Pero en la globalidad, esa etapa era para el recuerdo. Pese a sus defectos, su magnitud, su grandeza, la clara representación del concepto de héroe estaba siempre palpable en unas aventuras imaginativas, sorprendentes, imprevisibles y épicas; desbordantes en todos sus aspectos y sumamente entretenidas. El Univero DC más clásico pasaba por el taller de ideas de Morrison y salía nuevo y reluciente, más amenazador que nunca y en su mayor gloria. Consiguió hacer terrible a la Llave, elevó a Darkseid a cotas de terror nunca vistas, trajo a los Ángeles a la Tierra y utilizó las armas de los Dioses contra ella. A un lado puso al bien absoluto y en el otro, al mal absoluto. Luthor, Prometeo, Joker, el General Eiling en el negro. Superman, Flash, Linterna Verde, Detective Marciano en el blanco. Tan simple que la eficacia era abosluta, clara y rotunda. No habíua sitio para la duda, el gris o la introspección. Había que salvar el mundo.
Y ahora vuelve a la serie que revitalizó. Por la puerta grande, con una gran amenaza de por medio. Espero que la JLA se vea beneficiada con las mieles de la originalidad una vez más, y consiga enamorar a los fans de los superhéroes en estado puro como ya hizo en su tiempo. Y el abajo firmante estará mordiéndose las uñas hasta que llegue, mientras al otro lado del Atlántico ya han podido comprobar si la JLA vuelve a ser tan grande o si son sus defectos los que han aumentado.
Si es que hay algunos que tienen una suerte…