Historia alquímica
«Si quiero salvar vidas debo pensar más deprisa»
No hace mucho hablamos ya del final de la larga etapa de Williamson al frente de Flash. Con sus más y con su menos, ha sido una etapa que se caracteriza por su irregularidad, pero sobre todo por su intrascendencia. Puede que Williamson haya firmado más números de Flash que nadie, pero sus aportaciones poca huella van a dejar en la historia del personaje.
Entre los números de Williamson y la llegada de Estado Futuro hubo unos meses en los que era necesario llenar ese tiempo con alguna historia de Flash en el que un equipo creativo provisional cumpliera de manera puntual con un trabajo alimenticio. Los encargados de ello han sido Kevin Shinick, Will Conrad, Clayton Henry y Sami Basri, que construyen un relato alquímico alrededor de la figura de Flash, rescatando a uno de sus más viejos villanos, el peligroso Dr. Alquimia, que urde un plan para poder convertirse en todo poderoso gracias a su piedra filosofal.
Shinick es un hombre orquesta en lo que a facetas profesionales se refiere, pues es productor, actor, guionista, director y locutor de múltiples proyectos.
El trabajo de Shinick y sus lugartenientes gráficos, viniendo de un final de etapa de lo mejor que se marcó Williamson, sienta extrañamente bien por su sencillez y su falta de aspiraciones, sin que por ello llegue a vislumbrarse alguna otra cualidad, si es que podemos subir la altar de las cualidades a estas dos características. Y es que la historia no puede ser más simple que la de un villano que busca ganar poder, mientras el héroe se enfrenta de manera frontal para evitarlo. Tan sencilla es su propuesta que no hay apenas espacio para subtrama alguna y mucho menos para un desarrollo entre personajes. Las cosas pasan y pasan de manera que todo lo demás sobra para el lector. Y su otro valor es la total falta de aspiraciones que manifiesta abiertamente. Aquí no hay intención alguna de presentar nada nuevo, ni de introducir nuevos conceptos que puedan ser explotados a futuro. La historia no los requiere y todo gira alrededor de la premisa antes descrita, sin más dobleces.
Con todo lo expuesto solo queda decir que estamos ante una historia anodina, sin fuerza, sin carácter, sin personalidad. Todo esto está presente también, no nos engañemos, pero sin que por ello acabe por ser molesto. Esperar más de este tipo de obras entre cambios de equipos creativos es esperar demasiado.
Una historia de Flash al viejo estilo sienta bien. Hay un trasfondo científico acorde con el personaje, mientras que se hace uso del fondo de armario del Universo DC, para poner todo en marcha de la manera más simple y cómoda posible. Hay acción, hay ciencia, hay derrota y victoria, algo de misterio (no muy bien llevado), en una trama que sin duda hubiera funcionado mucho mejor en una serie de animación que en el papel, por lo que se le ven las costuras y de donde viene Shinick.
Así que con sus más y sus menos, el trabajo de Shinick cumple con lo estipulado y no brilla, pero tampoco decepciona gracias a sus dos cualidades ya mencionadas. Se lee, se pasa el rato, se olvida con facilidad y a otra cosa. Parece que lo de la intrascendencia es el sino del personaje en estos días.
En el apartado gráfico cuesta el poder hacer una valoración positiva. Por un lado, estamos ante tres dibujantes distintos para cuatro números, lo que no ayuda, la verdad. Sus estilos son similares, siendo el de Conrad el más depurado y dinámico, mientras que el de Basri resulta rígido, vacío y estático, quedando el trabajo de Moreci entre medio de ambos. Los tres son capaces de narrar con solvencia la historia, sin estridencias, caminando con la misma sencillez de la historia del punto A al punto B.
En definitiva, un final (aunque esto no es del todo exacto ya que quedan algunos números más de la serie que pueden leerse en las grapas de la Liga de la Justicia pertenecientes al evento Invierno Eterno) que destaca por su sencillez, que no será recordado por nadie dentro de un par de meses, pero que sabe cumplir bien con su cometido y objetivo, sin desmerecer que Shinick construye su relato sobre varios de los pilares que definen a Barry, lo que ya es mucho, la verdad.
Lo mejor
• Su falta de pretensiones.
• Asentarse sobre varios de los puntos básicos del ADN de Barry Allen.
Lo peor
• Su falta de identidad.
• Su inconsistencia gráfica.
Guion - 6
Dibujo - 6
Interés - 5
5.7
Correcto.
Un trabaja simple sin apenas personalidad, que cumple con su cometido y que es capaz de entretener gracias a la puesta en escena de ciertos valores intrínsecos al personaje.