28 gatos después
«Nada de desconocidos. Nada de nuevos amigos.»
Gatos y zombis es una mezcla curiosa que se ha dado en más sitios (¿qué no ha hecho el manga a estas alturas?) pero si vamos al matiz, gatos en una especie de apocalipsis zombi personal, en el contexto de un virus bien conocido y con un estilo gráfico que recuerda a los dibujos clásicos de Disney… pues sí, pues resulta que Feral es una propuesta muy original y llamativa.
Ya viendo los precedentes se hace bastante lógico que tengamos un ojo puesto en esta obra. Feral está creada por Tony Fleecs (Star Wars, Lobezno, Batman…) y Trish Forstner (Gárgolas, Scar, Lilo y Stitch…), acompañados por Tone Rodriguez, que echa una mano en el dibujo a Forstner, y Brad Simpson al color. La cuestión es que Fleecs y Forstner, además de tener trabajos exitosos en distintos medios, vendieron una auténtica burrada con los cómics de Mi Pequeño Poni. Así, cuando llegaron a Image con Stray Dogs, su primera obra de creación propia juntos, muchas cabezas se giraron para ver qué salía de allí. El resultado no pudo ser mejor, una historia de perros que resultaba ser un auténtico thriller con tintes de terror y un dibujo muy cuqui que nos rompía los esquemas.
La historia era muy buena, muy original y su mezcla con ese estilo gráfico resultaba una idea increíble. De hecho Stray Dogs fue todo un éxito, que llegó a varios países y que tuvo una segunda serie en forma de precuela. En la edición de Norma en un solo tomo se incluye todo el material, haciendo de ello una delicia a todos los niveles. Nosotros le dedicamos una reseña dentro del Magazindie, recomendándola encarecidamente, así que las expectativas estaban altas con Feral.
“Los Muertos Vivientes se encuentra con Los Aristogatos”, así se promocionó y la verdad es que pocas descripciones tan acertadas como estas nos vamos a encontrar. Feral nos lleva con un grupo de tres gatos que, por motivos en los que no voy a entrar, se ven perdidos en el bosque, con muchas criaturas diversas intentando comérselos. Todos ellos tienen los ojos rojos, no atienden a razones, tienen hidrofobia y son contagiosos, vamos, que tienen la rabia. A priori parece solo eso, pero los autores saben ir más allá y meternos alguna que otra sorpresa, con giros terroríficos que solo nosotros comprendemos. No pasa nada por entrar a ella con esta información, con inteligentes maniobras como radios, televisiones o panfletos, los humanos nos vamos enterando de cosas mientras avanza la obra que los gatos no saben. Y ahí hay un punto interesante de la obra, que bebe mucho de las historias más clásicas de terror, cuando como público gritamos “por ahí no” mientras que los protagonistas van directos al peligro. Eso sí, aquí está más justificado, al fin y al cabo son gatos.
Feral contiene todos y cada uno de los tópicos de las historias de zombis. Uno a uno los vamos viendo suceder. Quizás esto le reste un poco a la lectura, por lo predecible de ver las cosas venir a kilómetros, aunque evidentemente está hecho adrede y también tiene mucha gracia que eso sea así. Feral busca causar una emoción chocante, como hizo Stray Dogs, al contraponer lo duro de la historia con el estilo de dibujo, lo que pasa que a esta la falta la frescura que tenía la otra.
Lo mismo se puede decir de los personajes. Elsie, Lord Fluffy y Patch (me hubiera gustado ver unas traducciones originales de los nombres incorrectamente españolizados, para acercarnos más la obra) son también personajes muy arquetípicos del género zombi, de esos a los que amas y odias por sus decisiones. Pero se les coje cariño y tiene personalidades diferentes y distinguibles, con lo que se cubre lo básico de este tipo de obras. Bueno, de las obras de zombis, porque esto no es muy habitual que se diga.
Sobre todo, y que no deja de ser lo más importante, es una historia que se lee muy bien. Feral se devora página a página como se hacía con Stray Dogs, para ver qué les va a suceder después a esta panda de gatetes. Es curioso porque, al igual que la anterior obra, en Feral una de las cosas que más terror transmite son los humanos, y eso que su papel es bien diferente, pero los autores hacen muy buen trabajo al transmitir esa constante atmósfera de peligro, aún con el contraste del dibujo. De hecho eso es algo en lo que Forstner se crece, las expresiones de los animales captan perfectamente lo que se quiere transmitir, lo cual no es nada fácil, y la crudeza de algunas viñetas se multiplican por diez gracias a su estilo.
Creo que Feral, aún siendo inferior a Stray Dogs, es una obra muy sólida que da todo aquello que un lector puede esperar. Al menos uno que haya visto ya de lo que son capaces los autores. Quien entre de nuevas se va a llevar una grata sorpresa.
En Estados Unidos la serie va por su décimo número, que cierra el segundo arco argumental, sin que se haya dicho cuándo llegará el final de la misma. A priori me aventuraría a pensar que no será demasiado larga, el argumento no parece dar para mucho más, pero también es cierto que hay algún giro bastante interesante que, bien aprovechado, puede dar cuerda para rato. Para la edición española Norma se ha decantado por la rústica, en vez del cartoné de la anterior obra de los autores, lo que es lógico viendo cómo se está moviendo el mercado en la actualidad. Aunque nuestra estantería lo va a diferenciar, nuestro bolso lo agradece. No se puede tener todo.
Lo mejor
• La idea y la perspectiva que se toma sigue siendo muy original.
• El apartado gráfico es exquisito.
Lo peor
• Hubiera estado bien una edición en cartoné, para que hiciera juego con la de Stray Dogs, pero el mercado manda.
Guión - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 8
8
Un relato que nos hace comernos tópico tras tópico para entretenernos, mientras nos rompe en lo visual.