Grandes Autores de Vertigo: Bill Willingham – La Tesalíada y Otras Historias

 

Edición original:The Dreaming 55, The Sandman Presents:Merv Pumpkinhead:Agent of D.R.E.A.M., The Sandman Presents: Everything You Always Wanted to Know About Dreams…But Were Afraid to Ask,The Sandman Presents:The Thessaliad 1-4, The Sandman Presents:Thessaly:Witch for Hire 1-4, House of Mistery Halloween Annual 1.
Edición nacional/ España:ECC Ediciones.
Guión: Bill Willingham.
Dibujo:Adam Hughes, Albert Monteys, Bill Willingham, Daniel Torres, Duncan Fegredo, Jason Little, Kevin Nowlan, Linda Medley, Marc Laming, Mark Buckingham, Michael Kaluta, Paul Pope, Peter Gross, Phil Jimenez, Shawn McManus.
Entintado: John Stokes, Kevin Nowlan.
Color: Daniel Bozzo, Pamela Rambo, Jamison, Lee Loughridge.
Formato:Cartoné, 320 págs. A color.
Precio:30,50 euros.

 

Bajo el paraguas de Vertigo aparecieron series que, a día de hoy, son consideradas obras maestras del cómic. Si lanzáramos una encuesta al aire entre los aficionados y se preguntara por las obras que piensan han sido las más relevantes del sello adulto de DC, probablemente nos encontraríamos hablando de Sandman, Predicador, 100 Balas, Los Invisibles, Transmetropolitan, Hellblazer, Y, el último Hombre, Scalped y Fábulas. Se trata de obras cuya principal característica es que el equipo creativo se mantiene, más o menos, estable (con la excepción de Hellblazer que funcionaba a base de etapas y Sandman cuyo valedor era Gaiman) con el propósito de desarrollar una historia con un principio y un final definidos en el que hay un objetivo a alcanzar. Son obras personales, de hermosa factura, cuidada puesta en escena y desarrolladas por sus autores con elegancia, talento e inteligencia.

Los encargados de capitanear estos trabajos son escritores de la valía de Brian Azzarello, Neil Gaiman, Brian K. Vaungh, Warren Ellis, Gran Morrison, Jason Aaron, Peter Milligan, Jaime Delano, Garth Ennis y Bill Willingham.

Y es a este último a quien se le dedica un tomo de Grandes Autores Vertigo, que recopila algunos de sus trabajos en los que explora el onírico mundo de Sandman a través de sus personajes secundarios, para abrazar los sueños y la magia que estos encierran en su interior. ECC encarta en este tomo historias cortas, especiales y miniseries en los que Willingham toma el control del mundo más etéreo de Vertigo para hacernos llegar historias de todo tipo tanto por contenido como por calidad.

Si hubiera que resumir el conjunto del tomo de forma simple y clara, la mejor manera de hacerlo es que estamos frente a un conjunto de historias irregular, con ideas interesantes que no acaban de concretarse de forma clara, salpicado con chispas de genialidad que no logran deshacer la sensación de haber leído a un Willingham poco inspirado y muy alejado de lo demostrado en Fábulas. Lo cual genera un sentimiento de frustración por unas expectativas que no se cumplen en absoluto.

Encarar la reseña de este tomo exige desgajar cada historia, especial o miniserie a la hora de poder valorar más justamente si el resumen anterior se ajusta a la realidad o se ciñe estrictamente a la sensación de decepción que en conjunto esgrimen estas historias. Decepción que para nada tiene que ver con que el trabajo de Willingham no sea bueno, que lo es, pero no es todo lo bueno que debería ser siendo quien es y tratando los temas que trata. Lo cual nos lleva de nuevo a esas expectativas no satisfechas.

Willingham demuestra un interés inusitado por el personaje de Merv Pumpkinhead, al que usa a la menor ocasión posible, bien como el secundario que es, o asignándole todo el protagonismo en el especial en el que lo emplea a modo de agente especial con el que emular las aventuras de un James Bond en el mundo de los sueños. La verdad es que Merv funciona mejor cuando está como secundario que como actor principal y lo que aporta desde un segundo plano no es capaz de aportarlo cuando está en primera línea, siendo sus intervenciones menores las más atractivas y este cómic dedicado a su persona acaba por ser de lo más inestable de todo el tomo.

Donde Willingham muestra una enorme fortaleza es en los relatos cortos, como el que abre el tomo y que nos muestra a Danny Nod, un ayudante de biblioteca al que se le encarga recorrer el mundo de fantasía donde discurren todas las historias con el fin de recuperar los libros donde se narran las aventuras de sus pobladores. Un relato encantador por el doble uso que se hace de la narración dentro de la narración.

Pero si hay una historia corta en la que el guionista de verdad destaca es en una serie de relatos cortos en los que resuelve cuestiones relacionadas con los sueños a modo de guía o enciclopedia a la que recurrir cuando uno busca respuestas a preguntas del tipo: ¿Qué causa las pesadillas? O ¿Por qué hay tantos sueños de naturaleza sexual? O ¿Qué causa los sueños recurrentes?, por citar algunos ejemplos. Todo un despliegue de imaginación que logra arrancar incluso alguna sonrisa cómplice al revelarnos que se puede esconder tras estos acontecimientos que damos por sentado.

En el tomo también están incluidas las dos miniseries dedicadas a la Tesalia, siendo la primera mucho más interesante que la segunda, pero sin llegar a eclosionar ninguna de las dos como obras a tener en cuenta. Willingham se esfuerza demasiado, y se nota, por captar la esencia de Gaiman, quedándole un producto deslucido, carente de elegancia e incluso tedioso. El escritor da la sensación de no saber muy bien por qué camino nos quiere llevar y se limita a recorrer un sendero que cree oportuno ya que es lo que se espera de este tipo de personajes y miniseries. Unos trabajos llenos de altibajos que se olvidan tan pronto como uno termina de leerlos.

Estamos, por tanto, frente a un batido nutricional sin vitaminas que nos va a dejar indiferentes. Un tomo con poco valor añadido más que un par de historias que de verdad dejan ver una chispa de genialidad, de elegancia y de buen hacer, mientras que el resto es tan solo un conjunto de obras correctas, sin vida o personalidad suficiente como para captar nuestra atención.

Willingham está acompañado de excelentes dibujantes, como Shaw McManus (Fabulosas y Fábulas), Mark Buckingham (Muerte), Peter Gross (The Un written), Albert Monteys y Kevin Nowlan. Un elenco de grandes plumas que imprimen su sello a todas y cada uno de las historias en las que participan y que mantienen el nivel pese al flojo resultado global del trabajo de Willingham.

Una recopilación irregular que satisfacerá a muy pocos.