El gato del rabino 1-6

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Edición original:Le Chat du Rabbin 1-6, Dargaud Editeur
Edición nacional/ España:Norma Editorial
Guión:Joann Sfar
Dibujo:Joann Sfar
Color:Brigitte Findakly
Formato:Cartoné, 56 páginas
Precio:16€

 

Y ahora, sé hablar.

Aprovechamos la publicación de No tendrás otro dios aparte de mí, el sexto número de la serie El gato del rabino para repasar la serie, obra de Joann Sfar con la colaboración de Brigitte Findakly en el color. Han pasado once años desde que Norma Editorial publicó el anterior y dos desde que el sexto salió en Francia, su vuelta a las estanterías este mes aleja las sombras de la no continuidad en nuestro país de la serie. A finales del año pasado apareció el séptimo titulado La Tour de Bab-El-Oued, que esperemos ver pronto en nuestras librerías. En 2011 contó con una película de animación dirigida por Antoine Delesvaux y Joann Sfar.

Joann Sfar es un historietista francés nacido en 1971, judío de padre Sefardí (judíos procedentes de la Europa mediterránea) y madre Asquenazí (judíos procedentes de Europa central). Es una de las figuras más importante en la renovación de la BD que se produjo a finales del siglo pasado. Él, Trondheim, David B. y los demás miembros de L’Association ensancharon los límites, temas y grafismo del medio, modernizándolo para siempre. Autor tremendamente prolífico desde su debut en 1994, entre sus obras destacan: Sócrates, La mazmorra, El Principito, Klezmer o El minúsculo mosquetero. Pero cualquiera de sus obras merece mucho la pena. Entre sus nuevos proyectos hay uno que destaca por encima de todos: su Blueberry con Blain que promete emociones fuertes.

El rabino tiene un gato que habla, tras haberse comido un loro. A partir de aquí, el felino cambiará para siempre y empezará a discutir con los hombres sobre su religión, sus costumbres o su vida sexual, poniéndolos en aprietos y comprobando la resistencia de su moral y de su fe. Es una serie que se desarrolla en la Argelia durante su época de colonia francesa, en los años treinta, concretamente.

Los seis álbumes de El gato del rabino se pueden leer de manera individual, aunque las historias se desarrollan cronológicamente. Los cuatro primeros álbumes tenían 48 páginas, algo que varió con el quinto que tenía 88 páginas, algo que vuelve a suceder con el sexto de 56 páginas. Cada uno de ellos trata varios temas que van más allá de la religión, nos hablan de los comportamientos y miedos del ser humano, con sus contradicciones y miserias. Todo ello visto desde el sentido del humor y la ironía que caracteriza la obra de Sfar.

La Bar-Mitzva (2002) es el primer número donde nos presentan a los personajes sobre los que girará la serie: el rabino, su hija y el gato. Vemos el origen de la habilidad del gato para hablar y es el álbum que marca el tono de la obra durante todas sus historias. En él, Sfar aprovecha para poner en cuestión los dogmas de la creación de la tierra o la existencia del alma. Pero sobre todo nos plantea preguntas sobre la naturaleza humana y qué es lo que nos convierte en humanos. En este álbum la hija es un personaje que ocupa un rol muy secundario, algo que cambiara en el resto de la serie, pero sin llegar nunca a la importancia de su padre. Es un álbum absolutamente fresco, original y divertido, algo que se pierde un poco en los dos siguientes pero que vuelve en el cuarto y quinto.

En El Malka de los leones (2002) los temas son la tradición y el choque de esta con la modernidad, además de un alegato a la convivencia entre distintas religiones ya que todas vienen del mismo origen. Además de ver como las injerencias de occidente en África llegan a todos los niveles, incluso el espiritual.

En El Éxodo (2003) los protagonistas viajan a París, donde comprueban las diferencias entre su modo de vida con el de la metrópoli. También entran en contacto con judíos no practicantes algo que sirve para comprobar que seguir la doctrina religiosa más estricta no garantiza la felicidad.

El paraíso terrenal (2005) es un álbum que supone un salto de calidad, si los anteriores son de sobresaliente este es de matrícula de honor. Una historia que atesora otras historias, a cuál mejor, historias pequeñas que sirven de origen para la creación de los mitos. Es una narración que amalgama las historias de las mil y una noches con las fabulas clásicas, pero sin perder de vista la realidad. Una reflexión sobre lo difícil que es la asunción de la propia decadencia y la mortalidad. Además de una reflexión sobre la sinrazón del poder absoluto. El final nos lleva al tema principal del siguiente álbum, que es la convulsa situación en Oriente Medio, propiciada por problemas de convivencia entre las distintas confesiones, empeñadas en potenciar lo poco que les separa. Algo que ha generado problemas de difícil solución entre judíos y sus vecinos musulmanes.

Jerusalén de África (2006) Sfar nos nuestra todas las escusas que los hombres usan para odiarse unos a otros, desde el color de su piel, hasta la religión o la política. Cualquier excusa es buena para no escuchar a los demás, aunque las diferencias que nos separen sean minúsculas. Vemos todas las estupideces a las que lleva el odio y la intolerancia, pero también hay espacio para la esperanza porque el amor y la amistad pueden superar esos prejuicios. También aparece una crítica al colonialismo paternalista y caduco que representa Tintín en el Congo. Es el mejor álbum de la serie, seguramente porqué es la historia mejor construida.

No tendrás otro dios a parte de mí (2015) es el último álbum aparecido en nuestro país. En él Sfar nos habla además de los temas que han poblado los números anteriores de las relaciones entre los humanos. Del amor y el desengaño que pese a a ser unas de las constantes en sus obras en el gato del rabino nunca habían sido la parte más importante de la trama como lo es en este álbum. También nos nuestra los cambios que provoca la paternidad, que modifica las prioridades y el mundo de los padres.

El gato del rabino le sirve a Sfar para criticar las religiones, no solo la judía, poniendo de manifiesto todas sus contradicciones, mezquindades e ideas arcaicas. Pero no solo se queda en las religiones, sino que cuestiona todo desde el machismo, el racismo, la intolerancia, hasta las relaciones entre maestro y alumno, la vejez, el amor, la sexualidad (algo natural para los animales y profundamente intrincado para los humanos), la política internacional, etc… Es una serie que se convierte en el vehículo de Sfar para mostrarnos su visión de la vida. El gato habla por boca de Sfar y el rabino viene a ser una especie de voz oficial de los dogmas de las religiones. Aunque con el paso de los álbumes tanto Sfar, el gato, como el rabino pasen más a ser observadores que protagonistas, dejando de expresar sus opiniones dando paso a las de otros interlocutores. Es una serie cargada de filosofía, pero con un punto poético que nos retrotrae a las fabulas de las mil y una noches, aunque con más mala baba e ironía. Es cierto que las historias de cada álbum dan la sensación de ir a tirones y salirse del camino prefijado, como si Sfar se perdiera, pero esto lejos de ser un problema se convierte en una cualidad ya que le permite abordar más temas y siempre acaba volviendo al principal. Una serie que invita a la reflexión y es que de cada uno de los álbumes se pueden extraer varias enseñanzas que nos ayudarán a comprendernos mejor a nosotros y al mundo en que habitamos. Todo ello lo logra Sfar sin necesidad de juzgar o intentar convencer de sus ideas, solamente mostrándolas y dejando que cada lector llegue a sus propias conclusiones. Es una obra donde brilla por encima de todo los diálogos donde el humor se mezcla con la erudición, aunque sin caer en la pedantería.

Los personajes que pueblan la obra ya sean humanos o animales, son seres complejos y falibles. Se equivocan, cuestionan sus actos y son conscientes de sus contradicciones, aunque no dejen de comportarse con cierta mezquindad. Dentro de los personajes secundarios hay dos (Malka y el jeque Sfar) que brillan con luz propia.

Sfar es un autor que tiene la necesidad de dibujar y crear sin parar, esto es algo que provoca que sus obras tengan una trama a veces atropellada e irregular dependiendo de su inspiración, algo que también se puede observar en su dibujo, donde hay páginas brillantes con otras menos conseguidas. En el gato del rabino tiene una estructura rígida de páginas formada por tres tiras compuestas de dos viñetas cada una. Algo que hace la lectura rápida pero algo monótona. O sería monótona, sino fuera por la cantidad de ideas que pueblan sus páginas y el ritmo que imprime en todo su trabajo. Su estilo caricaturesco y entintado suelto, sucio y natural da a la obra una sensación de inmediatez y frescura. La mayor pega es que se nota el cambio gráfico que se ha producido en su estilo y el último álbum rompe con el dibujo anterior, pareciendo todavía más apresurado y poco acabado. El color de Brigitte Findakly sirve para dotar a la obra de homogeneidad con una paleta de colores clásicos y sin estridencias.

Norma a pesar de los años transcurridos entre la salida de quinto y sexto álbum ha mantenido el diseño y calidad con la que había publicado la obra. Esperemos que la espera para el séptimo álbum no sea tan larga.

El gato del rabino es una serie en la que Sfar nos ofrece lo mejor de lo que es capaz. Una mirada certera, reflexiva e irónica a la religión y a la humanidad.

  Edición original:Le Chat du Rabbin 1-6, Dargaud Editeur Edición nacional/ España:Norma Editorial Guión:Joann Sfar Dibujo:Joann Sfar Color:Brigitte Findakly Formato:Cartoné, 56 páginas Precio:16€   Y ahora, sé hablar. Aprovechamos la publicación de No tendrás otro dios aparte de mí, el sexto número de la serie El gato del rabino para…
Guión - 9
Dibujo - 7.5
Interés - 9

8.5

Reflexiva

Sfar nos presenta un gato irónico, mordaz y ladino pero lucido y que nos ayuda a comprender el mundo en el que vivimos.

Vosotros puntuáis: 7.14 ( 7 votos)
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Krokop
Krokop
Lector
10 marzo, 2018 16:20

Muy buena reseña y guía para la serie. Yo me quedé en el segundo y es posible que la retome, ahora que con el éxito de la edición de su vampiro, parece que sí tendrá continuidad editorial.

En este momento, estoy haciendo la serie «Klezmer», que me parece, de lo que he leído de él, donde mejor se aprecia su concepción del cómic, porque el autor pasa totalmente de artificios. Si el dibujo de un caballo le queda como un perrete, sigue a la viñeta siguiente y listos. Si se le ha pasado explicar alguna cosa, lo apaña con un remiendo narrativo al cabo de unas cuantas páginas y a otra cosa. Puede tomarse como descuido, pero en «Klezmer» se comprende muy bien que lo que pretende es que el lector participe de la creación, en lugar de darle un producto muy bien acabado artesanalmente, pero con poca vida.

Es porque la música del título y la trama casan perfectamente con su forma de trabajar. En una escena, al principio, un rabino explica que las improvisaciones de un personaje con la armónica tienen más creatividad que una orquesta repitiendo todos los movimientos ensayados una y otra vez de forma mecánica. En otra, el propio personaje de la armónica pide a la cantante que no se preocupe de hacerlo bien o mal, sino de seguir cantando tan fuerte como pueda y los músicos sólo se ocupan de continuar su camino y llegar al pueblo siguiente. Ésa es también la actitud de Sfar.

Sfar, igualmente, busca que sus cómics resulten muy orgánicos, el autor casi desaparece dejando paso a los personajes y la improvisación, para lo cual hace falta un dominio del medio como el que él tiene y un bagaje enorme para dar trasfondo a las historias sin que lo que quede sea una patata.

Vamos, que me ha flipado su Klezmer y es posible que, cuando lo termine, continúe con este Gato del rabino, que me gustó algo menos, quizá porque se trate de álbumes más clásicos y, por tanto, alejados de ese estilo tan libre en el que. a mi juicio, es donde más destacan las virtudes de este autor.