Por la forma en que se dió paso al nuevo universo DC a raíz del evento Flashpoint era evidente que la editorial iba a mimar a uno de sus personajes capitales, Flash. Con esa idea en mente, y tras lo bien que había funcionado su etapa pre-flashpoint se optó por mantener a Francis Manapul y Brian Buccellato en la serie en el apartado artístico y lanzar un fuerte órdago, que ellos mismos fuesen quienes se encargasen de escribir la serie en substitución de Geoff Johns. Que Manapul es uno de los mejores dibujantes actuales de la industria no genera ninguna duda, y que Buccellato como colorista sabe interpretar como pocos el dibujo de Francis también es evidente, lo que generaba más dudas era su labor como escritores de cómic, una cosa es sacarse un argumento interesante de la chistera y otra muy diferente escribir diálogos que no suenen artificiales.
El hombre tras la máscara de Flash en esta nueva etapa es Barry Allen, muerto en combate durante Crisis en tierras infinitas y vuelto a la vida en la miniserie Flash: Renacimiento, sería a raíz de dicha miniserie que reclamó su propio espacio dentro del universo DC optando Wally West por tomarse un respiro, una decisión arriesgada, no en vano los lectores del personaje de las últimas dos décadas habían aprendido a querer a Wally, el crecimiento de su figura que hizo Mark Waid y posteriormente el camino hacia su madurez que llevó a cabo Geoff Johns le habían convertido en alguien muy importante capaz de llenar el vacío dejado por Barry. La duda ante tan peligrosa maniobra era, ¿que pesaría más? ¿La nostalgia hacia Barry Allen por los más veteranos del lugar o el enfado por los muchos seguidores de Wally West tras su pérdida de protagonismo? Para sorpresa de muchos, Flashpoint trajo consigo cambios, no ya el de Barry que había quedado instaurado desde su regreso en Renacimiento, sino la llegada de un personaje muy diferente al que esperábamos encontrarnos.
Para sorpresa de muchos, en especial los más veteranos del lugar, cuando se publicó la primera entrega en Estados Unidos vimos que el Barry protagonista de estas historias es ligeramente diferente al del universo tradicional, y es que, quizás buscando hacerlo más accesible habían optado por cambiar algunos aspectos de su vida familiar. En el fondo la esencia seguía estando, su trabajo como forense en la policía, sus compañeros, obviamente sus superpoderes e incluso la trágica muerte de su madre. Iris West también hacía acto de presencia como periodista del diario Central City Citizen, pero su relación sentimental con Barry había sido borrado de un plumazo, y por contra, este justo iniciaba una relación con su compañera de comisaría Patty. La decisión resulta cuanto menos extraña, es cierto que encontrarse a un héroe casado pueda chocar a un nuevo y potencial lector, y quizás sea más fácil mostrarse afín con un personaje rejuvenecido. No sería la única relación que se borraría de un plumazo con motivo del relanzamiento, lo mismo sucedió con Clark y Lois o con Oliver y Dinah (pareja cuya relación ya venía de ser una montaña rusa).
Liberados de las posibles ataduras que puede acarrear alguien como Iris en la vida del velocista los autores optan por asentar el entorno del personaje, su centro de trabajo, su relación con Patty y ahondar un poco en su pasado para hacer un ejercicio de retrocontinuidad y presentar a Manuel, amigo de Barry en sus años de estudiante, su irrupción será capital para el devenir del primer arco argumental que girará entorno a su regreso y unos extraños poderes que ha conseguido de regeneración y recuperación de su organismo, incluso tras la muerte. a qué se debe su regreso, porque hay tantos clones suyos tratando de capturarle y cómo ha conseguido esos extraños poderes son preguntas que quedarán respondidas según va avanzando la historia. Aunque el peso de la trama recae sobre el regreso de Manuel, tanto Manapul como Buccellato aprovechan este primer arco para explorar nuevas manifestaciones de los poderes de Flash, veremos si este nuevo poder es algo que aprovecharán los autores que vayan viniendo a continuación o por el contrario quedará en una anécdota, aunque inteligente e imaginativo uso de sus poderes. Hay más tramas interesantes que poco a poco se van desarrollando, como averiguar que el uso de la fuerza de la velocidad parece estar causando estragos en la corriente espacio-tiempo, o la visita de Iris a la prisión de Iron Heights donde asistirá en primera persona a un motín y la posterior huída de varios supervillanos, el posterior enfrentamiento entre el Capitán Frío y Flash o la colosal escena con la que se cierra este volumen y que deja todo preparado para la entrada en escena de Grodd. Si nos centramos en el argumento y guión es cierto que se les nota inexpertos, que la presentación de algunas situaciones pueden parecer excesivamente forzadas, pero también es verdad que poco a poco va fluyendo la historia y consiguen atrapar al lector a la misma velocidad a la que corre el velocista escarlata.
Aunque la historia está bien ejecutada, los diálogos no suena artificiales y la interpretación y uso de los personajes y sus relaciones más que correcta, donde deslumbra esta historia es en el apartado artístico. No es sólo que Francis y Brian hagan una mezcla perfecta, sino que además optan por arriesgar, en la composición de página, en el uso de las onomatopeyas, en recursos gráficos inimaginables y que lejos de ser algo buscado para su lucimiento personal están perfectamente insertado porque haciéndolo así benefician la narración. Es imposible no quedarse boquiabierto ante tanta belleza, de hecho, por momentos es complicado incluso prestar atención a la palabra escrita porque lo que realmente está hablando y contandote la historia es el dibujo.
Estamos pues ante un arranque ilusionante de lo que hoy sabemos fue una etapa magnífica, aquellos que en su día no se animaron a subirse al carro o los que deseen tener una mejor edición de estas historias se pueden hacer con el primer volumen recopilatorio en tapa dura que además de las primeras ocho entregas de la colección (que coinciden con los dos primeros tomos en cartoné que publicó ECC Cómics) incluye a modo de extras los diseños de página en miniatura de los números 1, 6 y 8 y varias páginas con bocetos.
Para mí esta etapa ha sido bastante sosa en guión e historias, eso sí un dibujo sobresaliente.
Y el dibujo de Brett Booth de la siguiente etapa hace que me duelan los ojos.
Añoro en Flash una etapa como la de Waid o Jones.
tal cual. Lo que pasa que el dibujo deslumbra y te quedas extasiado pero el guión del 5 no pasa.