Arranca Future State y en el equipo DC nos lanzamos a reseñar todos los estrenos. En esta entrega reseñamos tres de los seis lanzamientos de la nueva iniciativa de la editorial de Burbank.
Superman of Metropolis
Propuesta que puede resultar interesante, dado que es una aventura en la que Jonathan Kent asume el manto de Superman, en ausencia de su padre, con toda la presión que conlleva suceder, nada más y nada menos, que al superhéroe más grande de la historia. Las fuerzas armadas, su prima Supergirl y Brain Cell, a parte de su propia conciencia, son en sí mismos los retos a los que se enfrenta. Pero no por su oposición, sino por la inevitable comparación con la forma de hacer cosas de su padre. Es una idea interesante, como digo, porque darle responsabilidad y plenos poderes a otro personaje con la S en el pecho es algo que tendría haberse hecho hace mucho tiempo. Tal vez. Son 82 años de historia con el mismo personaje sosteniendo una inagotable antorcha y, porqué no, la idea de encontrar un sucesor de manera orgánica podría resultar una decisión buena largo plazo.
El resultado, a priori, es claramente subjetivo teniendo en cuenta el criterio de cada uno. Jon se enfrenta a una situación límite con enfrentamientos y disturbios callejeros entre las fuerzas del orden y los fanáticos que siguen a Andrej Trojan, un científico que, a través de su empresa Trojan Solutions, se ha hecho con el control de Metrópolis introduciendo nanotecnología en la población para convertirlos en fanáticos. Se ha deshecho de Lex Luthor y Lexcorp. Para colmo, ha declarado la ciudad como una república independiente. Una tremenda manera de empezar esta sugerente historia. Sin embargo, la decisión que Jon, apresuradamente, se ve obligado a tomar en caliente puede no ser la mejor de todas. Pues afecta demasiado a la integridad física de toda la población y superficie de la ciudad:
Aviso de Spoiler |
Sean Lewis diseña a un Jon deseoso por demostrar que puede hacer las cosas bien. Que es un digno sucesor del nombre de su padre. Le añade momentos en los que duda de sus decisiones, encara a su prima (que no está en sus cabales, por algo que ya se explicará, pero habla con cabeza) y su herencia kryptoniana contra él. Jon aún es joven, no es perfecto. No es su padre, pero quiere llegar a ser reconocido como un digno Superman. Estamos ante la primera vez en la historia que, en continuidad oficial (supuestamente) tenemos a un Superman II y es lógico que veamos un debut con carencias en el personaje. Pero el planteamiento merece el beneficio de la duda y, sobre todo, la oportunidad de ser leído en su conjunto. Por tanto, la primera prueba pasa con aprobado, pero sin sobresaliente. Esa nota llegará, si tiene que llegar, cuando leamos toda la historia.
En el dibujo encontramos a John Timms, con un estilo muy espectacular, para bien y para mal. La narración es muy buena, muy dinámica. Hay varias splash pages y páginas con pocas viñetas, lo que eleva la sensación de dinamismo y reduce el tiempo de lectura. Pero en las páginas pausadas cae en el estatismo y las caras no son perfectas. De todas formas, la identidad visual es buena para un personaje como Superman. El color corre a cargo de Gabe Eltaeb, lleno de vitalidad e intensidad, perfectamente acoplado al arte de Timms. Con mucha variedad en la gama cromática y haciendo lucir bien el rojo y el azul, como tiene que ser. Un apunte artístico antes de terminar: el diseño del nuevo traje de Jon, sin capa, con una hebilla de cinturón redonda, las hombreras rojas y el cuello de las mangas tipo New 52 y sin calzón, pasa con buena nota. Supone un buen lavado de imagen y una clara demostración de que estamos ante otro Superman.
Historias de complemento de Mister Miracle y Guardián
DC no podía dejarnos tranquilos ya con un cómic sobre el heredero de Superman. No. Tenía que meternos dos historias de complemento que aportan bastante poco a la historia principal. Soy un firme defensor de que todos los personajes, por pequeños que sean, merecen ser reivindicados y tener su espacio. Pero meter dos complementos, que ocupan la mitad del cuaderno supone una carga innecesaria para el lector.
En la de Mister Milagro, Shilo Norman en esta ocasión, se muestran las consecuencias de la decisión de Jon en uno de los límites de la ciudad. Investiga qué es lo que está pasando, es interrogado por la prensa (Daily Star News) como si fuera el más popular de los héroes, pero responde con rudeza que hay que mantener la calma. Mientras estudia lo que ocurre con la madre caja le atacan unos androides desconocidos. Es una historieta rápida, totalmente prescindible. Puede ser interesante ver las consecuencias de los actos de Jon al otro extremos de la ciudad. Creo que con protagonismo de su madre y el Daily Planet hubiera sido más interesante. Cuenta con un dibujo muy particular, pero contrasta en exceso con la imagen principal del Superman de Timms y carece de la espectacularidad de éste, para mal.
La del Guardián es igualmente innecesaria. En una encarnación que no es Jim Harper sino Jake Jordan, recién llegado de Nueva York. La trama transcurre en seis meses en adelante de los acontecimientos de la decisión de Jon. Personalmente, echo de menos al Guardián clon la época de la Muerte de Superman, que patrullaba las calles con más firmeza para mantener el orden en ausencia del kryptoniano. Este guardian se ve superado por las circunstancias. Cuenta un relato que ocurre a pie de calle, enfocándose cómo la población de Metrópolis vive en la situación actual, creando una enorme inestabilidad social. Aunque cuenta con buenos propósitos, sigue siendo una anécdota prescindible. Con un dibujo que, para doce páginas se reparten Cully Hammer y Michael Avon Oeming, dando el primero un resultado deficiente y el segundo mejorando algo, con su toque peculiar, pero con una sensación de estar totalmente descolocado con la trama que le ocupa.
En resumen, Future State: Superman of Metropolis #1 tiene una buena historia principal, que promete posibles alegrías si desarrollan bien al personaje de Jon como Superman. Y dos historias que no necesitaban ser leídas, no desentonan, pero no aportan nada que el lector necesite si ya está enganchado con la premisa del heredero.
Future State: Wonder Woman #1
Yara Flor, Wonder Woman, diosa del Amazonas.
Su nombre ya no deja espacio para la duda si nos vamos a la mitología brasileña, al provenir del viejo tupi yîara (y+ îara), literalmente, la reina del río. Curioso cuanto menos, como aportación inicial, es que en este folclore comparta nombre con una figura asemejada a las sirenas e inmortal como las ninfas griegas. Estamos, por tanto, ante un personaje poderoso, deudor de la propia leyenda del río Amazonas, con una adaptación para el mercado americano.
Los últimos tiempos no han sido generosos editorialmente hablando para la cabecera principal de Diana Prince, la Amazona que todos conocemos, con etapas decepcionantes y una carencia de rumbo que, año tras año, cimentaba cierto recelo ante los cambios y nuevas ideas que seguían llegando.
Con Future State, tendremos por dos meses a una nueva portadora del manto de la guerrera, lo cual ayuda a desahogar cierta presión para el personaje, pero también para el equipo creativo, que va a tener mayor libertad al no tratarse de Diana y poder así explotar terreno inexplorado.
En este primer número, su autora Joelle Jones utiliza un narrador externo que da voz a las primeras acciones que veremos de Yara en el Universo DC. Por ahora, no sabremos de quién se trata, así como el papel que jugará en el futuro.
El dibujo de la responsable de Catwoman es, como tantas otras veces en su trayectoria, espectacular, bello y detallado. A ella le acompaña Jordie Bellaire al color, con prevalencia del azul y el rojo en el uniforme de la heroína, sin olvidarse de detalles de pura Wonder Woman, como es el oro en diadema y armadura. Esta colorista ha demostrado en tiempos recientes ser una de las mejores en su profesión, con trabajos extraordinarios como el de Hellblazer, de Simon Spurrier y supone un añadido fundamental para terminar de definir a Yara.
Se exporta un término frecuente en el cómic actual como es comenzar in media res, sin manida historia de origen. La vemos ya provista de espada, frente a frente con una criatura asemejable a Escila y Caribdis, de aspecto draconiano y de varias cabezas. La propia expresión “entre Escila y Caribdis” se refiere al estado en el que se encuentra alguien entre dos amenazas, en la actualidad, “entre la espalda y la pared”.
Como parte del conflicto que no se nos ha presentado como digo y que desencadenará un viaje, le acompañará un caballo celestial y una aliada de ocasión llamada Caipora que, en la mitología tupi, se trata de un niño indígena y pícaro.
El narrador, por su parte, evoca lugares comunes de la historia de Wonder Woman y su propia trayectoria octogenaria, como son el conflicto de los dioses, su mensaje y los duelos a los que se ha enfrentado durante tantos años. Junto a Zeus, además, se menciona a la propia deidad, Tupa, de similares características.
Este primer acercamiento a Yara Flor cumple con nota, especialmente por el magnífico dibujo y el modo de retratar el paisaje amazónico. Los diálogos son lo suficientemente interesantes como para mantener con vida esta introducción que deja interrogantes y ganas de más. Por ello, se trata de una lectura altamente recomendable.
Future State: Harley Quinn #1
Lo primero que llama la atención del cómic se ve a simple vista. El dibujo es muy dinámico y el color es vibrante. Harley tiene unos rasgos distintos pero es ella, no es una Harley Quinn distinta de Harleen Quinzel como se había llegado a especular en distintos sitios web, incluido este, en la entrada dedicada a analizar Future State, publicada poco después del anuncio de la iniciativa por parte de DC Comics.
La villana, últimamente antiheroina, es capturada por las tropas del Magistrado, allí Jonathan Crane trata de psicoanalizarla, el antiguo Espantapájaros es ahora un empleado del Magistrado convencido y satisfecho, no en vano su jefe ha librado a Gotham de Batman. El antiguo villano confiesa a la payasa el motivo de su situación, su conocimiento sobre Batman y los enemigos de este la han conducido a ser usada por el nuevo dueño de la ciudad. De esta forma la mujer debe enfrentarse a Máscara Negra y al Profesor Pig, enemigos del nuevo orden establecido.
Stephanie Phillips es la guionista encargada del cómic, en una entrevista en Newsrama revela que se siente ilusionada por esta gran oportunidad. La autora, en su corta carrera en DC ha tenido un acercamiento a Wonder Woman en Sensational Wonder Woman. Como sucede con muchos de los autores implicados en Future State, seguirá en marzo con la serie de Harley Quinn desde el número uno. La mujer valora positivamente el tener más páginas para poder hacer mucho más con el personaje por el que procesa devoción, una Harley de la que recalca su gran inteligencia, rasgo que en su opinión no ha sido lo suficientemente explotado. Sobre sus influencias a la hora de escribir a la ex psiquiatra menciona a Palmiotti, Conner o Humphries. Tras mostrarse ilusionada por Harley Quinn, menciona al otro personaje con el que le encantaría trabajar, Oliver Queen, Green Arrow.
Al dibujo tenemos a Simone Di Meo, que ya trabajara en la serie Campeones de Marvel. Como se ha comentado, tiene un estilo efectista, dinámico y cuidado que resalta en el cómic. Apoyado por el vibrante y destacado color de Tamra Bonvillain, en este caso, la colorista sí cuenta con una carrera más dilatada en DC Comics con trabajos realizados en obras como el especial de Wonder Woman 750, el tomo conmemorativo del 80 aniversario de Robin, Nightwing, Batman o más extensamente en La patrulla Condenada.
El cómic está bien narrado y dibujado y otorga una pequeña muestra de como son las cosas en Gotham en este Estado Futuro. Pero dejando al Magistrado a un lado, esta es una historia que perfectamente podría haberse dado en la continuidad oficial, Harley contra Máscara Negra, el Profesor Pyg u otros villanos es una trama recurrente que no necesita de un escenario futuro para darse. Esto influye negativamente en la valoración del cómic pues el necesario y convencional monólogo de Crane para situar la acción se siente poco novedoso y es una sensación que perdura a lo largo de toda la lectura. Con este primer número, Harley Quinn cumple pero no destaca, dejando un interés moderado por lo que nos pueda seguir contando sobre ella la nueva iniciativa con la que DC inaugura este año 2021.
La verdad es que he disfrutado con la mayoría de primeros números de future state, especialmente el de wonder woman. Y ver a Harley Quinn sin ser escrita como una copia barata de Deadpool es genial, me da esperanzas de lo que Phillips puede hacer con el personaje a partir de marzo.
Bueno, a mí nunca me han atraído los personajes selváticos. Así que…
Bueno, hora de subirme al carro y bautizarme como deceíta leyéndome esa Wonder Woman de tan buen aspecto.
Pero es malo saber que los complementos de Superman son intrascendentes. (Grant Morrison vuelve con Shilo Nrman plis)
Ya me leí Wonder Woman y me gustó bastante, la protagonista es interesante y la mitología brasileña es un buen aditivo. Además, Joelle Jones es una poderosa atracción como dibujante. Lo único que echo en falta es que como número me contó poco, pero eso no es raro hoy en día.
Estaré pendiente mes a mes hata que Jones la cague o cambien el equipo creativo… al menos el primer arco.
Va a ser este número y el del mes que viene los que se centren en Yara Flor, aunque Jones ya ha confirmado que hay más planes para el personaje tras Future State.
como que va a ser la nueva Wonder Girl, lo cual me hace pensar en como llamaran a la actual
Los hojee a todos en internet a las chapas como cuando hojeaba revistas entre cajas mohosas. Así que no puedo decir demasiado del argumento…pero los dibujos de Wonder Wominha me gustaron.
Me gustó el de Wonder Woman, me está gustando esto de nuevos personajes sin lastres de continuidad. El dibujo está increíble, me encantó. Quizás el único pero que le puedo poner es el tono un tanto humorístico, pero ya veremos como continua
Creo que el tono humorístico fue hecho para así diferenciar a Yara de Diana, ya que Diana suele ser un personaje más serio y maduro, mientras que con el humor se nota que Yara es más joven e impulsiva.