Tras el interludio que ha supuesto la publicación de Estado Futuro en nuestro país, las estanterías de las tiendas se han llenado con una nueva oleada de números uno en grapa bajo el prisma global de Frontera Infinita. Entre tanta novedad toca realizar una breve entrada de cada una de ellas y ver que se puede esperar de estas primeras entregas de cara a poder decidir mejor donde invertir cada mes el apretado presupuesto mensual.
Y sin más dilación os dejamos con una microreseña de estos números uno, en los que Superman, Batman y compañía arrancan nuevas andaduras, con nuevos equipos creativos, nuevo diseño de logos (en algunos casos), y nueva maquetación interna por parte de ECC.
Nuevo aires, nuevos planes
Phillips Kennedy Johnson, al que ya entrevistamos en Zona Negativa cuando se anunció que iba a ser el encargado de escribir y relevar a Bendis en la serie, asume el reto de insuflar un nuevo rumbo al Hombre de Acero, tras los acontecimientos de Frontera Infinita. Y para ello se centra en el tema de la paternidad, la relación entre Jon y su padre, siendo el primero sabedor de algunos aspectos del futuro (por su estancia en la Legión) de su padre que está dispuesto a que no se cumplan… Superman ya murió una vez y va a volver a suceder de nuevo, lo que pone a Jon frente a un dilema moral de formidable proporción.
Lo interesante de la nueva propuesta del guionista es el tono de la historia. Su trabajo destila sencillez y cercanía, depositando en la figura del hijo, el peso del legado del padre, al tiempo que coloca sobre los hombros del padre el peso de la responsabilidad que implica precisamente ser padre. Una realidad natural que en este entorno se transforma en una poderosa herramienta constructiva con un potencial enorme.
No se trata de la acción que se detalla en el número, se trata de como se desarrolla dicha acción a través de los ojos de cada uno de sus protagonistas. Este enfoque, más humano, permite que este primer número resulte un buen punto de entrada para alguien que desee acercarse a la figura de Superman por primera vez o de nuevo tras años alejado de sus series.
Para dibujar este número tenemos a Phil Hester, viejo conocido de todos los que disfrutaron de su trabajo en Green Arrow, que se muestra fiel a su estilo de líneas angulosas, con pocos detalles, centrado más en la figura humana que en su entorno. No es un dibujante que despierte pasiones, pero su estilo resulta un cambio para la franquicia que puede resultar muy interesante número a número.
Y como sorpresa adicional, hay dos historias de complemento, una con Bibbo como protagonista, el curtido dueño de un bar durante los años noventa en las series de Superman, fan acérrimo del Hombre de Acero, que no deja ser un trabajo correcto. Pero el que de verdad destaca es el que se centra en la figura de Midnighter. Una primera toma de contacto que sirve para dejar con ganas de más, por su potente propuesta de la mano de Becky Cloonan y Michael W. Conrad, con el dibujante Michael Avon Oeming.
Un cierre especial sobre una premisa que se presenta como un viaje al abismo a través de la mente multitarea de Lucas y su relación con Apolo. Violento, duro, crudo, oscuro y a la vez inquietante, que pone de manifiesto el enorme potencial de estos personajes cuando caen en buenas manos.
Una primera entrega que es una puerta de entrada ideal para todos y que merece tanto nuestro tiempo como nuestro dinero.
Lo mejor
• La sencillez y eficacia de la propuesta.
• No se siente influenciada por el trabajo previo con el personaje.
Lo peor
• Phil Hester puede resultar poco atractivo de primeras.
• El aparente poco peso que parece haber tenido el trabajo de bendis en la serie.
Remodelando al equipo
Bendis dejó Superman tras haber realizado profundos cambios en la franquicia. Krypton fue destruido por la intervención de Rogol Zaar, Jon pasó de ser un niño a un adolescente, Superman abandonó su identidad secreta, entre otros cambios, mientras que introdujo nuevos villanos con la intención de crear un nuevo fondo de armario con el que poder poner al Hombre de Acero contra las cuerdas. Lo que para muchos puede ser algo valiente, para otros ha sido todo un error. Pero sea como sea, Bendis ha recalado en la Liga de la Justicia para hacer suyo el grupo más importante del Universo DC.
Y lo hace suyo por poner sobre la mesa una alineación atípica, que sienta bien, porque el inmovilismo al que estaba sometida ya empezaba a pasarle factura (además de los excesos de Snyder), con historias muy autocomplacientes que necesitaban de un cambio de rumbo.
Bendis hace lo que sabe hacer. Encara esta primera entrega con su consabido estilo, poniendo sobre la mesa una nueva amenaza de cosecha propia (como se pudo ver en su etapa en Superman) para poner en marcha los resortes que puedan llevar a que la Liga estrene una nueva alineación. Se agradece la voz disonante de Oliver Queen, la vuelta de Canario Negro, la inclusión de Naomi… son personajes que van a aportar un nuevo discurso a la Liga, al igual que la presencia del volátil Black Adam que, si Bendis sabe aprovechar, puede dar mucho juego cuestionando el poder y liderazgo moral de Superman.
Es un primer número muy Bendis, con apenas recorrido argumental, que pone varias piezas en su sitio a la espera de ir desarrollando las ideas del guionista de Young Justice. Junto al trabajo de Bendis, tenemos a David Márquez que sabe conjugar a la perfección las exigencias de Bendis como escritor, con las excepcionales cualidades narrativas que tiene como dibujante, aportando un punto adicional de humanidad a todo el conjunto superheroico que acomete con un éxito más que notable.
Cabe señalar que como complemento aparece una historia escrita por el siempre solvente RAM V y dibujada por otro de nuestros grades artistas patrios, Xermanico, en la que ponen foco en la Liga de la Justicia Oscura, el grupo encargado de controlar las amenazas de origen místico que pueblan el Universo DC. Un trabajo que pone foco en Zatana y Constantine, para abrir boca de los que se presenta como una saga con profundas raíces en el mito artúrico.
Todo parece indicar que esta nueva etapa puede resultar refrescante para el concepto de la Liga y que Bendis logrará construir un buen vehículo para uso y disfrute del grupo y de todos sus aficionados.
Lo mejor
• Una interesante alineación.
• Un David Márquez que destila elegancia.
Lo peor
• El estilo Bendis puede crear cierto rechazo.
Correr rápido no lo es todo
Arranca la serie de Velocista Escarlata y lo hace poniendo foco en la figura de denostado Wally West, abandonado durante los Nuevos 52, rescatado en Renacimiento, pero sin gozar de un espacio propio con el que poder disfrutar de su regreso. El personaje ha sido muy maltratado estos últimos años. Más incluso tras lo acontecido en Héroes en Crisis en la que se puso una losa sobre el personaje que desmoralizó a infinidad de seguidores.
El que fuera el Flash de toda una generación de lectores, se jubila. West ya no desea seguir corriendo, está cansado, superado por lo sucedido todos estos últimos años y desea recuperar la parcela de su vida en la que todavía hay algo de felicidad. Para ello es necesario perder sus poderes, dejarlos atrás, abandonar no solo el traje, sino lo que le hace ser el hombre más rápido de la Tierra.
Jeremy Adams tiene el reto de ser capaz de construir un nuevo futuro para los velocistas de DC. Williamson cerró su trabajo tras más de cien entregas controlando el destino de la Fuerza de la Velocidad, y como es bien sabido, tras tanto tiempo corriendo en una dirección, es tiempo de cambios. Adams parece tener claro que para ello debe empezar por reconciliar a los aficionados con Wally, ponerlo donde corresponde y unificar todo en una serie que de verdad dignifique su figura. Es una cuestión de tiempo, de recorrido, porque paradójicamente, la serie dedicada a Flash, se toma su tiempo para tomar tierra, poner sobre la mesa las piezas necesarias y plantear lo que apunta a ser una saga digna de Wally West.
Un número uno que apuesta por un ritmo calmado, para poner todo en su sitio y mover el árbol de tal forma que podamos comenzar a apreciar la nueva dirección hacía la que Adams desea reconducir una serie que cuenta con los lápices de David Lafuente y Brandon Peterson, ambos viejos conocidos de los lectores, que aportan sus mejores cualidades para que en lo gráfico la serie este a la altura de lo que se espera de ella.
Lo mejor
• La inclusión de Wally en el título
• Un ritmo pausado pero metódico.
Lo peor
• La necesidad de aportar algo nuevo a la serie tras el irregular trabajo de Williamson, que puede jugar en su contra si no se sabe dosificar bien.
Omniverso al poder
Nueva sorpresa y esta vez viene de la mano del que fuera guionista del Nuevo Superman durante Los Nuevos 52, Gene Luen Yang, que tan bien supo construir algo nuevo a partir de una idea bien conocida por todos. Aunque su trabajo no supo encontrar público suficiente para perpetuarse en el tiempo, su propuesta dejó suficiente poso como para que de nuevo podamos verlo trabajando en una serie en la que tenemos a Superman, acompañado por Batman, haciendo grupo en una colección que desde este primer número busca ser muy distinta a lo que se puede espera a primera vista.
En el especial Frontera Infinita, se dejó entrever ya la premisa sobre la que esta serie se erige. Una premisa que hace de los dos héroes un todo multiversal, con un arranque de historia en la que un inspirado Ivan Reis, pone en paralelo dos tramas, en las que unas versiones de otras Tierras de Superman y Batman, hacen frente a dos situaciones condenadas a converger.
El trabajo de Yang en esta primera entrega se pone a servicio de Reis, el verdadero protagonista de la serie, al menos en esta primera entrega, que lleva al lector a recorrer estas dos líneas de la historia con la que nos adentramos en una historia mucho más grande que va a saltar entre Tierras en el nuevo omniverso que se ha estrenado recientemente en DC Comics.
Un cómic que sorprende por su apartado gráfico, su realización, si exquisita elegancia visual y por una historia que se intuye potente, llena de detalles para los lectores, en la que Yang encara a nuevos villanos en nuevos mundos, en una miniserie de siete entregas (aunque los números USA continúan la serie con el mismo título) que promete ser todo un ejercicio por descubrir por parte de todos.
Lo mejor
• Una propuesta distinta a la esperada.
• Un Ivan Reis muy creativo.
Lo peor
• La propia esencia de la trama puede resultar dura para primeros lectores.
La luz verde necesita brillar más
El trabajo de Morrison en la franquicia de Green Lantern, con Liam Sharp a los lápices, estructurado en dos temporadas, ha resultado ser un ejercicio realmente extenuante para los lectores. Lo que empezó siendo un relato policial espacial, se tornó, como no podía ser de otra forma, en algo mucho más personal y grandiosos en manos de Morrison. Un despliegue lisérgico que lleva a que la serie se tome su nuevo inicio desde una perspectiva mucho más mundana. Tanto que casi resulta anticlimática por el planteamiento que Geoffrey Thorne pone en marcha en el Cuerpo de Green Lanterns.
Los Planetas Unidos, de reciente creación, deben votar la inclusión de Oa en una cumbre intergaláctica en la que el futuro de los Green Lantern podría quedar truncado para siempre. Se trata de un enfoque en el que se intenta analizar, con éxito relativo, la existencia de los Green lantern como defensores policiales del universo desde la perspectiva egocéntrica de los Guardianes, que no despiertan muchas simpatías por sus anteriores errores. Un enfoque que resulta jugoso, aunque no es del todo novedoso, que invita a intentar dar más tiempo a la serie para determinar bien cuáles son sus siguientes pasos.
En los lápices hay dos dibujantes, Dexter Soy y Marco Santucci, de estilos muy distintos. Soy es más rígido que Santucci, pero juega mejor con las luces y las sombras, aportando más impacto visual, mientras que Santucci es más fluido y dinámico, con un uso más armónico de las formas.
Sin embargo, este primer número funciona a dos tiempos, pues tiene partes de la trama muy interesantes, siendo una de ellas la inclusión de Teen Lantern en esta cumbre, mientras que el conflicto que pone en marcha Thorne resulta casi ridículo por innecesario. Toca esperar una nueva entrega para poder sacar mejores conclusiones, porque se siente que hay un poso interesante en la propuesta, pero que no acaba de concretarse con la fuerza necesaria, y esperada, de un primer número.
Lo mejor
• El regreso a lo mundano.
Lo peor
• Falta de concreción.
• Una primera toma de contacto algo confusa.
El arte encerrado en 24 páginas
La novedad más potente del mes pasado y sin duda una de las series regulares que nadie debe perderse. Lo que Tom Taylor y Bruno Redondo logran en esta serie está solo al alcance de los más grandes. Si solo puedes comprar un cómic este mes, que sea este.
Taylor recupera el tono más puro del género y lo incrusta en la serie para uso y disfrute de Dick Grayson, que se muestra al lector de manera humana, sin poses forzadas, ni actitud oscura. Nada en este cómic resulta grotesco. Los recuerdos que se narrar resultan cercanos, amables, puros, capaces de emocionar y poner en la cara de lector alguna que otra lágrima. El duelo en manos de Taylor es una delicia de leer por ser capaz de transmitir lo que el protagonista está experimentando. Recuerdos del pasado que se funden con el sentimiento de perdida y vacío, para construir un todo que, de alguna forma, no es un pozo de oscuridad, sino un canto a la vida de principio a fin.
Y si todo esto no fuera ya suficiente, tenemos a Bruno Redondo que parece estar tocado por la gracia de alguna entidad divina, capaz de dibujar con una fluidez y elasticidad que es imposible no detenerse a disfrutar de cada uno de sus planos y escenas cinéticas, en las que la narración es perfecta en todos los sentidos. La expresividad facial y lo que es muy importante, el lenguaje no verbal, es, en manos de Redondo, un extra que cierra un círculo perfecto para la serie que todo el mundo debe leer. Imprescindible.
Lo mejor
• Un primer número que tiene todo lo bueno de una entrega de este tipo..
• Bruno Redondo.
Lo peor
• Tener que esperar 30 días para leer el siguiente número.
Un esperado cambio de rumbo
Desde los Nuevos 52 Batman ha recorrido senderos muy dispares. Desde enfrentarse a una sociedad oculta en Gotham, descubrir sus años previos como justiciero, enfrentarse a un Joker desfigurado, todo ello escrito por Scott Snyder, para pasar a tener el duelo más intenso y doloroso con Bane, mientras lidiaba de nuevo con el Joker y el Acertijo gracias al trabajo de Tom King. James Tynion IV sustituyó a King en la serie, que venía de firmar una de las etapas más interesantes en la colección hermana del murciélago, Detective Comics, por lo que todo parecía que iba a ir bien.
Con Tynion las cosas no fueron muy bien, con el Joker de nuevo en danza, la entrada en escena de una nueva villana y una historia que dejó fríos a muchos aficionados, las opiniones se polarizaron. El Batman detective de épocas pretéritas hacía mucho que no se le veía en la serie, el Joker se sobre explotaba y entonces llegó Frontera Infinita para cambiar de nuevo la dirección de la serie.
Con Tynion manteniéndose en las riendas de la serie le llega el turno al Espantapájaros, todo un soplo de aire fresco, porque era uno de los villanos más olvidados de los últimos años. Su regreso coincide con la explosión creativa de Jorge Jiménez (del que ya se estaba disfrutando de un trabajo mayúsculo), que continúa deslumbrando con un diseño del villano que queda grabado a fuego en la retina del lector. La conjunción del trabajo de Tynion y de Jiménez, elevan a la serie de nuevo y vuelven a colocarla en el pedestal de lo interesante, de lo que merece la pena seguir por como parece aliviarse la presión que se sentía en las anteriores entregas. Una presión que venía de la falta de ideas, de la repetición de conceptos, sin que se avanzara de forma clara y sin parecer moverse de cuatro ideas repetitivas. Con esta entrega, se nota que la bruma se disipa e invita a acercarse de nuevo a la colección, darle una oportunidad y disfrutar de lo que pueda durar antes de la partida de Tynion a pastos más verdes.
Lo mejor
• Dejar atrás a tanto Joker y sucedáneos.
• Jorge Jiménez que no deja de seguir sorprendiendo.
Lo peor
• Que vaya a durar poco.
• Que no tengamos un Batman más terrenal.
Que no te de la risa…
Puede que un título dedicado al villano más relevante de Batman pueda despertar ciertos recelos a estas alturas. Recelos que a los más veteranos les puede recordar la serie regular (de corta existencia) que tuvo el personaje en los años 70, cuya calidad no era especialmente relevante. Sin embargo, Tynion IV, con el inestimable trabajo de Guillen March en los lápices, construyen un escenario que rompe de pleno con lo que cualquier lector puede presuponer de una serie del Príncipe Payaso.
El trabajo Tynion IV resulta abrumador, por el relato que pone a James Gordon en el centro de la trama, con un Joker perimetral actuando de mero activador de la historia. Un relato con tono crepuscular, cargado de reflexiones personales de un policía apesadumbrado por su existencia en una ciudad que parece empeñada en aplastarlo… Y esos mismos entes confabulan para poner sobre la mesa una propuesta que marcara el destino del veterano agente de la ley como pocas veces se ha visto antes.
Una primera entrega que cumple con lo esperado, dejando con ganas de más, en la que el retrato de Gordon resulta estremecedor, melancólico, cargado de pesimismo, destilando cansancio y tristeza por la desidia que genera estar en medio de una guerra interminable en la que los éxitos nunca parecen compensar a los fracasos.
Una serie que juega con inteligencia con los resortes del género, ofreciendo un plato muy distinto al esperado, con una lectura absorbente de principio a fin. Un trabajo que se ve mejorado y vitaminado por un March desatado en trazo y narrativa, con el firme objetivo de ofrecer a los aficionados una serie distinta a lo que se puede esperar.
Lo mejor
• Ser algo muy distinto a lo esperado.
• Su tono oscuro y crepuscular.
Lo peor
• ¿Cuánto durara este buen sabor?.
Una de cal y otra de arena
Nueva serie para el caballero Oscuro que no es sino un contendor de varias historias dedicadas a Capucha Roja, Harley Quinn, los Outsiders y Grifter, que conjuga un número irregular en su propuesta.
Esta nueva colección quiere poner foco en los muchos personajes que pivotan alrededor de la figura de Batman, con un título engañoso, que esconde en su interior una ensalada de historias con sus más y sus menos. Por un lado, tenemos un nutrido grupo de autores y autoras que dan forma a este primer número, con nombres tan sugerentes como Chip Zdarsky, Eddy Barrows, Matthew Rosenberg, Ryan Benjamin, Stephanie Phillips, Laura Braga, Brandon Thomas y Max Dunbar. Sin embargo, por la propia fórmula de la serie, cuando unes tanto talento y lo haces a través de distintas historias cortas, con un continuara, lo que se consigue es, casi siempre, un mix poco cohesionado.
El número arranca con una potente historia de Capucha Roja, dibujada por Eddy Barrows, con Eber Ferreira, que convence por el tono emocional que logra imprimir Zdarsky al conjunto. Algo que, por otro lado, era de esperar de este guionista que sabe rescatar la parte más humana de los personajes con los que trabaja.
A continuación, le llega el turno a Harley, que en manos de Stephanie Phillips y Laura Braga, introduce al lector en una historia que gira alrededor de la relación que hay entre Harley y Hiedra venenosa, construyendo un relato tierno en las que las dos demuestran que existen relaciones a prueba de todo. Phillips consigue emocionar través de la figura de estas dos “villanas” en un ejercicio de recuerdo de un pasado mejor que se resiste a morir en el presente.
El número da paso a los Outsiders, el grupo que lideró Batman en los años 80, con Relámpago Negro y Katana asumiendo el protagonismo de una historia escrita por Brandon Thomas y dibujada por Max Dunbar, con poca eficacia por parte del primero. Una puesta en escena algo torpe que apenas logra despertar mucho interés, aun con una sorpresa que puede hacer las delicias de aquellos fans de cierto personaje de antaño asociado al grupo.
Y por último le llega el turno a Grifter que para la ocasión está escrito por Matthew Rosenberg con dibujos de un irregular Ryan Benjamin. Estamos ante una historia que no logra encontrar su voz, por querer ser muchas cosas al mismo tiempo. Un drama de espías con superhéroes y grandes corporaciones, con villanos de por medio. Una sopa con muchos sabores que acaban por perderse en su desarrollo.
El mayor aliciente para continuar… Chip Zdarsky. Lo demás muy olvidable.
Lo mejor
• Chip Zdarsky Y Eddy Barrows.
Lo peor
• Lo irregular de la propuesta.
• Un mix poco cohesionado que no logra tener voz propia.
En lo de Superman «el aparente poco peso que parece haber tenido Bendis en la serie»: en cuanto a tramas, puede ser (aunque el tema de su Legión se refencia), pero ese Jon de 18 o 19 años en portada, para bien o para mal, y la trama que de ahí se deriva indica todo lo contrario.
Si fueramos malvados y conociendo la «admiracion» de Bendis por Claremont. Podriamos decir que el que el Jon niño que cruza un portal a otra dimension donde el tiempo pasa distinto y permanece retenido y torturado por unos demonios para volver ya mayor y mas poderoso aunque con un poder que por su naturaleza puede causar un desatre en el mundo… Es que se ha marcado su version de Magik XD
Asi que quien sabe. Lo mismo vuelve a rejvenecer, se muere de un virus y luego vuelve. O no.
Estupenda iniciativa! Y muy necesaria para los lectores en mi opinion. Gracias!
Supwrman y Batman. El mas sorprendente, estimulante y elegante de la remesa. Casi Lynchiano. Y eso que no espeeaba nada de el. En el segundo pierde fuelle. Pero es que ese numwro uno… Y si te hacen gracias esas versiones mas Golden Age, totalmente lejos del grim and gritty (que ya de por si es novedoso) una compra oblogada.
Nightwing. El ninero uno es impecable. Ningun pero le piedo poner. Ahora, en el sefundo empoezan a aflorar problemas. A ver como evoluciona…
Batman. El primer numero es una clara mejora. Pero es algo recurre te en Tynion: un primer numero explicativo que te pone en hn escenario interesante… Que despues nonsabe explorar o desarrollar. Y ojo en el segundo, que arranca el conplemwnto de Ghostmaker que… A ver como lp digo… Parece escrito por un prepuber. Molly pinta bien. Por cierto, me ha chocado lo que dices de que el Espantapajaros llevaba tiempo olvidado. Tu crees? No es mi percepcion.
Joker. De momento, lo mejor de Tynion desde su entronizacion. A ver como evoluciona porque esta abriendo muchos frentes. Otra cosa, la serue original de Joker tiene historoas del monton o que han envejecido mal,pwro otras como la de Sherlock Holmes, Creeper, Canario Negro o el royal Flush Gang que nonestan nada mal. Pero que nada mal.
Ah, Urban Legends. Yo lo veo como una actualizacion del Batman Chronicles de los 90. Con mucha historia de segunda,algunnque otro trailer poco disimulado y alguna joyota aqui y alla. Particularmente me parece estupendo que haya una coleccion que lueda expandir el mundo de Gotham y desarrollar otra situaciones y secundarios. Pero claro, depende de como se haga, y estas colecciones antologicas ya sabes que te vas a ebcontrar algo muy irregular.
Sin rodeos. Si quieres leer un Batman en continuidad ahora mismo, que sea lo que escribe Zdarsky aqui. Le da sopas con honda al Batman de Tynion.
Lo de Grifter. Lo dejaria eninteresante. No tan interesante como el actiones ochentero que se marcaron en Estado Futuro, pero tiene su gracia. Pero tambien sus problemas. Como swr un trailer poco disimulado de los Wildcats. Ver evolucion.
El resto, prescindible y olvidable.
Saludos!
De los cómics leídos por mi parte:
De lo que he leído creo que no me dejo nada. Tengo varias historias pendientes como Supergirl que creo que no están dentro de la continuidad. ¡Ah! Justice League del Multiverso, el evento central escrito por Williamson, me ha atrapado y espero con interés los nuevos cómics del grupos.
En líneas generales estoy meh porque mis dos coleciones favoritas, Superman y Justice League, rinden a un nivel bastante bajo, pero bueno. Ya llegarán tiempos mejores.