Guión: Joe Keatinge
Dibujo: Ross Campbell
Edición España: Aleta Ediciones (2013)
Contiene: Glory Nº 23-28 USA (Image Comics, 2012)
Formato: Tomo rústica de 152 páginas
Precio: 13,95€
Valoración:
un lugar mejor. A pesar de todo»
El cómic de superhéroes ha sido a menudo considerado en algunos sectores como un mero producto escapista destinado a contentar las recurrentes fantasías y deseos de poder masculinos. En lo que respecta al tratamiento de sus personajes femeninos, aunque también se pueda aplicar a sus homólogos masculinos, esto supone la exaltación de unos cánones utópicos, idealizados y anatómicamente imposibles. Pero forma parte del cliché y el tópico, tema básico con el cual todo género debe jugar, siempre sujeto a las tendencias y modas cíclicas del mismo medio. No por casualidad las primeras publicaciones del mundo del cómic pensadas específicamente para el público femenino supondrían el nacimiento del cómic romántico en 1947 en la pionera cabecera Young Romance creada por unos históricos Joe Simon y Jack Kirby. Las cifras no eran moco de pavo, en los años cincuenta el cómic romántico habría de suponer hasta un cuarto de la cuota de mercado estadounidense, nada que ver con el cómic de superhéroes que con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial había decaído en sus ventas y popularidad. Precisamente, como ya sabéis, en estos años sus publicaciones serían juzgadas, entre otras cosas por la explotación sexual de la figura mujer vista en sus historias aunque, paradójicamente, las primeras superheroinas reconocidas, Miss Fury y Wonder Wonder, nacidas ambas en 1941, habían contado con cierta colaboración femenina en sus génesis.
De hecho, en el caso de Miss Fury tenemos a la primera superheroina creada por una mujer, la autora June Tarpé Mills, la cual engendraría al personaje en las tiras cómicas distribuidas y publicadas por The Bell Syndicate. Mientras, Wonder Woman, la famosa guerrera amazona concebida por el psicólogo y guionista William Moulton Masrton, había contado con el decisivo asesoramiento de su propia mujer, Elizabeth Holloway Marston, y conocidas eran las intenciones de ambos por revestir a su criatura de los ideales feministas de la época. Por lo tanto, habría que analizar más en profundidad si el rol de la mujer en el cómic de superhéroes responde sólo, como decíamos anteriormente, a una simple fantasía masculina, o si también su evolución es capaz de decirnos algo del mismo concepto de feminidad de la mujer del siglo XX y principios del XXI. Sea como sea, en los primeros cómics del género la iconografía de la superheroina debe mucho a la tradición del pin-up a la que tanto contribuyeron actrices y modelos del pasado siglo como Betty Grable o la posterior Betty Page y a la influencia de autores y artistas de publicaciones de corte pulp como Earle K. Bergey, Enoch Bolles, George Petty o Rolf Armstrong. Esto acabaría derivando a la larga en » la cultura del Playboy», los cómics de superhéroes, con las fuerzas renovadas que traería la Edad de Plata iría trasladando esta visión de la mujer, poco a poco, a sus páginas, desbancando el glamour hollywoodense con que habían intentado primeramente revestir a sus personajes femeninos a imagen y semejanza de Grace Kelly o Audrey Hepburn.
Este perfil se ha mantenido vivo, más o menos, a lo largo de las décadas aunque el género se ha renovado, moldeándose a través de influencias propias y ajenas, como ocurriría con la irrupción en la segunda mitad de los años sesenta del cómic underground estadounidense. Este, más revulsivo, polémico y con crítico, ofrecería una visión diferente de la mujer alejada de la historieta superheroica y de los clichés del moribundo cómic romántico. En esto tendría mucha responsabilidad la aportación de algunas autoras al género autobiográfico narrando historias y temáticas hasta ese momento inéditas en el mismo medio. Pero, para el futuro inmediato del cómic superheroico sería más destacada la influencia de la historieta pulp de ciencia ficción o fantaerótica de los años sesenta en la que encontraríamos series como Barbarella de Jean-Claude Forest, Les aventures de Jodelle de Pierre Bartier y Guy Peellaert, Vampirella de Forrest J. Ackerman y Archie Goodwin o el Den de Richard Corben. Esto derivaría en los años ochenta en el cómic de superhéroes, siempre un paso por detrás, en unos personajes femeninos más complejos y llenos de personalidad y en la apertura del género a la labor de autoras hoy veteranas como Ann Nocenti y Gail Simone. Por otro lado, la explosión creativa de esta década, con la aparición del concepto de novela gráfica que tanta cola ha traído desde entonces, aportaría su granito de arena con el éxito de sus embrionarias propuestas materializadas en la trinidad de clásicos formada por el Maus de Art Spielgelman, el Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons y El Regreso del Caballero Oscuro de Frank Miller.
En la década de los noventa, estos autores, junto a la savia nueva que aportarían talentos como Grant Morrison y Neil Gaiman, serían capaces de explorar en sus historias, muchas veces relacionadas con el género superheroico, otro tipo de femineidad y una perspectiva distinta y llena de matices a la hora de abordar sus propios personajes femeninos. Esto no quiere decir que el género superheroico no haya seguido tirando de clichés, la tradición de Image Comics mantuvo en estos años el perfil más plano posible de la superheroina, sexualizada tanto en sus formas como en su superficial y anodino fondo. Es en este punto cuando llegamos a uno de los protagonistas clave de esta historia, Rob Liefeld, el cual en 1993 presentaba en sociedad un personaje como Glory en las páginas de Youngblood Strikefile #1, una superheroina de anatomía imposible –en el más amplio sentido del concepto- cuya génesis supone la personal e intransferible visión de la hoy mítica Wonder Woman de este popular y controvertido autor. La historia de Glory, nacida al amparo de la irreverente Image Comics, seguía a Gloriana Demeter, hija de la líder de las amazonas Lady Demeter y del demonio Lord Silverfall del Mundo Subterráneo, entrenada para convertirse en una guerrera de élite y, ocasionalmente, llegada a la Tierra para combatir a los reiterativos y obstinados malvados de turno. El personaje era una prueba más de los excesos y defectos de su época pero, en 1999, ya bajo el sello Awesome Comics el guionista británico Alan Moore intentaría relanzar a Glory dándole una nueva vuelta de tuerca y sirviéndole a este la cabecera como banco de pruebas para la posterior Promethea.
En definitiva, el intentó de Alan Moore de aplicar su toque mágico, como ya había hecho en otras ocasiones incluso con otras creaciones «liefeldlianas» como Supreme o Youngblood en la cínica El Día del Juicio, sacando petróleo de los conceptos más desfasados y peregrinos, no darían en este caso el fruto esperado obligando a Glory a caer, por suerte o desgracia, en el más absoluto olvido hasta tiempos presentes. En el año 2011, buscando Rob Liefeld el relanzamiento de su línea editorial Awesome Comics, su creador daría un paso atrás para dejar espacio al guionista Joe Keatinge y el dibujante Ross Campbell encargados de ofrecernos esta nueva e interesante Glory tan alejada de lo que habíamos visto en su cabecera en los años noventa. El plan le salió bien a Rob Liefeld con la reinterpretación de Prophet llevada a cabo por Brandon Graham y compañía, acaparando excelentes resultados y críticas, y Glory sigue este mismo camino convirtiéndose en otra agradable sorpresa. La representación de Glory de Joe Keatinge y Ross Campbell escapa aquí a los típicos y tópicos cánones de los personajes femeninos noventeros de la mencionada tradición Image Comics, y también a algunos otros del cómic superheroico, con una superheroina que rehuye la etiqueta de reclamo sexual para transfigurarse definitivamente en una guerrera crepuscular anabolizada y bestializada, realzando su carácter no humano y su componente mesiánico. En los agradecimientos de Joe Keatinge del presente primer tomo de Glory este comenta como las mujeres de su vida le han demostrado «que un «personaje femenino fuerte» no es una excepción que alabar, sino una regla que seguir».
Teniendo este apunte presente, y para contrastar la evolución del tratamiento a lo largo de las décadas de la superheroina en el cómic de género, sólo debemos traer a colación unas añejas declaraciones de William Moulton Marston a propósito de la gestación de su Wonder Woman, principal referente para la Glory de Rob Liefeld recordemos, en las que comentaba su intención de “crear un personaje femenino con toda la fuerza de Superman mas todo el encanto de una mujer buena y hermosa». Todo el mundo podrá sacar sus conclusiones pero, obviamente, la Glory de Joe Keatinge y Ross Campbell es un tipo de cómic de superhéroes que no hubiese sido posible concebir en otra época y, adicionalmente, supone también la enésima prueba de que no hay personajes malos sino simplemente buenos autores e historias que vale la pena leer. Esta última es una de ellas, con un guión bien estudiado y lleno de matices de un Joe Keatinge del que podemos mencionar trabajos anteriores como Savage Dragon y en Pop Gun, una obra esta de la que también sería editor y con la que lograría ganar el premio Harvey de 2008 a la Mejor Antología y el premio Eisner de 2010 en la misma categoría. Pero además, Joe Keatinge, ha trabajado como colorista de la citada Savage Dragon o del Jack Staff de Paul Grist e incluso ha hecho sus pinitos como dibujante encargándose de los lápices de la historia Life Stinks del recopilatorio Bedtime Stories for Impressionable Children. La versatilidad de este autor le ha ofrecido una amplitud de miras sobre el medio, el mismo género superheroico y sus posibilidades que han acabado por llegar a su clímax en su actual etapa en Glory.
Por otro lado, su compañero Ross Campbell, no es un dibujante muy reconocido aunque ha publicado varias novelas gráficas como autor total, títulos como The Abandoned, Mountain Girl, Shadoweyes o Wet Moon, las cuales ha combinado con sus ocasionales trabajos en series regulares como House of Mystery, Hack/Slash o algunos especiales de Teenage Mutant Ninja Turtles. El ambos casos, un nuevo acierto de Rob Liefeld, apadrinando unos autores que han logrado darle una nueva dimensión a otro más de sus personajes que parecía totalmente descartado y olvidado desde hacía mucho tiempo. De la misma manera que pasa en Prophet, Joe Keatinge y Ross Campbell realizan un remake encubierto en la cabecera, manteniendo la numeración original pero desentendiéndose del resto salvo en casos puntuales y situando la historia de Glory después de llevar esta una década desaparecida para así poder llevar la serie a su propio terreno. La tónica de la obra no es la de un cómic de superhéroes convencional, la acción no determina la trama, es un resultado de ella y no se sobrepone a la misma aunque cuando hace acto de presencia se muestra con contundencia, rabia y fuerza lo cual se traduce en desmembramientos y escenas gore tan acordes con la personalidad de su protagonista. La narrativa no sigue un patrón sencillo aunque tampoco excesivamente complejo, construye su relato, poco a poco, midiendo las dosis apropiadas de intriga y misterio, utilizando sabiamente flashbacks y flashforward para mantener fresca nuestra curiosidad e interés.
El dibujo de Ross Campbell atractivamente antiestético y repulsivo, en el que destaca su bestial interpretación de Glory, enorme y orgullosa en sus proporciones, sirve en este caso como un elemento clave para definir su personalidad muy alejada de cualquier superheroina actual con la que pudiésemos encararla y compararla. Esto es así porque sus conflictos y aventuras, sin ser el colmo de la originalidad, si se atreven a llevar sus planteamientos hasta unos límites no tan transitados por las publicaciones y cabeceras más generalistas. El esquema de la trama manejada por Joe Keatinge y Ross Campbell en estos primeros números no es excesivamente original, una guerra abierta con Glory como elegida en medio y la Tierra como campo de batalla, pero estos autores saben sacar provecho a cada momento logrando que parezca que los visitamos y conocemos por primera vez. Y, si bien su protagonista lo acaba eclipsando todo, la galería de personajes de Glory, como comentaba hace un tiempo Joe Keatinge en una entrevista concedida a Comics Alliance, está llena de «mujeres de todas las formas y tamaños y personalidades y antecedentes» retratadas de una manera poco habitual en el cómic de superhéroes. Esto, aliado con el crudo y áspero sentido de la aventura y la maravilla por el que apuestan sus autores, acaba por encandilarnos de una manera que hacen de la lectura del Glory de Joe Keatinge y Ross Campbell una obra más que recomendable. No encontraréis en ella la quintaesencia del cómic de superhéroes, ni nada especialmente revolucionario, pero sí una obra fresca, imaginativa y estimulante.
Así deberían ser todos los comics de superheroes.
Yo lo he disfrutado un montón, me ha gustado mucho el hecho de que se aprovecha de un universo editorial establecido para enriquecerse en lugar de limitarse, como se ve en Marvel actualmente. (esas escenas con Supreme por ejemplo)
Sensaciones encontradas. Lo cierto es que inconscientemente me esperaba otro Prophet y no lo es. De momento lo he leído y disfrutado, pero tengo un poco la mosca detrás de la oreja.
«para enriquecerse en lugar de limitarse, como se ve en Marvel actualmente»
¿Ein? ¿Que Marvel se limita y no se enriquece?
No sé que comics Marvel estás leyendo tú…
Llamarse Glory la hace parecer todavía mas choni.
ultron_ilimitado Desde hace tiempo que las he ido dejando poco a poco, actualmente sigo Daredevil, U X- force y Punisher (a ritmo panini), He dejado las de X-men por el crossover contra vengadores, me pensaba volver con la de Bendis, pero veo un nuevo crossover en el futuro, así que no.
Yo prefiero las series donde «todo lo que tenga que pasar, pase en ellas» sin necesitad de seguir otras, o que cada cierto tiempo se interrumpan por planes editoriales.
Cuando digo lo de limitarse, me refiero a que me da impresión de que nada grande o importante pasará si no es por un evento.
El dibujo de Ross Campbell atractivamente antiestético y repulsivo, en el que destaca su bestial interpretación de Glory, enorme y orgullosa en sus proporciones,
Gran definición lo de «atractivamente antiestético y repulsivo». Creo que es un acierto haber dotado a la serie de esa apariencia. Está en el punto justo que genera más curiosidad que repulsión.
Creo que tu ultima frase resume lo que uno busca después de leer tantos superheroes: «…algo fresco, imaginativo y estimulante.» Lo he disfrutado y veo en ambas series (Glory y Prophet)un nuevo universo «kirkman» con mucho interes e ilimitado.
«Sensaciones encontradas. Lo cierto es que inconscientemente me esperaba otro Prophet y no lo es. De momento lo he leído y disfrutado, pero tengo un poco la mosca detrás de la oreja.»
Yo le tengo muchas ganas, y espero algo mejor (porque «dicen» que es mejor, vaya) que en el caso de Prophet, un tebeo que me resultó demasiado expositivo, siendo más interesante el potencial que muestra que el uso que se hace del mismo.
«Yo prefiero las series donde “todo lo que tenga que pasar, pase en ellas” sin necesitad de seguir otras, o que cada cierto tiempo se interrumpan por planes editoriales.»
Amén a eso, brother. Es que, además, lo de crossovear y eventualizar todo es un vicio de los cómics de superhéroes. En otros medios/géneros no se hace (o no se hace de forma tan descontrolada) porque va en contra de las normas más elementales del espectáculo. No se lía al consumidor. Batman debe morir en la serie de Batman, no en el spin-off de un evento.
Muchas gracias por los comentarios 😉
«Así deberían ser todos los comics de superheroes.»
Totalmente de acuerdo. Los cómics de superhéroes necesitan liberarse un poco de sus propios dogmas.
«Sensaciones encontradas. Lo cierto es que inconscientemente me esperaba otro Prophet y no lo es. De momento lo he leído y disfrutado, pero tengo un poco la mosca detrás de la oreja.»
A mí me ha gustado mucho pero, desde luego, no tiene mucho que ver con Prophet, salvo el apartado gráfico que algún momento puede transmitir una sensación parecida. No obstante, también tengo la mosca detrás de la oreja, porque el primer tomo esta muy bien pero me intriga como llevaran las tramas y si podrán mantener el tono.
«Creo que es un acierto haber dotado a la serie de esa apariencia. Está en el punto justo que genera más curiosidad que repulsión.»
Sí, además eso la hace especial, la aleja del cánon habitual del cómic de superhéroes, o al menos del que hoy solemos encontrar, y aunque no diferente no es necesariamente mejor sí llama la atención.
«Lo he disfrutado y veo en ambas series (Glory y Prophet)un nuevo universo “kirkman” con mucho interes e ilimitado.»
No sé si será ilimitado pero, desde luego, con más posibilidades que otras series de superhéroes mucho más longevas. Esperemos que le sigan sacando provecho de esta manera a las creaciones de Rob Liefeld… Hace unos años no me hubiese imaginado diciendo esto xD
«Yo le tengo muchas ganas, y espero algo mejor (porque “dicen” que es mejor, vaya) que en el caso de Prophet, un tebeo que me resultó demasiado expositivo, siendo más interesante el potencial que muestra que el uso que se hace del mismo.»
Yo no diría que sea mejor, son propuestas diferentes, salvo en su voluntad de reinterpretar a personajes noventeros de Rob Liefeld poco tiene en común ambas series pero sí creo que Glory es menos «expositivo» comno tú dices… aunque los primeros capítulos si pueden resultar algo introductorios.
Sputnik, a mí me gustó más Prophet, pero sí que es más expositivo, así que es posible que tú prefieras Glory, que va más al grano.
Jordi, aparte de que espero que mantengan el tono (y lo mejoren!), creo que Keatinge se va en el 34, así que pronto lo sabremos
Bueno viendo lo que han hecho con Glory y con Prophet queda patente que el problema de Liefeld es el mismo y nada más, ni sus colaboradores, ni su editorial, ni si quiera sus personajes (porque masacre y cable tambien son creaciones suyas y encuanto se largo empezaron a megapopularizarse) solo él y su mente de proporciones anatomicamente incorrectas…
Este tomo tiene una pinta genial y un Hurra!!! por Aleta al editarlo con un precio tan razonable por 152 páginas.
«Este tomo tiene una pinta genial y un Hurra!!! por Aleta al editarlo con un precio tan razonable por 152 páginas.»
Pues sí, para mí, el formato de Aleta en el que está editando Prophet, Glory o Mundman es el mejor a seguir. Creo que es la mejor manera de publicar nuevas series en nuestro país de este tipo.
Con la lectura de Profeta me vi llamado a leer este. Y que sorpresa ver que ambos son creados por el Tio Rob. Parece que todo lo que el tipo mal pario otros lo han tomado para hacer maravillas.