El buen terror es como el buen vino
«Me siento mal… muy mal… noto que… me estoy muriendo…»
Como digo en el título, el buen terror es como buen el vino, que pasan por las fases del joven, crianza, reserva y por último gran reserva. Como siempre ocurre con cualquier género narrativo, no hay un solo tipo de terror. Lo hay más amargo, más pausado, más universal, más angustioso y un largo etc. Es extremadamente difícil lograr una auténtica calidad en el ámbito del terror, que al igual que le sucede a la comedia, o funciona o no lo hace; no hay término medio. Para sumergirse en este género un autor debe conocerse bien, tanto sus virtudes como sus debilidades. Por eso es que muchos grandes autores de cómics decidieron, con mucho atino, adaptar algunas grandes obras incontestables de los colosos del género y hacerlas suyas, sin traicionar el espíritu original, pero logrando algo genuino tras pasar por sus manos. ¿Este será el caso? Antes de descubrirlo hablemos de su autor.
Joan Boix nació en Badalona el 24 de junio de 1945. Hijo de unos padres que regentaban una tienda de tejidos, empezó bien joven a dibujar en el mostrador sus historias, basadas en las que leía de El capitán trueno y en general de cualquier tebeo que caía en sus manos. A los 15 años su padre le llevó a la redacción de Bruguera donde, al ver su inminente calidad, tardaron un año en concederle la posibilidad de publicar su primer trabajo, Un muchacho tímido. Tras eso hizo todo tipo de colaboraciones como ilustraciones, hasta entrar en la editorial Toray, donde al ver que su estilo no coincidía con el canon que marcaba Boixcar, optaron por ponerle a ilustrar cuentos juveniles y de corte romántico, participando en colecciones como Azucena, Serenata, Rosas blancas, Lily, Babette o Celia, entre otras.
En el año 1968 dibuja para la editorial Galaor su primera obra de autor completo en la colección Batallas decisivas, La tierra del futuro. Pero es en los años 70, con la llegada de las tendencias de Norteamérica que optaban por explotar los relatos de terror, Boix comienza a trabajar con las revistas como Dossier negro, S.O.S., Creepy, Morbo o Terror gráfico entre otras, y donde crearía un legado cuya etapa terminaría en 1985 con la publicación del relato La maldición del amuleto para Creepy núm. 73, y que encabeza esta antología. Durante su carrera Boix trabajaría para las grandes revistas del género de ciencia ficción como 1984, Zona84 o Tótem, como para colecciones míticas entre las que se destacan The Phantom o su querida e iniciática El capitán trueno.
Antología de altura
En este volumen que reedita toda la obra de Boix en las revistas de corte de terror, brevemente reseñada con anterioridad en su primera edición aquí, se nos presenta una antología de 20 relatos cortos que mezclan adaptaciones de grandes autores literarios, con otros de cosecha propia. Tenemos, en orden de aparición:
–La maldición del amuleto, basado en el relato El sabueso de H. P. Lovecraft.
–El insecto, basado en la novela corta La metamorfosis de Franz Kafka.
–Réquiem para una figura, de creación propia.
–Plateada como la Luna, inspirado en el relato La chica de Marte, de Robert Block.
–Penny, de creación propia.
–Hamil Ali, de Esmirna, inspirado en el relato El caso de Lady Sannox de Arthur Conan Doyle.
–El testamento del Sr. Morrys, de creación propia.
–El solterón, de creación propia.
–La cruz de los atormentados, inspirado en La leyenda del Diablo de Gustavo Adolfo Bécquer.
–El estúpido humano, de creación propia.
–El mal, de creación propia.
–La fobia, basado en el relato El perro de Hudson Irish.
–La última especie, de creación propia.
–El niño y el ahorcado, basado en un fragmento de la obra El hombre que ríe de Víctor Hugo.
–Fronteras, de creación propia.
–La cautiva de Zork, de creación propia.
–¿Qué era aquello?, inspirado en el relato homónimo de Fitz-James O`Brien.
–Un muro bien hecho puede salvar una vida, sobre una idea de Juan Puche.
–La boda de Monique Egan, de creación propia.
–El caso del señor Valdemar, adaptando el cuento de Edgar Allan Poe.
Muchos de los autores que adaptó durante varios años para las diferentes revistas de terror, son mundialmente conocidos. Eso dota al volumen de una calidad al menos en lo que a varias de las historias se refiere, muy evidente. Como sucede en estos casos donde se recopilan muchos relatos cortos que un autor pensó por separado y que tienen su propia entidad, sin estar pensados para funcionar en conjunto, pues el ritmo global no es constante, al igual que su calidad. Sin embargo, hay verdaderas joyas en esta recopilación, y no todas pertenecen a los titanes adaptados.
Una de las cosas que llaman la atención es que los relatos escritos y dibujados por el propio Joan Boix tienen, en su mayoría, una calidad que no tiene nada que envidiar a los relatos que adapta. Por ejemplo en el caso de Réquiem para una figura, el autor logra un ambiente opresivo muy similar al que podemos encontrarnos en un relato de Kafka, o en El estúpido humano, advertimos una soledad y una visión del ser humano digna de medirse con los grandes relatos que acompaña. Hay que admitir que el autor, en ocasiones, se pasaba de pretencioso, como en el caso de El mal, que parece intentar alcanzar un nivel de abstracción y profundidad de un filósofo clásico, y que, como es evidente, se queda lejos de lograrlo; o que, como le sucede en El solterón, peca de unas premisas algo anacrónicas. También hay hueco en estos relatos para las tradicionales historias de ciencia ficción apocalíptica que tanto gustaban en aquella época, o para las clásicas premisas de lobos antropomórficos y vampiros, como lo hay para las figuras sensuales con las consiguientes reflexiones al respecto.
Y sin poder ser de otra manera, es imposible olvidarnos de los titanes adaptados. Destacar dos de las historias que creo que logran tocar la cima de este volumen (junto con Réquiem para una figura), por motivos diferentes. En primer lugar tenemos El insecto, que adapta la obra La metamorfosis de Kafka. En este relato, podemos constatar que cuando un autor hace suya una obra ajena y la convierte en una historia genuina sin corromper su espíritu, puede lograr un producto de una calidad comparable a la original (en este caso, pese a todo, salvemos las distancias). Su implicación en la historia, haciéndola propia, junto a ese final (que a mí me alucinó y mucho), consigue posicionar al relato como parte de lo mejor en este volumen. En segundo lugar tenemos La fobia, que adapta el relato El perro de Hudson Irish. En este caso la historia es fiel al relato, otorgándole algún añadido pero nada especialmente destacable en el guion. Lo que realmente hace de este relato ser merecedor de compartir la cima junto a los otros dos elegidos, es el tratamiento que hace el autor con respecto al dibujo, que le otorga una atmosfera que se hace la protagonista de la historia, y que sin duda eleva el relato original a una altura mayor.
Esto nos da pie para entrar a hablar de aquello que hace que este volumen pueda considerarse una unidad; el incontestable dibujo de Boix. En estas páginas se nos presenta un dibujo que podríamos dividir en dos categorías. En la primera encontraremos un trazo clásico, detallado, y que llena la página con viñetas enormes, de fondos trabajados con un rallado que otorga mucha fuerza y volumen al conjunto. En la segunda hallaremos un estilo más sugestivo, en el que las sombras puras y los blancos absolutos cogen entidad de personaje, logrando que los relatos se conviertan en algo más que aquello que narra la historia. En ambos casos las expresiones de los personajes son muy evocadoras, y nos trasladan a la perfección diferentes sensaciones con leves cambios en sus rostros. Sin ninguna duda el apartado gráfico es, junto a los colosos que adapta el autor, el gran atractivo del volumen, y como era de esperar, no decepciona en ese sentido.
La edición de Aleta es muy acertada, con un gramaje de página grueso, y que junto a los relatos, nos ofrece una introducción y un cierre con un texto biográfico del autor realizado por Antoni Ariguita.
Concluyendo, nos encontramos ante una antología de relatos de terror muy digna, que más allá de reunir adaptaciones de grandes autores, pone en relieve el magnífico arte de Joan Boix, y nos muestra que la adaptación puede hacerse sin perder la autoría. Un recopilatorio que sin duda hará las delicias de los amantes de terror.
Lo mejor
• El dibujo unificador de la obra, que en algunos relatos eleva la obra original a un nivel superior de sugestión.
• Los relatos El insecto, Réquiem para una figura y La fobia, que son verdaderas obras maestras.
Lo peor
• El título de la obra, heredera de su primera edición, que deja el volumen como una recopilación muy impersonal.
Guión - 8
Dibujo - 8.5
Interés - 8
8.2
Con esta antología de relatos de terror podrán disfrutar tanto los amantes del cómic más clásico, como aquellos nuevos lectores afines al género. Con un arte que va desde el detalle clásico hasta la sugestión de las sombras, Boix deleita con su buen hacer.
Reconozco que no conocía la obra de Joan Boix, no había leído nada suyo. Cuando leí la reseña me atrajo mucho y me compré el tomo.
La verdad que me ha encantado, gracias por ayudarme a dejar de estar perdiéndome a este pedazo de artista.
Gracias a ti por el comentario. Es de mucho agrado el que, por una reseña nuestra, alguien descubra un tesoro que podría haber dejado pasar.
¡Un saludo! Seguiremos en la brecha.