Leyendo un poco la biografía y obra de
Sirve de muy poco, no obstante, devanarse los sesos con las decisiones editoriales de cada compañía, puesto que la conclusión que consigamos extraer va a aportarnos muy poco a lo verdaderamente importante: ¿Merece la pena leer esta historia? Respuesta corta: no, respuesta larga: leed el resto del artículo.
La historia empieza cuando el Joker se despierta desorientado en pleno Londres, y empieza a cantar y deambular sin sentido por la ciudad, buscando algo en concreto. No lo sabemos al principio, pero pronto nos daremos cuenta de la gran particularidad de esta versión del Joker, y es que su boca está en su nuca, y ni él mismo sabe cómo ha llegado allí. Así pues, durante toda la historia, el Joker se embarca en descubrir quién está detrás de esa horrible deformidad que sufre en su cara, y durante la cual sembrará un río de sangre y atrocidades que Batman tendrá que detener y, de alguna forma, ayudarle indirectamente a resolver el caso.
Tenemos ante nosotros una muy extraña historia en la que el verdadero protagonista es en realidad el Joker, que se muestra extremadamente loco, violento y errático en su conducta, hasta tal punto incluso de parecer en ocasiones una caricatura del mismo, y en general una historia más propia del sello Vertigo. Batman en cambio es un actor completamente secundario, y a pesar de ello adquiere, como no, todo el protagonismo en el final de la historia. La conclusión del caso es rápida y anticlimática, y prácticamente no da tiempo a digerir lo absolutamente grotesco que se descubre en las páginas finales, lo cual deja una sensación desagradable y extraña.
En definitiva, tenemos una historia con un tono muy surrealista que se ve lastrada por un incomprensiblemente abrupto final que deja un sabor de boca muy amargo ante lo que podía haber sido una curiosa y valorable extrañeza para lucir en la biblioteca, pero que acaba siendo una historia prescindible más de todas las que ya existen en la largo bibliografía del hombre murciélago.
Para complementar el tomo, se incluye una historia muy breve y corte dibujada por John Bolton y escrita por Ann Nocenti, publicada originalmente en el número 38 de Gotham Knights, y que, aún con su brevedad, deja un mejor sabor de boca que la historia principal.
En el apartado artístico tenemos, como ya hemos comentado, a John Bolton como artista completo, es decir, dibujo entintado y color. Hace no mucho hablamos de este artista británico en la reseña de Manbat, por lo que no vamos a volver a repasar su carrera una vez más, aunque sea de forma breve. No obstante, sí que vamos a realizar algunas comparaciones, puesto que el dibujo que Bolton realiza en Intercambio y el de Manbat son bien diferentes. Y esto no quiere decir necesariamente que sea algo negativo, puesto que evidentemente el tono de cada historia obliga a establecer estilos diferentes de dibujo. Mientras que en la obra de Delano, Bolton nos deleita con un dibujo y un color onírico y oscuro, que recuerda mucho a Dave McKean, en Intercambio opta por un estilo más caricaturesco y un color diferente que le da una mayor solidez, en el sentido literal, a los personajes. El propio Batman está ilustrado de forma muy distinta, siendo mucho más robusto y grotesco en esta ocasión, yendo muy en línea con el tono surrealista de la historia de Grayson. A destacar queda sobre todo el diseño del Joker, muy original y diferente de los que hemos visto, y que parece estar sacado de una historia noventera de Lobo.
Surrealista
Guión - 5
Dibujo - 8
Interés - 5
6
Una historia con un tono muy surrealista con un abrupto y anticlimático que aporta poco al universo de Batman y que solo es apta para los muy coleccionistas del murciélago, y/o admiradores del genial arte de John Bolton.