Edición original:.
Edición nacional/ España:. Reservoir Books
Guión:.Alison Bechdel
Dibujo:. Alison Bechdel
Entintado:.Alison Bechdel
Color:. Bitono
Formato:.libro bolsillo con solapas
Precio:.18
Fun home: una familia tragicómica – ¿Eres mi madre?
El cachondo de Jonathan Ames, guionista del cómic El Alcoholico y novelista a lo Bukowsky además de boxeador aficionado con el apodo de «El maravilloso arenque», escribió uno de esos cartelitos laudatorios que aparecen en las solapas de los libros para el Salario Mínimo de Bob Fingerman que rezaba: «Salario Mínimo es a las relaciones de pareja lo que Maus al Holocausto. Espera, creo que esa frase no suena nada bien… ».
Así ironizaba sobre una de las frases más repetidas por los críticos de cómic en la prensa seria; «¡Lo mejor desde Maus!» se ha utilizado casi tanto como «¡Lo mejor desde Watchmen!».
Lo cierto es que, desde que el señor Art Spiegelman superase su miedo a ser tomado, como él mismo dijo, por un «intelectual gilipollas» y se decidiera a trabajar en la que sigue siendo su obra maestra, algunos otros autores han intentado también dar un paso parecido, tratar temas serios y relevantes, con referencias sesudas, en sus trabajos más personales y los resultados han sido de lo más dispar.
Alison Bechdel es una de las autoras que han seguido esa estela con mayor acierto. En Fun Home, una familia tragicómica, tenía una historia que para ella era importante contar. Publicada en el 2006, la autora contaba con cuarenta y seis años entonces y llevaba más de veinte dibujando la tira traducida aquí como Unas bollos de cuidado, con lo cual conocía el medio lo bastante bien como para hacer interesante esa historia también para los lectores. Bechdel es, como habrán adivinado, lesbiana y las circunstancias que rodean a su condición son parte de su obra como de su vida. Haciendo amarillismo sobre Fun Home, podríamos decir que en ella cuenta cómo, de adolescente, descubrió su homosexualidad y sus tórridos escarceos con algunas compañeras universitarias, pero no. Pese que haya algo de eso, no esquive el tema, sino que se sumerja en él y muestre las carcajadas que les provocaba leer James y el melocotón gigante mientras se acariciaban en la cama ella y su compañera, el tebeo es mucho más. Una historia potente, dramática, en cuyo primer capítulo cuenta la muerte de su padre, cuando ella tenía veinte años, atropellado por un camión. Los Bechdel habitaban en una casa decimonónica al más puro estilo de Los Adams –– referencia utilizada por la propia Claire–– , cuidada hasta extremos insospechados, pero en la que no se podía llevar una vida normal; mover de sitio un florero era sacrilegio. Todo estaba colocado en orden exacto para gustar, no para ser utilizado. Ese juego entre la apariencia y lo que se esconde tras ella es parte fundamental del cómic. Tomando como punto de partida el mapa de Viento entre los sauces, la autora nos cuenta cómo le costaba diferenciar entre el entorno y la realidad. Establece un juego de espejos, así, en el que la apariencia y lo que ésta esconde terminan por confundirse: el cómic es su vida: su vida el cómic. De niña llega a los extremos de subrayar con un garabato las palabras de su diario de cuyo verismo no está segura, tal es su obsesión por alterar la realidad con su obra. Descubrimos de dónde viene este extraño juego semántico entre significante y significado a lo largo del libro. Mamá quiere ser actriz y mantener las apariencias. Papá es un experto decorador, obsesivamente narcisista, que ejerce de profesor de literatura, pero también de encargado del negocio familiar: nada menos que una funeraria. Allí, embalsama con total naturalidad los cuerpos, sin dar la menor importancia a sus secretos más íntimos, mientras que él mismo, oculta una gran frustración de la que la familia jamás habla: papá es un homosexual encubierto.
Los Bechdel viven interpretando un papel, en una casa que es como un teatro con cortinas de terciopelo. Leen a Fitzerald y a Proust, ven a Batman en la tele, intentan encerrarse en la ficción y no son capaces de hacer frente a una realidad que les supera.
Mientras Alison descubre su identidad sexual, el padre intenta ocultar la suya, hasta el punto que resulta imposible saber si murió por accidente o fue él mismo quien se echó a las ruedas del camión, incapaz de seguir con esa farsa. Es una familia distante, que apenas se relaciona y la historia no es lineal, lo que hace la autora es exponer los hechos para después profundizar en ellos, como si quitase capas de una cebolla o quisiera ver qué se escondía detrás del disfraz que era su vida. El resultado es uno de los cómics más fascinantes que se hayan hecho y así le fue reconocido en su momento, con gran éxito de crítica y numerosas menciones laudatorias en la prensa más seria.
¿Eres mi madre?, por tanto era una obra esperada, que ha gozado de una tirada mucho más grande que la mayoría de cómics de este tipo (cien mil ejemplares) y que ha sido recibida con entusiasmo por los críticos y los lectores. Es un entusiasmo al que quien esto escribe no puede sumarse. Alison Bechdel sigue siendo una grandísima autora. Aquí trata temas serios, netamente adultos, con habilidad. El libro es más entretenido, menos denso, que el anterior. De nuevo en bitono, esta vez en rojo en lugar del azul anterior, con el mismo estilo, los dibujos siguen transmitiendo muy bien la humanidad de los personajes y es, en definitiva, una lectura pausada que puede colmar a cualquiera. En ese sentido, quizá, no pueda pedírsele más. La pobre Alison no puede romperse en mil pedazos a cada tebeo para uso y disfrute de los lectores, a nadie puede exigírsele que desgarre su esencia en cada viñeta, entre otros motivos porque eso no puede ser sano. Sin embargo, este libro es demasiado parecido al anterior y mucho menos emotivo.
Cuando le preguntaron al talentoso Alex Robinson por qué nunca hacía cómic autobiográfico, el se refirió al «Síndrome Joe Matt», era como llamaba a hacer tebeos sobre alguien que hace tebeos, sobre alguien que hace tebeos…
Es el síndrome en el que puede temerse que esté entrando esta talentosa historietista. Este cómic puede verse, prácticamente, como un así se hizo Fun Home. La autora se dibuja en su actualidad, nos cuenta que estuvo a punto de chocar con un camión de la misma marca que el que mató a su padre, cómo reaccionó su madre cuando le dijo que iba a hacer su trabajo anterior, lo que sintió al hacerlo o al reunir la documentación. Se centra, relativamente, en cómo se lleva con su madre, qué esperaba de ella, qué le dio, qué no y la forma en que ambas cosas afectan a su vida adulta.
Mientras Fun Home era un escalofriante relato familiar, con el trasfondo de la identidad, éste cómic es mucho más liviano, pese a las numerosas citas sesudas, principalmente Virginia Wolfe, para justificar la necesidad de la autobiografía. Si el otro daba la sensación de profundizar dolorosamente, éste tiene momentos de divagación entre clásicos de la literatura y teorías psicoanalíticas bastante pobres sobre el significado de pensar en agua o cómo se asimila la idea de Dios dependiendo del entorno familiar. Es, en definitiva, un relato sobre una mujer de mediana edad y su señora madre, a las que, lo único que diferencia de otras dos mujeres cualquieras con la misma relación, son los hechos ya contados en esa primera incursión en la autobiografía.
Alison Bechdel es un lujo para cualquier medio, una autora seria, culta ––aunque a veces se esfuerce demasiado en demostrarlo–– que tiene mucho más que ofrecer de lo que podría pensar quien la leyese por primera vez en este libro.
Nadie está obligado a romperse en cada obra o revolucionar un medio siempre que coja el lápiz, pero la exigencia a esta historietista, absolutamente brillante, viene del gran, enorme precedente que es su Fun Home. De ella cabe esperar muy gratas sorpresas en el futuro, siempre y cuando sus siguientes tebeos no continúen con el bucle de cómo hice el libro donde conté cómo hice el libro donde conté…
Fun House es un GRAN cómic. A la altura de Píldoras azules o Strangers in Paradise. Aunque la reseña es ligeramente disuasorio, creo que acabaré pillando también este, porque su primera obra me pareció extraordinaria.
Es agradable leer reseñas de tebeos que difieran de los cansinos superhéroes aunque quizá esto sea demasido gafapaster para mi pero…….
¿Por qué está toda la reseña tachada? Se hace dificil de leer………
¿Pero este artículo vale o no vale? Porque está todo tachado…
Por un error en la maquetación aparecía tachado pero ya está solucionado.
Ya había leído un par de reseñas que venían a decir que la secuela no está a la altura del original. Pues con esta tercera opinión doy por concluidas mis dudas. Una pena.