GREEN LANTERN ESPECIAL, de Geoff Johns y VV.AA.

 

Edición original: Green Lantern: Secret Files and Origins 2005, y Green Lantern vol. 4 #1-9; DC Comics.
Edición España: Green Lantern Especial #1-5 (diciembre de 2006 / abril de 2007); Planeta DeAgostini Cómics.
Guión: Geoff Johns.
Dibujo: Darwyn Cooke, Carlos Pacheco, Ethan Van Sciver y Simone Biachi.
Entintado: Darwyn Cooke, Ethan Van Sciver, Simone Bianchi, Jesus Merino y Prentins Rollins.
Color: Dave Stewart, Moose Bauman y Nathan Eyring.
Formato: serie mensual de 64/48 págs.
Precio: 3,50 y 2,95 €.

 

En muy poco tiempo, el estatus de los Green Lantern dentro del Universo DC ha variado de forma radical: de secundarios de lujo a pilar sobre el que cimentar gran parte de los eventos presentes y futuros de la editorial. Puestos a buscar un “culpable”, gran parte de la responsabilidad debe recaer sobre los hombros de Geoff Johns, quien en los últimos años ha venido desempeñando el papel de gran arquitecto de la “Distinguida Competencia”, junto a Grant Morrison y Mark Waid. En 2004, el omnipresente guionista obtuvo el visto bueno de los editores para ceder ante el clamor popular y, de una vez por todas, mediante una miniserie titulada Green Lantern: Renacimiento, recuperar a Hal Jordan de entre los muertos, dejando a un lado el manto de El Espectro, o Espíritu de la Venganza, para volver a lucir el anillo que nunca debió abandonar. La ambiciosa empresa arrojó resultados notables, tanto en el apartado argumental como en el gráfico, donde brillaron los lápices Ethan Van Sciver, quien firmó uno de los mejores trabajos de su carrera. Pero una vez logrado lo más difícil (narrar el regreso de Jordan de forma coherente, original y consecuente con décadas de historia), se planteó un reto no menos intimidatorio: relanzar la serie regular del personaje, con la responsabilidad y dificultad añadida de rebasar, o al menos alcanzar, el altísimo listón establecido con Renacimiento.

Pese a que Kyle Rayner, John Stewart y Guy Gardner han estado a la altura del por muchos considerado como el más carismático guardián del sector 2814, a buen seguro que la vieja guardia de lectores DC echaban en falta la presencia continuada de Hal Jordan como portador del poderoso anillo. Esta circunstancia fue manejada por la editorial con extremo cuidado, pues conscientes del impacto provocado en su momento por la muerte y posterior resurrección del personaje, planearon un relanzamiento, renumeración e inauguración del cuarto volumen de la colección a la altura de las circunstancias. Para ello, depositaron toda su confianza en Geoff Johns, quien, con la ayuda de un elenco de dibujantes de primer orden, continuaría el trabajo iniciado en la serie limitada comentada con anterioridad. Pese a que en primera instancia Carlos Pacheco fue designado dibujante regular de la colección, no tardaría en compartir labores gráficas con Ethan Van Sciver y Simone Bianchi, completando una terna que, pese a su disparidad estilística, ha realizado un meritorio trabajo.

Es de suponer que el regreso de Jordan ha sido celebrado por todo lo alto por los fans del personaje afincados en España, pues la publicación de la serie regular (bajo el formato 48 páginas, a modo de serie regular de 5 entregas titulada Green Lantern Especial) se vio acompañada por la recuperación de cómics como Green Lantern / Green Arrow, de Dennis O’Neill y Neal Adams, La Leyenda de la Llama Verde, de Neil Gaiman “y amigos”, o la colección de Clásicos DC que, en blanco y negro, recopila la mítica etapa de John Broome y Gil Kane. Una selección idónea para hacer olvidar la irregular y aperiódica presencia del personaje dentro del panorama editorial español.

Como punto de partida de la edición española, Darwyn Cooke da buena muestra de su talento en una historia publicada originalmente en el Secret Files and Origins 2005, donde bajo los guiones de Geoff Johns, se encarga de plasmar gráficamente el entendimiento entre Kyle Rayner y Hal Jordan. Lejos de fomentar una relación basada en la rivalidad, Jordan se encarga de dejar claro al que durante un tiempo se convirtió en su sucesor, que en la Tierra hay espacio para más de un “linterna verde”, haciéndole entender sus sueños, motivaciones, y carácter, como base y punto de partida de su amistad, cimentada sobre la confianza. Respeto y admiración mutuos. Centrándonos en la serie regular, durante las cinco entregas (nueve en su edición original) de esta nueva etapa, el lector acompaña a Hal Jordan en su proceso de reinserción, en su vida personal, profesional y superheróica. En muy poco tiempo ha pasado de portar el manto del Espectro, a blandir su anillo de poder, de caminar entre almas en pena, a tratar de rehacer su vida. Y en su búsqueda de la redención, de la ansiada expiación de los pecados cometidos bajo la influencia de Parallax, el primer y más significativo paso es el de regresar a Coast City. Sin embargo, pese a los esfuerzos de Industrias Wayne, entre otras compañías empecinadas en devolver el esplendor perdido a la ciudad, los posibles habitantes se muestran reticentes a afincarse en un lugar que muchos consideran maldito. Incluido Jim, hermano de Hal que duda si seguir los dictámenes del corazón o de la razón. El interés de Hal por propiciar su regreso es doble: por una parte, exorcizar fantasmas del pasado, aportando su pequeño granito de arena a la reconstrucción del que fue su hogar. Por otra, tratar de afianzar lazos familiares desgastados por el paso del tiempo.

En lo profesional, Hal tendrá que tragarse su orgullo para retomar su actividad como piloto de aviación, trabajando en esta ocasión para el ejército de los Estados Unidos. En la Base Aérea Edwards, contribuirá al desarrollo de un programa de pruebas, al tiempo que conocerá a Jillian «Cowgirl» Pearlman, colega de profesión que, se intuye, puede llegar a convertirse en el enésimo interés romántico de nuestro protagonista Su nuevo empleo propiciará el desarrollo de una intrigante subtrama relacionada con los orígenes de Green Lantern, concretamente con la nave en la que Abin Sur, predecesor de Jordan como portador del anillo, llegó a la Tierra.

Por lo que a su faceta superheróica se refiere, el vigilante esmeralda se reencontrará con gran parte de los villanos integrantes de su galería personal, forjada principalmente durante la Edad de Plata del cómic americano. Unos remozados Manhunters, Hector Hammond, Mano Negra, el Tiburón, Sonar, Mongul e incluso el Hombre Tatuado volveran a cruzarse en el camino de Hal, protagonizando una sucesión de apariciones aparentemente inconexas, que en última instancia parecen hilvanarse y relacionarse con la aparición de la raza extraterrestre procedente del planeta Krolot. Pero por supuesto, Jordan no estará solo en su cruzada, pues contará con la inestimable colaboración de ilustres invitados como John Stewart, Green Arrow o Batman, entre otros.

Llegado el momento de comentar y valorar las primeras entregas de esta etapa de Green Lantern, es necesario tener presente la complejidad del desafío al que se enfrentaba Geoff Johns: mantener el nivel y el ritmo mostrado en Renacimiento se antojaba imposible, y precisamente el no haberlo intentado ha sido el primer acierto del guionista norteamericano, pues las dosis de épica y grandeza de la serie limitada no encajarían como arco argumental inaugural de esta nueva etapa. El ritmo de las primeras entregas, aún con sus altibajos, propicia una paulatina toma de contacto con el entorno y la situación del protagonista, las tramas y los personajes secundarios, aunque, a diferencia de otras colecciones guionizadas por Johns, da la sensación de que no es lo suficientemente constante. Otra seña de identidad representativa del estilo de Johns es el ser plenamente consciente de que en la construcción del héroe juegan un papel básico y decisivo sus antagonistas, tal y como dejó patente durante su inspirada etapa al frente de The Flash. Aunque no de forma tan acusada como en la cabecera protagonizada por el velocista escarlata, la galería de supervillanos del alter ego de Jordan disfruta de gran parte del protagonismo, más aún teniendo en cuenta la interrelación que existe entre ellos. Se trataba, en definitiva, de “rehabilitar” y actualizar el entorno del protagonista. Y aún con sus reparos, podría decirse que el objetivo se ha cumplido, teniendo muy presentes las etapas primigenias del personaje.

El tono de los guiones fluctúa de forma considerable de una entrega a otra, alternando aventura clásica con ciencia ficción, y momentos con ciertos toques cómicos, emotivos, e incluso terroríficos, especialmente los encuentros con Héctor Hammond, la Mano Negra y el Tiburón. Una combinación no siempre lúcida, pero en líneas generales acertada, de forma que, sin llegar a entusiasmar, entretiene e interesa. Y a buen seguro que, teniendo en cuenta los precedentes, el bueno de Johns se guarda más de un as en la manga.

En cuanto al apartado gráfico, la colección presenta un muestrario de estilos y tendencias realmente variadas: de Carlos Pacheco a Ethan Van Sciver, pasando por Simone Bianchi, o Darwyn Cooke. El dibujante español, como suele ser habitual acompañado por el entintador Jesús merino, evidencia una vez más su idoneidad para acometer trabajos como el que hoy comentamos: su estilo, ajustado a los cánones del género superheróico, destaca por la espectacularidad impresa en cada viñeta, consolidándolo una vez más entre los más grandes del cómic mainstream. Ethan Van Sciver destaca por el detallismo de sus lápices, más sombríos que los de Pacheco, pero sin nada que envidiar en lo que a su espectacularidad se refiere. Se nota que se siente especialmente cómodo dibujando a Green Lantern, personaje con el que ha protagonizado su más significativo salto de calidad y popularidad. Por lo que a Simone Bianchi se refiere, no cabe duda de que su trazo realista y minucioso sienta realmente bien a las portadas que realiza de forma habitual (Green Lantern, Detective Comics,…), aunque como dibujante completo, termina resultando demasiado estático y acartonado. Un gran ilustrador que en la narración secuencial pierde gran parte de su atractivo. Para finalizar, cabe destacar a Darwyn Cooke, clasicismo en estado puro cuyas páginas para Secret Files and Origins no desmerecen al resto de su comicografía (Catwoman, DC: The New Frontier, Batman & The Spirit,…), palabras mayores dentro del cómic contemporáneo.

En definitiva, estamos ante un tebeo que por momentos, aunque de forma demasiado irregular, proporciona entretenimiento del bueno, aunque teniendo presente el talento de los autores que hasta la fecha han pasado por la colección, se antoja como un resultado, sino insuficiente, al menos mejorable. En todo caso, se trata de un digno (aunque no brillante) regreso para uno de los más grandes héroes surgidos de la factoría de DC Comics. Ojalá las buenas ideas e intenciones que se intuyen en estos cómics terminen plasmándose de forma contundente en sucesivas entregas.

Un saludo y hasta la semana que viene! (eso espero)