Edición nacional / España: Mayo 2013, Astiberri.
Edición original: Octubre 2009, Jonathan Cape (UK), Dark Horse Comics (USA).
Autor: Bryan Talbot
Formato: 104 páginas a color editadas en cartoné.
Precio: 16 €.
Bryan Talbot ha llegado a un punto de su carrera en el que puede embarcarse en los proyectos que le vienen en gana. Y después del tocho –por redundante y aburrido- de Alicia en Sunderland, salta hacia su contrapartida absoluta: un divertimento folletinesco, una pieza que es algarabía pura para los amantes de las ucronías. Así, quizá como homenaje a Doyle, o tomando como punto de partida la novela detectivesca de finales del XIX, Talbot se embarca en una aventura que hará las delicias de los seguidores del policíaco decimonónico. Pero dándole la vuelta a la tuerca de rigor, Talbot se atreve a ir más allá y sitúa la trama de misterio victoriano en una Francia particular, protagonizado por animales antropomorfos, donde Napoleón ganó la guerra, Gran Bretaña fue anexionada al imperio y los ingleses se han convertido en una raza a punto de desaparecer después de más de cien años de dominación. En este entorno, y con unos brochazos de buen steampunk, Talbot ofrece la que puede ser quizá su obra más accesible hasta el momento. Aún dejándose llevar por estas elecciones narrativas y estéticas tan particulares y tan poco extendidas. Y es que no vamos a engañar a nadie ahora diciendo que el gran público está acostumbrado al citado género de las máquinas imposibles a latón y vapor.
Como peces en el agua logra Talbot mover a sus animales parlantes entre clichés del XIX, con referencias estéticas al Art Nouveau o con cameos sui generis de Sarah Bernhardt o del todo imposibles como el del terrier Milú o del mismísimo Spirou. Un pastiche, desde luego, pero sorprendentemente centrado en el discurrir de la trama, como las mejores obras de Talbot, igual que en su estupenda Historia de una Rata Mala. Así, esta primera aventura del tejón detective LeBrock desgrana lo mejor del género, en un batiburrillo de estereotipos que en vez de agotar por su aparente falta de originalidad, entretienen entre otras muchas cosas por el riesgo tomado en la mezcla. ¿Recuerdas el anime de los Estudios Ghibli protagonizado por un Sherlock Holmes perruno? Pues esto es algo similar, pero con más dosis de sexo y violencia, con villanos más temibles y tramas más enrevesadas. Además, Talbot aprovecha para hacer una denuncia clara de los tejemanejes de los políticos, de los peligros de la ultraderecha, de las malas intenciones de los grupos de poder e incluso de las artimañas mediáticas y gubernamentales del 11-S. Sí, has leído bien, del 11-S. En medio de un tebeo que aparentemente es un divertimento estilizado.
El steampunk, ese subgénero tan mal utilizado por el cine y que está aún falto de esa gran obra literaria que le dé la enjundia de otros subgéneros fantásticos de mayor calado como el cyberpunk, por poner un ejemplo rápido, florece por las páginas de Grandville dotándole de una mayor personalidad, con sus autómatas a teclas, los sempiternos dirigibles o los chorros de gas inundando las viñetas. Pero Grandville no es víctima del género en el que se enmarca, sino que usa sus elementos característicos sin caer en la trampa de dejarse apabullar por ellos. Existe cierto nivel de sentido de la maravilla respecto a la tecnología estrafalaria del steampunk, pero la narración no se sustenta en ella, la acompaña, pero no busca epatar con cada nuevo artilugio, con cada nueva aportación del atrezzo, como pecan algunas de las obras del género. Talbot está más preocupado en cincelar a su protagonista y desentrañar su misterio que en el entorno que le viste. Y presta más atención a la ucronía que a los cachivaches, lo que es de agradecer. Y es que este LeBrock es un soplo de aire fresco entre tanto detective tirillas. Es un tejón halterofílico, que no duda en usar sus tremendos puños para acabar con sus enemigos o que no tiene reparos en la tortura como fuente de conocimientos. Desde luego, no es un estirado sabelotodo, sino un tipo preparado para dar rienda suelta a su poder físico, como el más versado personaje de un actioner de los ochenta. Así que bravo por Talbot, ya que aleja a su protagonista de los cánones marcados por Arthur Conan Doyle o Gaston Leroux, acercando a LeBrock a una vertiente casi grindhouse del género, con un protagonista que disfruta tanto del uso de su intelecto como del de sus puños.
Por si fuera poco, Talbot, centrado en crear un producto entretenido, preña las páginas de secuencias de acción. No en vano, semejante protagonista exige un meneo a la par de sus espaldas. Ahí es cuando el británico se explaya componiendo alguna de las mejores viñetas de su carrera, huyendo del estatismo que sufría en alguna de sus publicaciones pretéritas, en favor ahora de un dinamismo estilizado y eficaz, que logra momentos de tensión dignas del mejor tebeo de acción, con máquinas que rompen las líneas cinéticas de rigor en rítmicas huidas, o peleas donde los golpes parecen doler de veras. Vamos, Bryan Talbot con anabolizantes, lo que no deja de ser sorprendente.
Es una alegría saber que faltan dos volúmenes de Grandville por publicar en España, con un tercero anunciado y en camino ya en la Gran Bretaña, lo que certifica que aún queda LeBrock para rato. Estupendo, ya que este volumen deja con ganas de más raciones.
Le tengo ganas desde que se anunció. Cae 100% seguro.
Y eh: a mí alicia en sunderland me moló, aunque entiendo que su público es reducidísimo porque es más rara que un Pedro verde a lomos de una virgen de plástico voladora.
Dicho lo cual: ¡¡¡reedición de luther arkwright ya, coño!!!
No está nada mal, aunque inevitablemente a Talbot se le nota un poco la edad en algunas páginas. Pocas, eso sí. En el resto sigue siendo el de siempre. En Grandville se muestra un mundo atrayente que definitivamente deja con ganas de más (aún más sabiendo que el tercer volumen ha sido nominado al Hugo).
Por cierto, sobre Luther Arkwright. ¿Qué pasa con esto? Que Las Aventuras de LA y El Corazón del Imperio no estén reeditados hasta la nausea debería ser delito. Son comics a la altura de lo mejor de Moore y Morrison sin ningún tipo de problema. Los míos están destrozados de tantas relecturas.
Posiblemente el cómic al que más ganas le tengo de todo lo que va de año. Y eso que lo de personajes animales antropomórficos nunca me ha gustado! Y la reseña no ha hecho más que alimentarlas. Creo que me paso a mediodía por la tienda que hay al lado de mi trabajo para comprarlo.
Y apoyo la reivindicación del trípode marciano sobre una reedición de su Luther Arkwright YA, coño!!!
Luther Arkwright lo tengo en grapas originales y aunque me gustó, resultaba durillo de leer (en muchos casos, sencillamente por el tamaño diminuto de letra, aunque la densidad de los textos también iba en mi contra). La verdad es que Heart of Empire, que también tengo en grapas, resulta mucho más «accesible» que esta primera parte de la trilogía que nunca llegó a ser tal.
Confieso con gran verguenza que sólo he leído de este señor La historia de una rata mala. Así que me sumo a petición de que se reediten sus clasicazos.
Gran reseña Raul, aciertas en mostrar las bondades de esta obra de forma exacta.
Lo mejor de todo es tener Mon Amour a la venta a finales de Junio, con lo que la espera es minima.
Lo compre la semana pasada y es una pequeña maravilla. Ademas, la edicion esta muy cuidada y el precio resulta razonable. Contando el descuento del librero, lo comparas con Amazon y sale poco mas caro y en español.
Muy recomendable.
«Por cierto, sobre Luther Arkwright. ¿Qué pasa con esto? Que Las Aventuras de LA y El Corazón del Imperio no estén reeditados hasta la nausea debería ser delito. Son comics a la altura de lo mejor de Moore y Morrison sin ningún tipo de problema. Los míos están destrozados de tantas relecturas.»
Gracias a ROB! no estoy solo en el mundo. A la mayor parte de la peña le dices «Luther Arkwright» y te miran con cara de moco. Es lo que dice Tiegel: no es ya que sean buenos tebeos, es que están a la altura de cosas mil veces reverenciadas y unánimemente consideradas «clásicos».
Yo una vez presté El Corazón del Imperio… y nunca más se supo. Maldigo mi puta estampa. Desde entonces, solamente dejo comics a gente a la que sé que puedo partirle las piernas cualquier día sin problema.
A mí me levantan El Corazón del Imperio y…
http://25.media.tumblr.com/tumblr_lgj699bV9S1qbno3ao1_500.jpg
¿Qué haces cuando estás un 80%-90% seguro de que se lo has prestado a Ese Tipo, pero el pavo jura y perjura que no sabes de qué coño le hablas, que te lo devolvió y que ni siquiera le gustó mucho? ¿Esperas a que se pire de vacaciones para registrar su casa? ¿Le das una paliza nazi a pesar de que te saque dos cabezas y haga esgrima con espadones medievales? ¿Llamas a la mafia del pañal para que asesine retrasados delante de su puerta hasta que confiese?
A mí un colega que también se llevaba comics míos y que tardaba meses e incluso años en devolvérmelos (evidentemente se los tenía que pedir un montón de veces) llegó al inevitable momento del «no, no, eso ya te lo devolví». Al principio me jodió mucho (no era un comic que me matara especialmente pero era mi comic que no me mataba especialmente) pero al final me di cuenta de que ya tenía disculpa para no volver a prestarle nada en la vida, cosa que he hecho desde entonces. De mi casa no ha vuelto a salir prestado ni un miserable Youngblood (los Youngblood sólo salieron para ir a la tienda de 2ª mano).
Al final es tan sencillo como que alguien que se ha molestado en conseguir un comic, lo ha leído al menos una vez y lo ha prestado a regañadientes (no nos engañemos, suele ser a regañadientes) sabe mejor que nadie dónde está ese comic y quién lo tiene que alguien que simplemente lo ha cogido prestado.
Ya lo dijo otro colega muy acertadamente: «los libros, las pelis y los comics son muy orgullosos, cuando se van de casa ya no vuelven»
El que quiera leer alguno de mis tebeos que se venga a casa y se lo lea en el salón. Si quiere algo prestado que vaya a la biblioteca o se lo pague. Joderyá.
¡Eso! ¿Qué coño somos? ¿¿Comunistas??
Mr. X, conociendo un poco sus gustos, muchos de los cuales comparto, no dude en pillarse los cómics que han dicho Spitnik y Tiegel (Las aventuras de Luther Arkwright y El corazón del Imperio, especialmente para mi gusto este último) si los encuentra por ahí…
http://www.planetacomic.net/comics_listado.aspx?cat=3090
Mr X, si encuentra esos cómics «por ahí» y los compra no me lo diga para que no me muera de puta envidia. En mi experiencia, descatalogadérrimo.
Pero mi querido Trípode Marciano, en el enlace aparecen como disponibles los dos primeros tomos de El Corazón… Que vale que es una putada que falté el último, pero que de una tacada te pillas los dos primeros
El Corazón del Imperio suelto puede entenderse por sí solo más o menos sin problemas (quizá lo más complejo sea el asunto de los paralelos y los personajes de 00:00:00, que se dan por conocidos, aparte de que se destripan muchos acontecimientos de Las Aventuras), pero si también te has leído Las Aventuras de LA la cosa se disfruta mucho más. En Las Aventuras Talbot está más desatado, en El Corazón más contenido pero no por ello menos impactante. No sé, igual sí es conveniente leerse las dos historias en orden cronológico, aunque se entiendan por separado.
Eso sí, yo vi algo de Talbot por primera vez en un anual de Hellblazer y el primer guión suyo que leí fue en Las Aventuras. Desde entonces, si me dices que saca una historia protagonizada por animales antropomorfos en una época pseudovictoriana, que son dos de las cosas de las que más huyo, compro sin dudar. Se ha ganado el crédito.
Yo tampoco he leído más cosas de Talbot fuera de Historia de una Rata Mala. Y tampoco (con excepciones, claro) soy muy amigo de las historias con animales antropomórficos. Pero entre la reseña y los comentarios me está picando la curiosidad, así que, como mínimo, le echaré un ojo.
Y a Luther Arkwright no le hice mucho caso cuando salió. Y, a juzgar por lo que decís, seguramente me haya equivocado.
«Pero mi querido Trípode Marciano, en el enlace aparecen como disponibles los dos primeros tomos de El Corazón… Que vale que es una putada que falté el último, pero que de una tacada te pillas los dos primeros»
Pos eso: que la obra completa (no tiene sentido tener solo los primeros tomos, a menos que te guste sufrir), nanay de la china. Con todo, me asombra que tengan todavía los dos primeros tomos. Hace ya años de esa edición (¿ocho? ¿nueve?), y por mucho que pregunto en ningún lado saben nada de ella. Vanished as Houdini.
Y… nada. Eso: que lo reediten todo. A Talbot parece que solamente le sacan las obras nuevas y luego las ignoran cuando se acaba la tirada. Reeditamos en tomacos caro el John Sabre Freelance o Grimjack porque son «clásicos», pero esta pasada de tebeos. Y los fans nos lo perdemos, y los no-fans no tienen ni la oportunidad de conocerlos. Tch.
«El Corazón del Imperio suelto puede entenderse por sí solo más o menos sin problemas (quizá lo más complejo sea el asunto de los paralelos y los personajes de 00:00:00, que se dan por conocidos, aparte de que se destripan muchos acontecimientos de Las Aventuras)»
Me leí Las Aventuras de Luther Arkwright después de El Corazón del Imperio, y sin puto fallo. Lo cierto es que se entiende perfectamente: Talbot es lo suficientemente buen narrador para exponer sin ser expositivo, y los apéndices (muy amenos, al menos para mí) terminaban de explicar ciertas cosas. Además, El Corazón del Imperio tenía ese punto de «no te estoy contando cosas a propósito, pero sí dándotelas a entender» que a mí parecer daba un punto de profundidad histórica ficticia muy interesante a la obra.
«Y a Luther Arkwright no le hice mucho caso cuando salió. Y, a juzgar por lo que decís, seguramente me haya equivocado.»
Yep.
Atiende solamente este concepto, que es una chorrada metida en medio de la obra, pero da a entender cómo va la cosa en estos tebeos:
El paralelo 00:00:00 es una Tierra Paralela en la que no hubo Edad Media, de forma que la raza humana no vivió esos siglos oscuros y la civilización avanzó más rápido que en el resto de paralelos dimensionales (como por ejemplo el nuestro, o la tierra paralela en que el Imperio Británico no llegó a caer y los Estados Unidos son todavía unas Colonias de base agraria). Así, la Teoría de la Relatividad fue formulada alrededor del Siglo XV, la cura contra el cáncer cerca del XVI, y en el Siglo XX todo rastro de superstición religiosa había sido erradicado hasta el punto de que «hijo de cura» había sustituído «hijoputa» como insulto corriente.
«Sputnik
ha comentado el 29 mayo, 2013 a las 22:47h
Mr X, si encuentra esos cómics “por ahí” y los compra no me lo diga para que no me muera de puta envidia. En mi experiencia, descatalogadérrimo.»
Encontrar, los encontré rápido… en cbr y cbz. Así que si, a esperar reedición 🙁
Pues espera, espera… a menos que se pase un gentilhombre de Astiberri-o-similar por aquí y diga «¡oh, idea!», la verdad es que no tiene traza ninguna…
Yo también me leí primero El Corazón que Las Aventuras y se pillaba todo, pero me rayaba con quién coño era esa gente de 00:00:00. Y Luther Arkwright tenía como un halo de leyenda por eso de estar desaparecido y tal que molaba bastante. Pero vamos, que leyéndolo en el orden correcto te enteras de todo mucho más. Qué bueno es el jodío Talbot.
Reedición ya, hijos de cura!!