Un campeón a la altura de Rocky Balboa y Joe Yabuki
«Una vez llegado hasta aquí me gustaría ganar.
No puedo evitar sentir ese deseo.»
Parece impensable hoy en día, pero hubo un momento en nuestro país donde el boxeo tenía una popularidad y seguimiento parejo al del fútbol. Esta disciplina se introdujo en el país a finales del siglo XIX, aunque no fue hasta 1922 que se creó la Federación Española de Boxeo, a raíz de la primera participación de boxeadores españoles en unos Juegos Olímpicos. La posterior Guerra Civil Española frenó en seco los avances de este deporte y no sería ya hasta los años sesenta cuando éste resurgió gracias a los éxitos de Juan Albornoz «Sombrita», Pedro Carrasco, José Legrá y Manuel Calvo Fernández. Estamos en la época dorada de este deporte en nuestro país, pero la cosa no iba a durar y a finales de la década de los setenta el interés del público y los medios de comunicación por el boxeo empezó a decaer.
Teniendo este contexto en mente es normal que las editoriales españolas no hayan apostado históricamente por historias relacionadas con este deporte. El manga el spokon ha estado relegado hasta hace muy poco en España a un segundo plano y las escasas apuestas que habían llegado a nuestro país tenían como estrategia rentabilizar el éxito de Oliver y Benji. Es precisamente en 2020, con la recuperación de la obra de TAKAHASHI Yoichi, ahora bajo su título original de Captain Tsubasa, cuando el género comienza a despegar con la publicación de títulos como Haikyū!!, Ao Ashi, Attacker You!!, Blade Girl, Blue Lock y Joe del Mañana, además de la recuperación y reedición de obras como Yawara!, Slam Dunk y Real. El fútbol sigue ganando en presencia, pero otros deportes empiezan a tener su cuota de pantalla.
En ese sentido, fue Arechi Manga la que abrió las puertas a esta posibilidad con la edición histórica en nuestro país de la mencionada Joe del Mañana de KAJIWARA Ikki y CHIBA Tetsuya. Un imprescindible del cómic japonés que no ha tenido la acogida esperada en España por parte de los aficionados, pero que aún así ha generado un timorato efecto llamada en las editoriales patrias por mangas de corte similar. Hace poco Norma Editorial anunciaba la publicación de Black Box de TAKAHASHI Tsutomu y no hay que olvidar que la misma compañía anunció en su día la licencia de Boys on the run de HANAZAWA Kengo. Esto sin contar la publicación reciente de otros títulos ligados a las artes marciales como Baki The Grappler y la mencionada Yawara! Y entonces cayó la bomba que nadie esperaba…
El mayor manga pugilístico de todos los tiempos
En 2022, durante el 28 Manga Barcelona, Planeta Cómic protagonizó uno de los momentos del festival al anunciar la futura publicación de Hajime no Ippo. El manga pugilístico por excelencia que MORIKAWA Joji comenzó a serializar en 1989 en las páginas de la revista Shūkan Shōnen Magazine de Kōdansha y que continúa a día de hoy en publicación, con casi 140 volúmenes recopilatorios a sus espaldas y superando los 100 millones de copias en circulación de los mismos. Esto convierte a Hajime no Ippo en una de las veinte obras más populares de la historia del cómic japonés y en el segundo manga de corte deportivo más exitoso de todos los tiempos después del mítico Touch (Bateadores) de Mitsuru Adachi.
Planeta Cómic ha escogido un buen momento para licenciar esta obra en nuestro país: con un renovado interés por este tipo de historias, por la bonanza del manga en el mercado español y por el impacto actual de las adaptaciones al anime de Hajime no Ippo. Si tenéis curiosidad, podéis ver los 76 episodios del anime original del año 2000 producido por Madhouse en Netflix y en Crunchyroll los 25 episodios de la serie más reciente de la franquicia, Hajime No Ippo: The Fighting!. Y aún así, es de reconocer el considerable riesgo asumido por Planeta Cómic con la edición de este título, toda una hipoteca de por vida para muchos aficionados. Y más con las declaraciones recientes de Morikawa en las que este afirmaba que la historia de Ippo se encontraba ahora mismo a mitad de su recorrido…
Hajime no Ippo es la historia de Ippo Makunouchi, un joven reservado y algo tímido que combina sus estudios con el trabajo en un negocio familiar dedicado al alquiler de botes de pesca. Sin mayores aficiones en su vida, su vida transcurre con total tranquilidad hasta un día en el que unos abusones deciden meterse con él y acaba siendo rescatado por un boxeador profesional llamado Mamoru Takamura. Es gracias a su influencia que Ippo se interesa por el boxeo y decide convertirse en profesional con la intención de cambiar y hacerse fuerte. Este es el inicio de una carrera marcada por el sacrificio y el esfuerzo que llevará a Ippo a lo más alto de un deporte tan intenso y emocionante como peligroso.
A golpes entre la ficción y la realidad
Para ponernos en contexto, y utilizando como brújula otro famoso icono pugilístico, podemos apuntar que Hajime no Ippo se empezó a publicar solo unos años después del estreno en cines de Rocky IV. La más exitosa a la par que criticada secuela de la famosa franquicia en la que el actor estadounidense Sylvester Stallone encarna a Rocky Balboa. Un personaje que tiene su eco en la obra de Morikawa. En ese sentido, Ippo Makunouchi es un apocado joven cuya filosofía de vida sencilla y austera, a la par que su estoicismo frente al sacrificio y la resignación, bien nos podrían recordar a la del famoso potro italiano del celuloide. No obstante, la obra de Morikawa trabaja principalmente a referentes reales y, por ello, Ippo se puede entender como un cruce imposible entre dos boxeadores como son Ray Mancini y Mike Tyson. Este último, y no por casualidad, acaba siendo la inspiración de nuestro protagonista en la ficción.
La historia de Hajime no Ippo transcurre en paralelo a la evolución del boxeo desde finales de los años ochenta y hasta la actualidad. La fantasía pugilística de Morikawa convive así con una realidad que afinca su acción en Tokio y en la que caben todo tipo de guiños a la historia del boxeo; el ligado propiamente a Japón y también el de los grandes nombres a nivel internacional. Hay un componente magnificado en la obra ciertamente, pero este tiene más que ver con la espectacular manera gráfica de retratar la acción y los combates que tiene Morikawa -y algunas licencias creativas- que con una búsqueda consciente por parte del autor de vulnerar las leyes de la física. En todo momento, tanto la trama como sus personajes de la obra apelan a una dimensión muy humana y verosímil.
Además, Morikawa es mánager de boxeadores profesionales y propietario de su propio gimnasio, hecho que aprovecha para darnos toda una master class sobre el arte del cuadrilátero. Lo suficiente técnico para llamar nuestra atención, pero también inteligentemente intuitivo para que el espectáculo no se resienta en lo más mínimo. En Hajime no Ippo aprenderemos de forma didáctica fundamentos propios del deporte rey como el jab, el uppercut, la defensa peek-a-boo y las diferentes tácticas y estrategias que utilizan los púgiles reales en sus combates. Un aspecto este que ya estaba presente en su antecesora Joe del Mañana, pero que aquí se acentúa al centrarse más la historia en la realidad del boxeo y ambientarse en la actualidad del momento, ya sin la carga del mensaje generacional de Joe del Mañana (o al menos no con la misma carga).
La sombra y el arte de Joe Yabuki en Hajime no Ippo
Dicho esto, el trabajo previo de Kajiwara y Chiba siguen siendo un referente seminalmente insalvable para Hajime no Ippo y puede que este sea el motivo por el cual muchos aficionados la consideren la heredera espiritual de Joe del Mañana. Morikawa fue uno más de esos jóvenes japoneses prendados de esta obra que quedaron conmocionados por su crudo y abrupto final. En su particular caso, su devoción por la figura de CHIBA Tetsuya, al que conoció de pequeño gracias a Harris no Kaze, ánimo a Morikawa a convertirse en mangaka. Pero esto también hizo que durante sus primeros pasos en el medio, la sombra de su maestro fuese una losa que estuviese a punto de provocar que Hajime no Ippo no llegase nunca a materializarse. La imbatible gesta que veinte años atrás había perpetrado Joe de Mañana hacía que muchos autores y editoriales considerasen poco apropiadas otras historias centradas en el mundo del boxeo.
Por fortuna, Morikawa no tiró la toalla y su perseverancia tuvo recompensa, tanto para él como para los aficionados que llevan más de treinta y cinco años disfrutando de la historia de Ippo. Y si ya hemos comentado el retrato que este manga realiza sobre el mundo del boxeo en términos de argumento, guion, referencias y juegos entre realidad y ficción, no es menos cierto que su éxito también tiene que ver con un potente apartado visual que solo ha ido fortaleciéndose -como su propio protagonista- a lo largo de los años. El arte Morikawa que podemos observar en los primeros volúmenes de Hajime no Ippo y que data de finales de los años ochenta permanece a día de hoy totalmente vigente, presumiendo de una atemporalidad de la que pocos mangakas han podido a lo largo de la historia del manga.
El dibujo de Morikawa tiene una expresividad y dinamismo deudora de Chiba pero dejando atrás la influencia obvia de Tezuka. Teniendo este modelo, el creador de Hajime no Ippo dota a las escenas de acción de un componente realmente inmersivo y que hace que las páginas de este manga vuelen en nuestras manos. Pero Hajime no Ippo no es una obra únicamente enfocada en este aspecto, hay en ella una apuesta por lo cotidiano y por el retrato social -siempre con el boxeo como epicentro- que la historia cultiva mediante la profusión de viñetas y diálogos llenos de humor. En este ring Morikawa se mueve como una mariposa Morikawa logrando a través de su dibujo añadir una gran calidez a todos sus personajes y al relato de autosuperación y del paso de la adolescencia a la madurez que en realidad resulta ser Hajime no Ippo en su primera etapa.
En resumen, estamos ante una obra para la que no son exagerados los elogios que normalmente la acompañan y cuyo único inconveniente de partida puede ser su desesperante longevidad. Pero incluso este hándicap se puede entender como una oportunidad, para seguir paso a paso las aventuras de un personaje que en su camino al campeonato mundial y ver su crecimiento a lo largo del tiempo. Una oportunidad que muchas veces nos escatima la ficción de muchos mangas, pero que aquí se adivina como uno de los alicientes y grandes apuestas. Hajime no Ippo promete ser un constante quiebro a nuestras expectativas y un épico pero humano acercamiento a un deporte con el que pocos estamos familiarizados y que nunca disfrutaríamos en la vida real pero sí somos capaces de vivir con intensidad en un manga. No hay mayor elogio a una obra de este tipo que el de reconocerle su capacidad para saber conectar con todo tipo de lectores, sean previamente aficionados o no al deporte del cuadrilátero.
Lo mejor
• Una historia que entremezcla épica y slice of life de una manera muy sugerente.
• Un apartado gráfico portentoso pese al paso del tiempo por sus primeros volúmenes.
• El retrato que realiza del mundo del boxeo accesible tanto para expertos como neófitos.
Lo peor
• La longevidad de una obra que puede disuadir a muchos lectores.
• La periodicidad de su publicación en España que también puede jugar en su contra.
• La incertidumbre sobre el mercado real que hay para propuestas de este tipo en nuestro país.
Guión - 8.5
Dibujo - 8
Interés - 8.5
8.3
Victorioso
La simple publicación de Hajime no Ippo es todo un acontecimiento en nuestro país. Uno de los mangas deportivos más populares de todos los tiempos que nos ofrece un acercamiento al mundo del boxeo único, a medio camino entre la épica y el espectáculo y el slice of life centrado en la vida de un Ippo Makunouchi que es a día de hoy todo un icono del cómic japonés. Brillantemente dibujada y con un relato que engancha seas o no aficionado a este deporte.
