Fuerza de Choque, vol. 1

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Edición original: Marvel Comics – julio 1994 – abril 1995
Edición España: Comics Forum – abril 1995 – diciembre 1995
Guión: Dan Abnett, Andy Lanning
Dibujo: Tom Tenney, Paul Ryan, Dave Taylor, Don Hudson, Jim Calafiore
Entintado: Rey García
Color: Joe Rosas
Portada: Tom Tenney, Ray García (primer número)
Precio: 325 pesetas (los números dobles, de cuarenta y ocho páginas). 190 pesetas (los números simples, de veinticuatro páginas)

 
Prólogo: decíamos ayer…

Largo tiempo ha pasado desde que firmara mi última reseña periódica en esta página. Fuera de mi participación en especiales y conmemoraciones de todo tipo, he estado bastante fuera de juego, por motivos diversos. Sin embargo, no he perdido las ganas por ser contando mi opinión sobre los tebeos que leo, razón por la cual vuelvo por estos pagos para seguir hablando sobre ellos y lo hago cumpliendo una promesa que hice hace ya cierto tiempo: hablar sobre Force Works o, como se tradujo por obra y gracia de Comics Forum, Fuerza de Choque.

La división hace la fuerza (¿?)

Pongámonos en situación: a mediados de los noventa, Marvel no pasa por su mejor momento. Los días de vino y rosas cada vez están más lejanos y el mercado acusa la explosión de la burbuja especulativa que, no ha tanto, ha dado ventas millonarias -en ejemplares- a tebeos cuya calidad intrínseca es, cuando menos, discutible. Los valores seguros de antaño a nivel gráfico se han convertido en una feroz competencia, en la forma de la recién fundada Image Comics y el resultado es una batalla campal por copar las estanterías, en la forma de una producción cuya cantidad no va en desmedro de su calidad, sino todo lo contrario: va en desmedro. El resultado es la consideración de la primera mitad de esa década como una de las más difíciles para la parroquia lectora del género superheroico. Otro día tocará discutir hasta qué punto tal afirmación es justa pero el caso es que, con el oportuno desfase de aquellos días, la afición marveliana vio, por cortesía de Forum, una larga serie de productos que, en retrospectiva, parecen ser el resultado de una combinación entre el modelo ensayo-error y una creciente desesperación que, a su debido tiempo, llevaría a movimientos todavía más sorprendentes, como Heroes Reborn, pero ésa es otra historia.

Una de las estrategias operadas, no solamente en Marvel, fue la sustitución o co-existencia de los personajes clásicos por versiones más adustas y expeditivas, en lo que venía a ser el resultado de una mala digestión de los trabajos realizados en los ochenta por autores como Alan Moore o Frank Miller y con personajes como Lobezno o el Castigador. Los otrora coloridos tebeos se llenaron de tipos oscuros, de moral un tanto dudosa, enfundados en cazadoras y con una filosofía de que el fin justifica los medios. Bienvenidos a la era de lo nuevo y mejor, considerando como tal una inmensa proliferación de seis-pesetas armados hasta los dientes y poco amigos de la hojilla de afeitar. La traslación de esta estrategia al ámbito grupal trajo consigo unas cuantas formaciones que intentaban emular el cuestionable ejemplo de sus homólogos imagineros. En el caso de Marvel, el resultado fueron varias colecciones en las que el sustantivo «fuerza» era utilizado a guisa de gancho, para ver una nueva y macanuda versión de un concepto clásico. La Patrulla-X tuvo a X-Force -cuando Cable transformó a los Nuevos Mutantes de estudiantes en soldados-; los Cuatro Fantásticos tuvieron a Fantastic Force -cuando parecía que el cuarteto se disolvía definitivamente- y los Vengadores tuvieron a Force Works, uséase, Fuerza de Choque. De los tres casos, el que, probablemente, tuvo una premisa más absurda -y reconozcamos que la competencia era dura- fue precisamente este último.

Fuerza de Choque surge a partir de la cancelación de la cabecera de los Vengadores Costa Oeste, después de un centenar de números. El amargo final de la división vengadora californiana se contó aquí y, ahora como entonces, tengo que decir que fue una forma bastante torpe de echar el cerrojo y de generar una ruptura donde, en principio, no la había o, para ser más exactos, no en esos términos. Cierto es que los últimos números -firmados por el matrimonio Thomas y Dave Ross- no habían sido muy venturosos para los «novatos» (recordemos que Forum tomó la curiosa decisión de nombrar la serie regular de los wacos como Los Nuevos Vengadores): la destrucción del rancho, la muerte de Pájaro Burlón, el consecuente abandono de Ojo de Halcón… esto último fue el «premio» por alcanzar la nada desdeñable cifra de cien ejemplares, porque no llegarían mucho más lejos. El centésimo primer número fue un cruce con Lazos de Sangre y, sorprendentemente, era la despedida de Roy y Dann Thomas. El siguiente episodio, último de la serie, llevaría la firma de los futuros responsables literarios de Fuerza de Choque: Dan Abnett y Andy Lanning. Ambos se encargan de contar un vergonzante cierre en el que se busca, a como dé lugar, una ruptura en las divisiones oriental y occidental de los Vengadores. Los Costa Este se comportan, con la excepción de Henry Pym, como verdaderos imbéciles que provocan la consecuente reacción de unos camaradas con los que han compartido aventuras sin tiempo. Que una veterana con tablas y galones como la Bruja Escarlata se vea casi obligada a renunciar, da buena cuenta de la pésima ejecución que se refleja en un cómic cuya única razón de ser era echar el cierre al clásico y dar la bienvenida a una estrategia más expeditiva, comandada por el Hombre de Hierro. En este punto, hay que añadir que el latoso llevaba en malas relaciones con el Capi desde el final de Operación: Tormenta Galáctica y que la toma de ciertas decisiones le había granjeado la animadversión de su amigo Rhodey, como se vio en Máquina de Guerra: El origen así que, dejando aparte ciertas inconsistencias con lo que Len Kaminski y Kevin Hopgood presentaban en su serie regular, la expeditiva y rupturista reacción de Tony Stark resultaba consistente con esa evolución pero no justifican ni corrigen la pésima ejecución de la premisa.

Sea como fuere, la decisión estaba tomada y cinco de los antiguos vengadores de la división californiana abandonaran para siempre -je, je, je- el equipo en el que combatieron tantas veces. Seguirán a Iron Man el USAgente -con un cambio de uniforme y de escudo-, Spider-Woman -Julia Carpenter, que mantuvo su atuendo porque, cuando algo no está roto no lo tienes que arreglar- la Bruja Escarlata -con una vestimenta que demuestra que, si intentas reparar lo que no está averiado, probablemente acabes metiendo la pata- y el Hombre Maravilla -con una sutil variación de su traje más popular o, según se mire, menos horroroso-. La alineación no durará entera mucho porque, ya en la primera aventura, Simon Williams pasará a mejor vida, durante un ataque por parte de supervivientes kree, en represalia por el papel que el vengador-actor había tenido en la destrucción de la Inteligencia Suprema y la derrota a manos del Imperio Shi’ar. Una pena que, en la serie vengadora principal, ya se hubiera visto algo parecido aquí sólo que mejor contado y con implicaciones a más largo plazo. A cambio de esta baja, tendremos al primer personaje de nuevo cuño que se enrola en el equipo: Siglo. Este caballero es un alienígena amnésico, dotado de gran poder, que hace su aparición durante la primera batalla del grupo y, sintiéndose responsable de la muerte de Williams, decide purgar su culpa ocupando su lugar. Su presencia y su falta de memoria serán uno de los pocos intentos de crear tramas a largo plazo en una serie que, muy pronto, se verá zarandeada por decisiones creativas y editoriales de todo tipo.

Ficción de ayer, realidad de hoy

Fieles a la idea de presentar a unos personajes más proactivos y contundentes, los autores de Fuerza de Choque toman como premisa la habilidad inventora y el talento de Tony Stark. Ya está bien de actuar como una fuerza reactiva, como han hecho los Vengadores; ahora se cuenta con la tecnología para prevenir y no tener que curar y el caballero de brillante armadura se encargará de poner en práctica sus ideas sobre la materia, intentando ir siempre un paso por delante del mundo que le rodea. Así, el cuartel general del nuevo equipo contará con invenciones avanzadas que permiten a la infraestructura repararse por nanotecnología, generar hologramas de luz sólida -algo relacionado con civilizaciones muy por delante de la nuestra, como la shi’ar que implementara algo parecido en la sala del peligro de los patrullosos- y dirigirlo todo a través de una inteligencia artificial, PLATÓN (de albóndigas) empleada también para determinar dónde debía el equipo actuar a guisa de vacuna. Como ven, unas premisas interesantes que nos hablan, hace un cuarto de siglo, sobre cosillas que ya forman parte de nuestra vida cotidiana o que bien podrían estarlo en el futuro inmediato, con todas las implicaciones filosóficas, éticas y morales que ello emplea. Tal parecía que, pese a la torticera naturaleza de su creación, la propuesta era interesante mas, desgraciadamente, se vería pésimamente ejecutada.

El primer arco argumental presenta, como se ha dicho previamente, la pérdida de uno de sus miembros fundadores, el Hombre Maravilla y su sustitución, más o menos, por el recién llegado Siglo. En esta historia se platean algunos aspectos, como la relación con los Vengadores y las tensiones derivadas de la traumática ruptura entre el este y el oeste. A continuación y por aquello de que la guerra civil yugoslava aún estaba presente, se cuenta una suerte de trasunto de la misma en el país báltico-balcánico -no pregunten- de Eslorenia, con conflicto étnico pasado por el tamiz de los pijamas. La historia no pasa de la anecdótica visión que, vía Marvel, se quiere dar esas sangrías (pues tampoco andaban lejos en el tiempo las matanzas cometidas en Ruanda) y, en todo caso, una y otra aventuras tienen más valor por su aportación a medio plazo a la franquicia vengadora que otra cosa. Así, una frase de la Bruja Escarlata, relativa al destino de Simon Williams, servirá a Busiek y Pérez para traerle de vuelta un par de años después, siendo este mismo equipo el que haría del cartonpedrero país de Eslorenia el escenario para un épico enfrentamiento entre el grupo y Ultrón. Como quiera que don Kurt aprovecha todo para el convento, el lugar serviría para que otra creación noventera, el Espectro de Sangre, hiciera de las suyas, tocando de paso un poco la moral al Caballero Negro, pero ésas son otras historias.

Poco después, los ¿forzados? ¿forzudos? ¿fuertitos chocones? se embarcarán en una aventura que implicará a toda la franquicia férrica, con Iron Man y Máquina de Guerra: Las manos del Mandarín. En la misma, el viejo adversario del latoso retornaba, tras la batalla entre ambos y con los dragones del mundo de Fin Fang Foom e intentaba hacerse con el control global, haciendo retroceder a la humanidad a los tiempos anteriores a las revoluciones científica y tecnológica. A continuación, un número de relajación -pésimamente realizado- y una nueva aventura con alienígenas, en esta vez en Australia, donde hará su primera y única aparición un personaje relacionado con el tiempo-sueño aborigen. Todo, más bien, encuadrable en el plano de lo olvidable.

Epílogo: para este viaje no hacían falta alforjas.

Fuerza de Choque es un producto que refleja buena parte de los problemas -muchos- y soluciones -pocas- que afrontaba la casa de las ideas en los noventa: la necesidad de competir con la pujante y agresiva Image, los intentos de copar el mercado con más y más cabeceras y el deseo de dar a la parroquia lectora lo que teóricamente demandaba. Sobre la premisa de tener una especie de vengadores más cañeros, tenemos una colección que se ve lastrada por su chapucera justificación, lo que no hubiera sido problema si hubiera presentado en su contenido unas buenas historias. Sin embargo, lo que tenemos en una combinación de buenas ideas -pocas- que se ve lastrada por malas ejecuciones -muchas- y los intentos de dar con la tecla correcta, sin conseguirlo.

El grupo aparece integrado en la franquicia férrica, un experimento de pocos años de duración que se saldó con una serie animada del latas, donde Fuerza de Choque ejercía, en la primera temporada, la función de comparsas un tanto vergozantes, aunque este adjetivo bien podría extenderse a todo el producto, en esta entrega inicial.

Como pueden comprobar, sólo Máquina de Guerra parece ser acreedor de una mención, en tanto que el resto del equipo -con Ojo de Halcón a la cabeza- no parece ser digno de ella. En el tebeo, Wanda continúa con la función de líder que ya ejerciera en la etapa final de novatos / costa oeste y uno de los hilos argumentales de la serie son sus conflictos con Iron Man, que parece ir por libre. Es curioso comprobar cómo, así como Len Kaminski y Kevin Hopgood presentaban una versión del personaje más amable y simpática -en una de las etapas más interesantes de la colección ferrosa, que brindó un tebeo noventero que no causaba sonroja- los autores de la serie grupal le presentan más antipático y desagradable -más o menos como acontecería durante los días de La iniciativa-. Esto tendrá su explicación un poco más adelante, cuando las vacas flacas planteen una reunión en la franquicia vengadora que, más bien, tuvo las características de una absorción, pero ésa es otra historia.

Los responsables literarios del asunto fueron los mismos firmantes del último número de serie californiana de los vengadores, Dan Abnett y Andy Lanning. Aún faltan bastantes años para que se conviertan en los re-lanzadores de la división cósmica de Marvel, germen de la exitosa franquicia cinematográfica de los Guardianes de la Galaxia y, aquí, firman uno de sus peores trabajos. Los personajes carecen de desarrollo y, en ocasiones, se limitan a repetir los pocos tópicos heredados de Roy y Dann Thomas. Así, por citar un único ejemplo, el U.S. Agente es un patriota y, como tal, hay que ponerle como anti-comunista y suspicaz con las gentes del otro lado del antiguo y futuro telón de acero. Las historias son muy flojas, y algunas, como el posible retorno de Clint Barton y su unión a quienes fueran sus camaradas, resultan increíbles por la chapucera forma en la que se ejecutan, con diálogos escritos de forma que todo el capítulo quede como una soberana chafalmejada. En honor a la verdad, hay que añadir que la serie se vio afectada por la incapacidad para tener un dibujante regular en condiciones. Así, el proyecto tuvo de inicio a Tom Tenney, presentado como la nueva y valiente voz de la canción ciudadana y que duró únicamente cuatro números, atraído por los cantos de sirena imagineros. Su estilo no solamente presenta lo peor de las tendencias de esos años sino, además, una narrativa confusa y una incapacidad para dibujar gente normal, que se refleja en la expresión estreñida de los personajes. Tomaría un puntual relevo el veterano Paul Ryan, que ya había pasado por la serie predecesora de los Vengadores Costa Oeste y, en aquellos días, participaba junto a Tom DeFalco en la narración de las andanzas de los Cuatro, perdón, los Tres Fantásticos. Después llegarían Dave Taylor, Don Hudson y Jim Calafiore. Este último, con un estilo similar al de Tenney, aparecería aquí y allá en la casa de las ideas, siendo de destacar su paso por la primera serie de los Exiliados.

El resultado final es una colección mediocre que, a mayor abundamiento de sus males, se vio zarandeada por los problemas editoriales, casi desde el primer momento. Su azarosa existencia se vio reflejada en la publicación hecha por Forum que, sobre la marcha, cambió de planes respecto de la misma, publicando únicamente nueve números, cuando la premisa era la de editar una docena -según el plan editorial de 1995- y se había pasado a once -según la propia cabecera, en sus dos primeras entregas-. Sin embargo, la historia de Fuerza de Choque no acaba, ni mucho menos, aquí. Quedan un tomo y otra serie en grapa, amén del mantenimiento de la marca. Pero ésa, damas y caballeros, es otra historia.

Portada doble de la edición española
Dos solemnes, dos con estreñimiento y el padre fundador.

  Edición original: Marvel Comics – julio 1994 – abril 1995 Edición España: Comics Forum – abril 1995 – diciembre 1995 Guión: Dan Abnett, Andy Lanning Dibujo: Tom Tenney, Paul Ryan, Dave Taylor, Don Hudson, Jim Calafiore Entintado: Rey García Color: Joe Rosas Portada: Tom Tenney, Ray García (primer número)…

Curiosidad noventera

Guión - 3
Dibujo - 4
Interés - 6

4.3

Vosotros puntuáis: 5.22 ( 17 votos)
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javiercyb
javiercyb
Lector
18 junio, 2022 17:35

jeje, veo al menos un par de referencias a Les Luthiers en la reseña 😉

Duma
Duma
Lector
En respuesta a  javiercyb
18 junio, 2022 21:03

Yo solo la del desmedro

javiercyb
javiercyb
Lector
En respuesta a  Duma
19 junio, 2022 10:35

PLATON (de albóndigas) 🙂

ultron_ilimitado
ultron_ilimitado
Lector
19 junio, 2022 11:24

¿0,5? Joder, es la nota más baja que he visto por aquí.

Justiciero Desmesurado
Justiciero Desmesurado
Lector
En respuesta a  ultron_ilimitado
19 junio, 2022 14:10

He pensado lo mismo. Mis respeto a Luis Javier Capote, porque leerse esto para currarse la reseňa y poner está nota global, es trabajar pero de verdad, con sacrificio.

Jaime Sirvent
Jaime Sirvent
Lector
19 junio, 2022 14:51

Por favor Clemente,reedición de esto ya, los lectores no nos podemos quedar sin una obra merecedora de un 0,5 en zona negativa.

Esto debería estar siempre disponible.

También quiero expresar mis condolencias a Luis Javier Capote por leer esto para hacer la reseña.

Sith
Sith
Lector
21 junio, 2022 0:03

Jajaja, no se que era peor si ese comic o la primera temporada de esa serie animada de Iron Man, si Panini edita esto realmente sería cualquiera.

Jacobo Cuadrado
Jacobo Cuadrado
Lector
3 julio, 2022 17:59

Al fin puedo comentar!!! Discrepo, aunque el comienzo fue flojo, luego fue mejorando. Sobre todo con la presencia de Cheung aún primerizo. He visto reseñas mucho mejores de obras bastante peores. Eso sí, Rey García era bastante malo.David Ross era mucho más dibujante, lástima que se lo cargaran.