Edición original: Batman: Ego, Batman: Gotham Knights núms. 23 y 33 USA, Catwoman: Selina’s Big Score USA, and Solo núms. 1 y 5 USA Edición nacional/ España: ECC Ediciones Guión: Darwyn Cooke Dibujo: Bill Wray, Darwyn Cooke, Paul Grist, Tim Sale Entintado: Bill Wray, Darwyn Cooke, Paul Grist, Tim Sale Color: Matt Hollingworth Formato: Cartoné, 208 págs. A color. Precio: 20,50 euros
¿Crees que sabes lo que es el dolor, cobarde?
Con semejante frase empieza el enfrentamiento más duro y terrenal de Batman hasta la fecha. No se trata de vencer a un villano, descubrir un plan maestro o salvar al mundo de una amenaza, no, la confrontación viene de dentro, de la misma alma y esencia de Batman y por eso es tan aterrador.
Batman es sobre todo un personaje psicológico. Sin ese trauma que mueve su vida, su mente fracturada, los miedos que acarrea y esa enfermiza necesidad de reafirmar su promesa, Batman no podría existir como tal. Romper cualquiera de estos pilares es traicionar al personaje. Antes de Cooke ha habido otros guionistas que han tenido claro el estado mental de Batman y lo han sabido explotar con acertado talento al mostrarnos al héroe acarreando tantas taras como los villanos a los que persigue. Un ejemplo de ello es el enfoque de Moore en su obra La Broma Asesina. Puede que el barbudo reniegue de este trabajo, pero su influencia, no solo por las consecuencias del ataque del Joker a Bárbara, es enorme por atreverse a mostrar a Batman sin la máscara que cubre su mente trastornada. Ese final abierto, en el que deja que cada lector piense lo que quiera pensar, con ambos, villano y héroe, riéndose a carcajadas, llegándose incluso a tocar el uno al otro, pone en evidencia algo que no es sino la esencia destilada de lo que Batman representa. Bruce Wayne camina en la cuerda floja, sobre el filo de la locura y tan solo un traspié lo separa del abismo mortal de su propia existencia.
Y es que Batman es un psicópata que miró hacia la luz el día que se puso la capucha por primera vez.
En este tomo tenemos varias obras de Cooke reunidas bajo el sello de Grandes Autores de Batman. Realmente, si nos ceñimos a número de páginas, podríamos más hablar de un tomo compartido de Catwoman con Batman, pero no es necesario ponernos tan tiquismiquis cuando este ejemplar engloba obras de suficiente calado como para disfrutarlo de principio a fin.
Por un lado tenemos la obra que abre el tomo, el ya comentado enfrentamiento interno de Batman consigo mismo y que resulta un refrescante ejercicio por el enfoque que Cooke adopta en su planteamiento. Un desencadenante provoca que Bruce Wayne dude de su propia promesa, de su juramento más puro y como columna vertebral que es de su propia existencia, esta se vea puesta en entredicho.
Cooke no nos pone de golpe en una situación anómala, sino que construye su historia con sentido, dejando que sea ella misma la que marque el ritmo. Su trabajo es brillante a la hora de introducirnos en esta batalla interna que desarrolla con un ritmo y paginación envidiables, desmenuzando cada faceta del personaje a la perfección. Una lección de anatomía de Batman que merece ser leída con detenimiento para no perderse ni una sola de las reflexiones que Cooke plantea.
Un elegante diálogo, una intensa negociación, un bronco enfrentamiento… un debate en el que la propia integridad psicológica del binomio Batman/Bruce Wayne está en entredicho. Fascinante.
Cuando nos hemos recuperado de este descenso a los infiernos internos, pasamos a leer una de las historias más sencillas pero eficaces de Catwoman, que no es sino una justificación a su comportamiento en la serie regular que pondría en marcha Ed Brubaker con el propio Cooke.
En el Gran Golpe, Cooke, como autor completo, desarrolla un escenario en el que rompe con lo establecido y cambia el statu quo de Selina Kyle alejándose de lo superhéroico y virando hacia un tono más oscuro, de novela negra, con personajes de marcado carácter y pasados turbios. Todo muy de manual, todo muy estereotipado, pero poderosamente eficaz a la hora de definir el cambio de Selina. Un plan, un robo, así de simple, así de contundente es la propuesta de Cooke para llevarnos de la mano hacia esta nueva Selina que se muestra más seductora e inteligente que nunca. Catwoman se encuentra de bruces con su propia conciencia y ese choque de trenes le resulta algo desconocido, pero tremendamente motivador.
El desarrollo de toda la trama sigue el patrón de una película del género, con todos y cada uno de sus signos identificativos. Tanto es así que Cooke introduce en la historia a Slam Bradley, un detective creado por Jerry Siegel y Joe Shuster, a fin de aderezar el conjunto con la única figura que le falta al cóctel. Con todo ello en la mano construye un castillo alrededor de la figura de Selina, en la que pasa de ser protagonista a secundaria con exquisita sencillez, sin que ello llegue a importar al lector. Al final se trata de contar algo y de hacerlo mediante el uso de unos personajes que sirven a la perfección a los propósitos del autor.
Poco o nada hay que añadir o decir sobre la parte gráfica de este tomo. Cooke nos sorprende con su particular y personal estilo, que se amolda a la perfección al tono general de la historia, siendo tan solo algo dificultoso de seguir en algún tramo de la historia de Catwoman. Cooke no resuelve del todo bien las escenas de acción y termina por resultar confuso, demostrando que su fuerte es la narrativa pausada de un buen diálogo entre personajes. Y aun así uno no puede imaginar estas historias dibujadas por nadie más.
El tomo se complementa con varias historias cortas de Batman de la serie Solo y Batman Blanco y Negro. Historias correctas, dentro de la limitación de páginas, que resultan frescas y entretenidas a partes iguales. En alguna de ellas Cooke ejerce de guionista y en otras tan solo de dibujante, pudiendo ver el resultado de su colaboración con Paul Grist (Jack Staff), Tim Sale (Batman El Largo Halloween) y Bill Wray que sustituyó a Arthur Adams en una historia corta titulada El Monumento. Un guion simplón que con el talento de este dibujante acaba, por exagerada, siendo una de las más interesantes. Aunque tal vez la más relevante sea Deja Vu, por su impactante puesta en escena y desarrollo.
Un nuevo ejemplar de la colección Grandes Autores de Batman que vienen a engrosar la larga lista de artistas que han dejado su huella en el que sin duda alguna es uno de los personajes más fascinantes de la cultura popular. Un tomo a tener en cuenta por el tratamiento que se hace de la torturada mente de Batman que no resultará sencillo olvidar.
Edición original: Batman: Ego, Batman: Gotham Knights núms. 23 y 33 USA, Catwoman: Selina's Big Score USA, and Solo núms. 1 y 5 USA Edición nacional/ España: ECC Ediciones Guión: Darwyn Cooke Dibujo: Bill Wray, Darwyn Cooke, Paul Grist, Tim Sale Entintado: Bill Wray, Darwyn Cooke, Paul Grist, Tim…
Grandes autores de Batman: Darwyn Cooke – Ego
Grandes autores de Batman: Darwyn Cooke – Ego
2016-03-05
Gustavo Higuero
Guion - 9
Dibujo - 8.5
Interés - 8.5
87
8.7
Intenso análisis psicologico.
Intenso ejercicio de disección psicológica en la que se analiza la figura de Batman. Tomo aderezado con otros trabajos del autor completo que demuestran el enorme talento que atesora y refleja en cada uno de sus trabajos.
Todo lo que hace este autor es joya… Su serie de Parker es soberbia, su Nueva Frontera es aún mejor. Siento que el autor está a un nivel inigualable y que debiera de tener más proyectos, porque con la calidad de los comics que se publican hoy, los trabajos de Cooke son una isla en un mar llena de desechos tóxicos.
TheQuestion
Lector
14 marzo, 2016 2:14
Una edición idéntica a la de Planeta pero con una portada mucho más fea
viva Cooke!
Todo lo que hace este autor es joya… Su serie de Parker es soberbia, su Nueva Frontera es aún mejor. Siento que el autor está a un nivel inigualable y que debiera de tener más proyectos, porque con la calidad de los comics que se publican hoy, los trabajos de Cooke son una isla en un mar llena de desechos tóxicos.
Una edición idéntica a la de Planeta pero con una portada mucho más fea
Una pena que Cooke haya fallecido en el día de hoy por culpa de un cancer con apenas 54 años.