Flash #1 de Spurrier y Deodato

Reseñamos el primer número de Flash de Spurrier y Deodato.

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Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación puede desvelar detalles argumentales importantes.

Edición original: The Flash núms. 800, 1-6 USA (DC Comics, 2024)
Edición nacional/España: Flash 1 (ECC Ediciones, 2024)
Guion: Simon Spurrier
Dibujo: Mike Deodato Jr
Entintado: Mike Deodato Jr
Color: Trish Mulvihil
Traducción: Felip Tobar
Realización técnica: Gustavo Martínez
Formato: Rústica. 168 páginas. 21,00€

Ha vuelto

«Todos usamos nuestros poderes sin comprenderlos»

Por fin aterriza en nuestras tiendas el tomo de la nueva etapa de Flash, la que vincula al pesonaje con el Amanecer de DC (mientras en USA está explotando con todo el estruendo la línea Absolute, es lo que tiene vivir en el universo que ECC publica DC en castellano). Incluye parte del número 800 y los seis primeros de la renumeración. Los siete números son el inicio de la colaboración entre Si Spurrier y Mike Deodato. El anuncio de estos dos autores ha hecho levantar las cejas a muchos fans. No serían los primeros nombres en los que uno piensa para llevar Flash. Estas cosas o salen mal o salen muy bien.

Flash viene de la etapa de Jeremy Adams, controvertida a pesar del regreso de Wally tras la cag metedura de pata de Heroes en Crisis. Adams gustó a no pocos lectores, quizás por comparación con el controvertido Joshua Williamson. Pero algo no ha cuajado ya que DC ha decidido pegarle un cambio a fondo a la serie con Spurrier y Deodato. Da la sensación que la editorial confió poco en ese run.

Spurrier es un guionista denso, espeso, original con su punto vanguardista. Le supo dar un toque “mágico” y oscuro a Hellblazer. Su colaborador habitual Aaron Campbell le da un punto realista y sucio que complica la lectura. Este estilo le encaja a la perfección a Constantine y a todas aquellas series que venían de la primera Vertigo.

Deodato tiene un estilo realista, “casi” fotográfico, muy en la línea de Campbell. Algo que quizás no encaje con Flash pero sí con Spurrier. Le da cierto continuismo al guionista.

Esto como intro, vamos al tema.

El número 800 es tan especial que supone el cambio de resante, donde los equipos creativos se pasan el relevo. Por tanto, es el aterrizaje de Spurrier y Deodato. Es el típico número en el que parece que se están conociendo con los personajes, las presentaciones, con pequeñas virutas de aventura e indicios de lo que será el primer arco.

Tenemos a McCulloch y Grodd (TI-TA-NI-CO), por separado, tentados por una entidad interdimensional que les seduce con nuevos poderes lo que implica cambios en la personalidad y agresividad de los villanos. La presencia de una serie de dioses de otra dimensión que interaccionan con Flash coincide con las alteraciones que sufre la fuerza de la velocidad. Los poderes de Flash se resienten.

Una trama densa para paladares curtidos. Spurrier no es sencillo. Es exigente con el lector. Su manera de describir la fuerza de la velocidad, sus efectos y problemas nos la muestran como una entidad mucho más compleja e indomable. Es algo entre mágico y pseudocientífico que distorsiona todo, las percepciones y la realidad. El guionista nos lo muestra jugando con el metalenguaje, la narración y elementos propios del cómic, como los bocadillos, por ejemplo.

Spurrier no escatima recursos e ideas (en algunos no es el primero en utilizarlos) pero que le dan un sabor propio. Estos “truquitos” le ayudan en la narración y hacen la lectura más original y fresca. Nos entretenemos no solo en la historia si no contemplando los fuegos artificiales de Spurrier, pero que no son mera superficie, tienen sentido.

Además, es un autor que sobresale con los diálogos. Predomina el monólogo interior con muy frecuentes y extensos cuadros de textos. Las frases son certeras dándole a cada personaje su propia voz. Se definen con la manera que tienen de hablar. Sabe captar el espíritu de los personajes. Lo que encantará a los fans de Wally (eh, Gustavo) Hay que alabar también la labor del traductor.

Deodato parece el eslabón débil de la pareja. El autor criticado muchas veces por su rigidez de fotonovela, compensa su realismo milimétrico con una capacidad narrativa dinámica y extremadamente original, segmentando una misma viñeta, organizando la página como si se tratara de una sola ilustración que no tiene solamente que ser clara y con dibujos bonitos, si no que tiene que captar nuestra atención por la manera de estructurar la página. No hay página que no tenga su elemento diferenciador, su chispa y su sentido narrativo propio.

El dibujante compensa la dificultad de mostrar la velocidad de Flash moviendo el plano, el encuadre y la página. Su estilo realista además mezcla perfecto con la historia ultrafantasiosa que escribe Spurrier con sus movidas multidimensionales y realidades paralelas.

El tomo es un tour de forcé imparable en el que un desorientado Wally va rebotando de una realidad a otra, de un mundo a otro, de un contexto a otro. De mundos inasibles a la cruda realidad familiar.

Es un inicio espectacular de la serie para paladares curtidos, lectores exigentes. Una lectura que hay que dejar resposar, unos cómics que piden a gritos varias relecturas para disfrutar de todos los matices y detalles.

Esperemos que sea el inicio de una fructífera etapa.

Por ahora es un must.

Lo mejor

• Es una lectura muy jugosa, con muchos matices y detalles.

Lo peor

• Lo que ha tardado en llegar.

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Manin
Manin
Lector
27 octubre, 2024 16:43

Ganazas de leer algo decente de Flash, que ya hace bastante de la última vez. Williamson fue infumable y demasiado tiempo y Adams entre directamente malo y mediocre.