Con más retraso del que me habría gustado debido a problemas personales que no vienen al caso os anunciamos a los tres ganadores de nuestro concurso Capitán América ofrecido por Panini Comics. Si recordáis en el os pedíamos una reseña sobre una saga/historia del personaje o bien una crítica de la película recién estrenada. La participación en este caso ha sido de un nivel más que notable y esto ha dificultado y mucho la elección de los ganadores por parte del jurado que ha estado formado por: Mariano Abrach, Daniel Gavilán, Pedro Monje, Marcos Martín y un servidor.
Recordad que el primer premio consiste en el volumen Marvel Omnigold: Capitán América y que el segundo y tercer premio recibirán por igual un pack formado por Marvel Gold: Capitán America la bomba loca y CES: Capitán América de Mark Waid.
Primer premio: Carlos Cruz con su reseña El capi elevado al cubo
Segundo premio: Raúl Silvestre con su reseña de Capitán América: El primer Vengador
Tercer premio: Sinuhloa con su reseña de Patria
Primer premio: El capi elevado al cubo (Carlos Cruz)
Desde su mismo origen, en paralelo a sus personajes y odiseas imaginarias, el Universo Marvel ha ido acumulando una larga lista de objetos de ficción, que con los años han acabado convirtiéndose en presencias familiares para los lectores y, en muchos casos, poseyendo una identidad más definida incluso que algún que otro personaje secundario.
En su origen, la mayoría de ellos nacieron como excusas narrativas que permitían al guionista poner al héroe en la situación deseada sin necesidad de demasiados preámbulos o explicaciones. ¿Que Galactus está ya relamiéndose, a punto de devorar la Tierra ante la mirada impotente de los Cuatro Fantásticos? No pasa nada: amigos como el Vigilante siempre pueden indicarte dónde encontrar un Nulificador Supremo que hará que el devorador de mundos se marche con el rabo entre las piernas. ¿Eres un hechicero místico que necesita conocer la verdad pero no tiene tiempo para hacer averiguaciones como un detective cualquiera? Una consulta al mágico Ojo de Agamotto resolverá rápidamente tus dudas.
Entre todas estas armas definitivas, quizás la más perfecta sea el hoy tan de moda Cubo Cósmico. Lámpara de Aladino sin límite de deseos ni necesidad de genio, el cubo hizo su debut en el número 79 de Tales of Suspense (serie contenedora de las aventuras del Capitán América) como una creación de la organización tecno-terrorista IMA. En años posteriores, alguien pensó que el que un científico terrícola inventase un objeto capaz de transformar los pensamientos en realidad, era demasiado, incluso para la suspensión de credulidad del lector medio, de manera que ese origen sería modificado, y el cubo pasó a ser una entidad cósmica cuya esencia se había conseguido contener en dicho recipiente.
Sin embargo, en esa primera aparición el cubo era ‘sólo’ un arma terrorista, destinada a acabar en manos de Cráneo Rojo. A lo largo de las diez páginas de Tales of Suspense 81, el supervillano nazi se dedicaba a exhibir su poder ante un capi que aguantaba como podía sus acometidas. Finalmente, Cráneo acababa siendo engañado, víctima de su ego, mientras el cubo se perdía sin dueño bajo las aguas del océano.
Los vértices de una saga
Sin desmerecer el derroche imaginativo de esa primera aventura, va a ser en la reaparición del cubo, tres años después, cuando este objeto mostrará todo su potencial, no como arma para destruir el mundo, sino como el perfecto ‘deus ex machina’ en manos de un guionista con imaginación.
Ese escritor habría de ser Stan Lee, quien en seis episodios (del 115 al 120 de la serie Capitán América) desarrolla una historia nacida con vocación de clásico. Puesta bajo la lupa, hay al menos tres factores que hacen de esta una saga a reivindicar:
En primer lugar, el conflicto que la desencadena. Gracias al poder del cubo, Cráneo Rojo va esta vez directo al grano y cambia su cuerpo con el del Capitán América. Las historias donde el villano suplanta la identidad del héroe son un clásico del género que dan pie a situaciones jugosas. De hecho, no era la primera vez que ocurría en el Universo Marvel. Sin embargo, tener a mano un objeto como el cubo permite una suplantación rápida, total y perfecta. Treinta años antes de que el cineasta John Woo hiciera cambiar sus caras al ‘malo’ John Travolta y el ‘bueno’ Nicolas Cage, la Marvel explotaba todas las posibilidades de esa idea, convirtiendo al Capi en un fugitivo prisionero en el cuerpo de su peor enemigo.
Esta premisa se convierte también en la excusa perfecta para exhibir a un Capitán América que, privado de su privilegiada anatomía, se muestra, precisamente por eso, en estado puro. Un espíritu imbatible capaz de sobreponerse a todo y enfrentarse en solitario a Los Vengadores, al grupo de asesinos nazis conocido como los exiliados y, finalmente, encerrado aún en el cuerpo de Cráneo, descubrir y entrenar a su futuro sidekick, el Halcón, quien hacía su primera aparición en estos episodios.
No era el único nombre propio que debutaba allí: el recientemente desaparecido Gene Colan se estrenaba como dibujante en el número 116 de la serie. Es él, sin duda, la tercera gran razón para acercarse a esta saga. John Buscema había dibujado el primer episodio, poniendo el listón a una altura que no muchos podían superar. Sin embargo, bajo su superheroico estilo de dibujo, las figuras de buenos y malos nunca ofrecen confusión. Por el contrario, en el trazo sucio del futuro autor de Drácula esas fronteras no están tan claras. Si alguien era capaz de trasmitir nobleza y dinamismo a un Capitán América en el cuerpo de un villano, ese era Colan. Al tiempo, Steve Rogers poseído por el Cráneo resultaba en sus lápices inquietante en la expresión, pero sin caer nunca en la caricatura.
Cinco episodios le costaría al Capi recuperar su identidad. Finalmente, cumplida su función, el cubo habría de acabar fundido entre los dedos del Cráneo, tele-destruidos ambos por un Modok harto de que anduvieran manoseando un juguete que tenía el copyright de su organización.
El largo epílogo
Aunque el cubo habría de reaparecer muchas más veces a lo largo de la historia de Marvel, su destino en el futuro era el de ser cada vez más y más cósmico… y menos pop.
Sin embargo, mediada la década de los 70, esta saga aún tendría un glorioso epílogo por obra del guionista Steve Englehart. En un ejercicio de retrocontinuidad, Englehart iba a reescribir el pasado entero del Halcón, haciéndonos descubrir que este no era el bondadoso afroamericano que el Capitán conoció por casualidad en la isla de los Exiliados, sino un ex delincuente a quien Cráneo Rojo había reprogramado el cerebro gracias a los poderes del cubo. Un delincuente listo para volverse contra el capi cuando el Cráneo se lo ordenase, siempre bajo el influjo del cubo. ¿Puede alguien pedirle más a un simple hexaedro?
Segundo premio: Capitán América: El primer vengador (Raúl Silvestre)
Capitán América: El primer vengador, del a veces difuso Joe Johnston, supone un inesperado soplo de aire fresco dentro del trillado panorama del blockbuster veraniego. Frente a colosos impersonales preñados de cgi chusco o adaptaciones de medio pelo, la cinta se alza triunfante -contra todo pronóstico-, no sólo por su evidente atractivo estético, sino gracias a una inspirada recuperación del sentido de la aventura clásica. Además, la película da en certera diana cuanto más redunda en la autoreferencia y el autohomenaje, sin caer en el ridículo o en el empalago de los guiños-sólo-para-los-iniciados. Sirva como ejemplo el delicioso montaje del capi propagandístico vestido fielmente como en el cómic, zurrando a Hitler una y otra vez al ritmo de la jocosa melodía de un lucido Menken, mientras los chavales devoran los recién estrenados tebeos del ídolo de las barras y estrellas.
El film acierta de lleno con un soberbio casting, al tiempo que la extrapolación de las características estéticas y personales de cada personaje ralla la perfección. Aún incluso tomando licencias tan salvajes y criticables como las realizadas con Cráneo Rojo o Bucky Barnes, actores como Chris Evans, Hugo Weaving, Toby Jones y compañía, auspiciados por un guión preocupado en definir sus motivaciones, aunque sea a base de pinceladas sencillas, brillan en sus roles y vehiculan el disfrute del espectador a través de un tono digno de las mejores películas de aventuras. Sin necesidad de apabullar con moralinas dudosas ni con intrincados razonamientos argumentales. Recordando por tanto la naturaleza inequívocamente pulp de su fuente, con un pie férreo sobre la necesidad de sense of wonder y el otro pendiente de contar una historia coherente dentro del propio universo marvelita al que pertenece, logrando diferenciarse del resto de films de su productora.
Y podría certificarse que la razón del acierto en el gusto demostrado al trasladar la vida y logros de Steve Rogers a la gran pantalla, se fundamenta en la elección de un Joe Johnston inspirado y diáfano. Así, el tono, el ritmo y la estética del la historia se demuestran vestidas con el mejor traje añejo, conducidos por un director veterano, hijo de narrativas más comedidas y menos espasmódicas que las actuales. Idóneo, por tanto para adaptar las hazañas bélicas de un personaje superheróico en medio de la Segunda Guerra Mundial.
En definitiva, una gozada para los sentidos, que permite al espectador disfrutar como si fuera un chaval de doce años descubriendo por primera vez el cine de aventuras, sin insultar, desde luego, sus bagaje de fan adulto.
Tercer premio: Patria (Sinuhloa)
Noviembre de 2003
A sus pies hay varios enemigos derrotados, y entre ellos algunas de sus armas. La lluvia de Florida cae como una cortina, convierte el suelo en blando barro en el que se hunden ligeramente sus botas, empapa su uniforme, golpea sobre su mascara, resbala sobre su cota de malla y su escudo.
Mira a los enemigos que siguen en pie, en especial al que acerca a la cara de una rehén un cuchillo.
Sonríe ligeramente y empieza a hablarles.
-No me hagáis exhibirme.
Así empieza Patria, de Robert Morales y Chris Bachalo.
Después de los atentados del 11S, Marvel relanzó la serie de Capitán America renumerándola bajo la línea editorial llamada Marvel Knights (más concretamente desde junio de 2002 hasta agosto de 2004, siempre hablando de la edición USA). Eso podría parecer trivial, pero no lo es en absoluto, al estar esta línea dedicada a temas más maduros de lo tradicional en un cómic de superhéroes, aunque sin llegar al nivel de la línea MAX. De este modo, en esa etapa nos encontramos a un Capi mas implicado socialmente, sin ir mas lejos en el nº 1 de este volumen lo vemos en la zona 0 al día siguiente del 11S.
Este arco argumental, Patria, comprende los números del 22 al 25 del citado volumen, numerado normalmente como volumen 4 USA.
Aunque se puede disfrutar mucho como lectura ligera (sin ir más lejos las primeras veces que lo leí ni siquiera noté que no aparecían supervillanos o otros superhéroes) como más jugo le sacaremos es conociendo su contexto histórico:
El Centro de Guantánamo es uno de los muchos campos de detención que tiene USA en el exterior de sus fronteras. Esta ubicado en territorio cubano (en la bahía de Guantánamo).
Desde 2002, justo después de los atentados del 11S, se lleva allí a presos acusados de ser terroristas pertenecientes a los talibán o a Al Qaeda, a los que se mantiene encerrados indefinidamente. Ya había por entonces rumores de torturas a los detenidos que los USA negaban. A finales de 2004 un informe de la Cruz roja y una filtración del FBI confirmaron el vejatorio trato recibido por los reos. En 2005 los USA reconocieron los hechos.
La aventura del Centinela de la Libertad que nos ocupa podría ser calificada de profética, ya que su fecha de publicación USA es de febrero de 2004, meses antes de que se hicieran públicos los informes mencionados en el párrafo anterior.
Ya había ocurrido en su momento algo parecido, que una aventura del Capi tratara un tema polémico inmediatamente antes de que saltara un escándalo relacionado, concretamente con la aventura de El Imperio Secreto (Nºs del 169 al 175 del vol 1 USA) y su contrapartida en el mundo real, el caso Watergate, en los años 70. Desde esa aventura y la siguiente (la saga Nómada, Nºs del 176 al 183 del vol 1 USA), el Capi empieza a mostrarse abiertamente en contra de aquello que no le gusta de su propio gobierno y su propio país, pasando a ser una suerte de conciencia y guía de cómo debería ser USA si siguiera honestamente los ideales del Sueño Americano.
La premisa de Patria es la siguiente: Steve Rogers recibe la orden de formar parte del tribunal para el juicio de un musulmán estadounidense acusado de terrorismo y traición, lo que servirá para tachar de reprochables las acciones de los USA en ese tema.
Metiéndonos de lleno en la lectura en sí de Patria, nos encontramos con que el guionista Robert Morales maneja con agilidad tanto el desarrollo de los personajes y de su vida personal, como la trama política.
Como ejemplo de lo primero veremos al bueno de Steve camelándose a una muchacha en solo 10 viñetas, ¡y sin parar de comer!
Como ejemplo de lo segundo tenemos una exposición de la postura de su gobierno frente a inmigrantes engañadas para ser prostitutas.
Todo esto sin salir del primer número y sin entrar en la historia principal.
Nos encontramos también con Nick Furia ayudando a Steve y la aparición de ni más ni menos que de Fidel Castro.
El dibujo de Chris Bachalo para ilustrar una trama tan realista quizá pueda chocar un poco al principio, los dibujos de este hombre, catalogados habitualmente en la estética llamada amerimanga (aunque a mí no me habría costado encuadrar su estilo como ‘Europeo’), se caracterizan por proporciones exageradas, con manos y hombros enormes, cabezas pequeñas y tendencia a recargar el dibujo y a veces a hacer confusas las escenas de acción. Sin embargo, su dinámica y composición de página (no tiene miedo de dejarte media página en negro si es necesario para expresar lo que quiere) compensa y mucho.
Bachalo también firma un coloreado que complementa su dibujo muy bien. También destacar que para algún que otro paisaje ha optado directamente por pegar una foto (obsérvese por ejemplo la ciudad que se ve por las ventanas en la última escena de el primer número) y que no queda nada mal.
Las portadas de Dave Johnson son bonitas pero las habría preferido de Bachalo para dar más unidad a la obra.
En definitiva, una aventura de él Capi que recomendaría a cualquier lector adulto (el siguiente que se lo va a leer es mi padre), especialmente a aquel que tiene una mala imagen de él por no haberlo leído y cree que es un títere de su gobierno.
Enhorabuena a los premiados. Se han ganado el premio. Los tres tomos son de primer nivel.
Muy buenos artículos. Descata sobre todo el primero por su originalidad. Por supuesto lamento que no me haya tocado nada a mí, pero así es la vida. Mis felicitaciones a los premiados.
Un saludo
Felicidades a los ganadores, esto me recuerda a la loteria Primitiva que siempre toca a alguien pero nunca a mi :).
Estoy muy contento de haber quedado finalista ^^ Enhorabuena a los otros dos.
Por si a alguien le interesa ya he publicado en mi blog mi critica, añadiendo un par de fotillos.
Y animo a todos los participantes a mostrar sus criticas, me encantara leerlas todas y se que no soy el único.
Un saludo a todo el mundo.
Bueno, bueno, estoy emocionado. Muchas gracias al jurado y a los que han dejado comentarios en este post. Y enhorabuena también a los otros dos premiados. Se nota que el capi inspira la lírica.
Aunque ya peine alguna cana, esto me ha provocado ilusión adolescente. Ahora me toca despejar la librería para hacer hueco al tomaco…
Estupendo!
Muchas gracias Zona Negativa!
Seguid con tan buen trabajo!