Grandes autores Superman: Scott McCloud-Fuerza

 

Edición original: Superman: Strength núms. 1 a 3
Edición nacional/ España: ECC Ediciones
Guión: Scott McCloud
Dibujo: Aluir Amancio, Scott McCloud
Entintado: Terry Austin
Color: Patricia Mulvihill
Formato: Cartoné, 160 págs. A color.
Precio: 16,95 euros

 

Hablar a estas alturas de la figura de Scott McCLoud es hablar de uno de los más grandes teóricos del cómic actual. Su labor pedagógica, científica y quirúrgica sobre el cómic tiene un peso enorme dentro de la industria y de los profesionales, habiendo escrito tres libros que demuestran su gran conocimiento del medio. Pero Scott McCLoud es también un creador de historias, guionista y dibujante, un autor completo que a sus espaldas tiene ser el creador de series tan memorables como Zot! y novelas gráficas tan profundas e intimistas como El Escultor, estando ambas obras alejadas de las dos grandes editoriales, Marvel y DC.

Sin embargo, McCloud, sí que ha realizado trabajos para DC en su serie Las Aventuras de Superman o la que nos ocupa en esta reseña, la miniserie de Superman titulada Fuerza.

Lo justo, antes de empezar a desmenuzar el cómic, es decir que estamos ante un trabajo notable, de perfecta puesta en escena, con un planteamiento muy interesante y adecuadamente desarrollado, pero que no termina de estar perfectamente ensamblado.

McCLoud no está interesado en contarnos una historia de Superman al uso. Nos plantea un enemigo diferente, con ideas nuevas, con una motivación algo endeble, no por sí misma, sino por cómo es planteada y desarrollada. McCloud quiere entrar en la mente de los personajes de una forma muy directa y para hacerlo usa al villano que alardea de entender quién es Superman. Un más que notable ejercicio de síntesis que permite conocer al villano y al héroe al mismo tiempo. Ya posicionado y colocadas las piezas, la historia empieza a cojear por el doble ritmo narrativo al cual es sometida.

El escritor nos plantea dos historias. La presente con la recién estrenada amenaza y otra, en el pasado, en la que vemos a un joven Clark aprendiendo una valiosa lección de vida. Mientras que la primera deja de ser interesante tras la puesta de largo del villano y manifestar sus intenciones, la segunda resulta todo lo contrario. McCloud está claro que quiere usar esa historia del pasado de Clark para profundizar más en el personaje y explicar la razón por la que siempre hace lo que hace de la mejor manera posible. Y como las mejores lecciones de la vida vienen siempre de la mano de los padres, McCloud recurre a Jonathan Kent para plasmar ese conjunto de experiencias que modelan la personalidad y el carácter de un niño en pleno desarrollo emocional y afectivo.

En contra punto está la parte más superhéroica del cómic, que no consigue arraigar dentro del lector, aunque posee unos diálogos brillantes. El problema es que no atrapa, no llega a dejarse sentir dentro y por tanto es una parte que acaba por resultar molesta y desequilibra todo el conjunto.

Podríamos añadir un tercer punto que hace que la historia se tiña más de negro y es el tratamiento al que somete a Lois Lane. Aquí Clark y Lois están casados, su padre los visita y Lois tiene arranques que resultan demasiado forzados. En su afán por querer mostrarnos a una mujer independiente y segura de sí misma que disfruta con su trabajo, se deja llevar en extremo por manifestaciones verbales muy poco creíbles. Tanto es así que al final Lois también llega a molestar.

Con todos estos ingredientes lo que tenemos es un cómic con un enorme concepto, que busca ser diferente, pero que se ahoga en cuanto a que no es capaz de mantener un nivel y ritmo adecuado a lo largo de toda la narración.

Se nota que estás leyendo un buen cómic, salvo cuando algo te dice que te estás dispersando y no sigues la historia con los cinco sentidos. No es que decepcione, porque no sería justo hablar en estos términos de la miniserie, pero sí que al final uno se queda con la sensación de que algo no está bien zurcido. Hemos visto desarrollarse un buen puñado de buenas ideas, que no cuajan y que generan ese sabor agridulce tan desagradable al leer un cómic. Si un cómic es bueno, genial, si es malo, también genial, al menos sabes a qué atenerte, pero cuando aparece un precario equilibrio entre lo bueno y lo malo, cuando dentro, en las tripas, sientes que el cómic es bueno pero no te lo ha demostrado, valorarlo resulta complicado.

También merecería la pena hablar del dibujo. Aquí McCloud no es el autor de los dibujos, pero si del plot de la historia. El que se encarga de rematar la parte gráfica es el dibujante Aluir Amancio que imprime un estilo semi cartoon con exceso de líneas que afean y ensucian el conjunto. Su trabajo no pasa de correcto en cuanto al estilo, siendo el punto fuerte la narración entre viñetas, pero eso es algo que McCloud ha definido previamente a la intervención de Amancio.

Mención aparte merecen las tres portadas dibujadas por Alex Ross, que son una delicia visual en todo su conjunto. Su Superman siempre impresiona por su majestuosidad.

En resumen un buen cómic, irregular en su conjunto, con partes brillantes, que dista mucho de estar a la altura de otros trabajo de McCloud. Difícilmente recomendable, con entusiasmo al menos, pero interesante por el enfoque y el tratamiento que se hace de Superman.