Grandes autores de Wonder Woman: John Byrne – El juicio de los dioses

John Byrne continua su etapa en Wonder Woman celebrando el decimo aniversario de la serie. Una obra personal, pero errática, del que fuera uno de los más grandes.

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Edición original: Wonder Woman núms. 113-124 USA, Wonder Woman Secret Files núm. 1 USA, Wonder Woman Annual núm. 6 USA.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión:Joan Weis, John Byrne, Ruth Morrison .
Dibujo:Ed Benes, Jill Thompson, John Byrne, Tom Palmer.
Entintado: John Byrne, Tom Palmer.
Color: Patricia Mulvihil.
Formato:Cartoné, 368 págs. A color.
Precio: 33,50 euros.

 

Continuando con la senda que empezó con el tomo recopilatorio titulado Segunda Génesis, ECC recupera más material inédito en España y nos trae la continuación del trabajo de John Byrne en Wonder Woman. Un tomo íntegramente con material nunca visto en el idioma de Cervantes, que muestra una clara mejoría respecto al anterior, pero que sigue dejando en evidencia a un Byrne incapaz de sorprendernos como sí lo hiciera en los años ochenta.

Todo fan de Byrne tiene claro el valor de este autor para la industria del cómic norteamericano. Nadie puede negar su influencia y peso, pero tal y como ya se comentó en la reseña de Segunda Génesis, aquí vamos a seguir viendo como lo que un día fue John Byrne se va disgregando, diluyéndose lentamente, entre las grietas que se forman en lo que antaño fue la sólida roca de granito sobre la que se alzaba este autor. Un pedestal que cruje y se deteriora a cada página, con leves destellos del genio que en su día fue Byrne. Destellos que no son capaces de ocultar los errores, los manierismos, los trucos de autor curtido en mil batallas… en una obra que le viene grande como autor completo.

Byrne continua su espiral de no dar espacio a la historia para poder respirar y concatena la acción de tal forma que las tramas se desarrollan sin descanso. Su experiencia le permite poder usar los huecos que el mismo se genera para que los personajes tengan un momento para la caracterización y la interacción entre ellos más allá de la consabida acción. Byrne cose todo con prólogos que nos introducen en nuevas tramas, que el lector que conoce a este autor sabe son el avance de lo que en un momento u otro acabará por llegar a la serie y afectar a su protagonista. Wonder Woman es un manual de uso de la forma de trabajar de un Byrne que no concibe que su estilo necesita de nuevas formas para resultar de nuevo fresco y nutritivo.

Sin embargo, entre todos estos errores hay momentos para el disfrute, siendo todos ellos los números unitarios en los que Byrne se contiene y nos cuenta una historia de un solo número. Esta contención ayuda a que la idea se desarrolle de forma adecuada y el tempo y estilo de conjunto acaban por resultar interesantes para el lector. Ejemplo de ello son los números 113 y 114, el primero dedicado a la nueva Wonder Girl y el segundo que se centra en Vanessa Kapatelis en una lucha interior contra una amenaza desconocida.

Byrne con esta serie parece estar coqueteando con la idea de ser escritor, ya que comienza sus historias con largos textos cargados de frases grandilocuentes, adjetivos rebuscados, vocabulario espeso, con el fin de introducirnos, de forma torpe, en la historia. Esta lectura inicial al principio de cada número resulta farragosa y muy artificial, demostrando que intenta hacer algo que está muy por encima de sus posibilidades. El talento de un buen guionista está en medir las palabras y resulta curioso que Byrne, con la experiencia atesorada, revierta a este vicio de principiante en el ocaso de su carrera.

No estamos hablando de los diálogos, Byrne siempre ha sido un autor de largos diálogos, largas exposiciones y largas explicaciones, no, nos referimos a su forma de introducir la acción que emula a Frank Miller en Sin City con un resultado más que mediocre. Byrne es fiel a su estilo, eso no se puede negar, lo que está bien, porque no sería honesto por su parte que nos encontramos a un Byrne totalmente diferente, lo que ocurre es que es tan fiel a si mismo que acaba por hacerse la zancadilla.

Byrne demostró posteriormente que seguía medianamente en forma en obras como Next Men (ya en su arco final) o Doomsday, que tienen ese aire fresco (sin ser ya el Byrne de antaño) en el que la historia se va desarrollando de tal forma que uno necesita seguir leyendo para ir desentrañando el misterio que parece estar siempre flotando sobre los protagonistas. En Wonder Woman no hay nada de esto y el misterio simplemente no existe y las aventuras de la amazona son simplonas y pasadas de moda. Algo que entra en conflicto con las declaraciones del autor cuando lo entrevistaron al anunciar que iba a regresar a DC y hacerse cargo de Wonder Woman. Sus palabras fueron: “WW es el último de los tres grandes que me quedaba por tocar, por lo que estoy muy ilusionado por ello. Mi enfoque va ser muy distinto del que desarrollé en Superman, y es que con Superman se trataba de hacerlo todo de nuevo, pero con Wonder Woman no es el caso y mi enfoque va a ser mucho más sutil con pequeños cambios respecto a lo que se ha estado haciendo hasta ahora con el personaje. Tengo muchísimas ideas.”

Unas declaraciones que mostraban un enorme entusiasmo, pero no se acaban de reflejar en el devenir de la serie.

Hay que señalar que en este tomo podemos encontrarnos el especial aniversario de la serie, el número 120, donde Byrne hace un recorrido rápido por la carrera de Diana desde que Perez la revitalizara tras Crisis en Tierras Infinitas. Pero de este especial lo más destacable es la historia que firma Ruth Morrison, dibujada por Jill Thompson, que sirve como nexo entre la etapa de Byrne y la de Messner-Loeb, que se centra en la despedida de Diana de sus dos más queridas amigas, Julia y Vanesa. Una historia sin acción, pero que se clava dentro cuando uno se mete en los sentimientos que Morrison desarrolla, mostrándonos a una Diana cercana y amigable, que descubrirá en su llegada a Gateway City que lo que tanto predica, sin que parezca que nadie escucha, sí está haciendo efecto donde más debe hacerlo.

Byrne nos trae un segundo tomo lleno de claros y oscuros, que se lee con cierta pereza, se disfruta de forma dispar y que poco o nada aporta a la mitología propia del personaje como tal. El lector no sabe exactamente cuál es el cometido de Diana en el mundo, o que motivación tiene para seguir luchando por lo que cree. Los acontecimientos empujan a la acción y el resto es simplemente una caída libre. Una caída que ni siquiera nos lleva a algún sitio. Toda una lástima, le verdad

  Edición original: Wonder Woman núms. 113-124 USA, Wonder Woman Secret Files núm. 1 USA, Wonder Woman Annual núm. 6 USA. Edición nacional/ España: ECC Ediciones. Guión:Joan Weis, John Byrne, Ruth Morrison . Dibujo:Ed Benes, Jill Thompson, John Byrne, Tom Palmer. Entintado: John Byrne, Tom Palmer. Color: Patricia Mulvihil. Formato:Cartoné,…
Guion - 5.5
Dibujo - 7
Interés - 6

6.2

Irregular

Una obra donde los destellos erráticos de uno de los más grandes de la industria del cómic americano, no logran que la serie remonte lo suficiente como para adquirir verdadero valor para el lector.

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Almenglo
Almenglo
Lector
7 octubre, 2017 23:07

Lo mismo que senti yo al leer este tomo. Disfrute muchisimo del primer tomo y hasta pregunte a ECC por el siguiente pensando que seria trimestral,pero no. Asi que cuando salio me lance a por el.
Y como dices,se deja leer,hay accion y mucha y no paran de pasar cosas,pero a la vez,la lectura se hace densa,torpe,Diana no es una protagonista a la que cojas cariño o simpatia,nose,lo de ese nuevo heroe que le ayuda es un poco tonto,y bueno incluso los enemigos estan un poco por debajo,con esos «dioses egipcios» y demas.
Pero sigue siendo Byrne,y algunas de sus paginas son maravillosas,eso si.