Flash 7

Edición original:The Flash núms. 23, 23.2 y 24 USA y The Flash Annual núm. 2 USA
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Brian Bucellato, Francis Manapul
Dibujo: Cully Hamner, Francis Manapul, Sami Basri, Scott Hepburn
Color: Brian Bucellato
Formato: Rústica, 112 págs.
Precio: 11,5€

Reseñar es el arte de decirlo todo y al mismo tiempo no decir nada. ¿Por qué digo esto? Porque este tomo engloba el final de la saga del Flash Reverso y hace que reseñarlo sea un ejercicio del que salir airoso sea complicado.

Es casi el mismo reto al que se enfrentaban Francis Manapul y Buccellato cuando tomaron las riendas del velocista escarlata. Pero no solo han cumplido, sino que han sido capaces de poder pasar a formar parte de ese grupo de autores, que tras su paso por esta colección, han marcado un antes y un después.

En este tomo Flash va a tener que hacerle frente al que puede ser su peor enemigo. No porque sus poderes sean tremendamente dañinos, sino porque el Reverso y Flash son las dos caras de la misma moneda. Tras descubrir que tras la cadena de asesinatos en serie no está el doctor Elías, como pudimos ver el tomo seis, Flash y su Reverso chocan, literalmente, como dos poderosos cometas unidos por la Fuerza de la Velocidad. El villano precisa de esa energía, albergada en sus víctimas, para poder viajar en el tiempo, por lo que Flash se convierte en su principal objetivo al ser portador del chute definitivo que necesita. Y en medio de esta lucha descubrimos quien es el Flash Reverso, quien se esconde detrás de la máscara y hacemos un alto en el camino para detenernos a profundizar en su motivación para actuar como lo hace, su origen, ni más ni menos. Y si os cuento más os mutilo la gracia de esta historia… pero al final tendremos a un Barry más centrado, más consciente de sus capacidades y dispuesto a luchar por enmendar las cosas, casi nada.

El guion de Manapul y Buccellato es enérgico, potente, y aunque haya textos extensos en cada página, el cómic se lee con agilidad, sabiendo en todo momento gestionar el ritmo para acelerar o ralentizar la historia según convenga. Pero esto es algo a lo que ya nos tenían acostumbrados, por lo que son los lápices los que se convierten en todo un festival. La narrativa que demuestra Manapul es soberbia, poderosa, rabiosa, creando un sistema de viñetas que nos permite sentir la velocidad. Se acabaron las líneas cinéticas, ahora todo, incluido las viñetas, se mueven a la velocidad del rayo. Y para dar la puntilla están los colores de Buccellato, con esa paleta de tonalidades ligeramente aguadas, potenciando los lápices de Manapul, sin tinta alguna, haciendo que dibujo y color formen un equipo tan sólido que uno sin el otro no tienen sentido.

Gráficamente tenemos un sustituto en el número 23.2 pero, dada su afinidad dentro de la historia central, se nota que el dibujante, Sami Basri, se esfuerza por dotar a su estilo de un regusto a Manapul, rematado con los colores de Buccellato. Lo cual es de agradecer, ya que un estilo menos uniforme hubiera roto el dinamismo de esta saga.

Pero no todo es perfección.

Una de las cosas que más me molesta de este tomo es la inclusión del segundo anual de la colección. Puedo entender que se trata de una decisión editorial, motivada por un tema de ventas, pero como aficionado me molesta sobremanera que faltando un solo número para que estos autores den por terminada su colaboración en esta colección, tenga que comprarme el siguiente tomo para poder leerlo. Un anual que, además, no aporta nada bajo el sol, que quiere mostrarnos el nacimiento de la amistad entre Hal Jordan y Barry Allen, pero que solo rasca la superficie. Un primer encuentro, una batalla, un trabajo en equipo y triunfamos donde uno solo no hubiera podido. ¿Os suena?

Lo que me lleva a la segunda cosa que me molesta de este tomo y es que Flash no tenga una colección en grapa. Puedo entender, de nuevo, la existencia del tomo para esos personajes con menos tirón o miniseries que se prestan mejor a este formato. Pero la cuestión es que Flash es un peso pesado dentro de DC, forma parte de la Liga, tiene a autores solventes, buenas historias, pero es condenado a salir en tomos. La grapa es la única manera de ampliar y renovar lectores, porque si no al final una editorial solo tendrá clientes y estos son muy fáciles de perder. Los lectores no.

Estas dos cosas denotan una falta de confianza en el personaje por parte de ECC bastante grande.
Y por último un tema que me disgusta personalmente es que parece que DC se haya olvidado de Wally West por completo. Yo crecí con Wally, porque cuando llegué a esto de los cómics, Barry ya había “muerto”, por lo que para mí Flash siempre ha sido Wally. Por eso ahora espero que ese empecinamiento por parte de la editorial en olvidar al que fue Flash durante 25 años, se subsane cuanto antes. ¿Alguien tiene el teléfono de Didio?