Espadas, brujería y nostalgia por el cine B
En 1980, los cines británicos acogieron una película de fantasía de muy bajo presupuesto titulada Hawk The Slayer. Rodada en un bosque de Inglaterra, la película contaba con el ganador del premio Oscar Jack Palance, que se llevó una sexta parte del presupuesto. La idea original de su director, Terry Marcel, era la de un western ambientado en la Edad Media; pero durante la escritura del guion, él y Harry Robertson, co-guionista, compositor y productor de la película, decidieron que su historía encajaba mejor en el género fantástico, una decisión que garantizó que la película sea hoy una obra de culto. Al adelantarse a superproducciones como Excalibur y Conan El Bárbaro, Hawk The Slayer fue la primera película del género fantástico que muchos niños y adolescentes británicos vieron en el cine. Uno de ellos fue Jason Kingsley, co-fundador y presidente de Rebellion, la productora de videojuegos dueña de 2000AD.
Tan fan es Kingsley de la película que compró los derechos para hacer videojuegos y cómics con los que crear nuevos fans de Hawk The Slayer (y vaciar la cartera de fans nostálgicos como él). No creo que tenga mucho éxito este intento por crear una franquicia basada en una película B, pero desde luego el empresario no le tiene miedo al fracaso. Para la primera miniserie de Hawk The Slayer seleccionó personalmente a dos de los autores más populares en Gran Bretaña. Garth Ennis, escritor que no requiere presentación en esta web, es tan fan de la película que aceptó sin miramientos la oferta. Por su parte, a Henry Flint, popular dibujante de 2000AD, le apetecía bastante dibujar un cómic diferente a los de ciencia-ficción que suele producir la revista del Juez Dredd.
La película original narraba el enfrentamiento entre el guerrero Hawk y su hermano malvado Voltan, parricida y asesino de la prometida de Hawk. Como dictan las normas del género, Voltan quería hacerse con un artefacto mágico inmensamente poderoso, en este caso la espada mágica de Hawk, y el protagonista tuvo que reunir a un grupo de aventureros dispuestos a luchar con él. Al final de la película, los héroes consiguen vencer en combate a Voltan, salvando el reino… o eso pensaban. En los últimos minutos de la cinta un mago oscuro hacía acto de presencia robando el cuerpo de Voltan y prometiendo devolverlo a la vida.
Al no haber continuación cinematográfica en el horizonte que vaya a retomar ese final, Ennis decidió que esa sería la tarea de este cómic. Voltan está de vuelta en el mundo de los vivos, sirviendo a los magos oscuros que lo resucitaron. Hawk tendrá que reunir de nuevo a sus compañeros de batalla e investigar la forma de derrotar definitivamente a su hermano.
Como fan de la película original, Ennis se muestra muy respetuoso y continuista respecto al material que está adaptando, reciclando todos los parajes y conceptos del guion original, que, siendo francos, destacaba más por su ambición que por su calidad. En manos del guionista de Punisher, todas las ideas de la película obtienen coherencia, las motivaciones de Voltan tienen más sentido y Hawk y sus compañeros transmiten por primera vez la impresión de ser un equipo. Los diálogos y la estructura narrativa de esta secuela son infinitamente superiores a los de su predecesor. Probablemente por motivos de presupuesto, la película evitaba muchísimos de los clichés habituales del género, y Ennis, a quien le aburre el género fantástico, tampoco cae en esos clichés. Ni princesas ni intrigas palaciales ni dragones ni todo lo que uno esperaría de un cómic de fantasía de BD o Image Comics. Ya por eso me alegro de la publicación de esta serie.
La versión de Ennis de Hawk The Slayer resulta también mucho más divertida en los momentos más cómicos. La película original tenía gags que, a pesar de su humor tan británico, aburrían debido a una torpe puesta en escena y edición. Las únicas risas provenían de la intencionada sobreactuación de Jack Palance. Ennis, en cambio, no falla con ninguno de sus chistes, siempre en el momento oportuno para que la serie no sea demasiado seria, pero tampoco una parodia. Véase la mayor aportación del guionista y Henry Flint al universo de Hawk The Slayer: un bardo basado en Ian Anderson, el flautista de Jethro Tull, una idea tan tonta que aun así funciona. No faltan tampoco chistes mostrando la ridiculez de la religión cristiana, siendo algunos de ellos de los más divertidos que ha escrito el guionista en mucho tiempo, que ya es decir.
La reverencia al material original resulta la mayor baza del guion… y quizás también su mayor problema. Y es que estamos hablando de una película de fantasía de los 80 conceptualmente mejorada y a la vez limitada por su presupuesto. Está claro que hacía falta pulir y actualizar las ideas y conceptos de la película. La mayoría de lectores no estará por la labor de ver la película original, mientras que a los nostálgicos no les importará volver a ver las abadías y bosques encantados de su juventud, esta vez en una historia mucho mejor narrada. Sin embargo, para más de un lector Ennis se estará conteniendo demasiado. Ciertamente, el escritor no quiere desviarse ni un milímetro de la formula de la película (excepto cuando se trata satirizar la fe cristiana); prácticamente parece que está escribiendo el guion para una segunda película con el mismo presupuesto. Uno se pregunta cuál sería el resultado si el escritor se hubiera atrevido a aportar un poco más de sus propias ideas.
Quien no se contiene es Henry Flint, quien se muestra mucho más versátil de lo que uno pensaría. En comparación con sus historias del Juez Dredd y Zombo, su narración sigue siendo excelente, pero su estilo en esta serie es mucho más esbelto y detallista. Hace un uso copioso del hatching, como si estuviese esbozando un grabado medieval, pero no se excede con este método. Le encantan los planos cercanos a los personajes, una preferencia que deriva en páginas que a veces pueden llegar a sentirse claustrofóbicas, aunque generalmente su dibujo es lo suficientemente dinámico como para que el lector no se sienta agobiado. De hecho, su trazo está un poco más suelto que de costumbre.
El característico estilo de Flint no es el único motivo por el esta secuela de Hawk The Slayer es a nivel artístico tan diferente de lo habitual en un cómic de fantasía. Los diseños del dibujante hacen épica la estética de la película original, sin perder, por contradictorio que suene, ese toque de realismo y naturalidad que sólo un bajo presupuesto podría imponer. Así es como el director Terry Marcel debió haber imaginado a sus personajes y escenarios cuando se puso a rodar su obra en el bosque.
Los colores que emplea Flint son otro factor que hace especial a esta serie. Últimamente el dibujante ha estado experimentado con diferentes técnicas de coloreado y con paletas suaves y flojas, tratando de buscar un look deudor de los cómics impresos en los 80 y al mismo tiempo moderno. Ni en un cómic de fantasía europeo ni en uno americano tendríamos unos colores tan curiosos. Debo confesar que a veces se me antojaron demasiado cargantes, sobre todo los brillos, si bien son lo que terminan de rematar ese aspecto de película B de alto presupuesto que el dibujante quiere lograr. Cualquier otra paleta objetivamente más épica sería un punto en contra para esta serie.
Publicada como una miniserie de regalo en los números 440 a 444 de la Judge Dredd Megazine, la antología mensual del Juez Dredd que se publica en paralelo a la mítica 2000AD, esta secuela de Hawk The Slayer sigue siendo hasta la fecha el único material que ha producido Rebellion de esta franquicia. No sabemos aún si habrá más cómics y la empresa no parece ser capaz de sacar adelante ningún videojuego. Terry Marcel tampoco ha tenido mucha suerte: su campaña de micromecenazgo para financiar una segunda película, cuyos efectos visuales hubiesen sido realizados por el estudio interno de Rebellion, fue un fracaso. Si esta serie es el fin de Hawk, por lo menos se ha despedido con un cómic muy interesante y divertido.
Lo mejor
• El dibujo de Henry Flint
• Un ejemplo de cómo modernizar con respeto y cariño un material original tan cutre
• Una divertida historia para lectores que desprecian los clichés habituales del género
Lo peor
• La sensación de que Ennis podría haber escrito un guion más potente si no fuera tan fan
Guion - 8
Dibujo - 8.8
Interés - 7.5
8.1
Divertida
Un capricho del dueño de 2000AD que gustará a los lectores de la editorial, los fans de sus autores y quienes aborrezcan el típico cómic de fantasía.
Gracias por la reseña.
Desconocia que habían editado este comic y me genera gran interes poder leerlo en algún momento.
Yo también me considero un gran fan de la película de los 80, y hablando de eso resulta increible que sea tan dificil de conseguir para verla nuevamente, incluso las pocas veces que la vi fueron justamente en esa década.
Más allá de los defectos por ser una película de clase B me pareció muy interesante la trama y también son de la idea que daba para mucho más lo que se podía hacer si en algún momento se hiciera una continuación. Esta de más aclarar que el argumento por más de haber sido cambiado deja a las claras que emplea una formula demasiado apreciable en el western (los constantes homenajes a los Siete Magnificos) que así y todo resulta efectiva.
Y algo que siempre me llamo la atención es que sin importar el presupuesto de clase B que tenía esta película logra su cometido de llamar la atención y enganchar a la mayoría de los que la vieron en su momento.