Regreso al pasado… o al presente
El verde regresa y lo hace con el arco y el carcaj lleno de flechas, gracias a la nueva iniciativa de DC Comics, la denominada Amanecer de DC. En ella se decidió dar una nueva oportunidad a Oliver Queen, alias, Green Arrow, alias Flecha Verde, el arquero esmeralda, de la mano de un viejo conocido de los aficionados al Universo DC, Joshua Williamson.
Es motivo de alegría que dicha serie llegue a nuestras tierras dado el actual escenario de publicaciones, pero lo hace en forma de tomo, con seis números USA, y cuya principal pega, antes de ver que nos ofrece el guionista de Flash, es que se trata de una serie absolutamente enlazada a los acontecimientos narrados en Crisis Oscura, que acabó en nuestro país hace ya casi diez meses. Por tanto, se sugiere relectura o quedarse con las frases de promoción del tomo en el que se indica que Green Arrow no regresó con la Liga de la Justicia y nadie sabe dónde se encuentra.
Y esa es la premisa, el punto de arranque de Williamson, contarnos ese particular periplo y construir lo que deberían ser las bases de esta nueva serie donde la familia Arrow va a tener un peso muy relevante.
Si hubiera que dejar unas líneas que den una idea de lo que se narra en estos primeros seis números, el concepto central es el de la búsqueda de Green Arrow por parte de Roy Harper y Dinah Lance, mientras el arquero verde lidia con su propio peregrinaje espacio temporal. Si, así es, Williamson construye dos tramas en paralelo, una más terrenal, con Amanda Waller como epicentro, mientras que el resto de la familia, Liam, Connor y el propio Oliver, deambulan por distintos escenarios en busca del camino de vuelta a su momento temporal.
Aquí nos enfrentamos a un primer problema argumental. Williamson lo sabe y para ello se ocupa de narrar en las primeras páginas una especie de resumen ultrarrápido a la hora de posicionar al lector. Unas pinceladas y nos cuenta el origen del personaje y su particular historia, para lazarse de lleno a poner a Oliver en una situación en la que no acaba de funcionar. Ver a un personaje tan humano como Oliver, tan terrenal, tan urbano, en una situación que linda con la ciencia ficción hace que resulte todo un rechinar de dientes. Es como sucede desde hace tiempo con Batman, que vive aventuras muy alejadas de las calles, lo que para muchos puede resultar toda una traición a los elementos claves que define el arquetipo de este tipo de personajes tan anclados a la tradición de ser vigilantes urbanos enfrentados a problemas cercanos a la propia vida real.
A todo este se suma que Williamson esta más pendiente del guiño, del homenaje a la propia historia de Oliver que a la propia historia que desea contarnos, que retuerce para poder albergar esos elementos. Unos elementos que sí, que resultan atractivos, pero que no pueden sostener por sí mismos la historia, que acaba por resultar monótona y poco interesante. Y esto no es sino una forma de enmascarar una trama simplona que pretende ser más de lo que es en realidad, jugando con conceptos que conforman un todo heterogéneo donde nada acaba de parecer funcionar.
¿Y qué ocurre con la otra trama? Pues que fluye de manera anodina y tramposa, para avanzar sin que haya una verdadera investigación, uniendo a más personajes a la misma, con el objetivo de ser lo que de paso al nuevo arco argumental de la serie. Hay potencial, pero Williamson opta por desecharlo de un plumazo para apostar todo al ganador, Oliver.
Por tanto, todo este circo no es sino un conjunto de tramas que se muestran descompensadas en su fondo y forma, donde Williamson demuestra que apenas comprende las bases de lo que representa Green Arrow. Es cierto que tenía la obligación de cerrar los acontecimientos de Crisis Oscura, pero hay formas más elegantes, sinceras, interesantes y potentes de hacer volver a un personaje de la muerte… y sino que le pregunten a Kevin Smith. Y es que aquí uno no deja de sentir que está leyendo una historia que recicla viejas tramas ya vistas antes en otras “resurrecciones”, con el único acierto claro de hacer un sincero regreso a la matriz central que define a Oliver Queen, su familia.
En el apartado artístico nos encontramos con Sean Izaakse (al que los lectores de DC pueden recordar el número 0 de Los Caballeros Oscuros de Acero), realizando un trabajo correcto, pero para nada rompedor o suficiente como para destacar de manera notable. Su trazo fluctúa entre páginas de elegante factura, incluso espectaculares, a otras con claros errores narrativos, de composición y acabados pobres y toscos. Este ir y venir en su plasmación gráfica de los acontecimientos no ayuda en absoluto a mejorar el conjunto visual de la obra.
En los números 5 y 6 aparece un viejo conocido del arquero, Phil Hester, que ya trabajó con él en el mítico arco, Carcaj, donde hace gala de su característico estilo geométrico, de línea recta extrema, donde se percibe una mejora palpable en la narrativa. Y eso que tan solo se encarga de unas pocas páginas, algo que se debe a lo narrado en ellas, por aquello de hacer un guiño al pasado.
Este contraste entre los dos dibujantes no acaba de aportar valor y resta más que suma. Lejos quedan los tiempos en los que, por ejemplo, Joe Staton, estaba en la serie de Green Lantern a las órdenes de Steve Englehart, y adaptaba su estilo para simular el de otros dibujantes cuando la trama exigía realizar varios ejercicios de recuerdo del pasado de Hal Jordan.
En resumen, un tomo con demasiadas aspiraciones, donde la épica se diluye de forma progresiva, para revelar que mucho debe cambiar en los próximos números Williamson si de verdad desea ser capaz de aportar valor al personaje. Un trabajo que cumple con su objetivo, pero que no logra apasionar, ni será recordado en el tiempo, por muchas aspiraciones que pueda fingir tener, para dar paso a algo que esperamos sea mejor.
Lo mejor
• Que tengamos de nuevo al arquero en las tiendas tras tanto tiempo.
• Alguno de los guiños de la trama.
Lo peor
• El retraso de ECC en publicar estas series.
• La inconsistente que se siente toda la trama.
Guion - 6
Dibujo - 6
Interés - 6
6
Sin alma.
Un inicio de serie irregular, con un Oliver demasiado desconectado de la realidad, que necesita urgentemente que lo devuelvan a las calles a patrullar y a enfrentarse a los problemas reales del mundo.
Lo siento por Oliver, que siempre le he tenido cariño, pero por lo que he cotilleado me da la impresión de que esta serie no va sobre él, sino sobre cualquier otra cosa que le rodea (consecuencias de Crisis Oscura, los secundarios que le han acompañado, Amanda Waller y sus movidas…). Así que paso, no me interesa.