Ha fallecido Trina Robbins, pionera del cómic

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Hoy es día triste para quienes amamos un tipo de cómic en el que se represente a las mujeres de una forma realista, tan fuertes e independientes como cualquier hombre. Algo que por desgracia históricamente no ha sido lo habitual y contra lo que siempre luchó la gran Trina Robbins que nos ha dejado hace unas pocas horas. Una figura sin la que es imposible entender el cómic underground estadounidense y toda una pionera en usar el cómic como herramienta de una serie de reivindicaciones sociales como el feminismo, la libertad sexual, el aborto, la paz o la concienciación contra enfermedades como el SIDA. Participó activamente en la creación de Vampirella, algo que le pesaría durante años pues el personaje fue sexualizado de una forma vergonzosa, además de ser la primera mujer en dibujar Wonder Woman en 1986. Dos claros ejemplos que nos dejan ver lo machista que siempre ha sido la industria del cómic estadounidense con las poderosas Marvel y DC a la cabeza. No solo por sus representaciones sexualizadas y machistas de las mujeres que aparecían en sus cómics, también por la forma en la que han relegado a las creadoras a segundos planos invisibilizándolas de una forma vergonzante. Algo contra lo que también lucho Robbins en su faceta de historiadora del cómic en la que trato de dar visibilidad y reconocimiento a todas las autoras que habían formado parte de la industria. Pero su carrera en el cómic tiene hitos muchísimo más importantes que su participación en la creación de Vampirella y su breve paso Wonder Woman. Así que a modo de sentido homenaje vamos a hacer un repaso por su carrera.

Trina Robbins nació en 1938 en Brooklyn y ya desde muy joven comenzó a leer comic-books y libros inspirada por su madre, una profesora de secundaria, además de comenzar a dibujar. Algunas de sus primeras ilustraciones vieron la luz en fanzines de ciencia-ficción como Habakkuk. A mediados de los años sesenta comienza a publicar sus cómics en fanzines y revistas del incipiente mercado alternativo como East Village Other, para el que creo a Suzie Slumgodess, una modelo activista a través de la que articulaba una acida crítica al rol de la mujer en los años sesenta. Como muchos de los autores más destacados del incipiente movimiento underground, a principios de los años setenta se trasladó a San Francisco. Allí cansada del machismo y la misoginia que también veía en las revistas underground fue una de las creadoras junto a Willy Mendes de Ain’t Me, Babe, el primer comic estadounidense creado y protagonizado en su totalidad por mujeres aparecido en 1970. En sus páginas también colaboraron autoras como Nancy Kalish, Lisa Lyons, Meredith Kurtzman y Michele Brand.

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Portada del It Ain’t Me Babe.

Esa cabecera fue el germen del colectivo Wimmen’s Comix Collective fundado en 1972 e integrado a lo largo de los años por autoras como Michelle Brand, Lee Marrs, Sharon Rudahl, Aline Kominsky-Crumb, Diane Noomin, Carol Tyler, M. K. Brown, Leslie Ewing, Joyce Farmer, Melinda Gebbie, Roberta Gregory, Phoebe Gloeckner, Carol Lay, Dori Seda, Mary Fleener, Krystine Kryttre o Angela Bocage. Durante veinte años publicaron un cómic antológico llamado Wimmen’s Comix en la que publicaban exclusivamente mujeres que se prolongó durante diecisiete entregas. En la primera entrega aparecida en 1972 Robbins publicó una historia titulada Sandy Comes Out, que se convirtió el primer cómic estadounidense protagonizado por una mujer abiertamente lesbiana. Durante la década de los setenta también comenzó a colaborar en medios mainstream como el periódico Good Times y posteriormente en otros como National Lampoon o Playboy.

En la década de los ochenta se encargó de adaptar al cómic las novelas Dope de Sax Rohmer y The Silver Metal Lover de Tanith Lee. Además de escribir y dibujar para el sello infantil de Marvel Misty, una reinterpretación de Millie la modelo más acorde a los tiempos que corrían, algo similar a lo que hizo con la serie California Girls. Es en esta década en la que se encarga de dibujar la ya mencionada serie de Wonder Woman, pero si hay algo que destacar de su trayectoria en estos años y los siguientes son sus colaboraciones en cómics sobre temas sociales como Gay Comix, Strips AIDS USA: A Collection of Cartoon Art to Benefit People With AIDS, War News y Choices: A Pro-Choice Benefit Comic Anthology. Una década también marcada por el comienzo de su labor como historiadora del cómic que se verá reflejada en obras como Women and the Comics, A Century of Women Cartoonists, The Great Women Super Heroes, From Girls to Grrrlz: A History of Women’s Comics from Teens to Zines, The Great Women Cartoonists, Tender Murderers: Women Who Kill, Pretty In Ink o Babes in Arms: Women in Comics During the Second World War.

Con la llegada del nuevo siglo su actividad no se vio interrumpida, ya que siguió colaborando con cómic reivindicativos como el reciente Won’t Back Down que buscaba luchar en contra de las recientes restricciones al aborto en USA y cómics pensados para mujeres que unían del machismo imperante en el cómic mainstream como la serie GoGirl! (Image) o la novela gráfica de DC Wonder Woman: The Once and Future Story.

A lo largo su carrera Trina Robbins obtuvo reconocimientos de todo tipo como formar parte del Will Eisner Comic Book Hall of Fame, además de diversos reconocimientos y honores a su labor como historiadora del medio.

En 1994 fue una de las creadoras de Friends of Lulu, una organización que trata de acercar los cómics a las niñas y ayudar a que se conviertan en historietistas.

En 2017 apareció Last girl standing, un libro autobiográfico en el que relataba su trayectoria. Pero como sucede con la mayor parte de sus trabajos como historietista o historiadora no ha sido publicado en España haciendo que sea una autora muy poco conocida en nuestro país, pese a su enorme relevancia en el cómic mundial.

Desde Zona Negativa queremos expresar nuestras más profundas condolencias y nuestra eterna admiración y agradecimiento a Trina Robbins, una autora irrepetible y una luchadora por la igualdad incansable.

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Diego García Rouco
Nacido en Barakaldo en 1977 donde sigo viviendo. Descubrí los cómics en una librería de barrio con Tintin, Asterix, SuperLopez y los personajes de Ibáñez. En 1989 descubrí los superheroes de la mano de Stern y Buscema con el numero 73 de la edición de Forum de Los Vengadores. A estas lecturas se fueron incorporando la novela gráfica y el manga, de los cuales, a diferencia de los superheroes, nunca me cansé. Todavía sueño con ser agente Espacio-Temporal y de Planetary, con visitar mundos de fantasía con el señor T., Philemon, Lord Morfeo, Arale y Thor. Viajar con Reed, Ben, Susan y Johnny al futuro y pasear por el cuartel de la Legión. Recorrer la antigua Roma con Alix y una cantimplora de poción mágica. Buscar Mú, perderme en un viaje al corazón de la tormenta, contemplar el Olmo del Cáucaso mientras paseo por un Barrio Lejano leyendo El almanaque de mi padre. Conseguir beber la sangre del Fénix. Leer, al fin, algún articulo de Tintín y de Fantasio sin que me molesten los absurdos inventos de Gastón. Perderme por las murallas de Samaris, mientras de la pirámide flotante de los inmortales cae John Difool. Enamorado de la chica de los ojos rojos y de Adele. Y cabalgar hacia el amanecer con Buddy Longway, Red Dust y el teniente Blueberry. Con un poco de humo azul en los labios...