El poder de cambiar el mundo
Una imagen vale más que mil palabras. Es una frase típica que suele decirse, pero realmente hay mucha verdad detrás de ella. Es cierto e innegable que la palabra tiene unas cualidades únicas, la capacidad de trasladarnos a mundos imposibles, colarnos en los pensamientos de alguien y llevarnos de la mano por dramas y aventuras hasta hacerlos nuestros. Pero la imagen es rabia pura. Un fogonazo de formas y colores capaz de despertar emociones en las 13 milésimas de segundo que tarda en alcanzar nuestro cerebro. La imagen es una historia en un parpadeo, electricidad al servicio del arte.
La imagen es precisamente la base de la obra de la que vamos a hablar hoy, una de las últimas incorporaciones al singular catálogo de la editorial Apa Apa Cómics. Hablamos de Grip, un viaje electrizante, de Lale Westvind, una obra muy particular que nos llegó a España el pasado mes de febrero, en una edición que recopila los dos volúmenes originales que la autora publicó en 2018 y 2019 a través de la pequeña editorial Perfectly Acceptable Press, con sede en Chicago.
Grip supone el debut en nuestro país de su autora. Nacida en 1987 en Nueva York, esta mujer de padre sueco y madre turca criada en el barrio de Harlem se formó en el School For The Art Institute de Chicago y comenzó a asomarse por la escena underground del cómic estadounidense. Arrancó su trayectoria con títulos como Hyperspeed to Nowhere y Hot Dog Beach, siendo esta última la culpable de granjearle una nominación al Ignatz a Talento más prometedor. A lo largo de los siguientes años ha ido dejando distintos trabajos en antologías como Best American Comics o Kramer Ergots, una producción en la que Grip es lo último que la autora nos ha dado.
Grip es una obra fácil y a la vez difícil de describir. En términos de historia, nos narra la aventura de una mujer que, tras cruzarse en un callejón con un misterioso torbellino mágico, ve cómo despierta en ella un poder alimentado por ese mismo torbellino que hace que sus manos alteren todo lo que toca. Una habilidad que poco a poco va descubriendo que puede permitirle modificar la materia y lo que es más, controlarla a su antojo y crear lo que sea capaz de imaginar. Pero en este caso, hablar del contenido no es tan importante como hablar del continente. Porque Grip es una obra poco regular.
La obra de Westvind se compone únicamente de imágenes. Ni una sola palabra puebla las 170 páginas del cómic, y solo su particular arte nos guía por su onírica narración. La advertencia, claro, es necesaria: esta no es una obra para todo el mundo. Grip es una de esas obras que se basa en lo emocional y en lo sensorial, en que los armónicos de sus imágenes entren en resonancia con nuestro cerebro y nos hagan sentir lo que siente su protagonista. Si no estáis interesados en este tipo de narrativa experimental, lo más probable es que no encontréis ningún disfrute en ella. Pero si lo estáis, entonces podréis encontrar virtudes más que considerables.
La fuerza motriz de Grip es sin duda su singular dibujo. La autora neoyorquina despliega un estilo poderoso y lleno de personalidad que hace que cada página vibre con fuerza. Una vorágine de curvas y espirales inundan las viñetas, transmitiendo con perfecta precisión los inesperados poderes de la protagonista. Sus formas se van deformando a voluntad, rompiendo moldes artísticos y pasando por distintos estilos que abrazan el surrealismo y el expresionismo. No es un trabajo bello en términos de delicadeza, sino de energía y brutalidad. Unido a su particular edición, impresa con risografía de tres tintas entre las que se encuentra un rosa neón que llena de electricidad la página, terminan por conferir al volumen una identidad gráfica vibrante que es un auténtico vendaval de sensaciones si tenemos la fortuna de conectar con ella.
Porque es al conectar cuando podemos dejarnos llevar por la narración de Westvind, que quiere hablarnos de nuestras manos: del poder de manipular el mundo que nos rodea para crear cosas nuevas y crecer como personas en el camino. Ya sea literal o figuradamente para referirse a la creación artística, Grip sirve como homenaje al fenómeno de la creación, un homenaje que, si bien puede resultar universal, no se puede desligar del espíritu feminista que destila la obra, ya patente incluso en su manera de dibujar el cuerpo femenino, musculoso y sin estilizar. A partir de su protagonista y de las mujeres que la inspiran a lo largo de su trayecto, Grip plasma a la perfección cómo el poder y la creatividad de las mujeres, latente en sus manos de manera simbólica a través de esos místicos torbellinos, solo necesita de referentes para estallar y alcanzar cualquier límite. Es un relato sobre tumbar barreras y descubrir lo que somos capaces de hacer al dejar fluir todo nuestro potencial.
Así es Grip, un cómic extraño y experimental, para un público muy reducido, como un poema sin rima. Pero también un cómic poderoso, vibrante, con unas imágenes de fuerza arrolladora y un espíritu luminoso sobre el fenómeno de la creación. Ciertamente, un viaje electrizante.
Lo mejor
• La fuerza de las poderosas imágenes creadas por Westvind.
Lo peor
• No es una obra apta para todos los paladares.
Guion - 7.8
Dibujo - 8.8
Interés - 7.5
8
Electrizante
Apa Apa nos trae un trabajo mudo con una fuerza arrolladora en el que Lale Westvind se suelta la melena para hablar sobre la creación.