustos. Y los gustos son como los culos; cada uno tiene el suyo. ¡Qué aburrido sería que a todos nos gustase todo por un igual!

Lemmytico
Lemmytico
Lector
22 noviembre, 2012 8:41

 Y los gustos son como los culos; cada uno tiene el suyo.

Y el de los demás apesta.

Cassidy
Cassidy
Lector
22 noviembre, 2012 10:47

Pues a mi me encantan los libros y el cómic plasma muy bien la atmósfera de Lankhmar y los personajes. A mi sí me gustó, muy buena reseña por cierto.

Stasis
Stasis
Lector
22 noviembre, 2012 11:29

Pero es que tiene muy poco ritmo narrativo.
Sus obras se suponen que son de terror ¿no? Y no siento inquietud, ni… ¿agobio?¿presión?¿asfixia?
No sé.
Me siento vacío cuando le leo.
Y que conste que para mi es uno de los mejores dibujantes que he visto en mi vida. De siempre. Y he visto muchos. Pero a la vez también he leído muchas historias. Desde hace más de veinte años que leo cómics.

Stasis
Stasis
Lector
22 noviembre, 2012 11:31

Y nunca me ha absorbido un cómic suyo. No he sentido pasión. Ni «paz». Ni siquiera belleza. Sólo vacío.

Stasis
Stasis
Lector
22 noviembre, 2012 11:32

Todo esto ha sonado muy… Mal.
:S

Khonshu
Khonshu
Lector
23 noviembre, 2012 18:03

  Y a mi que me aburre un poco este tebeo…

Pues a mí no sólo un poco, sino bastante.

Mignola, Chaykin, Lieber y Moorcock (perdonad la asociación, es que les veo cualidades comunes y  los unos han adapatado a los otros) tienen la habilidad de encantarme sus conceptos y ambientación, pero de aburrirme mortalmente a la hora de narrar.

migueljar
migueljar
Lector
23 noviembre, 2012 18:08

Soy el autor de la reseña, muchas gracias por los comentarios 🙂

Con respecto a lo que alguno decís, bueno, Mignola es como la poesía o determinados géneros de cine, hay gente que lo adora, le tienes pillado el estilo y te emociona, y a otras personas pues no.
En este aspecto este cómic es como Ironwood y pese a que aqui Mignola todavía no ha depurado su estilo, he encontrado ya a varias personas que me han dicho que no les terminan de gustar. Es cierto que aquí el ritmo de la narración es más pausado que en Hellboy, pero creo que esto es más responsabilidad de la adaptación Chaykin que de Mignola. Incluso a mi, que me gusta el cómic, veo un par de historias que no me terminan de cuajar desde el punto narrativo, pero quería hacer la reseña centrándome más en Mignola, haciendo hincapié en cómo era su estilo antes de embarcarse en Hellboy. 

Y si, estoy totalmente de acuerdo en que es una faena que no continuase las historias, pasa como con Ironwood, te quedas con ganas de mas. Me pregunto porqué Chaykin nunca continuó ambas historias con otros dibujantes, tenían mucho potencial en su momento.

Khonshu
Khonshu
Lector
23 noviembre, 2012 18:18

 Pues a mí me gusta más este Mignola de Fahrd, Lobezno Aventura en la jungla, Drácula, el de Triunfo y Tormento, el de Ironwolf o aquellos maravillosos números de Corum que el posterior.

Todo lo de Hellboy está genialmente bien dibujado, pero es muy repetitivo. Parece que tiene moldes para cada cosa. Antes me parecía más sorprendente. Y no creo que sea cosa mía por haberme acostumbrado. Me da la impresión de que Mignola encontró las soluciones artísticas que buscaba y ya dejó de plantearse retos, volviéndose un poco aburrido.

migueljar
migueljar
Lector
24 noviembre, 2012 1:27

 Puede ser, Khonshu, pero creo que, en general, la gente juzga muy duramente a Mignola con respecto al sanbenito de «gran artista». Si se mira bien su biografía, nos podemos dar cuenta que realmente no es un autor tan prolífico; al conseguir asentarse con un personaje propio en una editorial relativamente permisiva con su ritmo de trabajo le dio la oportunidad de tomarse con muuucha calma el sacar nuevas obras. Esto, sumado a que es un perfeccionista compulsivo capaz de redibujar números enteros si no estaba de acuerdo con el resultado final ha hecho que, realmente, no haya tenido la necesidad de experimentar con otra cosa más allá de perfeccionar y centrarse en lo que quería dibujar. Esto es así hasta tal punto que se puede permitir delegar su niño mimado en manos de otros dibujantes igualmente dotados como Richard Corben o el magnífico Duncan Fegredo, actuar sólo como guionista o meterse en los follones de las películas de Hellboy.

La mayoría de los dibujantes de cómics evolucionan relativamente poco en sus estilos y, si lo hacen, es por exigencias editoriales, por la necesidad de cumplir plazos o de embarcarse en un proyecto tras otro que los asiente como artistas. Este medio es así. Mignola, por suerte o por desgracia, no ha tenido esa presión, con lo que se ha centrado en sí mismo, destilando su estilo a la máxima expresión. La gente parece esperar mucho de él últimamente, y no es la primera vez que escucho a alguien decir que le parece algo previsible en cómo dibuja, pero hay que tener en cuenta que ya pasa de la cincuentena y sería muy raro que se plantease un cambio radical en su estilo a estas alturas. Yo personalmente cuando abro un número suyo no voy buscando emociones fuertes artísticamente hablando, sino que voy en busca del trabajo de un magnífico artesano del que se que me voy a encontrar algo bien hecho, fiel a si mismo y con todo el mimo posible de alguien que se lo puede permitir. ¿Acaso los números que dibujó Corben no son un fiel reflejo de su propio estilo, que dan la impresión de que Hellboy aparece como excusa para contar otra historia de otra temática? Para cosas más arriesgadas yo prefiero fijarme en los jóvenes, como David Aja, J.H. Williams III o Quitely, más jóvenes y con ganas de experimentar.

Eso si, traicionando un poco mi propio fanboy-ismo de Mignola tengo que reconocer que las últimas sagas dibujadas por Fegredo le han dado un soplo de aire fresco a la serie que ya le iba haciendo falta.

Retranqueiro
Retranqueiro
Lector
24 noviembre, 2012 2:39

Es que Fegredo y Corben han sido los únicos que – manteniendo cada uno su propio estilo – han sido capaces de dibujar un Hellboy a la altura del de Mignola.