Guy, retrato de un bebedor

Crueldad, alucinación y asombro son las principales características de este retrato de un ser primario, cínico y sin piedad. Guy se convierte en pirata por accidente y sin dudarlo se une a una delirante persecución de un tesoro lejano. Schrauwen, Ruppert y Mulot unen experimentación y clasicismo en una obra llena, además, de poesía y amoralidad.

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Edición original: Portrait d’un buveur (Éditions Dupuis. Febrero 2019)
Edición nacional/ España: Guy, retrato de un bebedor. Fulgencio Pimentel. Marzo, 2019
Guion: Olivier Schrauwen, Florent Ruppert, Jérôme Mulot
Dibujo: Olivier Schrauwen, Florent Ruppert, Jérôme Mulot
Color: Olivier Schrauwen
Formato: Cartoné, 180 páginas
Precio: 26’90€

Este cerdo conseguirá corromper hasta al loro, igual que hace con todo lo que…”.

Leyendo Guy, retrato de un bebedor del trío formado por Olivier Schrauwen, Florent Ruppert y Jérôme Mulot experimentamos un auténtico descenso a los infiernos. Esta radiografía de un ser abyecto, dominado por el alcohol y la estupidez, nos demuestra que con el arte nos atrevemos a visitar lugares insospechados que no se pueden y no se deben pisar de ninguna otra manera.

Condado de Flandes, seguramente durante el reinado de Carlos V o el de Felipe II. Allí conocemos a Guy, un carpintero borracho, vagabundo y ladrón que no duda en matar para conseguir sus deseos más perentorios. El itinerario errático y criminal del protagonista le llevará a enrolarse en un barco pirata y así participar en la alucinada búsqueda de un tesoro en ultramar. Guy no se detiene ante nada ni ante nadie hasta lograr su próximo trago…
Con planteamientos similares a otras obra recientes como Isaac el pirata e incluso El Buscón en las Indias, la diferencia principal de esta historia radica en su enfoque totalmente distinto. Guy, retrato de un bebedor cuenta con un tratamiento experimental que mezcla cierto naturalismo costumbrista con una visión surrealista de la existencia y une la realidad objetiva con los delirios etílicos y privativos de un alcohólico.

El retrato del arquetipo del pirata resulta tan ficticio como el que acostumbramos a disfrutar en obras como La isla del tesoro o ver en películas como El halcón del mar con Errol Flynn al mando. Y sin embargo hay un deseo soterrado de reflejar la cínica e impía actitud de estos corsarios que no respondían ni ante las leyes ni ante la moral establecidas. Otra diferencia de criterio es que Guy no respeta la supuesta camaradería de los malhechores y actúa de la misma forma ante sus compañeros de viaje como ante unos perfectos desconocidos.

Los autores introducen ciertos elementos fantásticos a modo de comentarios de la trama, así las asombradas reflexiones de una de las víctimas nos sirven de narración en una parte del relato y los monstruos surgidos del delirio de la abstinencia interactúan con el personaje principal. La acción está casi siempre desdoblada entre una cruel realidad y una fantasía infernal.
Gráficamente los autores también se desdoblan y el dúo Ruppert & Mulot se encargan del paisaje, decorados y de los fondos, por su parte Schrauwen realiza el dibujo de las figuras y el color.

La estructura de la página es tan caótica como la época que refleja esta obra, pero los autores parten de un esquema teórico de tres tiras con dos viñetas cada una que modifican a conveniencia. Estas viñetas cuadradas, que se asemejan a los dibujos en los paneles de los romances de ciego, soportan la mayoría de la acción pero en determinadas secuencias la estructura estalla en una serie de murales a doble página con cuadros de detalle, planchas abarrotadas de minúsculas viñetas o páginas desdobladas entre ficción y realidad.
La composición de las figuras humanas es esquemática, pero naturalista y exacta, destacando la extraordinaria definición de algunos rostros donde se reflejan el vicio y la estulticia de forma asombrosa. El color es fundamental para definir las atmósferas, el trío de autores utiliza tanto las páginas monocromas como las coloreadas, con un tratamiento de los apagado de los tonos donde predominan los verdes, los azules y los morados que a menudo están enfrentados a rosas y naranjas.

Este desorden estilístico no esconde momentos mágicos de narración donde Schrauwen, Ruppert y Mulot consiguen asombrarnos hasta casi conseguir que perdamos el aliento, un caos artístico que no excluye la poesía en determinados momentos, donde los personajes parecen entrar en comunión con el entorno y consiguen una paz interior intensa pero fugaz. Son instantes que los autores nos ofrecen por sorpresa y donde demuestran un dominio excepcional de las splash pages e incluso de las double splash pages.

Posiblemente son imaginaciones mías, de un viejo amante del cómic europeo, pero en esta obra más que referencias a las películas protagonizadas por Burt Lancaster e incluso por Johnny Deep, uno cree ver pequeños homenajes a la obra de Hergé, más concretamente al álbum titulado El secreto del Unicornio, con los paisajes marítimos y las secuencias de abordaje pirata, o también Objetivo: la Luna con el uso preciso de las mencionadas páginas o dobles páginas de una sola viñeta.

Oliver Schrawen nació en 1977 en Bélgica. Estudió en Gante, hizo un máster de cómic en Bruselas y actualmente reside en Berlín. Es músico, ilustrador, autor de BD y ha publicado hasta la fecha obras como Mi pequeño (2006), El hombre que se dejó crecer la barba (2010), Mowgli en el espejo (2011) y la trilogía Arsène Schrauwen (2015) dedicada a su abuelo y que le consagra como uno de los autores más importantes de la actualidad. En 2018 publica Vidas paralelas un recopilatorio de seis relatos dedicados a los extraterrestres y su influencia en la nuestro planeta. Finalmente en 2019, en colaboración con el dúo de autores Ruppert & Mulot realiza Guy, retrato de un bebedor. Tanto Mi pequeño como Arsène Schrauwen han sido incluidas en la selección oficial del Festival Internacional de Cómic de Angoulême.

Ruppert & Mulot es el nombre artístico del dúo formado por los franceses Florent Ruppert (1979) y Jérôme Mulot (1981) que se conocieron en la Escuela Nacional Superior de Arte de Dijon.
Su forma de trabajar se asemeja a un diálogo artístico entre los dos creadores; ambos escriben y dibujan sus obras.

Empezaron autopublicando un fanzine titulado Del Aventure e incluyendo algunos relatos breves en revistas como Marinette, Le nouveau journal de Judith o Bile Noire. Su primer álbum se titula Safari Monsieur (2005) y lo publica L’Association. Con esta editorial independiente francesa publican el grueso de su obra, son título como: La poubelle de la Plaçe Vedôme (2006); Pannier de singe (2006); Gogo Club (2007); Le tricheur (2008) que les vale la primera inclusión en la Selección Oficial del Salón Internacional de Cómic de Angoulême; Irène et les clochards (2009) o Le Royaume de 2011. También suelen compartir trabajos con otros artistas como Bastien Vivès en La Grande Odalisque (2012) y Olympia (2015), también seleccionada por el Festival de Angoulême, o con Olivier Schrauwen en la obra Guy, retrato de un bebedor (2019) que estamos comentando. Su última obra en solitario se titula La técnica del perineo y data del 2014.
Con Pannier de singe obtuvieron el premio al mejor autor revelación del Festival de Angoulême en 2007.

La edición de este libro a cargo de la editorial Fulgencio Pimentel es una obra de arte. El libro es en cartoné, tiene un papel adecuado – muy grueso y mate – y además esta impreso de manera excelente. El precio es adecuado.

Guy, retrato de un bebedor es una obra que descoloca, incomoda y asombra. Su capacidad para subvertir el relato convencional de piratas y su inmisericorde mirada a un personaje degradado se combina con una experimentación narrativa y formal con fuertes dosis de crueldad, emoción y poesía. Schrauwen, Ruppert y Mulot nos entregan un relato fantasmagórico y realista, que explora la dualidad del universo conocido, el más terrenal y el más espiritual. Todo esto desde la mirada cínica, amoral y etílica de un bebedor. Es un retrato demoledor de un sujeto que se mueve únicamente impelido por sus instintos primarios, sin freno, sin reglas ni compasión. Una epopeya literaria que al cerrar sus páginas nos obliga a tragar saliva y nos deja con un amargo sabor de boca cuando al alzar nuestra copa alcanzamos a decir…

Salut!

Edición original: Portrait d’un buveur (Éditions Dupuis. Febrero 2019) Edición nacional/ España: Guy, retrato de un bebedor. Fulgencio Pimentel. Marzo, 2019 Guion: Olivier Schrauwen, Florent Ruppert, Jérôme Mulot Dibujo: Olivier Schrauwen, Florent Ruppert, Jérôme Mulot Color: Olivier Schrauwen Formato: Cartoné, 180 páginas Precio: 26’90€ “Este cerdo conseguirá corromper hasta al…
Guion - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9

8.7

Etílico

Una obra notable con pasajes absolutamente sorprendentes y delirantes

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Florthep
Florthep
Lector
18 enero, 2020 12:00

Gracias por la reseña de esta obra de arte, donde el apartado visual está al servicio de la historia y la atmósfera, un retrato de la violencia, el egoísmo y la estupidez, enmarcado en una historia de aventuras, sencillamente fantástico. Junto a Vidas Paralelas de lo mejor del año pasado.