Guardianes de la Tierra Volumen 2

 

Edición original: Guarding the globe Vol.2, números 1-6 (Image comics)
Edición nacional/ España: Aleta ediciones
Guión: Phil Hester
Dibujo: Todd Nauck
Entintado: Todd Nauck
Color: John Raunch
Formato: Tomo rústica, 160 páginas.
Precio: 15,95 Euros

 

Guardianes de la tierra es un maravilloso cómic de superhéroes ambientado en el mismo universo que el Invencible de Robert Kirkman. Este spin-off de la obra del creador de The Walking Dead nos cuenta las aventuras de un grupo de seres con superpoderes como defensores internacionales de nuestro planeta, un poco como la Justice League International de JM DeMatteis y Kevin Maguire, o como los Global Guardians de nombre similar, también de DC.

Estos cascos azules superheroicos llevan apareciendo desde los primeros números de la mencionada Invencible, aunque el grupo ha ido variando de miembros y de fondo a lo largo de los años, cobrando cada vez más importancia como elemento secundario en la colección. Era inevitable que tarde o temprano apareciese algún proyecto protagonizado por estos personajes de popularidad creciente. En 2010 tuvieron su primera miniserie, y la segunda, contenida en el tomo del que vamos a hablar, se lanzó en 2012 de mano de Phil Hester en los guiones (más conocido aquí por su faceta de dibujante gracias al Green Arrow de Kevin Smith) y Todd Nauck en el apartado gráfico.

El amplio elenco de protagonistas se reparte entre personajes habituales de Invencible y otros héroes creados expresamente para estas miniseries. Y así, veremos a Britt, Robot, Monster Girl, Shapeshifter, Perfect Tiger, Chupacabras, Knockout, Donald, Kaboomerang, Pegasus, Yeti, Kid Thor, Black Samson, Japandroid, Outrun, Ms. Popper y a Le Brusier siguiendo órdenes de Cecil para afrontar las amenazas que se ciernen sobre nuestro planeta. También tendremos aquí a Bulletproof, en la temporada en que sustituyó a Invencible llevando su traje y nombre.

Al igual que en el anterior tomo, y un poco siguiendo la tónica de la obra superheroica de Kirkman, mas que haber una historia principal hay varios hilos argumentales que van avanzando en paralelo, pudiendo hablar, más que de subtramas, de cotramas, si tal palabro existe. Repitiendo esquema con la miniserie de 2010, quizás una de ellas – de nuevo la del villano Set – tenga algo más de prominencia sobre las demás, llevando al climax del último episodio completo. Pero en general vamos a ver abundantes historias cortas engarzadas entre sí, de corte tanto superheroico como de interrelación y definición de personajes, asistiendo a menudo a las vidas y dramas cotidianos de varios miembros del equipo, así como sus quehaceres como héroes cuando no son parte del mismo. Además dado el internacional reparto, los escenarios nos harán pasar por Méjico, Estados Unidos, Francia, Corea del Norte, Kuwait, La India…

Y así, nos encontramos con el regreso del villano Mauler, enemigo habitual de Invencible, volviendo a sus planes para multiplicarse…aunque esta vez no sólo por clonación. Veremos cómo el camino de rehabilitación de Chupacabras tras el trágico desastre del que fue responsable en el anterior tomo le lleva a cruzar sus pasos con los de otra creación de Kirkman, el Asombroso Hombre Lobo. Y al sacrificio de uno de los componentes de los Guardianes.

Asistiremos a una escena que involucra Black Samson y al villano Elephant que, comenzando de una forma patentemente ridícula, pasa a resolverse muy inteligentemente. Y Hester nos recordará varias veces que Perfect Tiger mola. Mola más que Batman y Lobezno juntos.

El guionista adopta perfectamente el estilo que Kirkman usa para Invencible y que empleó también en el anterior tomo de Guardianes de la Tierra: por un lado tenemos escenas de grandes luchas de proporciones épicas que a veces tienen un tono más sangriento que las habituales en el género. De éste además, también abraza ese sentido del humor casi surrealista inherente a él del que otros pretenden escapar añadiendo solemnidad, y como Kirkman, Hester lo equilibra con escenas conmovedoras: Britt hablando de cómo sus compañeros no dejan que su patente anormalidad les mine y arrastre, sino que toman las riendas de su vida y usan esa singularidad para definirse como héroes a través de sus acciones. O el momento en que este mismo personaje, a pesar de todos sus esfuerzos, no es capaz de salvar la vida de una persona atrapada en el choque entre seres superpoderosos.

También comprendemos la reacción de un miembro del grupo, poseído por un villano desde hacía meses, cuando por fin liberado recrimina a sus compañeros no haberse darse cuenta de esta suplantación a pesar de su anormal conducta; los actos que se vio obligado a realizar ahora colocan a todos en una muy incómoda situación. Es una escena que recuerda un poco a aquel viejo anual de Los Vengadores escrito por Chris Claremont y dibujado por Michael Golden, cuando Carol Danvers echó en cara a sus heroicos camaradas la deplorable reacción que tuvieron en su número 200 ante la situación de Ms Marvel y Marcus, hijo de Inmortus, fruto de una malísima caracterización del escritor David Michelinie. Hester no resulta tan desgarrador como Claremont, pero su labor es encomiable.

Por su parte, Todd Nauck está soberbio, siendo este uno de sus mejores trabajos. Un trazo limpio y con un punto caricaturesco, que al no ser excesivo, encaja perfectamente con el tono del guion y de la franquicia. Por algún motivo el resultado termina siendo muy superior al que le hemos visto en la serie regular de Rondador Nocturno. El brillante color de John Raunch consolida un aspecto visual muy atractivo.

Tal vez lo único que se podría achacar a esta y a la anterior miniserie es lo supeditadas que están a Invencible: para ser disfrutadas requieren de cierta familiaridad con los personajes y situaciones que de allí provienen, que son la mayoría. Además, al ser la serie de Kirkman la que dicta el transcurso de los eventos del universo ficticio que comparten, cuando se da alguno de los bruscos cambios de rumbo con los que el escritor de vez en cuando nos sorprende, los Guardianes de la Tierra se ven muy afectados. Hasta el punto en el que, por ejemplo, tras lo relatado en el número 100 de Invencible, la próxima colección de los heroes internacionales cambiará de nombre a Invencible Universe. Y ésta, en principio anunciada como serie regular, ha visto su publicación suspendida tras su duodécima entrega, parece que por otro de los seismicos acontecimientos con los que Kirkman trufa su obra.

Es una incómoda situación sufrida a cambio de ese sentido de la continuidad, de la coherencia de lo narrado entre títulos interrelacionados. De todas formas, a pesar del engorro, hay que reconocer que para cualquier seguidor de otros universos superheroicos -acostumbrado a tener que comprar eventos, crossovers y múltiples series para estar al día de la actualidad de los mismos- esta circunstancia resulta una nadería, al ser requerida tan solo una colección central (Invencible, claro) y diversas series limitadas entre las que se encuentra esta joya de escasas pretensiones pero mucho oficio. Considerando además el nivel que nos encontramos en las páginas de la serie madre de Kirkman y Ryan Ottley, merece la pena.