“La ira de Dios yace dormida. Fue escondida un millón de años antes de que el hombre existiera, y solo el hombre tiene el poder de despertarla. En el infierno queda sitio de sobra. Escuchadme bien. Si llevais la guerra iniciada por un loco a tierra extraña despertareis a algo más que a los perros.”
Con esta cita de
Una noche, un espectacular y sobrenatural tornado sacude la zona y destruye la casa de los Quinlan. Antes de que Roy pueda comprobar si su padre ha sobrevivido, una monstruosa criatura llegada con el misterioso torbellino, como si hubiese recorrido el camino inverso a la tierra del Mago de Oz, les ataca. Y un artefacto perteneciente a un dios de una desconocida (pero de aspecto familiar para los aficionados al cómic) mitología, aparece para cambiar para siempre sus vidas.
Donny Cates, que creció en Texas leyendo tebeos de Jack Kirby, definía en una entrevista God Country como “Un relato Texano del Cuarto Mundo”, y no ocultaba que hay elementos de su vida personal que han percolado en esta obra, con la que pretende contar una epopeya mítica de grandes dimensiones que gire en torno a una familia anclada en la realidad, con sus tragedias cotidianas. El guionista señalaba entonces que en la mayor parte de sagas épicas, el viaje del héroe suele tener un tercer acto con éste ya maduro y habiendo adquirido sabiduría, y que aquí había querido jugar con ese concepto: y así, los dos primeros actos le han sido arrebatado por el Alzheimer al héroe de esta historia, Emmet, que está desvalido ante el tercero. La prosa de Cates nos sumerge en duros momentos familiares en los que contrasta de manera escalofriante la terrorífica demencia de Emmet con la tierna y heroica serenidad que éste muestra cuando todo se desata y vuelve a ser él mismo.
La historia está muy bien equilibrada y la transición entre los acontecimientos de gran escala con los otros, anteriores, más íntimos, va sin fisuras. Los momentos en que se pasa de la tragedia humana (con la que Cates consigue que el lector conecte y que le duela) a la trepidante acción sobrenatural, están muy bien medidos: el cambio llega antes de que aquello tenga posibilidad de ser percibido como un rutinario dramón televisivo, suficientemente aliñado para que verdaderamente nos importe, pero sin saturar. La mitología que Cates inventa para esta historia mezcla y resume las creadas por Jack Kirby en Marvel y DC (hay tanto de Thor como de Los Nuevos Dioses en ella), y aunque está impecablemente elaborada, no se deja llevar por la fácil tentación de ser esclavo de su creación; la usa y resuelve de manera totalmente satisfactoria, pero todavía supeditada a lo que nos venía a contar: el relato de Emmett, y una reflexión sobre lo que nos decimos entre seres queridos, lo que no, y de cómo querremos que nos recuerden en el futuro. Y de ese modo, el sentido de la épica, de dimensiones colosales en escenas que recuerdan tanto a Kirby como a Walt Simonson, cobra aún mayor relieve.
Quizás por todas esas virtudes, y también por el trabajo que desempeñó en Redneck, otra obra para Image con el dibujante Lisandro Estherren, ese rapidísimo ascenso a la primera línea de popularidad en Marvel del que hablábamos antes haya recaído más en Cates (que además de lo ya citado junto a Shaw se ha encargado también del Venom dibujado por Ryan Stegman, y de sustituir a Jason Aaron al frente del Doctor Extraño, con excelentes resultados) que en el dibujante que completa la otra mitad de este tandem. Y es verdad que se nota cierto desnivel entre guion de Cates y el dibujo de Geoff Shaw, ya que mientras que al primero es muy complicado ponerle ningún pero, el apartado gráfico no llega a las mismas cotas de excelencia. Pero sería muy injusto e inexacto quedarnos con la idea de que el trabajo de Shaw y el colorista Jason Wordie son de bajo nivel: se nota una patente evolución y mejoría página a página en los lápices, completada hacia el final, y el modo y narrativa en que se plasman tanto los momentos de épica brutal (pero BRUTAL, háganme caso) como de escenas más íntimas terminan siendo sencillamente dignas de aplauso con su oscuro tono.
Entre lo uno y lo otro, quizás podríamos jugar a elucubrar que God Country podría perfectamente haber sido un título del sello Vertigo de los años noventa, si hubiesen decidido dar al Cuarto Mundo de Kirby el mismo tratamiento que otorgaron a otros conceptos del universo superheroico de su casa madre.
Toca alabar la edición de Panini bajo su sello Evolution. Quizás resulte un poco elevada de precio, pero la tapa dura y el formato, ligeramente superior en tamaño a la edición original, le sientan de maravilla a esta obra autoconclusiva y autocontenida; definitivamente, a ojos del que suscribe estas líneas, merece la pena.
Habrá quien pueda pensar, en algunas conversaciones me han comentado, que quizás todo se resuelve algo rápido y que se podría haber extraído más de la historia y haberla prolongado. No puedo estar de acuerdo. God Country, con su peliagudo tema central y la cosmogonía que plantea, es un extraordinario ejercicio de síntesis, de contar lo que se viene a contar sin artificios superfluos ni tomaduras de pelo al lector estirando el chicle más allá de lo deseable. Cada elemento está puesto donde debe para cumplir una función en la obra. Es honesta. Es directa. Es rápida, conmovedora y espectacular. Es uno de los mejores tebeos que van a tener ocasión de leer en materia de cómic independiente USA durante este año.
Acabo de darme cuenta de que al final se me ha pasado advertir en el artículo de que parte de su texto ha sido extraído (aunque reelaborado y ampliado con la perspectiva de la obra completa) de la reseña que realicé en su día, cuando apareció la primera grapa de la miniserie en Estados Unidos.
Disculpen el descuido (no lo actualizo avisando en el mismo, dado que parece que una vez publicados, eso a veces da problemas de duplicidad de entradas en redes sociales), no pretendo llamar a engaño a nadie.
Para mí, una maravilla, pocas veces he visto mezclar tan bien una épica tan loca y tan badass con una sensibilidad tan íntima. Da la sensación de que Cates habla mucho más de su padre aquí (me suena que le deja la dedicatoria del inicio del tomo) que de acción cósmica y dioses guerreros. Muy de acuerdo con la reseña, me habría encantado que fuera más larga, pero está tan bien resuelto todo que quizás habría deshinchado el trabajo.
He oído opiniones mixtas de este comic. Los que piensan que es una obra maestra y los que lo describen como un tvfilm mezclado con final fantasy.
El problema para mi es que muchos de los primeros son los mismos que adoran el Thanos del propio Cates y más obras gamberras del autor, que yo respeto pero no me convencen como grandes obras del género. Eso me hace dudar.
Además de que el seguimiento de clásicos Marvel, algo de actualidad, rellenar con el coleccionable Vertigo mis Fábulas o Y, y las series indies indispensables para mi (Descender/Ascender, Black Science, Black Hammer, Saga, Paper Girls, Ragnarok…) me hacen pensar muy mucho donde invertir más dinero en cómics. ¿Realmente es tan buena?
Por si te sirve de algo, God Country ha sido mi primer contacto con Cates y he disfrutado de la obra.
Yo adoro las obras gamberras de Cates, pero aquí tiene otro registro bastante distinto, Duma. Es más introspectivo, a pesar de que esté envuelto en un (exquisito en mi opinión) embalaje de gran épica.
Supongo que en realidad poco puedo añadir más, ya he dejado claro en la reseña que la obra me encanta.
Diría que el paralelismo con Final Fantasy se reduce a que el protagonista porta una espada de tamaño desmesurado, aunque lo cierto es que no conozco para nada esa franquicia de videojuegos. Y que los temas humanos están tratados con más gusto que en un telefilme de melodrama barato.
Por poner un ejemplo, cuando reseñé en su día el primer número de la miniserie USA, me dio un poco la impresión de que podía caer ese peligro, de tratar cuestiones humanas de manera un tanto zafia, y desconfié. Pero para cuando leí el segundo esas dudas se me despejaron, y el resto de la miniserie no me decepcionó en absoluto. No sé si te servirá de orientación esto.
Si decides darle una oportunidad al final, espero de corazón que no te defraude. Luego los gustos van cada uno por su lado, pero honestamente te digo que es un cómic que de los que voy a recordar.
Un saludo y gracias por comentar, a ti y a todos lo demás.
Muy buena crítica, Sergio. Me gustó mucho esta serie, la historia está muy bien y agradezco la capacidad de síntesis y que nos cuenten todo en un único tomo. Tal y como está el mundo del cómic USA , para mí es un plus añadido.
Duma, personalmente creo que vale la pena, PERO tienes que conectar con el estilo del dibujo. Aunque coincido que se nota la evolución a mejor número a número, los primeros números son en mi opinión flojitos.
Yo puedo decir que es la primera obra suya que leí y me encantó, aunque supongo que no es lo mismo pillarla sin saber nada que con todo el hype de que es el nuevo mesías de Marvel y tal. A mí él me flipa, pero por ejemplo el Cates de Thanos, que me encanta también, no tiene nada que ver con del de esta serie, no es épica loca sin más.