Gus 4. Happy Clem

Este retorno de la serie Gus se centra en la figura de Clem, el Bandido Guapo, un ladrón audaz pero también un padre de familia entregado. Christophe Blain continua con mano firme con su renovación del western, fusionando acertadamente clasicismo y modernidad.

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Edición original: Gus 4. Happy Clem (Dargaud-Lombard. Enero, 2017)
Edición nacional/ España: Gus 4. Happy Clem. Norma Editorial. Junio, 2018
Guion: Christophe Blain
Dibujo: Christophe Blain
Formato: Cartoné. 104 páginas
Precio: 19’50€

 

Leer el cuarto tomo de la serie Gus, titulado Happy Clem, puede resultar una experiencia agotadora; inmensamente satisfactoria pero realmente extenuante. Christophe Blain nos obsequia con una nueva entrega de su magnífica obra, llena de giros inesperados, de personajes extraordinarios y de revelaciones sorprendentes. Hay quien dice que es el mejor episodio de los cuatro publicados hasta la fecha, puede ser pero es difícil asegurarlo ya que el impacto que causó el primero fue enorme y las sucesivas aventuras no desmerecen el conjunto. Lo que sí podemos afirmar sin equivocarnos es que Gus 4. Happy Clem cumple con todas las expectativas puestas en esta reanudación tras 8 años de espera, e incluso las supera.

Esta vez el autor de Isaac el pirata se centra en la figura de Clem, el Bandido Guapo y en la lucha interna que padece entre el amor devoto por su familia – a la que adora – y la atracción animal que le proporciona su carrera como asaltador de trenes y de bancos. Una pelea mal resuelta que le lleva a dar grandes vaivenes profesionales y personales. Además es asombroso como Blain introduce en este volumen personajes secundarios y argumentos complementarios que en otras manos con menos talento, menos generosas y también más calculadoras darían para álbumes enteros e incluso para series enteras.

Porque esto es Gus, una serie que casa como ninguna la comedia romántica de situaciones con los tiroteos salvajes del western. Lo hace además usando el desparpajo, el humor e imprimiendo un ritmo endiablado a las escenas.

El personaje llamado Eliphalet Van Vliet es un ejemplo paradigmático de lo que comentábamos antes. Está basado en una persona real; en Phineas Gage, el capataz encargado de dinamitar el terreno de una compañía de ferrocarril estadounidense, que sufrió un accidente laboral causándole graves daños cerebrales y severos trastornos de personalidad. En cambio el nombre y el aspecto físico esta tomado de Don Van Vliet, más conocido como Captain Beefheart, un músico y compositor californiano que renovó el blues y el rock en los años setenta.
La mezcla resulta irresistible. Es una estampa extraordinaria. Es un personaje alucinado, poderoso, profundamente atormentado que pinta cuadros con tremendas explosiones y esculpe figuras terroríficas; es tan magnético, tan carismático que cuando desaparece de la trama nos deja un enorme vacío. Su figura de dinamitero, tocado de un sombrero de peregrino y armado eternamente con una barrena para prensar la pólvora nos evoca poderosamente a la Capitán Ahab, el ofuscado ballenero de Moby Dick blandiendo furiosamente su arpón.

Un personaje que en otras manos sería, sin duda, carne de spin-off.

Aroma de western

Una vez más, y van… el tebeo del oeste se regenera, casi se reinventa desde el Viejo Continente. Fueron los autores europeos, con Jijé a la cabeza y su Jerry Spring o Charlier y Giraud con su Blueberry y también con Comanche, Ken Parker, Manos Kelly, Durango, Jonathan Cartland o Bouncer, los que consiguieron renovar el género frente a la poca trascendencia de la producción norteamericana. Y es Christophe Blain quien toma el relevo de todos estos genios recogiendo las convenciones y los clichés más conocidos para estirarlos, retorcerlos, ponerlos del revés como un calcetín y acabar entregando estos cuatro álbumes de la serie Gus que, sin embargo, despiden un aroma de western por los cuatro costados.

Y es que Gus es la más goscinniana de las creaciones actuales. No tanto por el cariño a la parodia o por contener innumerables gags visuales y lingüísticos, sino por el amor a la aventura, por el enorme caudal de ideas y propuestas incluidas en cada álbum y porque si uno entorna los ojos no distingue realmente una página de este Gus con otra de Lucky Luke. Tienen una estructura muy similar, una sucesión endiablada de secuencias semejante, un ágil encadenado de viñetas parecido y la distribución de colores es casi idéntica. Si hasta la silueta de los vaqueros galopando nos resulta familar.

Blain construye sus revoluciones como lo hacen los grandes; volviendo su mirada hacia los clásicos y no sólo estudia a los maestros de la historieta, los literarios y los cinematográficos están también presentes. La influencia de Herman Melville y Jack London planea sobre todo en el capítulo del puerto, no solo por el mencionado personaje de Van Vliet, sino por la ambientación y los giros de la historia. Pero también se fija en otros referentes:
San Francisco está inspirado en el Londres de Gustave Doré, en el cine expresionista porque muchas cosas pasan entre la niebla, con una gran amenaza latente, encontramos reminiscencias de M, el vampiro de Düsseldorf (de Fritz Lang) o incluso Sombras y niebla de Woody Allen, con una ciudad misteriosa a caballo entre dos siglos en la que se mueve un equivalente a Jack el Destripador, he mezclado todas estas fascinaciones”. Explica Blain en una entrevista.
Y por último está este gusto por el folletín, presente en toda la serie, que aquí se acentúa para lograr una atmósfera irreal, algo kitsch y muy emocionante.

Blain dibuja con un trazo sucio, ágil, que va a la esencia pero que recoge los todos elementos necesarios para la describir una atmósfera precisa y evocadora. Finalmente, llena sus viñetas de referencias y homenajes diversos, desde los más comiqueros como Blueberry, Lucky Luke o Jerry Spring, hasta los más cinematográficos; utilizando incluso los rostros de actores característicos del género o recreando personajes secundarios de películas como los de Sin Perdón, para que el lector reconozca rápidamente caracteres y situaciones y así avanzar más rápidamente. A vuelapluma reconocemos a: Robert Duvall, Sterling Hayden, Gene Wilder, DeForest Kelley, (el doctor de Star Trek que antes actuó en numerosos westerns), Geoffrey Lewis, Henry Silva, Robert Vaughn, Karl Malden, incluso a David Suchet – más conocido por su papel de Hercules Poirot en las series de televisión – y por supuesto algunos más que se me escapan. Un divertimento que no es gratuito. Le imprime un tremendo carácter a la historia.

Y también sabe armar secuencias memorables con una planificación excelente, original y de enorme atractivo, donde la tensión se palpa, donde el erotismo flota en el ambiente de manera juguetona y dulzona y donde el terror te paraliza.
Sin embargo todas estas sensaciones las consigue transmitir con una narrativa menos experimental que en anteriores entregas, con una puesta en escena mucha más clásica; más densa y férrea pero no por ello menos efectiva y brillante.

La historia hasta aquí

Gus, Clem y Gratt son tres bandidos que se dedican a asaltar trenes y a desvalijar pequeños bancos de puebluchos perdidos en el oeste. Pero lo que realmente les importa es conocer mujeres, Gus y Gratt están solteros y esta tarea les ocupa el tiempo y la mente. Clem está casado con Ava y tiene una hija pequeña llamada Jamie. Y sin embargo se le da mejor que a los otros dos congeniar con el sexo opuesto, casi sin proponérselo, especialmente con Isabella, una hermosa fotógrafa, pelirroja y bohemia. Esto y las diferentes formas de enfocar la vida producen un distanciamiento entre Clem y los dos otros componentes de la banda lo que les lleva a seguir sus carreras por separado. Mientras tanto Isabella tiene ideas propias. De paso vamos sabiendo como se conocieron los tres miembros de la banda. Los inicios de Gus en la actividad criminal y todas sus tentativas fallidas de encontrar alguien con quien compartir su vida.

Happy Clem

Como hemos apuntado antes, en este álbum el protagonista absoluto es Clement Denner, Clem para casi todo el mundo y el Bandido Guapo para los atemorizados banqueros y los componentes de las fuerzas de la ley. A excepción de la secuencia inicial, Clem centra la atención de Blain que explora las contradicciones de este padre de familia, empresario y bandido retirado que añora la emoción del pillaje y la camaradería con sus secuaces pero que no puede abandonar una familia que adora. Esta lucha interna le llevará a cometer tremendos errores que acabarán costándole muy caro. Al final, en una bellísima página de clausura asistimos a la situación real de cada uno de los tres componentes de la banda inicial y se nos promete la resolución de los asuntos pendientes en un nuevo capítulo titulado Rose.

Christophe Blain es, junto a Frederik Peeters, Bastien Vivès y Emmanuel Guibert, un auténtico renovador de la BD contemporánea. Nació en 1970 en la ciudad francesa de Argenteuil. Empezó su carrera comercial con la historia titulada El reductor de velocidad (1999) para ilustrar luego series como Hiram Lowatt et Placido, Donjon Potron-Minet y Sócrates el semiperro con guiones de autores como David B, Joann Sfar o Lewis Trondheim. Isaac el pirata es la serie que le catapulta a la fama como autor completo, una obra de la que llegará a hacer 5 álbumes en un período comprendido entre 2001 y 2005. Dos años después inicia Gus de la que ha realizado 4 episodios y en 2010 empieza su obra más popular; Quai d’Orsay – basada en la vida pública del político y diplomático Dominique de Villepin – con la que obtendrá un éxito considerable, incluso entre un público no habituado a leer cómics. Actualmente está preparando el quinto álbum de la serie Gus que se titulará Rose.

La edición de Norma es impecable, está bien impresa, con un formato adecuado, en tapa dura y con un papel excelente. Además entregar a la venta un álbum con tanto material y de esta calidad a 19’50€ me parece un buen trato para el posible comprador.

Estamos ante una de las grandes noticias del año; Christophe Blain vuelve a la carga con Gus. Y promete, como mínimo, con regalarnos una continuación. De momento este cuarto episodio ha superado con creces las expectativas creadas por la mayoría. Esperemos que la llegada de Rose sea inminente porque Happy Clem nos ha dejado con ganas de mucho más.

Salut!

  Edición original: Gus 4. Happy Clem (Dargaud-Lombard. Enero, 2017) Edición nacional/ España: Gus 4. Happy Clem. Norma Editorial. Junio, 2018 Guion: Christophe Blain Dibujo: Christophe Blain Formato: Cartoné. 104 páginas Precio: 19’50€   Leer el cuarto tomo de la serie Gus, titulado Happy Clem, puede resultar una experiencia agotadora;…
Guión - 9
Dibujo - 9
Interés - 9.5

9.2

Exuberante

Espectacular cuarta entrega de una serie imprescindible

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Nippur
Nippur
Lector
28 julio, 2018 1:00

Cuando parece que ya está todo dicho en el género, llega Christophe Blain y nos da vuelta todo. Qué placer encontrar en estas lecturas el aire fresco que estaba buscando