Tras la legendaria y larga etapa de Amanda Conner y Jimmy Palmiotti, que finalizó en el número 34 de
Fui un fiel seguidor de la serie desde 2012 hasta el final, y confieso que dejé de leer cuando Conner y Palmiotti se marcharon, precisamente porque pensaba que no era posible volver a retomar un personaje que los dos guionistas prácticamente han hecho suyo durante estos últimos años, transformando su carácter y evolucionando hasta lo que es actualmente, una antiheroína libre, divertida y bastante poderosa. Harley Quinn renació con Conner y Palmiotti, y se ha convertido en un personaje diferente, seguramente mejor y más interesante de lo que era anteriormente, siempre bajo el cruel yugo del Joker. No obstante, decidí darle una oportunidad de nuevo a la colección, que dicho sea de paso, ha sido siempre lo mejor del personaje, dejando el resto de innecesarias apariciones a un lado, y confiar en Sam Humphries. El resultado, como se dice en Youtube, os sorprenderá, y de forma grata. Me apetecía pues, recuperar esta serie para ZN, y volver a darle un seguimiento, por lo menos durante un tiempo. Así que, aprovechamos que ECC ha vuelto a editar la colección en rústica debido a la nueva etapa, para analizar los dos primeros tomos que comprenden del número 45 al 52, incluyendo el especial cincuenta números con multitud de artistas.
Comenzamos el número 45 con Harley Quinn disfrutando de unas vacaciones en la playa hasta que es absorbida y teletransportada por Abuela Bondad a Apokolips. Aprovechando el momento de indecisión y anomia en la vida de Quinn, Bondad consigue convencerla para unirse a sus Furias Femeninas y seguir promulgando el ideal de Apokolips y el culto a Darkseid, conquistando y sometiendo mundos. No obstante, ni la propia Bondad puede con una Quinn que ha demostrado en los últimos años que es difícil de dominar y que es un alma libre y loca. Siendo ésta solo la primera de las cuatro historias que tenemos repartidas en los dos primeros tomos en rústica, hay que decir que comienza bastante bien, manteniendo el tono humorístico y desenfadado tan característico de la colección, y con múltiples referencias divertidas a otros personajes, siendo aquí el parodiado el Dios del Trueno de Marvel, con una Harley Quinn más desfasada que nunca con una armadura y un martillo nuevos para la ocasión.
Hay que señalar también que volvemos a ver a la Harley que nos han presentado durante estos años, evolucionando poco a poco, y añadiendo amigos y personajes secundarios a ese barrio de Coney Island que la payasa justiciera está conquistando poco a poco. Humphries no se olvida por cierto de esta característica tan importante, y añade un nuevo secundario a la larga lista de la serie, siendo eso sí, tan único y diferente como los demás.
Y si esta primera historia es divertida, la segunda no se queda corta, y coincide con el número cincuenta de la colección, para el que DC preparó un especial más largo de lo habitual con artistas invitados de todo tipo. Así pues, tenemos el típico número en el que Harley “destruye” la continuidad DC, como hace de vez en cuando algún que otro mutante conocido en la editorial rival. Así pues, en este número especial, Harley tiene que volver a recomponer la continuidad del universo DC para recuperar a su madre. Para ello, cuenta con la ayuda de un personaje curioso llamado Jonni DC con cuya compañía irá recorriendo diferentes universos paralelos que, para disfrute del lector, van parodiando a los propios personajes, como es el caso de Batman. Pero con quien Humphries se ensaña especialmente es con el propio universo DC, burlándose de los conceptos de canon y continuidad, y dándole un final ridículo a la altura de muchos otros eventos serios de estas características. Así pues, el guionista y la propia editorial demuestran que además de reírse de los demás, también saben reírse de ellos mismos, algo que no siempre ocurre en este tipo de tebeos.
En el apartado artístico tenemos principalmente a
Guión - 7.3
Dibujo - 7.2
Interés - 7.1
7.2
Divertido
Sam Humphries demuestra ser un digno sucesor de Conner y Palmiotti siguiendo la estela de ambos para mantener al personaje en su tono desenfadado y divertido, pero también con un punto emotivo y personal que hace que el personaje siga creciendo.