Para los amantes del cómic y para los profesionales del medio (lo que algunas veces, pero no siempre, viene a significar lo mismo) Angulema es algo así como la Meca. La comparación es tópica, pero no es baladí.
Lo primero que sorprende al visitante despistado es la absoluta seriedad con la que se desarrolla y se vive todo un festival que está construido por y para el cómic. Lo segundo que sorprende al visitante despistado es la enormidad del Festival. Una enormidad que, en un principio, induce a error.
Este humilde corresponsal llegó a un Angulema que intenta sobreponerse cono puede a una Francia que no vive uno de sus mejores momentos. Desde hace unos cuantos años, el terrorismo internacional de corte yihadista mantiene bajo asedio a las principales ciudades del país galo. Los soldados armados circulando por las calles se han convertido en una estampa habitual en Paris, Lyon e incluso en los pueblos pequeños como Angulema. Para más inri, mientras el festival tenía lugar, las protestas sociales articuladas por grupos informes e ideológicamente incómodos sacudían al país, y dificultaban el tránsito desde algunas ciudades francesas y españolas.
El terrorismo y los chalecos de colores no es lo único que preocupaba a los asistentes a la edición de este año. Como una sombra imposible de eludir, pero a la que todo el mundo debe evitar nombrar, la polémica feminista sigue muy presente. Una polémica potenciada por la torpeza y la improvisación que caracterizaron la reacción de la organización.
Hagamos memoria. Hará unos años, entre la lista de 30 nominados al Grand Prix de Angulema no se coló ninguna mujer. Tras la escalada de violencia subsecuente (es un decir), la organización decidió crear una especie de convocatoria alternativa, en la que incluyó a seis de las mujeres más destacadas del comic francés. Una solución que no complació a nadie, motivo por el cuál se decidió retirar esta nueva categoría en el último momento, lo que todavía lio más la madeja y caldeó el ambiente casi hasta lo inaguantable.
El editor de Ominiky Ediciones (una de las pocas editoriales españolas presentes en el festival) nos refirió, al preguntarle por el tema, que en realidad no se ha notado un impacto en cuanto a ventas o número de visitantes. También aclaró que en su editorial, los principales responsables son mujeres.
No obstante, los esfuerzos realizados para olvidar los malos momentos vividos son evidentes, y se evidencian en el palmarés de premios.
-Fauve Premio Especial del Jurado: Les Rigoles de Brecht Evens.
-Fauve BD alternativa: Expérimentation del colectivo Samandal.
-Fauve Polar SNCF: Villevermine Tome 1 – L’homme aux babioles de Julien Lambert.
-Fauve Serie: Dansker de Halfdan Pisket.
-Fauve Patrimonio: Les Travaux d’Hercule de Gustave Doré, publicado por Éditions 2024
-Fauve Juventud: El Príncipe y la Modista de Jen Wang.
-Fauve Revelación: Ted, drôle de coco de Emilie Gleason.
-Premio René-Goscinny: Pierre Christin por su trabajo en Est-Ouest (dibujado por Philippe Aymond).
-Gran Premio del Festival de Angoulême 2019: Rumiko Takahashi.
Exposición Batman: 80 años
Una genial retrospectiva dedicada a El Hombre Murciélago, organizada como si de un parque temático se tratase.
EXPOSICIÓN TSUTOMO NIHEI
El autor de Blame! o Biomega se convirtió en uno de los principales atractivos de esta edición.
EXPOSICIÓN DEDICADA A MILO MANARA
EXPOSICIÓN SAGA DE GRIMIR
VISTAS DE ANGULEMA, RECINTOS COMERCIALES Y PROFESIONALES
Puede que nunca sepamos porque amamos el cómic, porque nos gusta o porque trabajamos con él y para él; pero decidme si no es un verdadero milagro que bajo un cielo oscuro y nublado gente venida de todas partes del mundo se reúna, encadenados unos a otros por tinta sobre papel. Pensad en la guerra, en el hambre, en la pobreza, en la rutina aplastante del día a día, en la enfermedad y en la muerte. Adelante, pensad en ello y ahora pensad en lo que significa Angoulême.
El autor de Blame! es Nihei, sí, pero Tsutomu 😉
Una posible solución al tema de la polémica de los ganadores y ganadoras de los premios, sería que un año lo ganara un hombre y otro año una mujer.
Cualquier otra fórmula podría levantar suspicacias de machismos y asi se zanjaban las polémicas del colectivo feminista.
Además, q más da unos premios , a mí no me dan premios y vivo igual.
Los premios se crean para dar visibilidad a un tipo de arte o cualquier otra cosa , no quiere decir q una obra sea mejor q otra, simplemente q le ha gustado a más personas del jurado.