A vueltas con tiempo.
Nunca un título fue tan acertado. Generaciones Destrozadas.
Puede sonar grandilocuente, pero si algo bueno tiene este tomo es que con su título no engaña a nadie y avisa de lo que uno puede encontrarse entre las páginas de un cómic que, tras la lectura, uno no sabe muy bien las razones de su existencia.
Estos dos cómics, que forman un todo, se incrustan en la iniciativa de Estado Futuro. Sin embargo, las primeas sensaciones que se tienen cuando se a comente su lectura es de no saber dónde exactamente se pueden ubicar dentro del maremágnum de nuevas series que han llegado este mes a las tiendas, por mucho que digan en su portada que viene de Death metal, con el objetivo de asentar las líneas temporales y el omniverso.
La premisa de Generaciones Destrozadas es bien sencilla y los lectores más veteranos enseguida van a sentir en sus huesos que esto ya se lo han contado otras veces. Hay regusto, una resonancia, a Armageddon 2001, Convergencia y a Hora Zero, por ese ir y venir en el tiempo, esa selección de un variopinto grupo de personajes que por azar del destino y como si su elección fuera algo meramente fortuito, acaban batallando contra el nuevo villano de turno que quiere reescribir el tiempo. La realidad se ve amenazada cuando este nuevo villano, que responde al nombre de Dominus, solo quiere poder disponer de una vida eterna junto a su familia. Y dicha decisión pone en jaque a todos las corrientes temporales, reescribiendo todo el Universo DC.
Y para hacer frente a dicha situación toca reclutar a un grupo de heroínas y héroes, que de la mano de Booster Gold, tendrán que hacer frente a Dominus, donde aparece un catálogo de héroes y villanos, asociados a temas temporales, que perciben las perturbaciones que Dominus está generando. Así que tenemos dos números en este tomo, el primero para a recolección y dispersión del grupo que debe enfrentarse a Dominus y el segundo dedicado a volver a un punto focal donde vencer a Dominus de la forma más anticlimática, forzada y simple.
Todo lo que Jurgens y compañía ponen sobre la mesa responde a un sin sentido de sensaciones que no se concretan y que no acaban de ser concretadas a su finalización. Las cosas pasan porque así deben pasar, en un guion que está encapsulado, alineado a los acontecimientos, sin que se vea un fluir inteligente en su trama. La sensación de estar leyendo, o mirando más bien, un catálogo del Universo DC se ve acrecentada a cada página. Si se buscaba señalar con el dedo al lector de antaño, mientras se atrapa al nuevo lector, se ha de decir que ambos objetivos fracasan. Siendo magnánimos, el segundo tal vez si pueda funcionar si se trata de un nuevo lector incipiente, donde hay espacio en su mente para la maravilla, el sinsentido y la locura espaciotemporal, tal y como me pudo suceder a mi cuando leí otras obras de DC que se sustentaban sobre una idea similar. Pero aún así, la duda nos corroe.
Lo sorprendente es como es posible que hagan falta tres guionistas para armar estos dos especiales y que el resultado final sea tan deficitario en ideas y desarrollo. No hablamos de novatos, sino de nombres tan relevantes como el de Jurgens, Venditti y Schmidt, que parecen moverse con desgana y desidia en un trabajo que ni siquiera puede catalogarse como alimenticio. Su propuesta es errática y simplona, sin trascendencia alguna, sin nada que al acabar de leer pueda resultar mínimamente coherente. Estamos frente a la enésima sacudida temporal del Universo DC y los resultados son realmente decepcionantes.
Si hay que salvar algo son momentos puntuales, puestos al servicio del aficionado, en el que el dibujo es el que mantiene el tipo de forma más o menos estable, aún con algunos altibajos. En general son dibujantes que demuestran que si pueden firmar un mal guion y resultar lo mejor del tomo, con firmas tan potentes como Aaron Lopresti, Bernard Chang, Bryan Hitch, Colleen Doran, Dan Jurgens, Doug Braithwaite, Emanuela Lupacchino, Fernando Pasarín, Ivan Reis, Joe Prado, John Romita Jr., Kevin Nowlan, Marco Santucci, Mike Perkins, Paul Pelletier, Rags Morales, Yanick Paquette. Pero por bien que lo puedan llegar a hacer en algunos momentos, no pueden levantar la pobre propuesta de este trio de guionistas sin ideas.
Podríamos seguir criticando Generaciones Destrozadas, pero sería ensañarse de más. Lo importante ya ha sido señalado, su intrascendencia, su incongruencia, su poca imaginativa puesta en escena, desarrollo y resolución dejan claro que estamos ante un cómic fallido de principio a fin. No leerlo no solo no afecta en nada a nadie, sino que favorece al bolsillo. Una obra olvidable por su falta de ambición, por su indecisión a la hora de crear atmosfera y por la falta de tensión real…
Lo mejor
• Los dibujantes que hacen lo que pueden con lo que les dan.
• Que no continúe más esta agonía. .
Lo peor
• Su intrascendencia.
• Su simpleza.
• Su mera existencia.
Guion - 4
Dibujo - 7.5
Interés - 4
5.2
Generaciones fallidas.
Un trabajo innecesario, sin fuerza alguna, intrascendente, anodino, apagado, sin épica alguna, que goza de un apartado visual notable y una trama/guion pobre y lleno de torpezas de aficionado indigno de sus tres firmantes.
Palabras duras en esta critica, pero no puedo decir que no esten respaldadas. Yo no le daria tan bajas notas. Tal vez por que esperaba algo peor, y tambien es agradable ver tantos personajes clasico. Lo que si creo es te deben parar de crear conceptos, no parece mal lo de lineaverso pero creo que funcionaba bien el concepto de hipertiempo para explicar la existencia de varias versiones de los personajes.