En la vida hay cosas más importantes que los deberes. Relájate un poquito. Hay que ver lo serios que sois los jóvenes hoy en día.
Guy Delisle es un historietista canadiense nacido en 1966. Durante varios años trabajo en la aminación y no es hasta 1996 cuando debuta en el cómic con Réflexion. La fama le ha llegado con sus novelas gráficas autobiográficas, donde narra sus experiencias en los distintos países donde ha trabajado y vivido: Shenzhen, Pyongyang, Crónicas birmanas y Crónicas de Jerusalén, ganadora del premio a mejor obra del Salón Internacional del Cómic de Angoulême en el 2012, gracias a ellos se ha convertido en uno de los cronistas de la realidad más interesantes y cercanos que ha dado el medio. Escapar su último trabajo supuso un cambio en su trayectoria ya que por primera vez contaba una historia real que no había vivido en primera persona. También ha publicado Cómo no hacer nada, una recopilación de sus historias cortas e Inspector Moroni su intento de hacer una serie típica de la BD y sin duda su obra más floja. Todas sus obras han sido publicadas en nuestro país por Astiberri con la excepción del cómic infantil Luis va a la playa editado por Faktoría K.
En este nuevo volumen Guy Delisle sigue mostrando nos cómo no cuidar de tus hijos, así le vemos recordar junto a ellos lo buena que era su vida cuando no existían, dejárselos olvidados, distraerlos con videojuegos cuando deberían estar haciendo los deberes, dibuja en las notas que los profesores les envían por mal comportamiento, etc… pero todo en clave de humor y un amor hacia ellos que desborda cada página del cómic.
Estamos antes un cómic como los anteriores compuesto por una serie de historias cortas casi todas compuestas por gags realmente brillantes, donde Delisle nos muestra las travesuras que les hace a sus hijos, pero siempre poniendo el foco del humor sobre él. Se nos presenta como un padre muy alejado de lo que debe ser el prototipo. Es más infantil que sus hijos, a los que toma el pelo y les hace bromas crueles, que muchas veces no quiere ejercer de padre, ni ser un modelo por estar cansado o porqué prefiere hacer otra cosa. En el fondo es el padre que todo niño desearía tener, un niño grande tierno, leal, bromista, juguetón, permisivo, etc… Y es que no se puede ser un padre perfecto todo el tiempo.
Guía del mal padre parte de un ejercicio sanísimo como es saber reírse de uno mismo y en eso Delisle resulta ser un maestro. Algo que cada vez es menos habitual en una sociedad cada día más irritable y con menos capacidad de autoanálisis. Quizás si alguien se acerca al libro pensado en uno de sus libros autobiográficos se decepcionará, pero estamos ante otro tipo de historia, pensado para otro tipo de público, pero que comparte con ellos una mirada irónica de la realidad, en este caso más cotidiana.
Conviene recordar que estas historias no son ciertas del todo, aunque tengan una base de realidad, y es más probable que Delisle no se comporte así con sus retoños. Pero sí que se puede extraer una conclusión sobre la forma en la que ahora se educa a los niños, que muchas veces están sobreprotegidos. Algo que parte del miedo que los padres tienen a un mundo tan cambiante, pero que no es más peligroso que el de hace veinte o treinta años. Convendría comenzar a desmitificar la educación de los hijos y comenzarla a contar de una manera menos edulcorada y más realista.
Por toda la obra además del sentido del humor tan particular y maravilloso de Delisle, hay una ternura que es imposible que no te llegue al corazón y que hace que a través de las historias de los cuatro álbumes quieras con locura a Alice y Louis, e incluso a un mal padre como Guy. Pero la última historia hace que se te parta el corazón ya que en ella el tiempo consigue, por fin, hacer su parte. Esta historia parece un final para la serie o tal vez un punto y aparte, en cualquier caso, solo cabe decir que cada historia ha merecido la pena.
El estilo gráfico de Delisle aquí es mucho más simple que en sus otras obras, pero cumple a la perfección con lo que se debe esperar de este tipo de historia. Gracias a un trazo simple de viñetas sin marco y en blanco y negro consigue trasmitir la historia que quiere contar. Además, consigue que los personajes sean muy expresivos y sus niños parecen niños no adultos pequeñitos, lo cual parece fácil pero no lo es y menos con un dibujo tan poco elaborado que hace de la sencillez una virtud. Narrativamente es un prodigio de tempo, con unas historias perfectamente medidas.
La edición de Astiberri sigue los mismos patrones que las de los tres tomos anteriores, formato bolsillo, con buena impresión y un diseño cuidado. Delisle es una de sus autores estrella al que conocemos en nuestro país gracias a sus ediciones.
Guía del mal padre 4 es una nueva tanda de historias en las que Delisle demuestra su capacidad para reírse de sí mismo, nunca de sus hijos, en un cómic divertidísimo que hará las delicias de todos, tengan o no tenga hijos. Pero que en ningún caso se puede usar de guía de para educar a niños, pero sí como guía para sacarnos carcajadas.
Guión - 8
Dibujo - 6.5
Interés - 8
7.5
Buen Padre
Tan divertido como los tres anteriores, Delisle nos prueba que aunque seas un mal padre, tus hijos pueden ser los mejores.
Anda que no le tengo ganas a este comic, a ver si saco tiempo para acercarme a recogerlo a la tienda :P… Todos los que tenemos niños nos sentimos identificados en mayor o menor medida con él…
Con Guy Delisle me pasa lo mismo que con Jason, no me defraudan con cada nueva obra y no puedo resistirme a cada nueva publicación. Siguen siendo frescos y diferentes a la generalidad.
Lo mismo me sucede a mí.
Efectivamente,un imprescindible para todo padre