Furious Vol. 1: Estrella Caída

 

Guión: Bryan J.L. Glass
Dibujo: Víctor Santos
Edición España: Aleta Ediciones (2014)
Contiene: Furious Nº 1-5 USA y Dark Horse Presents: Role Model USA (Dark Horse Comics, 2013-2014)
Formato: Tomo rústica de 144 páginas
Precio: 14,95€

 

Se suele decir que la fama y el poder son traicioneras por naturaleza. Eso acostumbran a asegurar los que gozan de sus ventajas y sus inconvenientes. ¿Pero qué pasa cuando una persona casi ha nacido bajos los focos de un plató de televisión y siendo ella misma la noticia habitual de periódicos y revistas? ¿Qué pasaría en ese caso si logramos un increíble poder, ajeno a lo político, lo económico y lo mediático? Simplemente algo brutalmente físico y sobrehumano. ¿Podemos imaginar cómo reaccionaría nuestro mundo si mañana los superhéroes fuesen las nuevas estrellas del pop? ¿Cómo lo verían los medios de comunicación? ¿Qué imagen nos transmitirían de ellos? Todas estas cuestiones ya se han tratado en muchos cómics, en el Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons o el Marvels de Kurt Busiek y Alex Ross, e incluso ha sido un recurso habitual en las series regulares del género superheroico como hemos visto, por ejemplo, en la última década y media en la cabecera de Daredevil. Pero no son tantos los cómics que han hecho de este el argumento central de su historia -aunque haberlos haylos como los X-Force de Peter Milligan y Mike Allred o America´s Got Powers de Jonathan Ross y Bryan Hicth– por lo que no deja de ser llamativa una propuesta como Furious, obra del guionista estadounidense Bryan J.L. Glass y el dibujante español Víctor Santos, viejos conocidos de su colaboración en The Mice Templar.

En este cómic tenemos una historia protagonizada por el prototípico rol de joven estrella mediática, la Candance Lark de Furious podría ser fácilmente un sucedáneo de Michael Jackson, Macaulay Culkin o la Miley Cyrus de nuestros días, estrellas infantiles y adolescentes prefabricadas para alcanzar el éxito y la fama desde la misma cuna siendo utilizadas por sus propios progenitores como una simple mercancía. En este caso, en la obra planteada por Bryan J.L. Glass y Víctor Santos, la introducción en el relato del elemento superheroico marca la diferencia. En Candance Lark tenemos a un juguete roto por la presión de llevar una vida irreal y por el acoso constante de los medios de comunicación. Eso la lleva a entrar en una espiral de autodestrucción, malas decisiones y excesos de todo tipo. Pero, inesperadamente, nuestra protagonista encuentra una oportunidad de redención al adquirir unos sorprendentes e imposibles poderes con los que toma la decisión de hacer el bien y convertirse en un modelo a seguir para el mundo. Pero Candace Lark descubrirá muy pronto que no es tan fácil pasar página, su álter ego Furious se convertirá en el nuevo objetivo de la prensa del corazón mientras sus intenciones evidencian una responsabilidad y madurez para la que puede no estar todavía preparada.

El principal reto de Furious estriba en presentarnos una protagonista humana, real y especialmente incómoda de tratar porque la empatía de cara al lector con este personaje resulta áspera y dura debido a una personalidad llena de marcados grises. Por un lado, compartimos su visceralidad y sus arrebatos a la hora de castigar a los delincuentes capaces de los crímenes más sórdidos y terribles, pero también vemos ese componente narcisista, egoísta e incluso caprichoso propio de una persona acostumbrada a conseguir siempre lo que quiere. En resumen, Bryan J.L. Glass y Víctor Santos nos venden una auténtica superheroína, o más bien una aspirante a ello, con los pies de barro, con una complejidad y matices bastante estimulantes. Esto se contrapone con una puesta en escena ligera y directa, salvando algunos flashbacks siempre reveladores que nos ayudan a ir conociendo la dualidad de Candace Lark y su tragedia personal. El análisis de la influencia de los medios de comunicación se convierte en el vehículo mediante el cual Furious cuenta su historia siendo un punto de interés la evolución en la relación de la protagonista con estos mismos porque de su habilidad para saber manejarlos o no acabará dependiendo la imagen y valor que la audiencia y los ciudadanos tengan sobre su misión y persona.

En consecuencia en Furious tenemos un relato a con varios focos de atracción y un personaje femenino opuesto a lo habitual en el género. Pero en más profundidad podemos captar alguno de sus puntos débiles de este cómic con un desarrollo en sus primeros números parece aquejado de un cierto miedo escénico y precipitación en sus tramas. Esto provoca que algunas situaciones, escenas y, por tanto, ideas, parezcan prometedoras a primer golpe de vista pero Bryan J.L. Glass no parece atreverse a diseccionarlas, o las pone en reversa, desperdiciando parte de su potencial. El relato nos deja con ganas de seguir ahondando en su análisis de los mass media de hoy en día, en la virulencia de la prensa y en ese truculento backstage de la fama repleto de populares cadáveres. Es el dibujo de Víctor Santos, siempre inconformista y lleno de una sana vitalidad y frescura, el que consigue darle un salto de calidad a la narrativa de Furious escondiendo posibles agujeros del guión y disimulando sus costuras. El valenciano hace suya una obra que reconoce heredada del fallecido dibujante Josh Medors, con algún que otro simpático guiño a su Polar, facilitándonos junto a su compañero Bryan J.L. Glass, y en términos generales, una lectura ligera y entretenida y con el valor añadido de sus temas colaterales. Recomendada para los lectores que gozan de otras perspectivas y enfoques del género superheroico.